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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 21 de abril
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 22 de abril
22 de abril
Hoy, 22 de abril, cuando se cumplen 39 días de mi arresto domiciliario, me he levantado a las 3,00 horas con mis dolores insoportables en la espalda y cervicales. La verdad, no sé ni para que me levantaba, porque los dolores no desaparecían ni de pie, ni sentado ni echado en el suelo literalmente.
Después de tomar un paracetamol y acabar el libro de Vladimir Bukovsky “Ese dolor lacerante de la libertad” me dispuse a escribir mi diario de hoy donde, como viene siendo habitual, el día anterior había tenido otra refriega con los típicos jenízaros del PSOE – muchos de ellos actuando con cuentas falsas en el Facebook – que, con sus típicas y ridículas contestaciones a las evidencias, pretenden hacer blanco lo que es negro, esta vez llamando iluminados, incluso recomendándonos que nos comiéramos toda nuestra mierda vertida, a todos aquellos y aquellas que habíamos criticado los acuerdos del Consejo de Ministros referidos a la salida de los niños que permanecían en cautiverio desde hacía 38 días, tal y como dijo públicamente la ministra portavoz del Gobierno María Jesús Montero: “los niños de hasta 14 años podrían acompañar a los padres a hacer recados que habitualmente podían hacer los mayores y acotó, en semi lectura, que podrían ir a comprar al supermercado, a la farmacia o a las entidades financieras”.
La portavoz del gobierno, María Jesús Montero, aseguró que los niños de hasta 14 años podrían acompañar a los padres a hacer recados que habitualmente podían hacer los mayores y acotó, en semi lectura, que podrían “ir a comprar al supermercado, a la farmacia o a las entidades financieras “Pero también es sensato pensar que algo así no se anuncia sin el previo conocimiento del presidente del Gobierno. Por eso, Pedro Sánchez ha entonado algo parecido a un ‘mea culpa’ en el Congreso este miércoles cuando ha reconocido que “es verdad, pecamos de prudencia” en este asunto porque “nuestras hijas e hijos lo son todo”.
Lógicamente, aquello fue clamor en contra de aquella chapuza que había alumbrado el Consejo de Ministros, celebrado por la mañana, dejando el permiso de salida de los menores de 14 años en poco más que en ir a hacer recados con papá o mamá. Desde mi punto de vista una auténtica estafa gubernamental a la ciudadanía al abrasar las ilusiones que el propio presidente del gobierno había generado en su última homilía del sábado, tras la cual el que más y el que menos intuíamos que se relajaba algo el confinamiento de los chiquillos para que pudieran dar un paseo corto por el campo, que nada tenía que ver con ir a comprar unos cartones de leche con su padre o madre a la multinacional de ALCAMPO. ¡Hasta los perros tendrían mayor libertad de movimientos!
La crítica era generalizada, a la que se sumaba todos los partidos del arco parlamentario, y, claro, lo que no podía permitirse el Gobierno, de ninguna de las maneras, era poner en riesgo la votación en el Congreso de este miércoles de la tercera prórroga del estado de alarma. La reunión técnica celebrada había sido tensa, pero terminó con la decisión de que fuera el ministro de Sanidad quien saliera públicamente para dar cuenta de las decisiones, contradiciendo así a Montero, y rectificando por la tarde aquella chapuza, convencido de que la lluvia de críticas era generalizada y no se limitaba al ámbito político, admitiendo el ministro la rectificación sin dar más justificación que la capacidad de escuchar del gobierno, pero lo cierto es que el vicepresidente Pablo Iglesias se había adelantado unos minutos antes a su comparecencia para desvelar su mensaje en las redes sociales y apropiarse el mérito del giro: “Acabo de hablar con el ministro Illa tras la reunión de los equipos de la vicepresidencia segunda, Sanidad y el equipo de desescalada que coordina la vicepresidencia cuarta (Teresa Ribera, la ministra de la “cosa energética”). Niños y niñas deben poder salir a la calle para respirar al aire libre, con paseos cortos y controlados. Es de sentido común”.
El jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil, general José Manuel Santiago afirmando que en la lucha contra los bulos se trabajaba en dos direcciones: “Por un lado, evitar el estrés social que producen estos bulos, y por otro, minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno” (20 de abril de 2020).
Otro de los motivos de mis refriegas con ese ejército de perfiles falsos supuestamente pagados por el PSOE en Facebook fue el referido a las desafortunadas declaraciones públicas del jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil, José Manuel Santiago, al que me había referido en mis dos anteriores diarios. Desde mi punto de vista, no hay peor forma para salir de una ciénaga que nadando, y con su intento de controlar las críticas, el Gobierno se ha metido en un pantano y cada brazada que da lo hunde más en el fango. El general no solo había dicho la verdad cuando afirmó que había que perseguir la desafección cuando esa misma orden la habían recibido por escrito todas las fuerzas de seguridad del Estado. Por tanto, ni lapsus, ni error, como decía el ministro Marlaska y remachaba el médico portavoz sanitario del gobierno, Fernando Simón, pisando con indignación impostada otro charco, como si no tuviese suficiente con haber minimizado la epidemia en su día, cuando todo estaba bajo control, que, al día de hoy, cuando son las 12,00 horas del día 22 de abril las cifras oficiales, que no reales, nos dicen que hay 208.389 infectados y 21.717 muertos. En el pandemónium en que estamos metidos pueden llegar a comprenderse fallos y errores de los encargados de la sanidad pública. También que los responsables de conducir el proceso a buen término no se ocupen como debieran de evitar que el país quede asolado y el virus dé paso al hambre. Se pueden comprender, sí, pero todo tiene un límite. España es el segundo país del mundo por número de contagiados, el primero en relación con la población.
No, no fue ningún lapsus, ni ningún error. Es mucho más grave porque el episodio conlleva una alarmante merma de la calidad democrática. El general, después de cuarenta y ocho de haber realizado sus desafortunadas declaraciones, se limitó a leer una instrucción dictada y transcrita por interior, y así constaba desde el 15 de abril en un correo electrónico interno de la Benemérita. En la misma se instaba a la Guardia Civil a “identificar noticias falsas y bulos susceptibles de provocar estrés social y desafección a instituciones del Gobierno” (sic). Por tanto, vuelvo a repetir, ni lapsus, ni error, ni mucho menos improvisación por parte del general, sino un mandato expreso del Ejecutivo para imponer una suerte de estado parapolicial en el que cualquier crítica a su gestión debe de ser perseguida. Lógicamente, tal y como ha quedado dicho al inicio de mi diario, el Gobierno usa una doble vara para medir la verdad, y mienten como bellacos. Tanto como para inventar la creación de miles de perfiles falsos en redes sociales, supuestamente pagados con dinero público, para ensalzar la labor de Pedro Sánchez, creando un ejército de jenízaros, unos reales y otros fantasmas, para combatir las críticas si es un bulo propio de un gobierno prevaricador.
En estos momentos, siendo las 5,30 horas, me vuelvo para la cama con mis dolores un poquitín aliviados para volver a levantarme a las 9,00 horas para tragarme el debate televisado en el Congreso de los Diputados, aprovechando un momento, después de escuchar las intervenciones del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y del lider del PP, Pablo Casado, para ir a comprar la prensa y comprar calabacinos, puerros, ajos y zanahorias y chicharrinos para la comida de hoy: puré de calabacín y chicharrinos fritos.
El Pleno ha aprobado la tercera prórroga del estado de alarma decretado por el Gobierno y que llevará las restricciones actuales hasta el próximo 10 de mayo. Eso sí, es la votación en la que se han computado más votos en contra, los 62 que suman Vox y los independentistas catalanes de Junts y la CUP.
La rectificación del Gobierno para permitir que los niños puedan salir a dar paseos junto a un adulto ha marcado el debate para la autorización de una nueva prórroga, la tercera, del estado de alarma, ya que la mayoría de los grupos de la oposición son muy críticos con la forma en que se ha gestionado. Tanto es así, que el sí del PP no estaba garantizado al inicio del debate.
Su líder, Pablo Casado, ha esperado a intervenir desde la tribuna de oradores para anunciar su apoyo. El presidente del Gobierno, por su parte, ha aprovechado para pedir que los pactos de reconstrucción que está impulsando en el ámbito nacional se trasladen también a comunidades y ayuntamientos “gobierne quien gobierne”. Una baza, que ha “descolocado” a Casado incapaz de dar una respuesta, y con la que Pedro Sánchez busca jugar con el previsible apoyo de Cs, con quien los populares comparten varios gobiernos autonómicos y municipales. Pese al bronco debate, el Gobierno ha logrado la autorización del Congreso para decretar la tercera prórroga del estado de alarma y que durará hasta el 10 de mayo.
Sánchez ha explicado las dos modificaciones que contempla este decreto ley: nuevas competencias para el Ministerio de Sanidad y el alivio del confinamiento de los menores que “podrán dar paseos controlados”. Podrán acompañar a adultos cuando realicen actividades permitidas (ir al supermercado o al banco) pero, además, tal y como avanzó el ministro Salvador Illa en la noche del martes, podrán dar esos paseos independientes de la compra que hagan sus mayores conforma a una orden que este próximo fin de semana emitirá su departamento.
“Es verdad, pecamos de prudencia, nuestros hijos lo son todo”, ha remarcado Sánchez en la única alusión que ha hecho ante el pleno del Congreso a la polémica generada. En este sentido, ha apuntado que el comité de científicos y expertos que asesoran al Gobierno ha pedido sobre este levantamiento de las restricciones para los niños “que lo hagamos con la máxima cautela”, y ha añadido que “tras las deliberaciones” posteriores se ha acordado que puedan dar “paseos controlados” desde el próximo domingo, 26 de abril, que es cuando arrancará la tercera prórroga del estado de alarma.
Esta es la tercera vez que Sánchez pidió una prórroga del estado de alarma desde un escenario “prudentemente optimista”. En función de cómo vayan evolucionando los datos se irán tomando decisiones sobre la ‘desescalada’, decisiones que corresponderán al Ministerio de Sanidad que es el que asume todas las competencias al respecto. Illa podrá dictar órdenes e instrucciones que podrán ser diferentes en función de los territorios con respecto a las limitaciones actualmente vigentes sobre los únicos desplazamientos permitidos a las personas, pero también sobre la actividad comercial y la apertura de negocios, bares y restaurantes, y lugares de ocio y cultura como museos, bibliotecas o espacios de espectáculos.
Pese a esa luz al final del túnel que empieza a vislumbrarse, el jefe del Ejecutivo ha advertido de que los sacrificios personales, sociales y económicos por la pandemia del Covid-19 y sus efectos “apenas han comenzado” porque la crisis no se acabará “mientras la ciencia no encuentre una vacuna”. Además, ha remarcado que, igual que miles de familias, la sociedad española no olvidará a los fallecidos. “Todos ellos merecen nuestro homenaje y lo tendrán con la amplitud y solemnidad que merecen”.
En otro apartado de su larga intervención Sánchez se ha referido a la comisión parlamentaria para la reconstrucción que pactó el lunes con el líder del PP, Pablo Casado, y ha asegurado que si acaba imponiéndose el diálogo y se llega a algún pacto “será un éxito colectivo”, no de ninguna de las fuerzas políticas que van a participar. El presidente ha rechazado que tenga intención de capitalizar los pactos que está impulsando y ha defendido la posibilidad de que se suscriban no sólo en el ámbito nacional, sino además en los “diferentes escalones” de la geografía española, como las autonomías y “gobierne quien gobierne” en ellas.
El caso es que hasta el momento el Gobierno ha ido a menos en lo que a apoyos de refiere. El estado de alarma inicial no cosechó ni un solo voto en contra, la primera prórroga se aprobó con la abstención de los 28 diputados de ERC, Bildu, JxCat y la CUP que defendían paralizar toda la actividad económica no esencial, la segunda prórroga tuvo 54 votos en contra (Vox y CUP) y 25 abstenciones (ERC, Bildu) y esta tercera se topó con el rechazo de 62 diputados, lo que ya representa más del 17 por ciento de la Cámara.
Pedro Sánchez también ha explicado la propuesta que hará este jueves ante los demás líderes de la UE para afrontar la crisis: un fondo de hasta 1,5 billones de euros en un periodo de tres años dentro del presupuesto de la UE y financiado con deuda perpetua comunitaria.
A juicio del presidente, su propuesta tiene “cuatro ventajas indiscutibles”, empezando por que dará a los Estados “transferencias a fondo perdido en vez de préstamos que solo servirían para agravar el endeudamiento masivo”. Las transferencias se destinarían a financiar programas de recuperación y reconstrucción para “relanzar rápidamente” las economías invirtiendo en áreas clave como la transición ecológica y digital, la autonomía industrial y tecnológica y el transporte y el turismo. Además, lo que plantea es que estos fondos se distribuyan entre países atendiendo al impacto social y económico. El documento que el Gobierno ha enviado a sus socios menciona indicadores como porcentaje de la población afectada, caída del PIB o aumento del paro.
Por todo ello, Sánchez se ha mostrado convencido de que su propuesta es “asumible por los socios más reticentes”, teniendo en cuenta, sobre todo, que no requeriría modificaciones legislativas ni trámites parlamentarios nacionales. “Lo que antes era justo y conveniente ahora es sencillamente indispensable para que la UE merezca ese nombre y no un agrupamiento circunstancial de intereses mercantiles”, ha dicho. Y es que, a su juicio, las medidas que se acuerden en el ámbito nacional para reconstruir la economía española dependerán de que haya un gran plan de reconstrucción europeo.
“La UE tiene que demostrar voluntad de actuar con verdadero alcance, no podemos contentarnos con apagar el incendio, sino que hay que reconstruir la casa y acoger en ella a todos”, ha asegurado. En esa línea, ha avanzado que asiste al Consejo Europeo virtual de este jueves con la intención buscar un acuerdo sobre el presupuesto europeo para 2021-2027.
Hasta aquí todo palabras, palabras y más palabras. Desde mi entender, en muy buena medida los fracasos de los gobiernos de Zapatero se debieron a las ocurrencias que, ante su incapacidad absoluta para hacer una política seria, nos obsequió con un cúmulo de genialidades, especialmente cuando tuvo que enfrentarse a una crisis económica que le sobrepasaba. Mucho me temo – ojalá me equivoque – que Pedro Sánchez esté cayendo en la misma tentación, y pretenda ocultar con ocurrencias su ineptitud demostrada para gestionar la crisis. Su última boutade del Gobierno consiste en revivir los Pactos de la Moncloa que, en realidad, en este caso la ocurrencia no es original de Sánchez, sino de la Arrimadas, pero el Gobierno y sus expertos mediáticos se han apresurado a apropiarse de ella. Les puede ser, sin duda, de mucha utilidad para eludir responsabilidades. Una sola pregunta: quien va a pagar la fiesta y con qué. ¿De verdad se va a atrever un gobierno al servicio de neoliberalismo a realizar la necesaria revolución fiscal para afrontar toda esa serie de ocurrencias que nos viene anunciando día tras día?
Buenas noches y hasta mañana
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 23 de abril
23 de abril
Este jueves, 23 de abril, cuando se cumplen 40 días de mi arresto domiciliario, me levanto de la cama y me asomo a la ventana para ver un día soleado en mi pueblo tras varios días marcados por lluvias y nubarrones. Es el Día Internacional del Libro, ese gran momento para salir a la calle y disfrutar de un Sant Jordi 2020 al estilo convencional, ojeando libros en los puestos de las librerías salpicando las vías peatonales, y las floristerías dispuestas a vender un montón de rosas de todo tipo y color. Es el día que íbamos a celebrar nuestra segunda Fiesta del Libro en la localidad langreana de Lada organizada por “Encuentros”, con la participación de todos los escritores y poetas langreanos. Sin embargo, contra viento y marea, el Sant Jordi confinado por la crisis de la corona virus tendremos que vivirlo a través de las redes sociales. Multitud de publicaciones en los medios sociales incitan hoy más que nunca a leer y a pensar que todo pronto pasará.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha subrayado que ante enfermedades como el coronavirus “no cuentan ni la ideología ni las opiniones, sino la ciencia y el conocimiento”. Sánchez ha hecho esta reflexión durante su intervención en el mitin de presentación de las candidaturas del PSE-EE a las elecciones vascas del 5 de abril, reconociendo que la epidemia del coronavirus “inquieta y preocupa a todos”, pero ha dejado claro que por encima de esa preocupación está la “confianza de los ciudadanos en un sistema público de sanidad que garantiza la salud a todos, con independencia de su condición social”. ( Vitoria, 1 de marzo de 2010)
Yo, me he inclinado por leer un informe elaborado por un equipo de científicos del Instituto de la Salud Carlos III de Madrid, donde se han analizado los 28 primeros genomas de los virus leídos en España, donde queda confirmado “multitud de entradas” de personas infectadas desde otros países durante el mes de febrero de 2020, según explica el bioinformático Francisco Díez, primer firmante del estudio realizado. El 23 de febrero, el coordinador de emergencias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, afirmaba: “En España ni hay virus ni se está trasmitiendo la enfermedad ni tenemos ningún caso actualmente”, aunque el patógeno ya campaba a sus anchas por el país, alcanzado al día de hoy, 23 de febrero, las cifras de 213.024 infectados y 22.157 muertos. Además, con fecha 2 de marzo de 2020 el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades ya había recomendado “evitar concentraciones masivas” para “reducir la trasmisión del virus” y el gobierno español miró para otro lado, autorizando todo de tipo de concentraciones y movilizaciones masivas de gente.
Mucho antes, el 30 de enero, la Unión Europea convocó una reunión urgente del Comité de Seguridad Sanitaria para analizar la decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que acaba de declara el coronavirus una “emergencia de salud pública internacional”, pero al día siguiente los países que acudieron a la reunión no le dieron importancia, llegando a la conclusión de que no era necesario adoptar “contramedidas médicas” de prevención, hasta el punto de que, a mediados de febrero, en Italia seguían diciendo que era una barbaridad cerrar el país, que no veían motivos para ello. ¿Qué fue lo que falló? ¿Por qué no se tomaron medidas desde un principio, sabiéndolo como se sabía? ¿Cómo es posible que de Milán a Nueva York pasando por Madrid o París se hayan cometido tantos errores y negligencias?
Dicho de una manera que la entendamos todos: Aquí nadie se lo tomó en serio y nadie se adelantó. Ni siquiera la oposición criticó el alarmismo días antes de empezar a criticar lo contrario. Pero, a todo esto, es preciso añadir algunas ocultaciones estadísticas, tal y como vengo denunciando en casi todos mis diarios, porque para abordar cualquier problema social hay que saber en primer lugar los datos fundamentales del problema. En el caso que tratamos del COVID-19 lo poderes públicos se han olvidado de ese requisito y así, en nuestro país, es el día de hoy que no se conocen ni el número de infectados ni, lo que es mucho más grave, el número de muertos, sabiendo como se ha sabido que conocer esos datos mediante los test es lo que ha salvado realmente muchas vidas en Corea del Sur y también en el Véneto.
Volviendo a la investigación del Instituto de la Salud Carlos III, el equipo de Francisco Diez ha estudiado los casi 1.600 genomas completos de los virus leídos por la comunidad científica internacional hasta finales de marzo, llegando a la conclusión de que los 28 genomas españoles pertenecen a las tres grandes familias identificadas en el resto del mundo y bautizadas S, G y V, con poca diversidad entre ellas. “Todos los virus son muy parecidos, en principio, con pocas mutaciones de diferencia”, explica el bioinformático Diez, que ahora trabaja en el hospital Clinic de Barcelona.
El alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori, y el jefe de Neumología del hospital de la ciudad italiana, Fabiano di Marco, usaron la misma expresión para referirse al partido entre el Atalanta-Valencia disputado el pasado 19 de febrero en el estadio de San Siro (Milán): “una bomba biológica”. Esa noche de Champions, 40.000 aficionados del Atalanta recorrieron los 60 kilómetros que hay entre Bérgamo y Milán, y unos 2.500 valencianistas se desplazaron al encuentro. “En ese momento no sabíamos lo que pasaba”, afirmó Giorgio Gori en una entrevista a través en Facebook.
“El primer paciente en Italia fue el 23 de febrero. Si el virus ya circulaba, los 40.000 aficionados que fueron al estadio de San Siro se contagiaron. Los tres primeros S identificados en España son de muestras tomadas los días 26 y 27 de febrero en Valencia. Una semana antes 2.500 aficionados había viajado a Milán para ver el partido de la champions League entre el Atalanta y el Valencia, calificado como una “bomba biológica”, según manifestó el alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori. Sin embargo, el análisis genético sugiere que los coronavirus de la familia S ya circulaban por España incluso antes, alrededor del 14 de febrero. Otra agrupación de media docena de casos de Madrid apunta a que la familia G ya circulaba por la capital el 18 de febrero.
El estudio realizado permite ver la diseminación invisible y explosiva del virus, de tal manera que el caso de Shanghái del 1 de febrero está aparentemente emparentado con otras muestras tomadas en Francia el 25 y 26 de febrero; en Madrid el 2 de marzo; en Chile el 3 de marzo; en Estados Unidos el 4 de marzo; en Georgia el 8 de marzo y en Brasil el 16 de marzo.
¿Se enterará ahora la portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Adriana Lastra, del porqué hay más infectados y más muertos en Madrid que en Asturias? ¿Ignora esta señora que en el aeropuerto de Madrid han entrado y salido durante el año 2019 la cantidad de 57,891 millones de viajeros, de los cuales 41,857 millones fueron internacionales, mientras que, en Asturias, casi aislada por tierra, mar y aire, tan solo han viajado 1.090.978 en el mismo año? ¿Por qué no compara los datos de Asturias (223 muertos) con Cantabria (173 muertos) o Murcia (124 muertos)? ¿Por qué no ha comparado las cifras de infectados y muertos de España con Portugal, mucho más cercana kilométricamente hablando y, sin embargo, a muchísima distancia en el número de infectados y muertos por el COVID-19?
Mira: Te lo voy a decir yo. En el país luso los dos primeros casos se dieron el pasado 2 de marzo, cuando el gobierno de España y tú partido, el PSOE, nos ofrecían plena tranquilidad y permitían todo tipo de espectáculos y manifestaciones multitudinarias, y desde entonces hasta el día de hoy han muerto en el país vecino 820 personas y han sido infectados 22.353. ¿Sabes que desde el 1 de marzo se han hecho en el país vecino de Portugal 302.000 pruebas de diagnóstico del coronavirus, lo que supone la evaluación “de 27.925 personas por millón de habitantes”, es decir, más que en “Noruega, Suiza, Italia, España y Alemania”?
¿Sabes cuántos muertos y cuántos infectados se hubieran evitado en España si tu gobierno y tu partido hubieran tomado las medidas adecuadas, de acuerdo con las muchas recomendaciones de las autoridades sanitarias internacionales recibidas al respeto, al margen de los salvados en el Hospital General de Asturias (HUCA)?¿Sabes cuántos test se ha realizado en España hasta la fecha, siempre que se puedan creer vuestras cifras, porque, según vuestro coordinador sanitario, Fernando Simón, se han hecho alrededor de 700.000 pruebas de Covid-19, cuando cuatro días antes, el 16 de abril, el propio ministro de Sanidad, Salvador Illa, dijo en el Congreso de los Diputados que España había realizado 930.230 test, una cifra en la que también se apoyó Pedro Sánchez en su homilía del sábado cuando afirmó: “Hemos realizado casi un millón de test PCR, y hemos suministrado dos millones de test rápidos a las comunidades autónomas para desarrollarlos en aquellos lugares donde pueda haber un potencial contagio, como hospitales o residencias de mayores”?
Por cierto, cuando estoy redactando mi diario de hoy, 23 de abril, Asturias se acerca de nuevo a su peor cifra con doce muertos en veinticuatro horas que hacen un total de 223 muertos.
Por otra parte, cuando te refieres a la meritoria labor del ejército y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, ya ha quedado muy claro que sirven para neutralizar las críticas a la labor del gobierno su labor y preservarlo de las “desafecciones” ciudadanas, lógicamente cumpliendo las ordenes recibidas por escrito. El desliz verbal del jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, general José Manuel Santiago, ha tenido la virtud de ponernos ante un dilema axial de las sociedades modernas: ¿Está un ejército nacional al servicio del gobierno de la nación? No, no se trata de una anécdota, señora Lastra, señores del gobierno. Está en juego algo primordial para todos: ¿A quién protege el ejército? ¿Bajo las órdenes de quien actúa? El ejército está para proteger a la nación, no al gobierno. No, no ha sido tampoco el general Santiago el responsable de esta deriva, sino sus superiores jerárquicos: directora general, secretario de Estado, ministro, presidente… el Gobierno.
Buenas noches y hasta mañana.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 24 de abril
24 de abril
Hoy, cuando se cumplen 41 días de mi arresto domiciliario, no tengo muchas ganas de escribir y, después de salir a comprar la prensa, dedicaré la mañana a la lectura para tratar de aprender, entre otras cuestiones, ciertos conceptos que, si bien los vengo escuchando en todas las ruedas de prensa que diariamente nos dan los representantes del gobierno sobre el COVID-19, tales como “desescalar”, sin embargo, no los tengo yo muy claro en su significado real, llegando a la conclusión de que lo de la militarización del idioma, de las calles y los pueblos que estamos sufriendo como consecuencia del Estado de Alarma decretado por el gobierno español, tiene mucho que ver, efectivamente, con ese palabro de “desescalar” que tanto gusta al gobierno, empeñado en seguir llamando guerra a lo que es una catástrofe, y que tal parece haberse asumido sin trauma alguno. Parece ser que el término se hizo muy popular en los años sesenta en la guerra del Vietnam, donde a la “escalada bélica” tuvo que seguir un progresivo repliegue que no significa otra cosa que retroceder a las posiciones anteriores, esto es retirarse en buen orden.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, pidió este miércoles al mundo que siga en alerta por la pandemia de Covid-19 pese a la reducción de casos en algunos de los países más afectados en Europa, ya que “el virus estará con nosotros durante largo tiempo”. “En algunos países la pandemia está en su fase preliminar, en otros hay rebrotes… queda mucho por hacer aún y el virus estará con nosotros durante largo tiempo”, (22 de abril de 2020)
Sin embargo, después de estos 41 jornas del Estado de Alarma nadie es capaz de explicar por qué se siguen infectando 4.000 personas todos los días, con el terrorífico balance al día de hoy, 24 de abril, de 22.524 muertos y 219.764 infectados, de los cuales 34.000 son profesionales sanitarios (34 muertos), mientras los portavoces gubernamentales siguen diciendo que la epidemia va mejor de lo que esperaban, cuando la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de avisar por boca de su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, que la coronavirus permanecerá con nosotros durante mucho tiempo.
Desde mi punto de vista, la única guerra, si esto es una guerra, tal y como dice el gobierno, será una guerra del gobierno contra el pueblo español, tal y como estamos viendo a esta tropa de fantasmas enhebrando improvisaciones y contradicciones por hora y chapuzas y disparates por segundo que me hace pensar que estamos en un estado de pánico en vez de alarma.
Ayer me refería al informe elaborado por un equipo de científicos del Instituto de la Salud Carlos III de Madrid, donde se habían analizado los 28 primeros genomas de los virus leídos en España, donde quedaban confirmados “multitud de entradas” de personas infectadas desde otros países durante el mes de febrero de 2020.
El informe elaborado por la prestigiosa institución Deep Knowledge muestra la terrible situación que se está viviendo en España en la lucha contra la pandemia del coronavirus. En este informe se muestra un ranking de seguridad frente al COVID-19 y España no aparece en el Top-40 Mundial, y, por el contrario, el mismo territorio aparece en el cuarto lugar del ranking de riesgo. (18 de abril de 2020)
Hoy me voy a referir al estudio realizado por un centro de investigación independiente – Deep Knowledge Group – perteneciente a la aseguradora DKV, con sede en Hong Kong y una filial en Londres que, basándose en 24 criterios, ha analizado las respuestas de cada país frente al coronavirus, cuyas conclusiones resultan demoledoras para España, pues somos el peor país de Europa en este ranking en cuanto a seguridad frente a la pandemia del coronavirus. Se trata de un estudio llevado a cabo en 150 países y que nada tiene que ver con la izquierda o la derecha de España.
Para categorizar a España como el país más inseguro frente a la pandemia de toda Europa, los analistas han utilizado un total de 24 factores englobados en cuatro familias: eficacia de la cuarentena, eficacia de la gestión del Gobierno, monitorización y detección del virus y, por último, la disponibilidad de medios sanitarios para hacer frente a la pandemia, situando a España en el puesto 33 y último de los 33 países europeos que ha analizado, por detrás de Reino Unido, San Marino e Italia, en un ranking que encabezan Alemania, Suiza y Austria, utilizando para el informe información de la Organización Mundial de la Salud, de la Universidad Johns Hopkins (referencia mundial en la lucha contra el coronavirus), de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y de la web de estadísticas Worldometer.
Esta institución británica ha estudiado la eficacia de la gestión del Gobierno, la eficiencia de la cuarentena, el control y la detección de la enfermedad, la velocidad de su expansión o la resistencia del sistema de salud, entre otros muchos parámetros, en 150 países de todo el mundo, llegando a La conclusión es que España consigue 518,85 puntos, según la clasificación, muy lejos de los 631,07 de Alemania, el mejor de la Unión Europa. España tampoco sale bien parada en otra tabla del estudio, la del riesgo de la población de ser infectada: ahí está en el cuarto lugar mundial, sólo por detrás de Italia, Estados Unidos y Reino Unido. Pero pese a todo lo anterior, España es el decimocuarto país del mundo en el que el Gobierno recibe más apoyo de la población, otra lista que encabeza Alemania y en la que Estados Unidos ocupa el segundo lugar.
«El informe muestra que algunos países han sido muy efectivos contra el virus gracias a que lo combatieron pronto», resaltó en la revista Forbes Margaretta Colangelo, cofundadora de Deep Knowledge Group. Estas naciones pusieron el foco en la prevención, tomaron medidas tempranas y utilizaron eficientes métodos de tratamiento hospitalario. «Por ejemplo, China y Alemania movilizaron rápidamente sus esfuerzos para frenar al virus y aumentar su capacidad hospitalaria y utilizaron tecnología como la inteligencia artificial, la robótica o el análisis de big data, en combinación con tratamientos médicos y técnicas de gestión del sistema de salud, de un modo sofisticado», subraya Colangelo.
En mi primera visita a la URSS en 1979, tuve ocasión de visitar en Leningrado (San Petersburgo) la mayor biblioteca del mundo, con libros en casi todos los idiomas, fijándome yo en la colección referida a Vladimiro Ulianov “Lenin”, a lo que mi acompañante, el presidente de los mineros soviéticos, Iván Pomogaibo, me preguntó: ¿Has leído algo de Lenin? Pues la verdad, muy poco, le contesté yo, ya que en España estuvo prohibida la literatura soviética y no digamos la referida a Lenin. Me gustaría comprar alguno, pero no me cogen en la maleta. Cuál sería mi sorpresa cuando, a los veinte días recibo en mi casa un aviso para ir a recoger un paquete a correos, nada más y nada menos que toda la colección editada de Vladimir Ilyich Lenin (22 tomos), los cuales tengo en lugar destacado de mi biblioteca, recurriendo a ellos, de vez en cuando, según el tema que me pueda interesar en el momento, optando en esta ocasión por releer el de “¿Qué hacer?”. Y viene al pelo, cuando una de las cosas que dice es, retomando a Marx y criticando a los pactistas rusos, que “ya que hace falta unirse, pactad acuerdos para alcanzar los objetivos prácticos del movimiento, pero no trafiquéis con los principios, no hagáis concesiones teóricas. Todo lo que sea rebajar la ideología socialista, todo lo que sea alejarse de ella equivale a fortalecer la ideología burguesa”.
Y por eso hacía un llamamiento contra los demagogos y el peligro de dejarse arrastrar por ellos dado que: “sólo se podrá salir del error tras las pruebas más amargas”.
Los Pactos de La Moncloa fueron, básicamente, unos acuerdos entre los partidos –apoyados por los sindicatos– para asegurar la paz social en tiempos de crisis económica y gran conflictividad laboral, y sentar las bases para el pacto de la Constitución de 1978. Es decir, constituyeron el puente para transitar de la dictadura a la democracia, a un régimen político y económico liberal con normas políticas y económicas homologables con el resto de países europeos que, por cierto, nunca se lograron.
En este Estado canalla, más conocido como España, el “gatopardismo” está asomando por la esquina. Llámese “nuevos Pactos de la Moncloa” o “Pacto de reconstrucción”, y eso no es un cambio real porque los cambios reales no son posibles a menos que haya una fuerza social y política lista para implementarlos. Con el coronavirus están surgiendo ciertas estructuras que, si se mantienen y trabajan, pueden tomar diferentes formas y eso, en sí, es ya un buen signo de la existencia de un movimiento que vaya en otra dirección que la simple resistencia. Ya no basta solo con resistir, hay que actuar. Pero, como decía Lenin, “evitando las ilusiones”.
No hay nada en la situación actual que sea comparable con la de 1977, ni en la economía, ni en la política, ni en la sociedad, ni en la estructura administrativa, ni en los valores sociales, ni en las relaciones internacionales, ni en los posibles protagonistas. El simple hecho de que, en ambos momentos, la sociedad y el Estado sufran graves problemas no es suficiente para establecer semejanzas. Intentar solucionar las dificultades actuales con las recetas de hace 43 años es puro delirio. Bien es verdad que quizás lo que se pretenda sea solo un postureo, una operación meramente cosmética, o bien socializar los errores propios implicando a los demás en los desastres ya cometidos. La situación económica actual poco tiene que ver con la de entonces.
En la década de los setenta apareció un fenómeno nuevo que se denominó estanflación que tuvo su causa principal en la desmedida e inesperada subida del precio del petróleo. Se había multiplicado por cuatro en poco tiempo, lo que significaba una ingente transferencia de recursos que pasaban de las manos de los países consumidores a los productores, originando, por tanto, un sustancial empobrecimiento de los primeros. Empobrecimiento desde luego muy acusado en España, ya que dependía en un 65% de ese tipo de energía.
El proceso inflacionario era la expresión de que ningún grupo social quería conformarse con esa pérdida de renta y pretendía adjudicársela al de enfrente. Detrás de esas desproporcionadas tasas (en España 19,8% en 1976 y 26,4% en 1977) se encontraba la lucha entre trabajadores y empresarios. Ambos sectores se negaban a soportar la pérdida de poder adquisitivo que la subida del precio del petróleo imponía. Los trabajadores exigían aumentos de salarios porque habían subido los precios y los empresarios elevaban los precios porque se incrementaban los salarios.
La situación actual es muy distinta a la comentada de 1977. La crisis económica que se avecina, por primera vez, no parte, por el momento, de un estrangulamiento del sector exterior, sino de los estragos de una epidemia que va a afectar en mayor o menor medida a todos los países de Europa. De partida, en esta crisis no hay deudores ni acreedores. Digo de partida, porque, a estas alturas, resulta difícil de vaticinar, cuáles vayan a ser los efectos en cada uno de ellos. Desde luego, en el caso de España, y en general en todos los países del Sur, se puede producir un impacto importante sobre la balanza de pagos como resultado de la caída del turismo.
Parece que vivimos en el mundo al revés. Mucha gente se pregunta: ‘¿por qué UGT y CCOO apoyan una reforma de las pensiones por la que hace apenas tres meses (29-S) nos pedían salir a la calle para protestar contra ella?’ ‘¿A qué juegan con este “pacto social” que firman con Zapatero?’ Y resulta más complicado entender cómo los dos grandes sindicatos dicen sí a elevar la edad de jubilación a los 67 años cuando otras centrales sindicales e Izquierda Unida, uno de los partidos políticos más cercanos a las tesis sindicalistas, se oponen radicalmente a ella y al pacto que se firma este miércoles. “No puede haber paz social con 4,7 millones de parados” recalcaba este lunes Cayo Lara, líder de IU. (1 de febrero de 2011)
Los Pactos de la Moncloa no fueron sino un intercambio de derechos laborales y económicos por derechos civiles, siendo las circunstancias en que se firmaron muy distintas que las actuales, salvo que se quieran usar al pandillerismo sindical de U.G.T. y CC.OO. como parapeto del estallido social que se puede dar en España una vez superada la pandemia para enfrentarse a la grave situación económica, social y laboral que habrá que afrontar. Ningún parecido en materia económica. Hoy estamos en la Unión Europea. No tenemos moneda propia que devaluar y, por consiguiente, tampoco política monetaria. El problema actual no es la inflación, sino la deflación. Por ahora presentamos superávit en la balanza de pagos por cuenta corriente, el endeudamiento público es diez veces el de entonces y la tasa de paro actual multiplica por cuatro la de 1977, y no creo que Pedro Sánchez se proponga desregularizar aún más el mercado laboral y facilitar el despido.
Además, durante el Gobierno de Suárez, antes de que se iniciasen a negociar los Pactos de La Moncloa había sobre la mesa dos documentos para la discusión, uno económico y otro político. Ahora, el único documento que existe está en blanco y lo que me temo es que no saben cómo rellenarlo.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO:25 de abril.
25 de abril
Día 25 de abril del 2020, igual que ayer tampoco tengo ganas de ponerme a escribir y, después de ducharme y desayunar me fui a comprar la prensa y las compras, para regresar a casa y tumbarme en el sofá a seguir con mis lecturas sobre Lenin. La verdad, no sé a que se debe, porque después de hacer la revisión médica casera de todos los sábados me encuentro perfectamente: he perdido 5,3 kilos de peso desde el día 14 de marzo, tengo 110/70 de tensión, 65 pulsaciones, 120 mg/dl de glucosa y 36.5 grados de temperatura. Será que no acabo de ver la salida, será la tristeza que me invade con esas imágenes de ver a tanta gente enganchada a los tubos de las UCI, muchos de ellos para acabar en el cementerio o en los hornos crematorios, plasmadas en las cifras de 22.902 muertos y 223.759 infectados a las 12,00 horas del día 25 de abril, cuando se cumplen 42 días de mi arresto domiciliario debido a este estado de pánico, al que han puesto el nombre de Estado de Alarma.
Circular enviada por el PSOE a sus jenízaros y jenízaras para que, al igual que hizo el gobierno con la Guardia Civil, no solo vigilen los bulos para evitar el estrés social que generan y minimizar un clima contrario al gobierno, en este caso al PSOE. Pienso yo que respetarán a las más de 300 cuentas falsas que tiene el PSOE repartidos por las redes.
Con la cabeza como un bombo y la mente algo aturdida por el cansancio en noches y días sin ver las cosas nada claras, debido fundamentalmente al engaño y las mentiras a que nos están sometiendo desde el gobierno, perplejo ante la vuelta de tuerca de la imbecilidad y la majadería en las redes sociales, especialmente por parte de tanto jenízaro y jenízara del PSOE siguiendo las consignas partidistas y sectarias del PSOE, tal y como se puede ver en la circular que me acaba de pasar un antiguo compañero. Con la mirada absorta en un futuro que ni siquiera soy capaz a imaginar. No sé, el caso es que me dispongo a redactar mi diario de hoy, después de escuchar la homilía sabatina del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, leída por el telepromter a través de la televisión.
En su comparecencia el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado que, si la evolución de la epidemia sigue a la baja, a partir del próximo 2 de mayo se podrán aprobar dos nuevas medidas para relajar el confinamiento. Serán la actividad física individual y los paseos con las personas con las que se convive.
Pero Sánchez ha condicionado la puesta en marcha de esas dos medidas a que se continúe la dinámica descendente en la transmisión del virus, por lo que se esmeró en reclamar “responsabilidad” a las familias para aplicar la salida de los niños en los paseos que se permitirán a partir de mañana.
Sánchez no quiso dar más detalles sobre el anuncio de las nuevas salidas a partir del 2 de mayo, dejando este papel al ministro de Sanidad, Salvador Illa, quien a lo largo de esta semana promulgará una orden “en los próximos días”, pero condicionando en todo caso la aplicación “si la evolución es favorable como hasta ahora”.
En otra parte de su homilía sabatina el presidente del Gobierno ha anunciado también que el próximo martes se aprobará en el Consejo de Ministros un plan de desescalada que ha insistido que será “gradual”, y marcado por la prudencia, e insistiendo en la idea de que será asimétrico entre territorios. Aunque ha dejado claro que será una acción “coordinada” con las “mismas reglas” aunque con “velocidades diferentes”.
El presidente ha advertido, no obstante, de que “esta segunda etapa de transición está tan plagada de riesgos y peligros como la primera” porque “no disponemos de un manual infalible”. El presidente del Gobierno ha explicado que lo más probable es que esas medidas de desescalada comenzarán cuando finalice la actual prórroga del estado de alarma: a partir del 10 de mayo.
Sánchez ha dejado bastantes dudas tras su comparecencia, quedando a la espera de que los detalles se pulan en el Consejo de Ministros del próximo martes. No ha explicado por qué se puede salir a pasear acompañado, pero por el contrario el deporte se tiene que hacer de manera individual. (Palacio de la Moncloa, 25 de abril de 2020)
Por otra parte, Sánchez ha indicado que las consecuencias económicas derivadas de la covid-19 van a ser “terribles y tremendas” tanto en España como en Europa, pero ha eludido concretar cuáles son las nuevas previsiones macroeconómicas del Gobierno.
Según el presidente, España enviará a Bruselas sus previsiones “cuando corresponde” – los países de la UE deben enviar antes del 30 de abril sus previsiones macroeconómicas y sus planes presupuestarios -, y añadió que existe mucha dificultad para cuantificar el impacto, como lo demuestran las estimaciones de algunos organismos nacionales e internacionales.
En este sentido, recordó que hay previsiones que plantean una caída del PIB que va desde un descenso de la economía del 5% hasta una caída del 10%. “Es decir, estamos hablando de previsiones que estiman con horquillas del doble”, reiteró.
“Lo que está claro es que las consecuencias van a ser terribles, tremendas, lo van a ser en Europa y en el mundo”, aseguró Sánchez, tras confiar en que la crisis económica dure poco y, para ello, aseguró que es “importante” plantear bien la desescalada.
Para Sánchez, las consecuencias económicas van a ser “muy importantes” por el “parón de la actividad”, pero subrayó que la “máxima” del Gobierno es “no dejar a nadie atrás”. “Hemos estado poniendo en marcha medidas sociales y económicas para tratar de mantener vivo el tejido productivo, los empleos creados y la protección social de los damnificados”, afirmó.
Vamos a ver presidente. Sin datos fiables no hay transición segura y sin mapa de inmunidad de los españoles, significa que se está hablando de una desescalada a ciegas. Mas claro, usted sigue mintiendo a los españoles de una manera descarada. Es usted un farsante. El nuevo cambio en la contabilización de los contagios de coronavirus, materializados ayer viernes, 24 de abril, por el gobierno para poder decir que por primera vez ha habido más curados que infectados no responde sino a otra de las manipulaciones a las que estamos asistiendo desde el inicio del COVID-19, tanto en el número de infectados, como en el de curados y, lo más grave, en el número de muertos que supera con mucho el número de 22.902 cifrados en el día de hoy, hasta el extremo de que sería el mismísimo responsable de la comunicación diaria de los datos, Fernando Simón, quien ha llegado a admitir que nunca sabremos el número real de ellos. Este señor no puede seguir dando los datos en nombre del gobierno, ya que cambia de criterio a diario sin dar ninguna explicación. Argumenta con ánimo de salvar la imagen, no de contar con transparencia lo que está ocurriendo. De esa manera es totalmente imposible aplicar un modelo predictivo serio.
Tal y como dice el exministro del gobierno de Zapatero, Miguel Sebastián, en su seguimiento diario, “con el cambio del nivel de la serie, descontando hoy los más de 16.700 de los test serológicos, hemos alcanzado el máximo en la confusión estadística. El Gobierno debe publicar YA toda la serie nueva hacia atrás. Yo he hecho el cálculo para ayer y hoy, el cual se puede ver en el cuadro adjunto”
Respecto a los muertos, las cifras en absoluto responden a las que nos están mostrando diariamente. Son mucho más grandes de lo que están diciendo. El sector funerario no alberga duda alguna: la mortandad provocada por la crisis sanitaria acabará superando, en mucho, lo que vienen reflejando las estadísticas oficiales del gobierno, incluso tras la corrección realizada el pasado viernes para incorporar fallecimientos fuera del ámbito hospitalario. Solamente en Barcelona, hemos multiplicado por cinco el número de fallecidos, pasando de 40 muertos de media a días de más de 200, ha declarado Fernando Sánchez, director de comunicación del Grupo Memora, el principal operador funerario de la península ibérica, con 140 tanatorios en España y Portugal.
El mismo diagnostico lo hace el Josep María Mons., presidente de la Asociación de Empresas de Servicios Funerarios de Cataluña, la Comunidad autónoma que la semana pasada hizo aflorar en solo 24 horas más de 3.000 fallecidos tras incorporar a su cómputo los datos aportados por las funerarias desde el pasado 1 de abril. Una fórmula que también está empleando la Comunidad madrileña, que aseguró haber notificado hasta 3.000 muertos en geriátricos a Sanidad sin que se hubieran incorporado a la estadística oficial.
Sin embargo, mi diario se enorgullece hoy de la acción de mis compañeros de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) que hoy han hecho entrega al SESPA de 8.000 mascarillas y 1.600 gafas de protección que el sindicato, con el dinero aportado por sus afiliados hasta la cantidad de 20.000 euros – la CSI no recibe subvenciones del Estado como los del pandillerismo sindical de U.G.T. y CC.OO. – han negociado con los sindicatos chinos para que les fueran servido el material importado de China que pondrán al servicio de los trabajadores de la sanidad asturiana.
Afiliados a la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) aportan 20.000 euros de sus bolsillos para comprar mascarillas y gafas en China para entregar a los trabajadores de la sanidad. (Gijón, 24 de abril de 2020)
Pero también desde el sindicato, más de 40 voluntarios y voluntarias están trabajando desde el principio en la confección de las mascarillas, contando también con la colaboración de otros colectivos para conseguir tela y gomas. Asimismo, informan de que tienen una despensa con la que todos los días reparten alimentos entre quienes los necesitan y que se está percibiendo que «semana tras semana» se incrementar el número de personas que solicitan esta ayuda, «por eso exigimos al Principado y al ayuntamiento que ponga a funcionar el salario social y las ayudas de emergencia».
Por cierto, ya sabemos quién ha sido el proveedor de los 640.000 test falsos que le endosaron al gobierno de España. Se trata de la empresa INTERPHARMA, S. A., una empresa catalana, ubicada en Santa Coloma de Gramanet – Especializada en dermocosmética y lociones de piojos -. que de facturar 2 millones de euros el año 2019 le dan un contrato de 18 millones de euros (Contrato realizado el 18 de marzo de 2020). ¿Porque China no desvelaba el ministerio de Sanidad el nombre del proveedor? Pues, sencillamente, porque INTERPHARMA no tenía licencia para importar desde China.
¿Porque acude el gobierno de España a comprar los test a una empresa sin licencia ni experiencia importadora de China? ¿Porque acude el gobierno de España a un *laboratorio especializado en cosmética y no en enfermedades contagiosas o ESPECÍFICAS de virología?
Al respecto, hay que dejar constancia muy clara de que el actual ministro de Sanidad, Salvador Illa, fue alcalde de La Roca del Valles, a 27 km de Santa Coloma de Gramanet, donde tiene su domicilio social la empresa Interpharma, y que el todavía ministro Illa fue elegido Secretario de Organización del PSC gracias al apoyo de Nuria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet. Un negocio de “la familia”
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 26 de abril
26 de abril
Hoy es domingo, 26 de abril, primer día que se deja salir a los neños después de 43 días de arresto domiciliario en sus casas para que puedan dar un paseo y respirar el aire de la calle, aunque aparece un día bastante lluvioso, por lo menos en Langreo. Hoy es el día que Irma y yo cumplimos el 50 aniversario de nuestra boda que teníamos previsto celebrarlo con nuestros hijos y nietas en una comida que ha quedado pospuesta para otras fechas que nos pueda permitir al final del confinamiento impuesto por el Estado de Alarma decretado por el gobierno de España. No obstante, debo de reconocer que me he quedado muy feliz cuando ví a mi nieta Jimena brincar de alegría por el parque de Avilés, a través del vídeo grabado por su madre.
Como todas las mañanas, después de salir a comprar la prensa y el pan, me asomo al panel del ministerio de Sanidad para ver las curvas de la evolución de la pandemia como un esforzado alpinista que, tras 43 días de ascenso a la montaña, anhela volver al campamento base, pensando ilusionadamente en que si la escalada estuvo marcada por la muerte y las infecciones, la desescalada que ayer nos anunciaba el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, en su homilía sabatina leída a través del telepromter, marcaba la vida.
El inicio de esta desescalada, la etapa de transición que poco a poco debería desembocar en una “nueva normalidad“, empezará a tomar forma, según sus propias palabras, el próximo martes, cuando someta su plan para el desconfinamiento gradual y la recuperación de la actividad económica al Consejo de Ministros, aunque este plan – dice – no incluirá un calendario con fechas concretas, ya que la intención del ejecutivo es de ir propiciando el retorno a la vida normal por fases y territorios en función del grado de cumplimiento de una serie de criterios técnicos y sanitarios que acabarán de perfilarse el lunes después de escuchar a los presidentes autonómicos en la reunión telemática que voy a tener con ellos este domingo, 26 de abril.
Sin embargo, la prudencia ciudadana en absoluto puede servir para exonerar al gobierno de su responsabilidad en la desescalada. Presidentes autonómicos de todo signo han trasladado a Sánchez su malestar ante la flagrante falta de plan que observan en Moncloa, de tal manera que, ante la ausencia de un calendario nacional y dada la demora insufrible en la campaña de test de seroprevalencia, sin los cuales es totalmente imposible trazar un mapa de contagio que permita desconfinar con garantías a la población, las comunidades están diseñando su propio plan por separado, aunque necesiten el visto bueno del filósofo ministro de Sanidad, Salvador Illa.
Menos mal que tenemos a Fernando Simón, el opusdeísta y antiguo director del Centro Nacional de Epidemiología y Coordinador de la Unidad de Alerta y Respuesta Sanitaria con la ministra del gobierno del PP Ana Mato. El mismo que aseguró literalmente que la posibilidad de que en España hubiera infecciones por COVID-19. Pero menos mal, insisto, que tenemos al doctor Simón, este señor que este buen amigo que se nos cuela en casa a todas horas, para decirnos que “la epidemia va mejor de lo que esperábamos”, aunque sin concretar nunca que era lo que esperábamos, de manera que tendremos que hacer un acto de fe en su palabra, aunque la experiencia no anima a esa fe en la palabra de Simón.
Es verdad que resulta muy fácil y hasta gratuito criticar al doctor responsable desde hace años de la subdirección general del ministerio de Sanidad denominada “Centro de Control de epidemias y alertas sanitarias”, pero no es menos cierto que mantener el tipo y pretender ganar credibilidad es tan difícil como escalar el Himalaya sin ayuda de terceros.
Entre los campos de minas que tienen que atravesar los responsables de la combatir la pandemia está la estadística, el conteo de los casos de afectados, curados y fallecidos. Todos los países sufren con el conteo, no hay manera de homogenizar los conceptos y cada cual lo hace a lo Sinatra, “a mi manera”; con el agravante de que a cada rato se cambian los criterios y no hay forma de homogeneizar las series, que son inconsistentes y por tanto inútiles para el análisis, el pronóstico y la previsión. Al poco de estallar la crisis aparecieron los departamentos de análisis matemático de Universidades y centros de investigación ofreciendo sus modelos de previsión que en base a la información disponible trataban de pronosticar el comportamiento futuro con más o menos entusiasmo en función del escepticismo de cada matemático.
Desde hace varias semanas los matemáticos han desaparecido de escena a la vista de la inconsistencia de las series que hacen imposible el pronóstico. Hasta el profesor de economía Miguel Sebastián, exministro del gobierno del PSOE con Zapatero, del que yo mismo me estaba sirviendo para mi diario, se ha rendido, renunciando a seguir analizando los datos.
Pero, vuelvo a repetir, siempre nos queda el doctor Simón que cada día interpreta las cifras, más bien las tortura para que digan lo que le parece más conveniente, cumpliendo así el viejo principio de que una estadística decididamente torturada canta lo que el torturador quiera. Como llegó a decir Churchill: “Sólo me fío de las estadísticas que he manipulado”.
En este baile de cifras al que me voy a referir a continuación, tal y como había dejado escrito en mi diario de ayer, 25 de abril, si se tienen en cuenta tanto los positivos confirmados mediante PCR como los registrados tras la realización de un test serológico, la cifra que nos presentan es de 223.759 infectados. Sin embargo, si se usa como dato válido la contabilidad de infectados confirmados por PCR, entonces la cifra será de 205.905, ya que “permite valorar mejor la evolución de la epidemia”, afirma el doctor Fernando Simón. “Son los casos agudos los que nos permiten comparar y ver la evolución”, pero, sin embargo, en las cifras que Sanidad comparte con el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) y otros organismos europeos, los datos que figuran son los totales que resultan de sumar las confirmaciones por PCR con los test serológicos. De momento, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba ayer la prórroga del Estado de Alarma hasta el próximo 10 de mayo, tal y como ya nos había adelantado la otra semana el presidente del Gobierno.
La cruda realidad es que, después de 44 días de haberse decretado el Estado de Alarma aún no sabemos cuántos test PCR se han hecho en España. Esta es la historia de cómo desde el gobierno, en lo más crudo de la pandemia y en plena polémica por el fraude de los primeros test rápidos traídos de China, se fabricó un menaje basado en un dato que no conocían con precisión o, lo que sería más reprobable, que sabían que era falso: que España era uno de los líderes mundiales en la realización de pruebas para detectar el coronavirus.
Dicho de otra manera, mucho más entendible, por mucho que les produzca ronchas en la cara y cuerpo de los jenízaros y jenízaras del PSOE, cualquier análisis de las cifras oficiales siguen arrojando muchas más dudas que certezas, llegando a la conclusión de que este gobierno, con su presidente a la cabeza, sigue manipulando y engañando desde el principio de esta catástrofe al pueblo español.
Refiriéndome al número de muertos, nos encontramos en una situación parecida, salvo la diferencia de que estamos hablando de muertos, no de infectados que ojalá pudieran ser todos curados. La cifra que viene ofreciendo el ministerio de Sanidad se refiere solo a las personas sometidas a una prueba de diagnóstico, pero eso solo representa una parte del total, porque hay personas que han fallecido sin ser testadas, otras que fallecieron fuera de los hospitales, en sus domicilios o en los pretanatorios, conocidos, muchos de ellos como geriátricos, los cuales no están recogidos en la estadística oficial. Pero, ¿cuántos son en realidad?
La mejor estimación de las muertes nos la ofrecen los distintos registros civiles, y sus datos están recogidos en el Sistema de Monitorización de la Mortalidad (MOMO) del Instituto de Salud Carlos III que indican que, este año, lo normal hubiese sido que hasta abril falleciesen unas 145.000 personas, cuando la realidad es que el día 10 de este mes los muertos superaban ya las 152.000. Ese es el coste de esta crisis, de momento, aunque el verdadero exceso de muertes por COVID-19 se conocerá con precisión cuando puedan analizarse los decesos registrados según diferentes causas, pero, por favor, que no pongan, como hacen en los certificados de defunción con los fusilados en la postguerra española: “fallecidos por causas naturales”.
A la hora de redactar mi diario de hoy, he pensado que la demanda de información fiable sobre los estragos y las mentiras a que estamos siendo sometidos en torno al coronavirus tiene que ser una prioridad ciudadana, pero, a diferencia de otras crisis, los protagonistas son ahora los datos, los gráficos y, sobre todo las explicaciones sobre los mismos para una mejor comprensión de cualquier persona. No sé si lo he logrado, pero sí que lo he intentado.
Si juntos habían ganado lo que de verdad fue una guerra, juntos ganarían la paz. Si habían hecho tantos sacrificios que los habían llevado a la victoria, ¿Acaso no sería más fácil planificar la construcción de casas para solucionar el problema de la vivienda, la creación de un servicio sanitario universal, una buena educación para combatir las catástrofes, y conseguir los bienes necesarios para la reconstrucción de un país? La idea central era entonces la propiedad común, donde la producción y los servicios solo traerían beneficios para todos. Nunca más volverían a dejar que la pobreza, el desempleo y la desigualdad. ¿Era ese el espíritu de los Estados Unidos de Europa, bautizados como la Unión Europea, o seguimos siendo lacayos del neoliberalismo a través del euro, como sustituto de las armas guerreras del nazismo?
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 27 de abril
27 de abril
Cuando me dispongo a cumplir con mi 44 día de arresto domiciliario, pudiendo decir que he perdido el sentido del tiempo sin saber, a veces, el día de la semana que es, hasta el punto de que cuando alguien me preguntó ayer en la cola del pan por el día en que estábamos le contesté: “yo que sé, ni me preocupa el día en que vivo”.
Hoy me levanto otra vez con mi artrosis que no me deja prácticamente ponerme en pie. Una ducha de agua ferviendo, aseo, desayuno y a duras penas salir a comprar la prensa después de tomar un paracetamol y echar el spray milagros de Radio Salil, con un día lluvioso tan desagradable como la tragedia que seguimos viviendo, por más que nos sigan incitando a la amnesia selectiva para que nos olvidemos de la España reflejada en el mapa de la muerte. Vuelvo a repetir, una vez más en mis diarios, que me tendrán que explicar por qué faltaron y siguen faltando equipos de protección y test, a lo que hay que añadir el caos en la adquisición de materiales. Tendrán que explicarme, por más que hayan tratado de convencerme ciertos jenízaros de esos que trabajan bajo consigna del PSOE en las redes sociales de hoy, por qué nos siguen dando unas cifras de infectados y muertes falsas que hoy, 27 de abril, nos indican que hemos incrementando el número de muertos hasta 23.521 – es más que posible que tengamos más de 35.000 muertos -, y 209.465 infectados, según la nueva serie estadística implantada por el gobierno.
Tal y como ha dicho el ministro de Sanidad, el filósofo Salvador Illa, la contabilidad de Sanidad ya no va a informar del bruto total. De hecho, ayer declaraba que el “neto de los nuevos casos eran 1.729”. En conjunto, los positivos por PCR ascienden a 207.634, cuando ayer fueron 205.905. No obstante, este pasado sábado el total de infectados por coronavirus ascendía a un total de 223.759, ya que no solo se tenían en cuenta a los confirmados por PCR, sino a los positivos con test de anticuerpos. En cualquier caso, siempre podremos conocer la realidad de los datos brutos, ya que el total parece ser que se seguirá enviando a los organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud o al Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades. Lo que resulta de risa, si no estuviéramos hablando de una catástrofe de tales magnitudes como la que nos toca vivir son las palabras del ministro filósofo cuando afirma que el gobierno pretende ser “máximamente riguroso y transparente” y, de esa manera, se dispone de “series homogéneas” para valorar la tendencia de la pandemia en España. Parece inaudito que se hayan dejado de publicar los datos de la serie total de infectados, que ha sido la serie oficial de España, y que diga el opusdeísta Fernando Simón que “no son de interés” o “son de difícil interpretación”. Como ha afirmado el exministro del PSOE con el gobierno de Zapatero, Miguel Sebastián, esto roza el abuso de autoridad y un desprecio a los investigadores.
Este mismo lunes, 27 de abril, el ministro de Sanidad acaba de anunciar la puesta en marcha de un estudio de seroprevalencia en un total de 36.000 hogares españoles en pequeños y medianos municipios de 50 provincias con el objetivo de conocer “la dimensión real de la pandemia”. Es decir, después de dos meses de espera de test rápidos, el Gobierno no los quiere hacer de manera masiva, para no asustarse ellos y a la población, ya que en este momento podrían estar en España por encima de los 400.000 infectados. ¿Por ello dice el Gobierno, mientras presume de resultados y nos anuncia una desescalada del confinamiento nacional, que los hospitales tienen que tener preparadas más UCIS por si se detectara un ‘rebrote’ de la epidemia, lo que nadie debe descartar?
En fin, el tiempo es el juez inexorable que pondrá a cada cual en su sitio al final de esta pandemia que invade a nuestro país, eso sí, con muchas vidas perdidas por el largo camino de esta catástrofe, demasiadas.
La crisis del coronavirus también ha dejado tocado a uno de los sindicatos mayoritarios a Catalunya, UGT, que ha presentado un ERTE por causas productivas a todos los centros de Catalunya, El expediente se basaría en suspender la actividad de una parte de la plantilla y reducir la jornada de otra parte, argumentando causas productivas como a consecuencia de la pandemia de coronavirus, que ha hecho bajar fuertemente su actividad (27-04-2020)
Pero resulta que, paralelamente a la crisis sanitaria, tenemos la crisis de la economía donde las “muertes” de empresas y empleos no cesan de crecer y están llevando la economía a una recesión “de caballo”. Y, a corto plazo, al Estado a una situación de “pre quiebra” o de gigantesco endeudamiento si es que nos llegan los fondos de la UE, porque nuestra dependencia del euro no nos deja otra puerta de salida.
Estas son las dos verdades que este caparazón del COVID-19 oculta en su cuerpo y que forma parte de nuestra penosa realidad: desastre sanitario, económico y social.
Fuente: CC.AA., Ministerio de Trabajo y Economía Social y Seguridad Social (27 de abril de 2020)
¡¡¡ Más de nueve millones de trabajadores en situación económica de paro!!! Cerca de cuatro millones de trabajadores ya se han acogido a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), según el ministerio de Trabajo y Economía Social. El dato supone que los paros temporales afectan ya al 25,6% de los afiliados a la Seguridad Social. Además, 1,12 millones de autónomos, un tercio del total, han solicitado ya la ayuda por cese de actividad. Si tenemos en cuenta los 3,7 millones de parados registrados hasta el 20 de abril según el Servicio Público de Empleo Estatal, cerca de nueve millones de personas estarían situación económica de paro: un 40% de la población activa de diciembre que ascendía a 23 millones. No obstante, esta estimación resulta conservadora, ya que la cifra se incrementa a diario y fuentes sindicales advierten que ya se ha superado la barrera de los cuatro millones de afectados por un ERTE que cifra el Gobierno. Lo que no dicen estos pandilleros del sindicalismo es que ellos mismos están enviando a sus trabajadores a los ERTES, cuando más necesarios serían ahora para el asesoramiento y el papeleo de los trabajadores afectados.
Según el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, el Ingreso Mínimo Vital tendrá carácter “estructural y permanente” y se complementaría con las Rentas Mínimas de Inserción que ya funcionan en las Comunidades Autónomas. Sin embargo, junto con la llamada “Mochila Austriaca”, que también está en la agenda del gobierno, el resultado puede ser un caramelo envenenado para las clases trabajadoras.
Efectivamente, la crisis social y económica que ha desatado la pandemia (COVID-19), y de forma particular el modo en que ello ha afectado a la situación de la clase trabajadora en España y a nivel mundial, ha vuelto a dar realce a dos cuestiones que hasta hace unas semanas gozaban de gran relevancia mediática, hasta que la pandemia se apropió del protagonismo informativo absoluto, y que han sido propuestas por el amplio espectro político que va desde el más puro liberalismo hasta el mundo progre. Me refiero a la Renta Básica, en sus diferentes acepciones y denominaciones, y a la llamada “Mochila Austriaca”.
El gobierno español ha anunciado la pronta puesta en marcha de un Ingreso Mínimo Vital que, en palabras del Ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, tendrá un carácter “estructural y permanente”, es lo que finalmente va a quedar de la Renta Básica, un nombre con muchas acepciones, según la posición de aquél que la proponga dentro del arco que va de los liberales a los social-liberales.
El Ingreso Mínimo Vital, aunque no tiene un carácter universal, sino pensado para determinados colectivos especialmente vulnerables, ya sea por la crisis del coronavirus o por cuestiones previas a la misma, es una especie de Renta Básica.
En cuanto a la “Mochila Austriaca”, que el PSOE llevaba en su programa, incluso presentándola en su ley presupuestaria 2020 en Bruselas, es una apuesta decidida de la ultra neoliberal vicepresidenta Nadia Calviño que no tiene nada de novedosa, aunque la prensa económica lleva al menos desde marzo vinculando la cuestión de la misma con el previsible efecto de los gastos sociales del coronavirus (despidos en el medio/largo plazo) sin olvidar la intención inicial más ligada a la reforma de las pensiones.
Es muy probable que una interpretación bienintencionada de ambas medidas crea que tienen por objetivo paliar la situación del ingente número de parados derivados de los efectos de la pandemia y de las medidas necesarias para frenarla, pero esa benevolente lectura de dichas medidas, una en marcha (renta básica), la otra de muy posible implementación (Mochila Austriaca) a medio plazo, oculta otras motivaciones que conviene analizar detalladamente para comprender cuál es su objetivo real.
Sin una contextualización en el marco de las transformaciones del empleo, del Estado Social, de los conceptos de salario directo (lo que comúnmente se conoce como salario), del salario indirecto (por lo que respecta al presente documento, las coberturas de desempleo) y el diferido (principalmente las pensiones), sería enormemente difícil comprender el encaje del Ingreso Mínimo Vital y de la Mochila Austriaca en la política del actual gobierno.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, firmaron este lunes, 30 de diciembre, el acuerdo de coalición progresista entre socialistas y UP para la formación del próximo Ejecutivo en nuestro país. El acto tuvo lugar en el Congreso de los Diputados en presencia de dirigentes de ambas formaciones y de cargos del Gobierno en funciones.
Así y todo, ayer mismo, 26 de abril, el propio vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, confirmaba, no obstante, que «el Ingreso Mínimo Vital va a estar en mayo», medida que ha defendido como «fundamental» porque «hay mucha gente que está en una situación desesperada» y con «muchas dificultades para llenar la nevera».
En declaraciones a la Sexta, Pablo Iglesias, después de asumir que se habían cometido «errores de comunicación» en la gestión de la crisis del coronavirus, ha reconocido que «en el Gobierno se discute y después se llega a acuerdos» y que, en el caso del Ingreso Mínimo Vital, se discutió sobre «el momento» para su implantación: “El Ingreso Mínimo Vital va a estar en mayo», ha reiterado Iglesias, que ha asegurado que la medida se materializará, aunque para ello los ministros se tengan que «quitar horas de sueño». «Hay muchas familias españolas que están en una situación desesperada», ha recordado. Que duda cabe, compañero Pablo, cuentas con todo mi apoyo en esa tarea, en la misma medida que criticaré todas y cada una de las cuestiones acordadas en el documento para un “GOBIERNO PROGRESISTA ENTRE PSOE Y UNIDAS PODEMOS: “UN NUEVO ACUERDO PARA ESPAÑA” que no cumplan lo pactado.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 25 de marzo
Día 25 de marzo
Hoy, cuando se cumplen 11 días de mi confinamiento forzoso, me he levantado más tarde de lo acostumbrado debido a mi cansancio mental de ayer, despertando hacia las 9,30 horas, pero quedándome en la cama escuchando la radio para levantarme a las 10,30 horas, pegarme una ducha de agua fría, desayunar y salir a comprar los periódicos y dos kilos de naranjas para zumo que me encargó Irma. Así y todo, me cuesta trabajo ponerme ante el ordenador para escribir, pues tengo el cerebro como embotado y no me fluyen las ideas como en otras ocasiones, seguramente por estar obsesionado en llegar al pico más alto de la pandemia, sin que lleguen mascarillas y respiradores suficientes para los profesionales de la medicina que ya alcanzan la cifra de 5.400 sanitarios afectados por el coronavirus (13% del total de contagiados), según desvelan desde el ministerio de Sanidad, amén de la primera víctima mortal de una enfermera infectada por el virus en el hospital vizcaíno de Galdakao tras permanecer seis días ingresada y otro médico que acaba de morir hoy, 25 de marzo, afectado por el coronavirus cuando pasaba su consulta en el Centro de Salud Levante-Sur de Córdoba.
Es decir, nuestro país no solo alcanza los mayores porcentajes de contagios y muertos en el mundo por el COVID-19, sino que también ocupa el doloroso ranking de tasa de contagios en la plantilla sanitaria. En China enfermaron 3.300 profesionales combatiendo en el frente de Wuhan. Italia ronda por esa misma cifra, mientras que en nuestro país ya se superan los 5.400. Y eso ocurre mientras se siguen incrementando las cifras de infectados (47.610) y muertos (3.434) a las 14,30 del día 25 de marzo, que ahora ni siquiera encuentran sepultura al tener que ser depositados en un local de recreo, como es el Palacio de Cristal, hoy convertido en nevera para víctimas de la pandemia del COVID-19 hasta que las funerarias puedan tener espacio para almacenar tantos cadáveres, mientras el mal, 15 veces más letal que en la República Federal de Alemania, sigue circulando por los pueblos y los hospitales de España.
Bolsas de basura y esparadrapo son los materiales utilizados, entre otros, por una gran parte de los sanitarios españoles que, dando rienda suelta a su imaginación, van creando su propia vestimenta en esta lucha común que se libra contra el coronavirus. Nuestros médicos y enfermeras no son ningunos héroes, por mucho que nos quieran hacer ver, tanto los jefes militares que aparecen en la televisión luciendo sus mejores trajes con todo tipo de medallas y abalorios en sus pecheras, como el propio presidente del gobierno de España, para seguir llamando “guerra” a lo que es una catástrofe. Nuestros sanitarios son unos profesionales dignos de admirar que están desarrollando su trabajo en unas condiciones de total precariedad en tanto y cuanto no se haga realidad la llegada del material sanitario que, por valor de 432 millones de euros, acaba de hacer público en el día de hoy, 25 de marzo, la vicepresidenta tercera del gobierno, Nadia Calviño, en su comparecencia en el Congreso de los Diputados para prolongar la prórroga del Estado de Alarma por otros quince días más a los decretados el 14 de marzo.
No nos engañemos, ni permitamos que nos sigan engañando, recurriendo al chiste fácil aquel de cuando, “juntándose un alemán, un francés y un español, discutían por ver quien la tenía más larga, resultando siempre ser mayor la del español “. Ningún ejemplo mejor de la incapacidad de este gobierno autocomplaciente, grandón y vacío. Pienso, y asi lo expreso – un diario personal como el que vengo escribiendo desde que apareció esta pandemia del COVID-19, no trata de ideologías, que también, ni mucho menos del “carroñerismo” que se viene manifestando desde los partidos de la derecha y sus extremos con el único objetivo de sacar rentabilidad electoral basándose en los cadáveres, sino de ir levantando acta de una manera fiel y perfectamente constatada sobre los hechos que vienen ocurriendo a diario. En este sentido, ante la amenaza de un virus flotante que estaba produciendo estragos, este gobierno no tuvo la precaución de proveerse de la defensa más sencilla que evitara su entrada en los pulmones y le impidiera salir de los ya afectados. La cruda realidad, vuelvo a repetir, es que el último parte de esta pandemia nos dice que la curva de contaminación del coronavirus en España se acentúa, como la de muertos, mientras aumentan también los curados.
Galdakao-Usansolo, donde falleció la primera víctima sanitaria del coronavirus, está considerado como el mejor hospital de Euskadi, según la cuarta edición del ranking Monitor de Reputación Sanitaria (MRS). De los 74 hospitales que aparecen en el listado, el centro vizcaíno se coloca en el puesto 25, clasificación que está encabezada por el Hospital Universitario La Paz de Madrid.
Hablando de la necesidad del material sanitario, tengo a la vista unos informes oficiales de la OTAN, desde donde se informa que la Alianza Atlántica ha recibido una solicitud formal del gobierno de España a través de sus Fuerzas Armadas españolas con una lista de las necesidades que incluye los elementos más imprescindibles en estos momentos y en cantidades muy significativas, lo que me hace pensar que las necesidades de material en nuestra sanidad son mayores de lo que nos decían. En total, España pide once tipos de materiales diferentes: 150.000 trajes de protección médica; 150.000 mascarillas de nivel de protección 3 (FFP3); 300.000 de nivel de protección 2 (FFP2); 1.000 termómetros infrarrojos; 5.000 protectores de viseras para la cara; 10.000 gafas para proteger los ojos; 1.500.000 máscaras de quirófano; 120.000 guantes de nitrilo; 500.000 test rápidos de Covid-19; 50.000 sistemas de prueba de diagnóstico de reacción en cadena de polimerasa; y 500 ventiladores mecánicos. Al respecto, me llama poderosamente la atención la fecha reconocida del “desastre” por pandemia de Covid-19 que data del 9 de marzo, esto es un día después de las manifestaciones multitudinarias y demás concentraciones masivas del 8 de marzo, permitidas y alentadas, y cinco días antes del Real Decreto que proclamaba el Estado de Alarma en España. La petición tiene fecha de 23 de marzo y busca que la OTAN le haga llegar este material sanitario solicitado ante la carencia que sigue existiendo en hospitales, cuerpos policiales, funcionarios de prisiones y residencias de ancianos, entre otros estamentos.
Documento oficial donde el Gobierno de España solicita material sanitario a la OTAN para afrontar la pandemia del COVID-19.
Sin embargo, parece ya una cosa muy segura que, tras los efectos sanitarios, que pueden llegar a ser muy graves si terminan de colapsarse los hospitales, vendrán unos efectos económicos devastadores, tal y como avanza en el día de hoy el Gobierno, previendo una parálisis de la economía que podría extenderse hasta el mes de julio, o mucho más, dependiendo, lógicamente, del tiempo que dure la actual crisis sanitaria del COVID-19.
La crisis laboral ha comenzado ya de manera dramática para gran parte de la población. Muchos han perdido el trabajo o lo tienen suspendido. A otros se les incita a utilizar sus días de vacaciones para pasar la cuarentena. Los pequeños negocios están al borde del abismo. Todo hace pensar en una gran crisis económica más grave aún que la del 2008. Pienso irónicamente, que un nuevo 15M para presionar contra los recortes que se avecinan es más imposible que nunca, habida cuenta de que estamos en cuarentena recluidos en nuestras casas. Estamos, sin duda, ante una crisis social sin precedentes desde la segunda guerra mundial.
Hoy no escribo más, todavía no me recuperé de mi cansancio mental de ayer, y me voy para la cama después de dormir una siesta de dos horas en el sofá mientras trataba de soportar el llamado debate sobre la prolongación del Estado de Alarma otros quince días sobre los decretados el 14 de marzo, de todo lo cual escribiré mañana.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 28 de abril
28 de abril
Hoy 28 de abril, Día Mundial de la Salud y Seguridad en el Trabajo, cuando inicio el 45 día de mi arresto domiciliario, quiero, antes que nada, recordar a quienes a todos y todas las y los trabajadores que, saliendo de su casa a ganarse la vida trabajando, no han regresado por haber sufrido un accidente laboral, o contraído una enfermedad en el trabajo que acabó con su vida.
Casi tres millones de trabajadores y trabajadoras mueren todos los años a causa de los accidentes y enfermedades laborales, en una gran mayoría debido a la falta de condiciones y medidas de seguridad en el trabajo. Se trata de una pandemia letal, aunque distinta a la que estamos padeciendo del CONVID-19 en todo el mundo, que ha causado durante el periodo comprendido entre los años 2010-2020 la muerte de más de 15 millones de personas, algunas de las cuales quedan marcadas en la historia por su magnitud, como las ocurridas en el edificio Rana Plaza, en Dacca, Bangladesh, el 24 de abril de 2013, donde fallecieron más de 1.300 costureras que fabricaban ropa para empresas como Benetton, Mango, Inditex o Corte Inglés, al derrumbarse el edificio en el que trabajaban, o el desastre de Brumadinho en Minas Gerais de Brasil, en el que unos trecientos mineros – todavía no se sabe con certeza cuantos – fallecieron enterrados tras la ruptura de la balsa de residuos tóxicos que acompaña ese tipo de explotaciones.
Por eso, en estos tiempos de pandemia, sirvan mis palabras como homenaje a todas las víctimas laborales y a todas las víctimas del CONVID-19, a la vez que de reivindicación de un compromiso para mejorar, no solo las condiciones laborales, desechando las prácticas esclavistas en muchas partes del mundo, sino, y sobre todo, de infraestructuras sanitarias públicas al servicio de la sociedad empezando por la protección de todas las personas que hoy velan por nuestra salud y nuestro cuidado, o de aquellas que están trabajando en servicios esenciales, o en las actividades no sujetas a confinamiento. Un compromiso para que el trabajo sea decente, es decir un trabajo saludable con plenas garantías de seguridad y medios adecuados al desarrollo de las tareas encomendadas.
Cuando estoy escribiendo mi diario tengo a la vista el panel del ministerio de Sanidad con las cifras de 23.822 muertos y 210.773 infectados que, si bien es cierto que los datos ofrecidos apuntan a la buena dirección, no es menos cierto que los mismos no responden a la cruda realidad de los datos reales que se están ocultando al pueblo. Desde el inicio de la crisis pandémica venimos asistiendo a un permanente baile de datos desde el ministerio de Sanidad, tanto por falta de claridad, por cambios de criterio y, sobre todo, porque no se ha explicado debidamente a qué obedecen esos vaivenes.
Los datos aportados por las distintas comunidades no se contabilizan de igual forma a lo largo de la crisis. Por ejemplo, desde el 26 de marzo Madrid cambió el criterio de contabilización de casos, de tal manera que se dejaban de hacer PCR a aquellas personas con “cuadros muy típicos”, como la neumonía bilateral y pasaban a considerarlos “casos muy posibles”, pero ya no entraban en la estadística del ministerio de Sanidad al no estar confirmados por una PCR, de tal manera que hasta seis veces se cambió la forma de contabilizar por parte del ministerio. Por otra parte, tal como ha quedado dicho en muchos de mis diarios, las cifras de muertos no responden tampoco a las cifras reales al no estar incluidas los muertos en los pretanatorios, muchos de ellos llamados geriátricos, solo aquellos que mueren en los hospitales.
En este mismo escenario de mentiras y falsedades, el gobierno español había informado en boca del propio presidente Pedro Sánchez que España era el país del mundo que más test PCR – los más fiables en la detección del coronavirus – había realizado a 23 de abril con 1.035.522 PCR y otras 310.038 pruebas de anticuerpos (test rápidos), de tal manera que, después de su publicación en el Financial Times tardaron muy poco en salir el presidente Sánchez y su ministro de Sanidad Illa para lanzar un mensaje entusiasta sobre el nivel de pruebas hechas en España. La realidad es que ni el presidente ni su ministro han visto el informe estadístico de la OCDE donde España cae de un octavo puesto al dieciocho lugar, entre Portugal y la República Checa.
Siendo esto que vengo publicando una cruda realidad, sin embargo, no puedo silenciar el carroñerismo que viene mostrando el lider de la organización criminal del PP, Pablo Casado, culpando al gobierno del alto número de muertos en España por el CONVID-19, pero este energúmeno se olvida de que es tan (i)responsable como el presidente del gobierno cuando trata de ignorar que España es un país descentralizado con todas las competencias de sanidad transferidas desde hace décadas y que Madrid, por ejemplo, está gobernada desde hace un cuarto de siglo por el PP alcanzando una cifra que casi triplica la media española con 951 fallecidos por millón de habitantes.
El energúmeno este del Casado, con su master récord por la Universidad de Harvard, debe de saber que en el ministerio de Sanidad y todos sus organismos adscritos apenas trabajan 1.200 personas, mientras que de la consejería de Sanidad de la Comunidad madrileña dependen 83.000 trabajadores. Solo la plantilla del Hospital de La Paz de Madrid tiene 6.895 trabajadores, casi seis veces más grande que todo el Ministerio de Sanidad al completo.
Resulta más que evidente, tal y como vengo demostrando desde mi primer diario del 15 de marzo, que el Gobierno de España cometió muchos, muchísimos errores, errores y negligencias en la gestión del coronavirus, tomando muchas decisiones tarde y de manera improvisada, pero ¿Qué hicieron los gobiernos autonómicos de Madrid, Andalucía o Galicia, por ejemplo, donde gobierna el PP? ¿Tampoco se quisieron enterar de lo que estaba ocurriendo desde el mes de enero en otras partes del mundo, como China o Italia? ¿Cuántas iniciativas parlamentarias presentó el PP en el Congreso de los Diputados para interpelar al gobierno de la nación aquella tranquilidad que nos estaban mostrando al pueblo? Para estos carroñeros, lo prioritario en esas fechas eran las elecciones en Galicia y en el País Vasco y, sobre todo, seguir hablando de Venezuela.
Es absolutamente verdad que el gobierno de España infravaloró la epidemia. Nos pasó a casi todos, a mí también. “Creemos que España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado”, decía el 31 de enero Fernando Simón, un epidemiólogo que antes había trabajado para el gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy, como antiguo director del Centro Nacional de Epidemiología y Coordinador de la Unidad de Alerta y Respuesta Sanitaria con la ministra pepera Ana Mato. Pero también es absolutamente cierto que, con fecha 24 de febrero, la OMS advirtió al mundo que la epidemia se iba a transformar en pandemia, aunque dos días después, esto es, el 26 de febrero, en una entrevista en Antena3, la presidenta de la Comunidad madrileña, Isabel Díaz Ayuso, llegó a declarar que “Lo más peligroso ahora es el miedo, más que el propio virus, que normalmente lo que deja como secuelas son síntomas menores incluso que los de una gripe”. La realidad es que Madrid es la autonomía más rica de España, pero también la segunda que menos invierte por habitante en su sanidad pública. Con la pandemia se han contratado temporalmente a más médicos, pero en enero trabajaban menos sanitarios en Madrid que hace una década, a pesar de que la población ha crecido, señores de la organización criminal del PP.
¿Fue un error mantener las marchas feministas del 8 de marzo? Sin duda, como tantos otros eventos multitudinarios que se celebraron ese fin de semana en Madrid, pero resulta del todo obsceno que ustedes cuestionen ahora esa irresponsable decisión, cuando el PP no solo no se opuso, sino que envió una representación oficial a la manifestación del 8M. Al respecto conviene que recuerde señor Casado que su presidenta en la Comunidad madrileña en la fecha del 11 de marzo estaba radicalmente en contra del confinamiento: “Madrid no se va a cerrar o por lo menos el Gobierno de Madrid no la va a cerrar”, quejándose de las consecuencias económicas que ello acarreaba para Madrid, sin importarle en ningún momento los muertos que podría traer su irresponsabilidad como, desgraciadamente, está ocurriendo. Calculen ahora las cuentas, sin valorar, por supuesto, el coste de una sola vida. Pero es que, también en Andalucía, ese mismo día 11 de marzo el presidente de la organización criminal del PP en Andalucía, Juanma Moreno, no quería suspender la parafernalia anual de la semana santa y su feria de abril.
Sinceramente, señor Casado, haga lo que le salga del pito, pero si tuviera algo de talla de político, muy distinto a su talla de charlatán de mercadillo de lunes en Sama, vendiendo bolígrafos y condones, usted debería de darse una vuelta por nuestro país vecino de Portugal y copiar algo de lo que allí está haciendo la oposición al gobierno – esto también, como no, sería valido para el PSOE cuando son ellos quienes están en la oposición que, más o menos hacen lo mismo que ustedes – poniendo por encima de todo la vida de las personas y el interés general del país.
Aunque usted ostente ese máster récord por la Universidad de Harvard sin haber pisado sus aulas, quiero recordarle que Portugal tiene la cuarta parte de la población que nuestro país y tiene una tasa de mortalidad por el COVID-19 del 3%, mucho más baja que las de España (10%), el Reino Unido (12%) o Francia (15%). ¿Qué ocurrió allí, en el país vecino? Pues, lisa y llanamente, que los portugueses comprendieron de inmediato sus limitaciones y se pusieron a tomar medidas desde el primer momento que tuvieron conocimiento de lo que se presentaba. Es más, el diputado del PSD (partido de la oposición del centro derecha en Portugal), el médico especialista en enfermedades infecciosas, Ricardo Baptista Leite, habla de la solidaridad que han demostrado por ser conscientes de que Portugal tenía que hacer un esfuerzo mayor que otras naciones si quería doblegar la curva de contagios, sin actuar como francotiradores desde la oposición contra el primer ministro Antonio Costa, manifestando que era el momento de colaborar, no de confrontar, y de que públicamente se proyecte una imagen de unidad aunque en privado se hagan llegar al gobierno críticas por la adopción de algunas decisiones con las que no pueden estar de acuerdo. Casi, casi, como lo que vienen haciendo ustedes aquí, en lo que llaman su país por el mero hecho de ponerse una corbata negra y una banderita en la pulsera del reloj para decir que son más patriotas que aquel caudillo por la gracia de dios.
Por cierto, señores representantes de la organización criminal del PP. ¿ Se acuerdan ustedes de aquella historia de la identificación de los 62 cadáveres de los militares españoles que fallecieron en el accidente del avión Yak-42 en Turquía en el año 2003 que ha pasado a la historia como una prueba más de la escasa moral de unos dirigentes políticos y mandos militares que trataron de ocultar la verdad para cerrar lo antes posible un caso frente al sufrimiento de los familiares de las víctimas ? ¿Se acuerdan de la actuación de aquel nefasto ministro de Defensa, Federico Trillo, plagada de engaños, artimañas y presiones para desviar el foco sobre su responsabilidad y la actuación de su gabinete, con toda una parafernalia con honores y desfiles para pasar página, ante la insistencia de los familiares mediante recursos judiciales y la publicación en varios medios de comunicación del acta turca, firmada por los generales Vicente Navarro y José Antonio Beltrán, donde se recogía que 30 cadáveres no fueron identificados, haciendo posible la reapertura judicial y la condena de tres militares ? ¿Se acuerdan de la exhumación que dio prueba de la ignominia de los responsables de Defensa, confundiendo a un sargento de piel blanca con el cuerpo de un cabo primero de piel negra, llegando a meter restos de tres cuerpos diferentes en un solo féretro? En fin, como este asunto, como otros, donde ustedes fueron partícipes directos, como el Arena Park de Madrid, entre otros, tienen mucho de que hablar a la hora de que ustedes vengan dando de moralina, ética y no sé cuantas más, lo dejaremos para comentarlos más amplia y detalladamente, pero, vuelvo a repetir, para que se vea también las actuaciones de los unos y de los otros, según estén en el gobierno o estén en la oposición. Desde mi punto de vista, a la misma altura de impresentables.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 29 de abril
29 de abril
46 día de arresto domiciliario, con un gobierno desbordado, cada vez más dividido, paralizado, sin iniciativa ni autoridad y una oposición esperando la ocasión como auténticos buitres carroñeros esperando saciarse con los cadáveres de los 24.275 muertos y los que puedan resultar de los 212.917 infectados que tenemos a la fecha del 29 de abril, tal como si el coronavirus fuera un proyecto de ley elaborado por un contubernio judío masón.
Este es el cuadro de situación de lo que un día fue vida pública antes del Covid-19. Y mientras tanto, en los hospitales y en los laboratorios, librándose batallas contra el virus y su enfermedad, de los que médicos y científicos que siguen aprendiendo todos los días, en muchos casos – demasiados – perdiendo su propia vida.
En plena pandemia del coronavirus y tras el éxito de la fotografía en el espejo, Pablo Casado ha vuelto a la carga. En las últimas horas ha subido una foto a su cuenta oficial de Instagram junto a unas ovejas y con mascarilla puesta. ¿No existe confinamiento para que este se dedique a seguir haciendo campaña electorera? (27 de abril de 2020)
Es verdad que el gobierno de la nación no está gestionando bien esta crisis desde el principio de la misma, pero no es menos verdad que no es el único responsable de lo que está padeciendo el conjunto del pueblo español. Todos lo sabían, el gobierno, la oposición y, sobre todos, las comunidades autónomas con el cien por cien de todas las competencias transferidas en materia de Sanidad, unas en manos del PP, otras en manos del PSOE y otras en manos del PNV o de los restos de CIU en Cataluña, por no hablar del mamarracho del Revilla en Cantabria, y todos miraron hacia otro lado. Todos. Ahí tienen las fotos recientes de un Pablo Casado preocupándose por la salud en una granja de ovejas, en vez de arrimar el hombro como hicieron sus compañeros de ideología en la oposición del gobierno portugués, tal y como le explicaba en mi diario de ayer, poniendo por encima de todo las vidas humanas y los intereses generales del país.
Hoy me he levantado, como todos los días, aburrido y preocupado, desayunando con la radio sonando en el otro extremo de la cocina cazando palabras más que argumentos, escuchando una y otra vez la palabra escalada como cien veces repetida, la cual empezará al final de esta semana y hasta ese rayo de luz me sigue produciendo incertidumbre.
En efecto, el Consejo de Ministros aprobaba ayer martes, 28 de abril, el “Plan de desescalada “para el fin de confinamiento y la reactivación económica en post de alcanzar la “normalidad” a finales de junio o primeros de julio, a través de cuatro fases que se iniciarán a partir del 11 de mayo. Y durante las que permanecerá prohibida la movilidad entre islas y provincias, cuyo control y cumplimiento vigilará el Gobierno, tal y como nos anunciaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su comparecencia televisiva leída por telepromter, a la vez que adelantaba otra prórroga del estado de alarma.
Naturalmente, estos planes están condicionados a que se confirme la mejora de la crisis sanitaria y la tendencia “oficial” descendiente de los últimos días. Lo que, en los casos de rebrote de la epidemia, obligaría a frenar algunas de estas fases de desescalada por provincias, que se han convertido en el ámbito geográfico de esta aplicación “asimétrica y gradual” del “Plan de desescalada”.
Un Plan quizás demasiado lento y complejo en comparación con lo que se está haciendo en otros países europeos donde las normas tienen ámbito nacional. Y un Plan también excesivamente riguroso en lo que se refiere al relanzamiento de la economía lo que, sin duda, no permitirá que ésta se active plenamente y empiece a recuperar de manera clara hasta primeros o mediados de julio si es que para entonces se ha alcanzado “la normalidad”.
Desde mi punto de vista, el modelo español de desescalada del confinamiento y del bloqueo de la economía y de la movilidad es demasiado lento y complejo y sólo puede tener justificación por el temor del Gobierno al rebrote de la epidemia, ante la incapacidad del Ejecutivo y la poca certeza por no haber hecho test rápidos al conjunto de españoles. Y no se han hecho porque el Gobierno teme o sabe que, si se hacen test masivos, puede aflorar una oleada de infectados.
Mensajes de Pedro Sánchez y Salvador Illa presumiendo de sus mentiras atribuyéndose un puesto en el ranking de test realizados de COVID-19 ya desmentidos por la OCDE.
Y es por ello por lo que no se han hecho los test, a pesar de estar presumiendo de las cifras más altas en el ranking mundial, resultando de toda falsedad, tal y como queda demostrado en el cuadro de la OCDE que adjuntamos. La cruda realidad es que cuando se realicen los test masivos, si alguna vez se hacen, nos vamos a encontrar con cifras tan asombrosas como lo son las del verdadero número de muertos en nuestro país, que podrían superar ampliamente las 35.000 personas muertas.
Fuente: Ouro Word in Data y Gabinete de la Presidencia del Gobierno de España (26 de abril de 2020).
Tal y como afirman expertos de reconocido prestigio en epidemiología, la aparición de un rebrote de coronavirus será casi inevitable en semanas porque «estamos dando unos primeros pasos de desescalada a ciegas, porque no conocemos el nivel de infección real que tenemos, y eso puede resultar contraproducente y peligroso a medio plazo». «Echamos en falta una apuesta decidida por parte de las autoridades de la evaluación del estado de infección y de inmunidad real de la población. Y esto pasa inevitablemente por realizar test masivos y por haber tenido ya los primeros datos del estudio de seroprevalencia. Lo recomendable – dicen estos expertos en epidemiología – habría sido esperar para tomar estas decisiones que ya se han anunciado en base a disponer de esa información, pero por ahora carecemos de ella, ya que, si bien «los test masivos no curan, sin embargo, a nivel epidemiológico resultan totalmente imprescindibles, siendo la herramienta más eficaz para lograr que las personas asintomáticas, pero con la infección, sean diagnosticadas a tiempo y puedan pasar la cuarentena aislados sin contagiar a otros. Solo así, evitando que esas personas se muevan, sería factible aumentar la movilidad del resto”.
Es decir, la enorme expectación ciudadana por conocer al fin el llamado plan de desescalada del Gobierno para que España recupere una cierta normalidad y el pulso social y económico, quedó bastante frustrada con la comparecencia del presidente del gobierno en la tarde de ayer, 28 de abril, que no añadió sino más incertidumbre a la incertidumbre, poniendo en evidencia que el gobierno sigue careciendo de un verdadero plan para afrontar esta grave situación.
Esta sobrexposición del presidente con tal torrente de datos nebulosos no responde sino a una estrategia predeterminada para que parezca que se hacen muchas cosas pero que no son más que tapaderas de la negligente gestión de esta pandemia.
Los datos de la Encuesta de Población Activa conocidos ayer mismo, 28 de abril, suponen el primer síntoma de a profunda crisis a la que está abocada nuestra economía como consecuencia de la falta de previsión del Gobierno a la hora de aplicar las medidas para combatir el coronavirus. Como consecuencia de los ERTE, muchos de los cuales quedarán transformados en ERES, que muchas empresas se han visto forzadas a aplicar, en nuestro país, ahora mismo, son ya 21 millones de personas cuyos ingresos dependen total o parcialmente del Estado, un 44% de la población: 4, 1 millones afectados por un ERTE; 3,2 millones empleados públicos; 919.173 autónomos; 8,9 millones pensionistas; y 3,7 millones parados, que hacen una nómina pública de 25.000 millones de euros.
A pesar de sus gestos cibernéticos, de su mirada de cebra confundida y de su sonrisa desesperada, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, podría no ser una demente desahuciada, según advierten los expertos que llevan meses estudiando sus comparecencias públicas desde el Centro Nacional de Prevención de Psicópatas Inesperados. “Su infantil y egoísta actitud ante la crisis del coronavirus podría deberse simplemente al berrinche provocado por su escasísima formación intelectual, su obsceno corte de pelo y su propio asombro ante el puesto que se le ha sido encomendado. Otros estudiosos mantienen la teoría de que Ayuso no es sino una actriz amateur de comedia barata, y que ha sido puesta en el cargo para intentar añadir al menos un poco de brillo y ternura al alcalde Madrid, José Luis Martínez Almeida.
Pero no, tal y como ha quedado dicho, el problema de nuestro país no es coronavirus, sino el virus que tienen infectado ciertos políticos en sus mentes, de tal manera que hoy he asistido a uno de los debates más tensos desde el Congreso de los Diputados, donde la diputada de la extrema derecha VOX, María de la Cabeza Ruiz Solás, y el vicepresidente Pablo Iglesias han protagonizado un duro intercambio dialéctico. La integrante del partido de ultraderecha ha atacado al Ejecutivo con la habitual virulencia que caracteriza a su formación, esta vez a cuenta de los ancianos fallecidos en residencias por la COVID-19, acusando al gobierno de coalición de haber convertido los centros geriátricos en “auténticas casas de los horrores” por sus “decisiones inmorales”, poniéndoles como culpables únicos de los fallecimientos en estos lugares.
“La gente que vota a su partido no quiere más recortes y quiere ver a un país defendiendo sus intereses en Europa”, le aseguró, para concluir con otro de los estribillos que lanza habitualmente Podemos al PP: “Aléjese usted de Vox y vuelva a la Constitución”.(Congreso de los Diputados, 29 de abril de 2020)
En su turno de réplica, Iglesias no ha dudado en cargar en contra la formación de Santiago Abascal, recordando que muchos de estos centros se encuentran en manos privadas de “corruptos y fondos buitre”. El vicepresidente ha esgrimido que Vox es “un partido antiespañol, antipatriota, que representa los intereses de esos corruptos y fondos buitre”, recordando como la ultraderecha, con sus 52 diputados, votó en contra de las medidas sociales que paralizan los desahucios, los cortes de suministros eléctricos y de agua o las que buscaban aliviar la situación de los autónomos. “Ustedes están en contra de las familias españolas y en contra de España”, le ha espetado Iglesias, antes de entrar en el punto culminante de su intervención, en la que ha calificado a Vox de “parásitos”.
El vicepresidente segundo del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, ha cargado con dureza este miércoles contra el partido ultraderechista Vox, al que acusa de “utilizar la muerte” de miles de ancianos en residencias de mayores durante la emergencia del coronavirus “para hacer política”. “Es miserable”. “Tienen muy pocos escrúpulos”, decía, al disfrazar su discurso “en valores religiosos”. “Representan en odio, la hipocresía y la miseria moral”. Y, como en el siglo XX, incidía, la sociedad “se quitará de encima la inmundicia que ustedes representan”.
Rematando su gran respuesta al fascismo español, Pablo Iglesias ha sacado a colación el comunismo, habitual ataque de las derechas a Unidas Podemos, asegurando que para él es “un honor” representar al PCE, que fue “condición de posibilidad de la derrota de la dictadura” y de la “construcción de la democracia en España”.
“No habría democracia en Francia ni en Italia sin la acción de los comunistas de estos países, que son reconocidos como héroes de la patria. Combatieron el fascismo, que es algo que por desgracia a veces resuena en sus discursos”, ha explicado, antes de puntualizar que desde Vox “no llegan a algo tan extraordinario”.
“Ustedes son una formación de grandes apellidos y poca vergüenza, que falsea títulos para ejercer sin poder hacerlo, que no tienen más patria que su dinero. Ustedes, señoría, ni siquiera son fascistas, son simplemente parásitos”, ha aseverado antes de concluir su intervención.
Buenas noches y hasta mañana. Viva la República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 30 de abril
30 de abril
Hoy, cuando se cumplen 47 días de mi arresto domiciliario, me dispongo a escribir mi diario a las 21,00 horas. El motivo no es otro que los putos vértigos que me han tenido en la cama prácticamente todo el día, a oscuras y con la radio como única compañera. En la misma estaba escuchando yo que, el machismo mataba más que el coronavirus. Que el miedo mataba más que el coronavirus o que los bulos y mentiras mataban más que coronavirus, pero la cruda realidad es que el coronavirus lleva matados al día de hoy, 30 de abril, 24.543 personas, además de otras 213.435 personas infectadas, de las cuales, muchas de ellas llevarán el mismo destino que las anteriores. Esa es la realidad oficial – la realidad es otra muy distinta – de aquel virus prácticamente inofensivo que nos decía el médico especializado en Epidemiología, Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, cuando declaraba que “Nosotros creemos que España no va a tener como mucho más allá de algún caso diagnosticado. Esperemos que no haya transmisión local. Si la hay, será una transmisión muy limitada y muy controlada”. (The Guardian, el 9 de febrero de 2020), mientras ese mismo día, la OMS decretaba la emergencia internacional, una medida para intensificar las medidas de prevención y coordinación, pero que, según el eminente doctor, no afectaba a España al no ser un país directamente afectado por el coronavirus.
Menos mal que tenemos a un filósofo como ministro de Sanidad y a una doctora como ministra de Hacienda, de tal manera que si se incrementa la inflación les pone el termómetro y les receta paracetamol, y a los millones de parados que está generando el COVID-19 les manda sacar la lengua para que digan 33 y les diagnostica un ERTE. En el caso de nuestro ministro de Sanidad, emulando al celebre Mario Moreno “Cantinflas”, nos dice que las mascarillas no son necesarias cuando no las hay, pero cuando las haya serán obligatorias.
“Si actuamos con prudencia, este primer alivio vendrá seguido de otro nuevo una semana después”. Y ha especificado: “Si la evolución de la pandemia prosigue en un sentido positivo, a partir del 2 de mayo se permitirá la salida para hacer actividad individual y paseos con las personas con las que convivimos”.
Sin embargo, tras casi siete semanas de arresto domiciliario, desde Moncloa se dice que el presidente, Pedro Sánchez, cada vez está más fuerte. Resistencia y unidad – “juntos entramos y juntos saldremos”, dice el presidente – es la hoja de ruta del presidente para recuperar la nueva normalidad a finales del mes de junio, eso sí, siempre que no haya rebrotes.
Mire, señor presidente: de momento la principal estrategia a realizar tiene que ser la medida para frenar la sangría de muertes e infecciones de las personas facilitando todo el material adecuado para esos sanitarios que, junto con otras tantísimas personas están dejando muy claro cuál es la mejor parte del ser humano: su capacidad de colaboración y apoyo mutuo.
Déjese de tanta propaganda y de tanto teatro a través del teleprónter para seguir promocionando su ego en los momentos de mayor audiencia, y póngase, mientras sufrimos este cautiverio, a diseñar qué España queremos cuando hayamos superado este trance, los que hayan logrado superarlo. Cómo fortaleceremos nuestro sistema sanitario y nuestra capacidad de reacción ante las pandemias del futuro y de que forma abordaremos las crecientes desigualdades sociales y los efectos de esta globalización, y si es necesario – desde mi humilde entender, visto lo que está ocurriendo, totalmente necesario a través de un verdadero pacto de Estado para la Sanidad -, prescindir de esos reinos de taifas en cada Comunidad Autónoma, se prescinde de ellos y punto. No se trata de volver a la normalidad, como usted dice en sus homilías sabatinas, porque esa normalidad es el meollo del problema que estamos viviendo actualmente.
Usted, señor presidente, nos ha presentando un plan de desescalada que tiene más agujeros que un queso de gruyere, no por quedar como el último dirigente europeo en lanzar una estrategia antipandemia, sino por temor de que la mayoría de los españoles que estamos hasta los cojones lo mandaran todo a freír espárragos y se rebelaran al amanecer.
En efecto, la ciudadanía en general estamos demostrando altura y responsabilidad. Estamos soportando con estoicismo que nuestro país, debido a la incompetencia de unos políticos a la diestra y a la siniestra, esté alcanzando con el puto virus la letalidad más alta de todo el planeta. Pero lo que no podemos estar, al menos yo, es a que nos sigan tratando de gilipollas de forma reiterada. Y, así, en medio de la crisis sanitaria, social y económica más grave de nuestra historia reciente – es una catástrofe, señor presidente, por mucho que usted y sus generales ataviados con sus pecheras llenas de medallas y todo tipo de abalorios se sigan empeñando en llamar una guerra a lo que no es una guerra -, el país entero parece pendiente de una moderna y casposa versión de Los cuernos de don Friolera, aquel divertidísimo esperpento donde Valle Inclán retrata una España de principios del siglo XX criticando los prejuicios morales de la pérdida del honor por “los cuernos”, cuando el teniente Astete – don Friolera -, recibe un anónimo avisándole de que su mujer doña Loreta le está poniendo los cuernos con el peluquero Pachequín y decide tramar la venganza de matar a los inocentes amantes ante las burlas del vecindario, ofuscado en lo más hondo de su orgullo, recurre a un ancestral código del honor, y pistola en mano, se conmina a cometer el crimen, al grito de “¡En el cuerpo de carabineros no hay cabrones!”
No nos engañemos, señor presidente: usted ha lanzado un plan de desescalada a ciegas, otra farsa más del sanchismo asesorado por su “rasputin” Iván Redondo, un plan de desescalada donde no hay un mapa serológico – nadie moralmente responsable y científicamente asistido desconfina a la población con más de 300 muertos diarios -, porque tampoco se presentó donde hay que presentarlo, que es el Congreso de los Diputados a donde llegáis porque os elige el pueblo, como se hace en cualquier democracia parlamentaria. Por eso y por mucho más no se puede llamar plan de desescalada a algo que no es distinto a tirar una moneda al aire por si sale la cara signifique la libertad de la ciudadanía, pero si sale cruz signifique un nuevo rebrote del COVID-19.
Una prueba evidente de lo que estoy manifestando es que el gobierno han entrado en una zona de peligro, refiriéndome a la cuarta prórroga consecutiva del estado de alarma – hasta el 25 de mayo -, con la puesta en marcha del comentado “plan de desescalada” para la que no tiene, de momento, garantizado el apoyo del Congreso de los Diputados, hasta el punto de que, al día de hoy, ni siquiera tiene el voto favorable de los grupos que le apoyaron en su investidura a la presidencia del gobierno. Es una cuestión que tendremos ocasión de ver la próxima semana cuando tenga que comparecer en el Parlamento para pedirles el voto favorable a otra prórroga para seguir en nuestro cautiverio.
He dicho con anterioridad “a la diestra y a la siniestra” de una manera muy intencionada, porque siendo verdad que usted ha demostrado una total irresponsabilidad ante la gran catástrofe que vive el pueblo español, y sigue demostrando una total ineficacia en la gestión de la misma, no es menos cierto que sus opositores – los de la organización criminal del PP y sus extremos – han sido igualmente de irresponsables que usted, con la particularidad de que están demostrando ser unos auténticos buitres carroñeros a la búsqueda de votos a cuenta de los cadáveres de las personas, de tal manera que, cuando mayor sea la cifra de ellos, mucho mejor para sus previsiones electorales. A la organización criminal del PP y sus extremos nada les importa las cifras de la pandemia, solo le interesa el número de muertos, cuantos más mucho mejor, porque utilizar a las víctimas es lo más rentable para sus previsiones electorales. Les da lo mismo que este país esté atravesando la peor situación de su historia reciente, les da igual que salgamos mejor o peor de esta gravísima situación, les da lo mismo lo que nos pase a los ciudadanos porque solo tiene un objetivo: sacar rédito electoral de la situación para tratar de volver a gobernar este país.
La sesión de control de este miércoles en el Congreso demostró que el PP sigue aferrado a su vieja forma de hacer política. ¿Cuál es su estrategia sobre la pandemia? No sabemos nada de su estrategia, ni de sus recetas, ni sanitarias ni económicas, porque hacernos creer que con ellos en el poder tendríamos otras cifras y el país funcionando es tomarnos por tontos e idiotas, y a estas alturas del confinamiento les aseguro que, de tontos e idiotas, ya no nos queda nada.
¿Cómo se puede tener la cara de platino iridiado para acusar a nadie de mentir cuando vosotros sois catedráticos de la mentira por la Universidad de Harvad sin haber pisado sus aulas? ¿Acaso siguen enfermos de amnesia después de sus mentiras sobre lo ocurrido en el 11-M, esa herida por la sigue supurando su jefe Aznar que sigue azuzando a sus fieles discípulos a responder con el argumento de la mentira?
Hay que tener un estómago fuerte para no vomitar escuchando al portavoz pepero, el tal Teodoro Egea, acusando al vicepresidente segundo del gobierno, Pablo Iglesias, de provocar la muerte de muchos ancianos en las residencias durante la pandemia: “Bajo su tutela han muerto 16.000 personas mayores. Tiene una responsabilidad por la que tiene que responder. No se excuse en los datos de las comunidades autónomas, lo que hay es una responsabilidad única que tiene que asumir”.
Este energúmeno se ha creído el papel que le ha adjudicado su amo y señor Pablo Casado, y se esfuerza en hacer todo lo posible por mover la cola delante suyo y que este esté satisfecho con él y le dé un azucarillo. Por eso el palmero máximo de Casado sale de vez en cuando a hacer un show de los suyos.
Portadas de EL PAÍS publicadas el 11 de marzo (izquierda) y el 12 de marzo (derecha).
Por cierto, ¿fueron ustedes, los del PP, los que contrataron a la célula terrorista de tipo yihadista para colocar las bombas que provocaron la voladura en cuatro trenes de la red de cercanías de Madrid aquel maldito 11 de marzo de 2004, donde fallecieron 193 personas y alrededor de dos mil resultaron heridas, muchas de ellas de suma gravedad, tratando de vincular torticeramente a ETA como autor de los atentados, para alejarlo a la participación de España en la guerra de Irak.? ¿Se acordarán ustedes, señores del PP, que los atentados se produjeron tres días antes de las elecciones generales de 2004, cuando el bipartidismo turnista PPSOE se acusaban mutuamente de ocultar o distorsionar información relativa a los atentados por razones electorales, una de las principales causas por las que surgieron las teorías de la conspiración del 11-M?
Era un 15 de marzo de 2003. Los tres mandatarios, Bush, Blair y Aznar, se reunían en las Azores para preparar la invasión de Irak y derrocar a Sadam Hussein. Un evento que hacía odios sordos a la comunidad internacional. Desde la negativa por parte del Consejo de Seguridad de la ONU de realizar una intervención militar, apoyándose en el informe del Organismo Internacional de Energía Atómica que tras 3 meses de investigación negaba la existencia de Armas de Destrucción Masiva a manos de Hussein, hasta miles de manifestaciones en centenares de ciudades de todo el mundo con el lema «NO a la Guerra».
¿Ya han encontrado las armas masivas que causaron la guerra de Irak con miles y miles de muertos inocentemente, cuando vuestro jefe Aznar justificó esta guerra porque nos aportaría más seguridad internacional frente al terrorismo? ¿Es verdad o es mentira que, si bien España no lanzó bombas durante la contienda, la participación de nuestro país en el conflicto fue clara y el peso del expresidente Aznar quedó constatado en la polémica cumbre de las Azores? ¿Mereció la pena romper el consenso en política exterior de España para desempeñar un papel de barragana de los Estados Unidos, amén de mentir en la comisión del Congreso de los Diputados, cuando dijo que no había habido soldados españoles en Irak – ¿a qué país pertenecían los cadáveres de soldados muertos en la guerra de Irak que fueron traidos de allí para ser enterrados en España? – y que veía armas de destrucción masiva donde no las había? ¿Es ese el aprendizaje recibido por sus cachorros Casado, Egea o la Ayuso como comunicadores de la mentira?
Tienen ustedes, señores del PP, todo el derecho y la obligación de interpelar al gobierno de España en todo aquello que les parezca que no están haciendo correctamente, aportando soluciones para discutir y aprobar en el Parlamento todas aquellas que puedan ser válidas para el interés general de España, pero no olviden que ustedes gobiernan en media España a través de las autonomías de Madrid, Andalucía, Galicia o Murcia, donde tienen transferidas el cien por cien de todas las competencias en materia sanitaria.
“reconozco mi error: fiarme de la izquierda. Les aseguro que no volverá a ocurrir”, ha afirmado- y ha insistido en la buena labor de su ejecutivo, al que señala como el primero en actuar y referencia en España. También ha destacado su plan de choque en las residencias madrileñas. Madrid es la comunidad más golpeada por el coronavirus, con más de 60.000 casos y 8.105 fallecidos según los datos de este miércoles.
Es decir, el mismo partido que exige transparencia al gobierno de Pedro Sánchez con los datos del coronavirus, sin embargo, practica la opacidad más absoluta en Madrid, por ejemplo. ¿Cómo se pueden atacar frontalmente al vicepresidente segundo del gobierno español, Pablo Iglesias, como verdadero y único responsable de la muerte de los ancianos muertos en las residencias madrileñas, cuya gestión y administración es exclusivamente de usted, señora Isabel Pérez Ayuso, diciendo que, “reconociendo sus errores”, los mismos se deben a haberse fiado de la izquierda? Al respecto, le recuerdo que Madrid, la comunidad de la usted es presidenta, tiene más de 60.000 casos de infectados y 8.105 muertos según los datos oficiales de este miércoles.
¿Conoce usted a los “amos” de la multinacional DomusVi, controlada por un fondo de inversión británico, que viene protagonizando una parte significativa de los titulares más luctuosos de las últimas semanas sobre el drama que se vive en las residencias de España? ¿Tiene algo que ver Pablo Iglesias en la adjudicación de las residencias “DomusVi Espartales” en la localidad madrileña de Alcalá de Henares o en la “DomusVi Nuestra Señora del Rosario” en Valdemoro, ambas intervenidas por la Comunidad de Madrid que usted preside, sin ofrecer información sobre el número de ancianos que se mueren diariamente con las únicas informaciones de sus familiares o de algunos trabajadores de las residencias? ¿Figuraban estas residencias con un importante número de decesos entre los lugares seleccionados como “más necesitados” de ayuda, de acuerdo con los resultados de una inspección conjunta realizada por el Ayuntamiento de Madrid y la Unidad Militar de Emergencias (UME)?
“Me llamo Fernando Collado, tengo 54 años y soy guardia civil. Mi padre Faustino, fallecido con coronavirus en Madrid, también lo era […] Tras sufrir varios achaques, hacia 2007 ingresó en una residencia de Valdemoro, la DomusVi. Su compañero de habitación murió con Covid-19 hace dos semanas y, poco después, mi padre empezó a tener síntomas, pero ya no sé qué creerme: ¿le aislaron?, ¿le hicieron el test?, ¿lo intubaron? Es como estar en un pozo negro en el que no sabes diferenciar qué es verdad y qué no” … Pues eso, señora Ayuso.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 1 de mayo
1 de mayo
Como hoy, cada 1º de mayo se celebra el día de los trabajadores que, por primera vez, desde el año 1967, de una manera u otra, me toca celebrar desde mi arresto domiciliario. Hoy, en esta fecha tan importante para las trabajadoras y los trabajadores no podremos salir a la calle a seguir reivindicando nuestros derechos y mantener nuestras conquistas sociales logradas a base de sudor y sangre.
Pero ha tenido que ser una pandemia la que dejara claro, una vez más, que las trabajadoras y los trabajadores son el auténtico motor del país, que sin nosotras y nosotros no hay riqueza, por mucho que algunas y algunos, desclasados incluidos, se empeñen en decir que es el capital el que la genera. Un empresario, sin la fuerza del trabajo, no es nada.
Pero también esta pandemia ha dejado más claro todavía hasta qué punto la clase trabajadora está desprotegida, dejando visibles las condiciones de precariedad existentes en muchos sectores, una precariedad, salarial y de derechos, que llevamos muchos años arrastrando, debido a que, en muchas ocasiones, yo diría que, en demasiadas, el enemigo está dentro de nuestra propia casa.
Por eso hoy, desde el cautiverio donde nos encontramos, debe de servirnos para reflexionar muy seriamente sobre lo necesario que es el sindicalismo, muy distinto al pandillerismo existente al servicio de la patronal y los gobiernos de turno. Un sindicalismo de clase, solidario, internacionalista, comprometido, combativo y coherente. Un sindicalismo que luche contra los despidos, que luche contra la precariedad, que combata las redes clientelares y el nepotismo, que se enfrente a este sistema corrupto y no forme parte de él.
Un sindicalismo que sea la verdadera herramienta en manos de la clase trabajadora para conseguir unas condiciones laborales y sociales dignas, como un sistema público de sanidad, una educación pública, el blindaje de nuestras pensiones como uno de los derechos fundamentales de nuestra Constitución, unas residencias públicas decentes y humanas donde pasar los últimos años de nuestras vidas, la derogación de la actual reforma laboral y la “mochila austriaca” que el gobierno tiene presentada en Bruselas. Una herramienta en manos de los trabajadores que no sea usada para servirse de ella y conseguir objetivos personales muy alejados del interés general, sino para servir al conjunto de la clase trabajadora.
Durante la guerra, los franquistas decidieron atacar toda festividad relacionada con la República o con el movimiento obrero. Por ello, en 1937 fue prohibida la celebración del 1º de Mayo. Sin embargo, en 1940, Franco decidió convertir este día en una fiesta religiosa, a imagen y semejanza de su ideario nacional-católico, impidiendo por supuesto cualquier reivindicación de carácter “subversivo”. En un principio era el Ejército, la Falange y la Iglesia los encargados de las celebraciones, con desfiles militares, actos del partido único y misas de campaña. Sin embargo, una visita de miembros de la HOAC y JOC y del ministro del Movimiento José Solís a Roma, a la festividad del 1 de mayo en el Vaticano en 1955 hará que el régimen decida convertir la festividad en un festejo exclusivamente religioso y sindical. En 1956 fue establecida de manera oficial la festividad del Día del Trabajo, la festividad de San José Obrero. Año tras año, los dirigentes del Sindicato Vertical van acabando con los rituales religiosos y se convierte en una mera ritualidad sindicalista. Se comienza a realizar una Demostración Sindical, presidida por Franco.
Por ello, quiero hablar, aunque sea de manera muy por encima, del origen de esta fecha sagrada para la clase trabajadora que, aunque la hayan bautizado como una fiesta por el franquismo e incluso por el actual pandillerismo mayoritario reinante en España, no es ninguna fiesta, sino un día más de lucha de la clase trabajadora, siendo necesario remontarse al año 1886 para recordar la sangrienta historia acaecida en Chicago a raíz de las manifestaciones obreras por aquellas fechas. En efecto, los trabajadores habían iniciado una lucha para lograr una jornada laboral de ocho horas, bajo el convencimiento de que las 24 horas del día debían repartirse así: ocho horas para trabajar, ocho para dormir y ocho para el hogar. Hasta entonces, la única limitación que había en algunos estados del país, bajo multa de 25 dólares, era hacer trabajar a una persona más de 18 horas seguidas sin causa justificada.
En este contexto, el mayor sindicato del momento decidió que a partir del 1 de mayo de 1886 la jornada laboral máxima sería de ocho horas y amenazó a la patronal con una gran huelga. Muchos trabajadores consiguieron su objetivo con la amenaza, pero los que no lo lograron iniciaron un paro ese día. En Chicago, tras tres días de huelga y de dura represión policial, el 4 de mayo se convocó una concentración en la plaza de Haymarket. En medio de uno de los enfrentamientos entre huelguistas y policías, un artefacto explosivo estalló en la plaza, murió un agente y varios resultaron heridos. Las autoridades responsabilizaron del crimen a los trabajadores y decenas de obreros fueron detenidos y torturados por sus ideas radicales. Azuzadas por la prensa conservadora, las autoridades decidieron acusar a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero.
Inicialmente, en el juicio en la Corte Suprema, ocho trabajadores anarquistas fueron condenados a la horca, aunque finalmente tres de ellos fueron a prisión. Tres de los cinco eran periodistas, uno tipógrafo y otro carpintero. Fueron los “los mártires de Chicago”. A raíz de aquellos sucesos, en 1889 se declaró el 1 de mayo como el Día del Trabajador por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional.
La mayoría de condenados dejaron antes de morir frases para la historia sobre un juicio que solo obedecía a intereses políticos y por sus ideas libertarias, las cuales, por su grandeza, quiero recoger de manera literal en este mi diario del 1 de mayo, sobre todo, para muchos jóvenes y no tan jóvenes que siguen pensando que las conquistas sociales arrancadas a sangre y fuego, fueron concesiones gratuitas de la oligarquía financiera y los títeres que sientan en las poltronas ministeriales para usarlos y manejarlos según convenga a sus intereses. Estas son algunas declaraciones de cuatro de los ajusticiados:
El 1° de mayo se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Trabajador en homenaje a los llamados Mártires de Chicago, un grupo de sindicalistas anarquistas ejecutados en 1886, tras luchar por la consecución de la jornada laboral de ocho horas. “Un drama terrible,” fue el titular de la crónica que José Martí publicó en diario La Nación de Buenos del 1º de enero de 1888. De la extensa crónica, reproducimos algunos extractos, precedidos de algunas consideraciones generales.
Adolf Fischer (alemán, 30 años, periodista): “Solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me imponen porque no he cometido crimen alguno… pero si he de ser ahorcado por profesar mis ideas anarquistas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo inconveniente. Lo digo bien alto: dispongan de mi vida”.
Albert Parsons (estadounidense, 39 años, periodista. Se probó que no estuvo presente en el lugar, se entregó para estar con sus compañeros y fue juzgado igualmente): “El principio fundamental de la anarquía es la abolición del salario y la sustitución del actual sistema industrial y autoritario por un sistema de libre cooperación universal, el único que puede resolver el conflicto que se prepara. La sociedad actual sólo vive por medio de la represión, y nosotros hemos aconsejado una revolución social de los trabajadores contra este sistema de fuerza. Si voy a ser ahorcado por mis ideas anarquistas, está bien: mátenme”.
August Vincent Theodore Spies (alemán, 31 años, periodista): “Honorable juez, mi defensa es su propia acusación, mis pretendidos crímenes son su historia. […] Puede sentenciarme, pero al menos que se sepa que en el estado de Illinois ocho hombres fueron sentenciados por no perder la fe en el último triunfo de la libertad y la justicia”.
Louis Lingg (alemán, 22 años, carpintero. Para no ser ejecutado se suicidó en su propia celda): “No, no es por un crimen por lo que nos condenan a muerte, es por lo que aquí se ha dicho en todos los tonos: nos condenan a muerte por la anarquía, y puesto que se nos condena por nuestros principios, yo grito bien fuerte: ¡soy anarquista! Los desprecio, desprecio su orden, sus leyes, su fuerza, su autoridad. ¡Ahórquenme!”. “Ocho horas para el trabajo, ocho para el sueño y ocho para la casa”, es el lema. Pero nada de eso ocurría a fines del siglo XIX.
Por aquel entonces, Los trabajadores no tenían reglas claras y sus derechos se veían vulnerados. En ese contexto, el 1 de mayo de 1886 se inició en Chicago, epicentro industrial de Estados Unidos, una huelga que se terminó expandiendo al resto del país, de tal manera que habiéndose manifestándose unos 80.000 trabajadores, la cifra se fue incrementando hasta alcanzar casi medio millón de obreros que se unieron al paro en 5000 huelgas en todo el país.
Este Primero de Mayo se celebra en casi todo el mundo el Día Internacional de los Trabajadores, una fecha marcada en rojo para llevar a cabo diferentes reivindicaciones sociales y laborales desde que se estableció en los calendarios tras el acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional (París en 1889). La fecha, sin embargo, no estuvo escogida al azar, sino que se fijó para recordar a los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas que perecieron por participar en las movilizaciones que reclamaban una jornada laboral de ocho horas.
Tras varios episodios de represión policial contra los huelguistas, donde incluso hubo muertos, se convocó a una manifestación en Haymarket Square. Allí una persona que nunca fue identificada arrojó una bomba incendiaria contra las fuerzas policiales que mató a 7 policías e hirió a 60 uniformados. Las fuerzas de seguridad reprimieron con disparos, dejando un saldo de muertos y heridos entre los trabajadores. Aquella jornada pasó a la historia como la “Revuelta (o Masacre) de Haymarket”.
Por los graves acontecimientos, 31 personas fueron enjuiciado por el hecho, el 21 de junio de 1886. Ocho de ellos fueron condenados, dos de ellos a cadena perpetua, uno a 15 años de trabajos forzados y cinco a la muerte en la horca. El proceso estuvo plagado de irregularidades y no se respetaron las garantías de los acusados. La culpabilidad de los condenados nunca fue realmente probada.
Un año más tarde, en Illinos, se reconoció que el juicio no había respetado el derecho de los acusados y el gobernador perdonó a los sindicalistas que estaban detenidos.
Podría pensarse que en una época como la que vivimos, en la que si el COVID-19 ha puesto algo de manifiesto es que sin solidaridad no vamos a ninguna parte, se reduciría el número de tropelías. No es así. Algunos sindicatos de clase como la Corriente Sindical de Izquierda o la CGT venían advirtiéndolo y se ha constatado: el coronavirus no se ha llevado por delante la ruindad de ese empresariado indeseable que ni siquiera en un momento como el que enfrentamos deja de robarnos.
La cifra de fraude en ERTE es escandalosa; bastaría media docena de casos para que, con la que está cayendo, lo fuera. Ese empresariado mezquino que obliga a trabajar a sus trabajadores y trabajadoras mientras se encuentran en ERTE – hecho que está ocurriendo en el propio sindicato de UGT – deberían recibir penas tan duras que jamás quisieran volver a intentar tamaña barbaridad. Algo me dice que no será así, por muy dura que fuera la pena, ¿saben por qué? Porque ni siquiera padecen la condena social.
Nos hemos relajado; hemos normalizado con demasiada facilidad los atropellos laborales, los abusos del empresariado, ese tan avaricioso que cuando vienen mal dadas buscan el abrigo del Estado y que, cuando se llenan los bolsillos, repudian de los poderes públicos y de la misma ley como alma que lleva el diablo.
Nos venden una verdad que no se corresponde con la realidad. Con el terrible impacto en la economía del COVID-19, el discurso dominante es que se han destruido cientos de miles de empleos. Mentira. En el fondo, ya nos habíamos encargado de destruirlos antes nosotros mismos, encajando con resignación que la precariedad y la temporalidad son normales, cuando no aceptando públicamente las reformas y pactos laborales con la patronal y el gobierno, hasta incluso aceptar el incremento de la jubilación desde los 65 a los 67 años.
Si ese mismo discurso dominante dice que el COVID-19 se ha cebado con los colectivos más vulnerables es porque, previamente, nuestro mercado de trabajo ya se los había merendado. Por eso, este 1 de mayo, ni un paso atrás; desconfíen de quienes más se presentan como salvadores o salvadoras, quienes hablan de reactivación porque, seguramente, son los mismos que no cambiarían una buena temporalidad y una serie de contratos encadenados si ello implica llenarse menos los bolsillos.
Ni antes ni ahora asuman la precariedad porque ya les avanzo que son muchos los que ya se están frotando las manos y afilando sus colmillos para sorberles hasta la última gota de sangre aprovechando las oscuras puertas que abre la desesperación. No lo permitamos. En eso debe de consistir nuestra lucha obrera de manera permanente.
Cuando estoy escribiendo este, mi “diario de un confinamiento” tengo a la vista el panel del ministerio de Sanidad con la cifra de 215.216 infectados y 24.824 muertos por el coronavirus. Muchos muertos – demasiados – pero no debemos de olvidar en este 1º de mayo que todos los años en España los trabajadores sufren cientos de miles de accidentes laborales, muchos de los cuales son mortales, en demasiados casos por la falta de las medidas más elementales de seguridad. Concretamente en el año 2019, según las estadísticas del ministerio de Trabajo, se produjeron un total de 635.227 accidentes laborales, un 5,5 % más que en el año anterior, aunque con un 3,1% menos de trabajadores, de los cuales 695 perdieron la vida.
Por eso, de todos los derechos individuales y colectivos que se han visto menoscabados de la crisis sanitaria y política provocada por el coronavirus, hay uno que lo ha sido en grado sumo, que, tal y como se puede observar por las cifras oficiales que nos muestran año tras año, sigue siendo desatendido y que va a ser crucial en la llamada etapa de “desescalada” si no queremos que ésta sea el preámbulo de un nuevo tsunami de muerte y desolación, refiriéndome al derecho de los trabajadores a prestar su trabajo en condiciones saludables y seguras. Las cifras de infectados, enfermos y fallecidos entre el personal sanitario que han venido desarrollando sus labores sin los mecanismos de protección adecuados – a veces simplemente carecían de ellos, otras los que les habían sido facilitado eran defectuosos – causan escalofrío, horror e indignación. Pero, vuelvo a repetir, no solo de estos trabajadores sanitarios que se juegan su propia vida en la salvación de otras vidas, sino en el conjunto de toda la población trabajadora de España, desde el barrendero de mi pueblo hasta el mejor cirujano de España. El derecho a la protección de la seguridad y la salud en el trabajo tiene en Europa reconocimiento constitucional, pues el artículo 31.1 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, instrumento con el mismo valor que los Tratado, lo reconoce en los términos siguientes: “Todo trabajador tiene derecho a trabajar en condiciones que respeten su salud, seguridad y dignidad”.
Evolución de PIB en España, 1971 a 2020, (Fuente: Instituto Nacional de Estadística-INE)
No nos equivoquemos, ni nadie trate de engañarnos con las típicas paparruchas que venimos escuchando estos días desde nuestro arresto domiciliario. La evolución del PIB en España y en Europa durante el primer trimestre permite hacer una evaluación de la magnitud más que preocupante de la recesión económica que se avecina a causa del COVID-19. La congelación total de actividades comerciales, de hostelería y, parcialmente, de la producción industrial, ha hundido el PIB español en el 5,2%, una medida que, trasladada a tasa anual, equivale a un descenso en picado del 4,1%. Es decir, mientras aquí miles de personas siguen muriendo lejos de sus familias, algo que no me cansaré de repetir se podía haber evitado en gran medida, ahora nos adentramos en una depresión económica internacional que, para el “Financial Times” del pasado 4 de abril, puede ser tan grave como la que azotó el mundo en los años treinta del siglo XX. Vale la pena recordar lo que entonces ocurrió y extraer lecciones para el momento que, no nos engañemos, nos va a tocar vivir.
Solamente añadir que para España se presentan muy malos augurios de que en la nueva gran depresión va a ser uno de los países más afectados, con un inminente coste social para millones de familias, especialmente las más desfavorecidas, sobre todo cuando nos fijamos en las previsiones del Fondo Monetario Internacional que prevé para nuestro país en este año 2020 un desplome del 8% en el Producto Interior Bruto y un incremento del paro hasta el 20,8%. Quiero decir que, o nos juntamos todos de verdad para tirar del carro en una única dirección hacia adelante, o nos vamos todos al fondo del precipicio.
Buenas noches y hasta mañana. Viva el 1º de Mayo y viva la República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 2 de mayo
2 de mayo
Después de 49 días de arresto domiciliario, hoy comienza el desescalamiento, es decir, comienza una serie de medidas donde a unas horas puedes hacer deporte, a otras sacar a los niños, los perros seguirán saliendo con varios amos de coyuntura, y los mayores de 70 años tendremos también nuestro horario de salida y entrada. Tengo la impresión de que tanto bailar la yenka por parte del gobierno y la oposición, la ciudadanía vamos a acabar mandándoles a todos a la mierda. Solo falta la sirena de la fábrica, el turullu del pozo minero y un cartel en la puerta de nuestras casas que ponga “Arbeit macht Frei” (el trabajo os hará libres, o trabaja gratis) más o menos como en los Stalag de la Alemania Nazi, que diría mi amigo el “Oso”.
Así que yo, como tengo 71 años, después de desayunar, salí a comprar la prensa, dí tres vueltas al parque de Sama y me senté en un banco a leer el periódico y tomar el sol que lucía en este día primaveral, para regresar a las 11,30 horas a casa, pegarme una ducha de agua fría y poner el traje de faena, esto es el pijama. Aunque pueda salir otra vez por la tarde, no haré uso de ese tiempo que me han asignado.
Apenas estaba sentado en el sofá cuando, de repente se produce la comparecencia del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, para leernos por el teleprónter la repetida homilía de todos los sábados, y anunciarnos que esta semana pedirá una nueva prórroga del estado de alarma durante 15 días más, porque el estado de Alarma ha funcionado, y sería una “irresponsabilidad absoluta” bajar ahora la guardia. Asimismo, ha anunciado que a partir del lunes será “obligatorio” usar mascarillas en el transporte público.
A este respecto, ha explicado que se están “recogiendo por fin los frutos del sacrificio colectivo y todo esfuerzo tiene su recompensa”, con las salidas de niñas y niños desde el pasado fin de semana, y las de adultos y mayores desde este sábado. “Son alivios pequeños y aunque pueden parecer insuficientes son importantes porque marcan el cambio de rumbo de nuestras vidas, restringimos la movilidad y la vamos a recuperar poco a poco”, ha añadido. Para ello, se repartirán 6 millones de mascarillas en todo el país, además se entregarán otros 7 millones a la Federación de Municipios y Provincias, y 1,5 millones a Cáritas y al CERMI.
Pedro Sánchez anunció nuevas medidas de impulso económico para paliar la crisis generada por el impacto de la epidemia. Reforzó las líneas de créditos del ICO a Pymes y autónomos con la liberación de otros 24.000 millones de euros (se suma a dos líneas anteriores de 20.000 cada una). Y anunció un fondo especial de 16.000 millones para las Comunidades Autónomas, no reembolsables. Eso sí, el presidente del Gobierno condicionó la viabilidad de esas medidas a la renovación del estado de alarma, un mecanismo “similar al de todos los demás países, y que garantiza todas estas medidas”. Sánchez aseguró que tanto el apoyo del SEPE en los ERTE como los diversos apoyos financieros aprobados correrán peligro sin ese estado de alarma.
En su comparecencia, el presidente ha anunciado un fondo especial para la reconstrucción económica dotado con 16.000 millones de euros para las Comunidades Autónomas, que concretará este domingo tras la reunión con los presidentes autonómicos.
La fase cero que se iniciará el lunes en la mayor parte del territorio incluye algunas medidas de “alivio” como las salidas y paseos, y también otras de apertura muy limitada de algunos establecimientos públicos. Así, ha recordado que en la fase cero los restaurantes y cafeterías podrán abrir para recoger los pedidos en el propio local, que se tendrán que hacer por teléfono o internet. Y también se establecerá un sistema preferente de reparto para los mayores y colectivos vulnerables.
En esta fase también retomarán la actividad los locales y comercios de servicio como peluquerías, talleres, arreglo de ropa, que podrán atender al público con un servicio de cita previa para que solo haya un único cliente por trabajador. También tendrán un horario de atención preferente para mayores de 65 años que deberán coincidir con las de los paseos. El Gobierno permitirá reunirse a grupos de hasta 10 personas en casas particulares, terrazas o al aire libre a los ciudadanos de las provincias que entren en la fase 1 de desescalada. Las islas canarias de La Gomera, El Hierro y La Graciosa y la balear Formentera entrarán el día 4 de mayo, y el resto de provincias que estén listas lo harán el día 11. Esta medida estará reflejada en el Boletín Oficial del Estado de este domingo, para entrar en vigor el lunes en los territorios correspondientes.
En este baile de la yenka que viene practicando el gobierno – izquierda izquierda derecha derecha adelante detrás un dos tres – el presidente Pedro Sánchez dijo que las reuniones de grupos reducidos tendrían que ser en las terrazas de bares que abrieran, pero finalmente fuentes de La Moncloa han confirmado que podrán ser en domicilios hasta ese número y manteniendo las debidas distancias físicas de seguridad y medidas de higiene. No tendrán que ser convivientes, sino que pueden ser familiares, vecinos, o amigos, aunque quedan excluidas las personas que pertenezcan a grupos vulnerables y personas contagiadas o en cuarentena.
Fuente: Ministerio de Sanidad y Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hasta aquí, todo lo que dio la comparecencia sabatina del presidente, pero la realidad de la desescalada es que las cifras oficiales – no las reales -, nos indican que seguimos jugándonosla a cara o cruz, tal y como indicaba en mi diario de ayer. Me asomo, como todas las mañanas, al panel del ministerio de Sanidad y veo que las cifras de muertos (25.100) e infectados (216.582) se incrementan en el día a día.
Sin haber hecho los test necesarios, ¿se puede hablar de una desescalada segura? Pero, si esto es preocupante, más preocupante me parece el tratamiento de nuestros viejos en las residencias – los verdaderos luchadores de que tengamos un sistema de sanidad y unas pensiones públicas – para los que no habrá medidas de alivio hasta la fase tres, seguramente cuando otra mayoría de ellos estén muertos, lo que suponen muchas pensiones ahorradas para el sistema. Lo más cojonudo es que, desde el gobierno apuntan a que “de momento” no van a iniciarse medidas de desescalada. “Estamos lejos de ese escenario”, añaden, y con el cinismo que les caracteriza, después de tenerlos en el más absoluto de los abandonos por parte de todas y cada una de las Comunidades Autónomas, añaden que “es una de las cuestiones más sensibles”.
Un prestigioso doctor de Euskadi, amigo mío de los años 80, en pleno ejercicio profesional, me enviaba hace unos días un amplio informe por correo electrónico, de lo que extraigo alguna cuestión que me pone los pelos de punta. Por ejemplo, me dice: ¿has pensando, querido Antón, que muchos, sino todos/as los “muertos/as” pueden haber sido víctimas de las vacunas inyectadas años atrás indebidamente (…) compradas con nuestro dinero por Trinidad Jiménez cuando era la ministra de Sanidad con el gobierno de Zapatero (…) porque esas “vacunas” eran sintéticas y con metales pesados conocidos…? SOROS y la OMS están detrás de ésta “pandemia” y Sánchez lo sabe (…). Que nadie trate de engañarnos, la COVID-19 es solo el principio de una serie de crisis con las que tendremos que ir aprendiendo a convivir y. por tanto, va a permanecer entre nosotros hasta que se encuentra el modo más sostenible de hacer negocios.
En fin, ahí lo dejo, todo se sabrá, pero sigo manteniéndome en mi teoría de que en política nada ocurre por casualidad y son muchos – demasiados – los pensionistas que están cayendo en esta pandemia.
Desde mi punto de vista, los hechos no demuestran, sino que nos encontramos ante un Presidente de Gobierno inconcreto y perdido en circunloquios que ha presentado un plan para la transición hacia una nueva normalidad, cuyo horrible nombre solo refleja con seguridad que hemos cumplido 49 días en la excepcionalidad democrática y que nos esperan otros 15 días más, a partir del 9 de mayo, siempre que le aprueben la propuesta en el Congreso de los Diputados. Un plan, al frente del cual está la SSS – Sánchez, Simón y Salvador Illa – es decir los tres (i)responsables de que la pandemia haya causado en España el mayor número de fallecidos, el mayor número de infectados y el mayor número de sanitarios fallecidos teniendo en porcentaje a nuestra población. Incluso, siendo preguntado el presidente Sánchez en la rueda de prensa por el número de sanitarios fallecidos, ni siquiera supo responder dando su número.
Denominar a esta situación desescalada es un agravio a los alpinistas que bajan felices la montaña tras alcanzar la cima. Los españoles bajaremos en estos 50 días de cautiverio apesadumbrados por los fallecidos, hartos de las mentiras y simulaciones que hemos soportado y con una gran preocupación por el futuro de nuestro país dirigido por un Gobierno, incapaz, desconcertado y sin valores constitucionales. ¿Qué podíamos esperar del plan si al grupo de combate gubernamental les han engañado en la compra de mascarillas y de test y vienen retrasando semana tras semana el estudio epidemiológico que no empieza nunca y que se presenta como el arca perdida que nos alumbrará en el plan de desescalada?
No sé si será el sistema de primarias por el que fue elegido o la propia idiosincrasia de Pedro Sánchez la que le conduce a la grandilocuencia, a la farfolla y al postureo. Caudillismo e ideas imperiales. En seguida hizo gala de ello, desde sus primeras andanzas, allá por 2016, en ese pacto que con gran boato firmó con el Rivera de Ciudadanos, en la sala constitucional, la más solemne de las Cortes, bajo el retrato de los siete padres de la Constitución. El pacto, desde luego, no tenía ningún recorrido, un disparo al aire, mera traca, aunque insistieron una y otra vez que había llegado para quedarse, que tenía vocación de permanencia; sería tan sola la vocación. Lo llamaron también “para un gobierno de progreso”. En Sánchez todo se denomina “de progreso”, quizás por aquello de dime de qué presumes y te diré de qué careces.
Como no podía ser menos, en su enfoque de la epidemia ha seguido los mismos criterios. La incompetencia, los muchos errores e incluso determinados intereses bastardos se esconden en la prosopopeya, en los comités, en ruedas de prensa que son más bien homilías, en liturgia puramente ritual carente de contenido y de efectividad. De cara al futuro actúa de idéntica manera. Se propone repetir unos Pactos de la Moncloa sin saber muy bien en qué consistieron los originales, y mucho menos qué es lo que se pretende con los nuevos. Se habla de un pacto para la reconstrucción de España, pero pienso yo sino será mejor un pacto para evitar la destrucción.
Tras los pactos de la Moncloa ahora nos viene con lo del Plan Marshall. Solo que ahora el terreno de juego es la Unión Europea y ahí el partido es más difícil, porque Europa no es más un cascarón sin contenido, y si Sánchez es el de las grandes ideas, la Unión Europea es la de las grandes esperas. Nadie como la alemana Merkel y sus satélites para lanzar balones fuera. Total, que las egregias ideas y los excelsos planes de Sánchez quedan siempre para la próxima reunión. Hoy no se fía, mañana sí.
Fuente: Ministerio de Hacienda (2 de mayo de 2020)
Los problemas económicos y financieros que van a tener tanto Italia como España, como la misma Francia y, dado sus altos niveles de endeudamiento, no se van a arreglar con préstamos tal como quieren Holanda, Alemania y los otros países del Norte. Los eurobonos ya se han caído del programa y el tan cacareado Plan Marshall de Sánchez se ha diluido entre las manos. No habrá deuda perpetua, ni transferencias a fondo perdido, como no sea en todo caso en una proporción muy pequeña. Tampoco la cantidad de 1,5 billones de euros es cierta. Tiene trampa. Las instituciones de la Unión Europea son auténticos artistas en manipular cantidades.
Es sabido que el truco de la deuda está en pagar los intereses. Si un país paga los intereses, los mercados le permiten que se endeude, porque sobra dinero en el mundo. Si algo sobra en el planeta, es dinero. España está pagando religiosamente los intereses de la deuda, España es una inversión segura. Cuando el Estado hace una emisión de deuda hay más demanda que oferta, lo que quiere decir que hay confianza. Lo que pasa es que España, para afrontar los derivados del virus, se va a ir un pago de intereses que va a acercarse a los 40.000 millones de euros. Y esto es muy peligroso.
” España se va a recuperar de este golpe, y la diferencia es que esta vez no se va a quedar nadie atrás, calificando de shoch temporal el batacazo” (María Jesús Montero, el 1 de mayo de 2020)
La realidad que tenemos encima de la mesa es que España para contener el virus, que no ha logrado contener, ha provocado el cierre de 120.000 empresas, la suspensión o reducción de jornada de cuatro millones de contratos de trabajo, el cese de actividad de más de un millón de autónomos y la destrucción de casi un millón de empleos en el mes de marzo, pero dice la ministra de Hacienda del gobierno español, la médica sevillana, María Jesús Montero, y su compañera de gobierno, la vicepresidenta tercera del gobierno para asuntos económicos, la economista gallega, Nadia Calviño, que España sólo tardará dos años en superar la peor crisis en un siglo, esperando, aseguran ambas, que el gobierno espera que en 2020 la economía caiga un 9,2% y el paro suba hasta el 19%, tal y como se recoge en el Plan Presupuestario del Gobierno, donde el parte médico de la economía arroja un déficit público que acabará este año en el 10,3% y una deuda pública subirá hasta el 115% del PIB.
La Delegación del Gobierno en Madrid ha abierto una investigación por la aglomeración de personas que se pudo ver este viernes en el acto de cierre en el hospital de Ifema por una posible vulneración del Real Decreto sobre el estado de alarma por no respetar las normas de distanciamiento social, según han confirmado a Público fuentes de la Delegación del Gobierno. La oposición en bloque criticó duramente el acto y acusaron al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso de convertir el acto de cierre en un “espectáculo” con bailes, aglomeraciones y con la presidenta de la Comunidad y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, subidos a bordo de un “food truck”, una furgoneta con comida, para repartir bocadillos. (1 de mayo de 2020)
Quisiera equivocarme con toda rotundidad, pero España se encuentra en una situación dantesca. Sin recursos ni liquidez para asumir los compromisos que tenemos en el ámbito público y de gestión, el contexto económico es desolador.
Sigo pensando que Europa acabará, más pronto que tarde, interviniendo a nuestro país. Ahora nos dan fondos sin condiciones, pero después del verano, los 140 mil millones de rescate vendrán condicionados a que Europa tome las riendas. Lleva advirtiendo a España que es insostenible el gasto público y la incapacidad del gobierno para alinearse con las exigencias de Europa. Recordemos que nuestro país es el único país de la UE que no ha modificado su Presupuesto y en 20 días Europa aprobará o no el plan presupuestario que esta semana el gobierno le enviará. Veremos qué pasa.
Ahora lo único que hacen con las medidas es ganar tiempo. El gobierno no quería desescalada, pero Europa y la presión de países vecinos que ya la tienen, les han forzado a ello. Vamos a tener problemas muy gordos con el sistema público de pensiones, porque la Seguridad Social se colapsará y la tasa del paro alcanzará las mayores cifras de la historia.
Muchas comunidades entrarán en quiebra, caso concreto de Canarias que se quedará sin turismo y solo podrá vivir del plátano, y lo mismo con las Baleares, donde ya los alemanes han recomendado no acudir allí de vacaciones.
Las viviendas está previsto que bajarán entre el 30 y 40% en sus precios, de tal manera que los que tengan patrimonio van a tener que monetizarlo para asegurar la liquidez de sus pensiones. Los hábitos de consumo han cambiado. Compraremos poco y lo necesario. El comercio se acabará imponiendo y los gastos superfluos se irán acabando.
Pero lo importante: ¿de verdad que estamos todos juntos en esto? ¿de verdad que hemos empezado juntos y juntos vamos a salir de esto? Cada vez entiendo menos como se puede amar tanto a España a la vez que se odia a la mitad de los españoles. Eso es lo que estoy viendo desde hace mucho tiempo, pero sobre todo desde que comenzó esta tragedia del COVID-19, que está sacando lo mejor, pero también lo peor, de nosotros, especialmente cuando me refiero a la clase política. Desde que comenzó esta pandemia que ya nos asola y que se ha llevado ya a miles de compatriotas, de izquierdas, de derechas y del centro, aparte de arruinar económicamente a muchos más, una oposición carroñera por parte de la organización criminal del PP y sus extremos viene lanzando toda una serie de ataques e insultos contra el gobierno, como si ellos no tuvieran que ver, y mucho en el origen de la pandemia, casi tanto como el propio gobierno. Y, de paso, a insultar y a vilipendiar a todos aquellos que no compartimos ni sus políticas ni su opinión ni su actitud antipatriótica, porque solo ellos se consideran los únicos patriotas, por el mero hecho de colocar una corbata negra y su banderita de España en la pulsera de su reloj o como perfil de su móvil. Su furia es tal que ni siquiera se privan de descalificar a los millones de españoles que no comparten sus ideas, como reiteradamente le demuestran a la hora de votar. El déficit democrático de esta derecha montaraz está quedando en evidencia ante las circunstancias de excepcionalidad que vivimos, donde todos y todas tendríamos que poner en práctica, ahora más que nunca, la obra del dramaturgo español, Lope de Vega: “¿Quién mató al Comendador? Fuenteovejuna, Señor. ¿Quién es Fuenteovejuna? Todo el pueblo, a una.” Pues, eso, todos y todas a una.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 3 de mayo
3 de mayo
Ayer, 2 de mayo, cuando se cumplen hoy cincuenta días de mi arresto domiciliario, pudimos salir a pasear por primera vez. La semana que viene, si todo sigue bien, quizás pueda tomar una botellina de sidra en una terraza, siempre que tenga sitio, pues, tal y como queda decretado por el gobierno tan solo tendrán cabida un cincuenta por ciento de su capacidad. Tras este duro confinamiento, ya se atisba el final de la peor crisis colectiva de nuestras vidas. ¿o no? Porque, aunque todo saliera como se piensa, puede que el COVID-19 sea un ensayo general de lo que queda por llegar.
Ayer, otra vez fue un día muy polémico con los jenízaros del PSOE a través de las redes sociales, unos con nombre y apellidos, y otros escondidos tras esas más de 300 cuentas falsas de que dispone el PSOE para contrarrestar cualquier cuestión que no sea bailarle el agua al gobierno. En realidad, estos jenízaros son de estos que, autocalificándose como socialistas, están formados en las sacristías de las iglesias y en los centros del Frente de Juventudes (Falange). Es decir, que lo mismo que defendieron en su día las doctrinas de José Antonio Primo de Rivera y de Franco ahora defienden a capa y espada, en muchos casos recurriendo al insulto, al PSOE en la persona de Pedro Sánchez. Son los mismos que se rompían las manos con Felipe González y Alfonso Guerra cuando visitaban Asturias, pero, lo que nunca hacen es entrar al debate para argumentar sobre las políticas que se están desarrollando, con la única cantinela de que viene la derecha y sus extremos, como si alguna vez se hubieran marchado.
Felipe González lo tiene claro: «Uno tiene que reconocer que comete errores, y no pasa nada. El error en política es perdonable. Lo que no es perdonable es la estupidez». «algunos no han reconocido la crisis, otros no le han dado importancia y siguen sin dársela, algunos se han portado con la soberbia de pensar que sabían más que los científicos, que estaban advirtiendo de esto». «Estamos ante una situación nueva, cuyas consecuencias no podemos evaluar. Hace falta que los líderes políticos sean humildes, que crean en los proyectos, que tengan una gran empatía con el sufrimiento y el sacrificio de los ciudadanos y que sean capaces de trabajar en equipo y dialogar».
¿Tanta inseguridad tienen a la hora de depositar su voto en las urnas? ¿hasta ahí puede llegar tanta hipocresía? ¿Cuántos escaños obtiene la derecha y sus extremos en el País Vasco o Cataluña, por ejemplo? Claro que, tal como ocurrió en Asturias, donde el PSOE dio voz y financiación a VOX en la Junta General del Principado de Asturias, otorgándole grupo propio cuando solo tienen un diputado, entonces, apaga y vamos.
Que no se preocupen estos jenízaros al uso, porque nadie me va a tapar la boca. Hasta ahí podíamos llegar. Me han arrestado en mi domicilio, pero de ahí a cerrarme la boca, de eso nada de nada. Lo siento. Voy a seguir con mi diario, cueste lo que cueste, reflejando en el mismo todo aquello que vaya ocurriendo durante el confinamiento al que nos tiene sometidos el gobierno a través del Estado de Alarma. Estos jenízaros pretenden que yo escriba las “maravillas” de gestión que ha hecho y sigue haciendo el gobierno.
Fuente: Ministerio de Sanidad (2 de mayo de 2020)
Pretenden que silencie el número real de los muertos, especialmente entre los pensionistas, muchos de ellos muriendo totalmente desatendidos en esos pretanatorios, que algunos llaman geriátricos. Entro, como todos los días, en el portal del Ministerio de Sanidad y, aunque, según nos cuentan en las ruedas de prensa diarias la cosa va bien, pero la realidad es que todos los días se incrementa el número de muertos (25.264) e infectados (217.466). Pretenden esos jenízaros que se diga que el gobierno está haciendo una gestión del COVID-19 insuperable, un esfuerzo titánico de la SSS (Sánchez, Simón y Salvador Illa), pero la realidad es otra muy distinta.
¿Cuál es la nación del mundo donde está mejor protegido el COVID-19? La valoración de la gestión de la crisis sanitaria por parte de muchos expertos no gubernamentales resulta muy negativa, abundando aquellos que siguen afirmando que la Moncloa ha ido por detrás de los acontecimientos, a pesar de las múltiples advertencias recibidas desde instituciones acreditadas en la materia que tratamos. El inexcusable retraso para tomar decisiones, las improvisaciones, las rectificaciones, la descoordinación, el más que sospechoso derroche de fondos públicos y la torpeza para aprovisionarse de material de protección y detección – los test – resultan evidentes. Consciente el filósofo y ministro de Sanidad del deterioro de imagen del ejecutivo por tratarse España de uno de los países con mayor porcentaje de muertos en el mundo, las SSS llegaron a cambiar en distintas ocasiones la metodología del cómputo de infectados y muertos, a fin de reducirlos, de tal manera que ahora Sanidad no incluye los positivos por test rápidos y contabiliza solo los casos detectados mediante pruebas PCR. Sin embargo, existe un dato objetivo, procedente de los registros civiles, que delata el engaño, el exceso en un 69% de la mortalidad que ha habido en España entre el 17 de marzo y el 20 de abril de 2020 respecto a la cifra estimada para ese periodo a partir de la serie histórica.
Pero, eso no lo dice Antón Saavedra, lo dicen las estadísticas elaboradas con las cifras reales, por lo tanto, si estos jenízaros tienen que salir a glayar en las redes que lo hagan con quien realmente elabora los estudios e informes sobre la materia. Hoy me voy a referir al elaborado por la organización Deep Knowledge Group (DKG) que ha evaluado la gestión de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 en 150 países. Los resultados se muestran en el gráfico adjunto, donde España ocupa el último lugar en seguridad sanitaria y el segundo por millón de habitantes.
¿Quiere esto decir, como ya he explicado hasta la saciedad en mis diarios, que la oposición lo está haciendo mejor que el gobierno? En absoluto, son tan (i)responsables como ellos, no en vano las competencias de sanidad están transferidas al cien por cien a las Comunidades Autónomas, caso concreto del PP que gobierna en Andalucía, Madrid, Galicia, Castilla – León y Murcia. Y usted, señor Casado, ¿Qué alternativa ofrece, mientras sujeta con la mano izquierda al presidente al frente del Estado de Alarma para seguir sacudiéndole con la mano derecha? Hay semanas, señor Casado, en que todo su proyecto político cabe en un tuit. La cuestión, desde mi punto de vista, está muy clara desde el principio. El licenciado por la Universidad de Harvard sin pisar las aulas está en una carrera de fondo donde solo le interesa la rentabilidad electoral a cuenta de los muertos, de tal manera que, cuantos más haya mucho mejor para los intereses electorales de su organización criminal del PP.
Volviendo a la comparecencia del presidente de ayer, no me he olvidado de que Pedro Sánchez exigió a la oposición que apoye una nueva prórroga del Estado de Alarma, asegurando que este instrumento está resultando eficaz contra la pandemia a la vez que advertía de que no existía “ningún Plan B”. Desde mi entender este planteamiento del presidente no trata sino de extender las atribuciones especiales que le confiere la alarma, no para combatir la COVID-19, sino como palanca para reforzar una acumulación de poder inédita desde la restauración monárquica. Esta deriva cesarista del presidente, por mucha humildad y unidad que pregone en sus homilías de los sábados, a modo de trágala tanto a la oposición como a sus socios de investidura, se une a su habitual estilo trumpista de hacer política.
Sánchez está mintiendo, no solo cuando presenta como una graciosa concesión a sus adversarios políticos sus comparecencias parlamentarias para prolongar el estado de alarma, porque la ley orgánica que regula esta figura señala que todas las prórrogas, sea cual sea su duración, deben de ser autorizadas por el Congreso de los Diputados, sino que sigue mintiendo cuando sostiene que se han hecho má de 1,3 millones de test PCR. Sigue mintiendo o no dice la verdad cuando balbucea subterfugios para justificar por qué hasta ahora no se ha exigido con carácter obligatorio el uso de mascarillas en el transporte, cuando la realidad es porque, hasta la fecha, este gobierno de la imprevisión y la negligencia no podía garantizar el abastecimiento de estos suministros.
Emprender una desescalada gradual y asimétrica del confinamiento de ciudadanos y sectores económicos dirigida por un “mando único” con manos libres para imponer decisiones, requiere, inevitablemente, de la aprobación de sucesivas prórrogas del estado de alarma. Prolongaciones que, sin embargo, deben de incluir condiciones muy distintas a las que hoy en día están en vigor y que han suscitado el recelo de las fuerzas políticas, incluso de algunos gobiernos autonómicos regidos por el PSOE.
En cualquier caso, el próximo miércoles, 6 de mayo, se someterá a la autorización del Congreso y allí podremos ver realmente lo que puede ocurrir. En el caso de que decayera el estado de alarma, el gobierno podría seguir controlando la pandemia con la leyes de salud pública. Esperamos al miércoles.
Hasta hace poco más de dos meses, cuando pensábamos en los héroes de nuestras vidas, los bomberos y los forestales que luchaban contra los incendios que asolaban nuestro país, poniendo en su vida en juego – muchos fueron los que cayeron -, con el fin de evitar la otra emergencia, la climática, el mayor problema de la humanidad. Las imágenes que vemos por la televisión nos muestran a unos trabajadores exhaustos, casi siempre mal pagados, que combatían el fuego de nuestros bosques.
Ahora nos encontramos con el COVID-19 que ha cambiado la historia poniendo de relieve la frágil vulnerabilidad de la ciudadanía. Tras cincuenta días priorizando sus mortíferas consecuencias sanitarias, a partir de ahora se presenta la segunda parte de la pandemia, tal y como informaba en mi diario de ayer: la supervivencia económica real, que se concreta en otra Gran Depresión, equivalente o incluso superior en profundidad a la de los años treinta del siglo pasado, con tasas de desempleo lacerantes, y para combatir la depresión y reactivación se recurre al endeudamiento, que tendrán que pagar toda una generación. Según el Instituto de Finanzas Internacionales, la deuda global – pública y privada – puede llegar al final del año 2020 al 342% del PIB global, y eso quiere decir, lisa y llanamente, que los gobiernos tendrán que elegir entre el endeudamiento masivo o no poder sostener el bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas. En España tenemos la experiencia de 2008, cuando, según Zapatero, jugábamos en la Champions League, y no podemos caer en lo que fue el mayor gato por liebre de la historia.
Una de las refriegas con los jenízaros y jenízaras del PSOE, como viene siendo norma, se refería a la alta mortalidad de nuestros pensionistas, en su mayoría hacinados en esos establecimientos que yo llamo pretanatorios, aunque muchos se empeñen en seguir llamando geriátricos o residencias de ancianos, cuando no son más que un gran negocio en manos de auténticos fondos buitres que facturan en torno a los 5.000 millones de euros. En España, aunque los gobiernos central y autonómicos todavía no se han dignado a ofrecer el recuento que prometieron desde un principio, se calcula que hasta el día de ayer son 15.300 muertos en esos pretanatorios, tanto públicos como privados, la gran mayoría de ellos pensionistas totalmente desasistidos sanitariamente, de acuerdo con la máxima de los centros privados: “Nosotros no curamos, solo cuidamos”.
El gran negocio está liderado por el grupo francés Domusvi, presente es seis países – Francia, España, Portugal, Chile, Uruguay y Colombia -, con una facturación global de 1.374 millones de euros y un margen de explotación del 14%, donde el 40% de sus ventas en 2018 – no se han hecho públicas las de 2019, y nadie les pide cuentas – procedieron de España, donde tienen 158 residencias y tres líneas de negocio: hogares de ancianos, atención domiciliaria y atención mental y discapacitados, siendo pagadas el 56% de sus camas por el dinero público a través de conciertos o concesiones que, por cierto, dejan “mordidas” millonarias, de las que hablaremos en otro diario. Ante esta tétrica situación, algún que otro jenízaro trata de afrontar la refriega con palabras de oportunismo por mi parte.
¿Cómo se puede ser tan miserables, cuando ya en los años 1977 ya reivindicaba yo desde la Federación Estatal de Mineros de UGT y desde el PSOE ante el Rey de España el incremento en la miseria que suponían las pensiones por aquella época, cuando la mayoría de estos neosocialistas no salían de las sacristías de las iglesias y los centros del Frente de Juventudes (Falange), en la misma medida que me tocó hacer las campañas del PSOE 1977, 1979 y 1982 vendiendo por todos los rincones mineros de España que “en nuestro país no tendríamos democracia mientras no se cerrara la llaga que suponía la miseria de nuestros pensionistas” (Del programa del PSOE)?. Sepan estos jenízaros y jenízaras del PSOE que esta catástrofe ha convertido a nuestros viejos en la hez de la sociedad.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 4 de mayo
4 de mayo
Se cumplen hoy 51 días de mi arresto domiciliario y, como de costumbre, después de pegarme una ducha y desayunar me dispongo a disfrutar de mi libertad provisional para dar dos vueltas al parque de Sama, pero tuve que sentarme en el primer banco que encontré debido a mis agudos dolores de la artrosis y los putos vértigos, que casi no me dejan regresar a casa. Así que, una vez de regreso, tomé un paracetamol y pa la cama hasta el momento que me pongo con mi diario cuando son las 18,00 horas.
Ayer, otra vez mi diario fue motivo de todo tipo de insultos por parte de los de siempre, llegando incluso a decirme uno – un tal Clavijo – que “la guerra la perdimos con gente como yo”. Le pregunto: oye, ¿a qué guerra te refieres, para decir ese tipo de estupideces? ¿Estás bajo los efectos de alguna droga o estás aturdido por tantos días de confinamiento? Le sentó tan mal lo de estupideces, que me dijo que ¿Cómo me atrevía a decirle eso? Pues, lisa y llanamente, porque suelo llamar a las cosas por su nombre, le contesté. Y aunque pongas en tú perfil que estudiaste en la universidad de Guadalajara, sin embargo, no has tenido ocasión para estudiar que un estúpido es aquella persona que muestra su torpeza o falta de entendimiento para comprender las cosas. Por eso las estupideces son típicas de los estúpidos.
Se trata de otro de esos jenízaros que se les llena la boca de democracia confundiendo esta con la partitocracia imperante en España, y ello me da pie para explayarme un poco sobre este concepto y la realidad de nuestro país, por supuesto, sin pretender ser maestro en nada, pero si con cierta autoridad para hablar de lo que yo mismo he vivido desde los inicios de la segunda restauración monárquica y sigo viviendo. Le digo que si, efectivamente, los partidos se debieran a la ciudadanía, sería muy conveniente que dejasen de atender a sus propias necesidades profesionales y que tuviesen en cuenta que su previsión constitucional es para articular la participación política con vistas a la defensa de la voluntad popular y el aseguramiento de la convivencia democrática conforme a un orden económico y social justos.
Como muy bien explicaría Mario Moreno “Cantinflas” en una de sus magistrales películas, contestándole a su jefe: ¿sabe usted lo que significa la partitocracia? Pues, mire: de conjugar la palabra “parti” (alusiva a los partidos políticos) y “cracia” (poder), de tal manera que hablar de “partitocracia” viene a significar “el poder de los partidos políticos”, o dicho de otra manera con mayor rigor, que el poder democrático ha acabado acumulándose en los partidos políticos.
Alfonso Guerra que, después de estar unos años como profesor de dibujo en la Universidad Laboral de Sevilla enchufado por el falangista Girón de Velasco, hasta 1975, se hizo profesional de la política batiendo el récord como diputado en el Congreso de los Diputados (1977-2015)
Lo que nunca debieron imaginarse los constituyentes fue que la actividad política se iba a profesionalizar progresivamente, no solo en un partido sino en todos. Por eso, en todo lo que sea crear nuevas oportunidades políticas profesionales, tales como idear nuevos puestos y cargos, manteniendo abiertos los ya existentes, el interés de todos los partidos es coincidente al cien por cien, de tal suerte que aquellos y aquellas que no participan en la generación de la riqueza, sino solo en la administración al servicio, de la oligarquía financiera, de lo que cuidan por encima de todo es de su profesión, pues en eso se ha convertido la política para la gran mayoría de los que viven durante años de practicarla. Y esto, en absoluto es defender los interese generales de la ciudadanía, sino más bien defender corporativamente la defensa de sus intereses profesionales de grupo.
En la partitocracia es notorio que los hechos que enmarcan los comportamientos políticos se asientan siempre en el interés de los grupos en liza. Cada partido quiere dominar y si es pequeño dispone de su fuerza en escaños para la venta de sus votos al mejor postor en busca de la participación ejecutiva. Este vicio nada tiene que ver con el concepto de democracia. El menor provecho que de ello se obtiene es mantenerse en el sistema en beneficio del grupo adquirente como un activo. No en vano el régimen político se ha dotado de una legislación que procura buena vida y provecho a los políticos activos.
Al ser la partitocracia una confrontación de partidos y no siendo las mayorías absolutas resultados corrientes de las contiendas electorales, el sistema político precisa que los partidos disciplinen su voto en voluntad bajo la fidelidad de la dirección oligárquica partidista, por dos razones fundamentales. En primer lugar, para mantener la fuerza del propio partido por su cuantía de voto sin diversificarlo y, en segundo lugar, para conseguir pactos interesados con partidos minoritarios, porque gobernar sin mayorías absolutas cargan el lastre de las ayudas, generando desigualdades entre las distintas comunidades de la nación. En ambos casos entra en juego el mercadeo de venta interesada del voto bajo aspectos diferentes.
La elección del parlamento sobre los principios constitucionales, independientemente de la del gobierno, y éste, solo en la figura del presidente, elegido por aquel, daría una respuesta bien diferente al estado de situación de lo que en la actualidad se vive en nuestro país que, incluso se permite el lujo de tener un jefe de Estado en la figura de un rey que solo sirve para pastar, él y toda su colmena de zánganos, de los presupuestos del Estado, entre otras praderas.
Haber pisado la moqueta del Congreso de los Diputados durante un breve periodo de tiempo tiene su recompensa en forma de pensión, aunque después no se haya cotizado a la Seguridad Social. En algunos casos son cifras que superan con creces el salario mínimo y que son ingresadas en las cuentas de los antiguos parlamentarios, como en el caso de Cristina Almeida que percibe 2.792,38 euros mensuales.
Lo malo de todo lo que antecede es que son ellos y ellas como profesionales, los que tienen el poder. Y, en consecuencia, tienen bajo control todas las medidas que pueden beneficiar o perjudicar al “gremio”. En los años que llevamos de restauración monárquica, hemos visto tanto que actúan por unanimidad para subirse los sueldos y mejorar los privilegios inherentes al cargo, tales como tener derecho a una pensión por estar cuatro horas y medio de “culi di ferro” en el escaño parlamentario, pero con capacidad para congelar las pensiones de aquellos y aquellas que llevan cotizando más de cuarenta años a la seguridad social que, por cierto, siguen cayendo como perdices en una cacería en esos pretanatorios donde los tienen medio hacinados, en la mayoría de los casos sin atención médica de ningún tipo.
Creíamos que el bienestar era poco menos que eterno. Pero el COVID-19 se ha llevado por delante las certezas y ha teñido de oscuridad los horizontes. Allí donde había luz hay sombra, allí donde había calma hay desasosiego, allí donde había seguridad hay incertidumbre y angustia. Y lo que es peor aún: allí donde había despilfarro comienza a aparecer el drama del hambre.
Pero, el PARO es algo más que un número, y mucho más que una simple estadística partidista. Es un drama, un cáncer que desgarra la persona que eres, el hombre o mujer que algún día fuiste, ese o esa que se creía libre por poder pagar sus cosas, por no depender, por no vivir bajo la manutención de otro.
La situación de un parado temporal puede ser más o menos incómoda. La situación de un parado sin prestaciones es angustiosa y deprimente. La situación de un parado sin esperanza es sencillamente destructiva, y solo una sociedad enferma puede permanecer impasible ante la aniquilación humillante de algunos de sus miembros. Es algo radicalmente inhumano. Por ello tenemos que hablar con suma claridad.
Resulta harto difícil, por no decir imposible, que una nueva política pueda brotar de las madrigueras en las que siguen atrincheradas las comadrejas de la vieja política del bipartidismo PPSOE. El milagro del arrepentimiento y la redención por las buenas obras siempre es posible. Pero será eso: un milagro. Y los milagros solo existen en aquella historia sagrada que nos contaban en la escuela del nacional catolicismo. La cruda realidad es que, seguir viviendo, respirando, amando, riendo, y siendo capaces de salir adelante a pesar de todo, son los grandes y únicos milagros que todos deberíamos celebrar cada día.
En todo caso éste es el rasero por el que tenemos que seguir apostando en cada momento a la hora de elegir a los hombres y mujeres que tienen que regir los destinos de nuestro país, sin detenernos en si un candidato es más guapo que otro: Se trata de apoyar a aquellos que estén dispuestos a cambiar la ley electoral, a imponer la democracia interna en los partidos, a devolver la independencia al poder judicial, a renunciar a aforamientos y demás privilegios, a predicar con el ejemplo dando un paso atrás ante la menor sospecha de connivencia con la corrupción, a incluir mecanismos de participación ciudadana en el proceso legislativo, ése representará a la nueva política.
Parafraseando a Aristóteles, se puede afirmar que sólo existen dos tipos de gobernantes: los que defienden al pueblo del DINERO y los que defienden al DINERO del pueblo. Lo demás será, lisa y llanamente, más de lo mismo: Paro y Corrupción y más Corrupción y Paro, y lo más grave para una sociedad, que los votantes que sigan votando a los corruptos, sabiéndolo como lo saben, serán, por lo menos, sus cómplices. Así de claro.
No nos engañemos, ni nadie trate de engañarnos. La ciudadanía acude gozosa a las urnas, una vez cada cuatro años, integrándose en la máquina administrativa del Estado, olvidándose de sí misma y de la sociedad, para elegir las pirámides de burócratas de partido, con un jefe absoluto en la cúspide, que aspiran a estar detrás de la ventanilla en todas las manifestaciones externas del Estado. Mientras que los resortes del poder interno del Estado, los que otorgan privilegios y concesiones al gran capital, ni se rozan en las elecciones ni en los programas de los partidos gobernantes.
El voto se ha convertido en la baratísima y obnubilante gallofa que los amos del dinero tienden a las masas para hacerles creer que rigen sus destinos, mientras ellos se dedican a despojar la riqueza de las naciones y concentrarlas en unas pocas manos.
No hubo ni izquierda ni derecha que haya osado oponerse, desde el Gobierno y en defensa de la libertad, a las grandes concentraciones de poder financiero y mediático, suficiente para deducir que la corrupción es inseparable del estado de partidos y que la naturaleza del Régimen que vivimos es la propia de una oligarquía.
Sin embargo, la democracia institucional es posible. Basta con cambiar el sistema electoral y separar los poderes del Estado. Basta con dar a la ciudadanía el derecho de elegir a sus representantes. Basta con prohibir el escandaloso cinismo de que hombres y mujeres de un mismo partido, y de una misma elección, sean a la vez legisladores, gobernantes, jueces, administradores, consejeros jurídicos y auditores del Estado. ¡¡¡ Son la misma mierda, y a esto yo lo llamo dictadura plural!!!
Efectivamente, los electores votan, pero no eligen, porque refrendar una de las listas de partido no es elegir. Los integrantes de las listas no son elegidos por los votantes, sino por los jefes de partido y, por lo tanto, no representan a los electores ni a la sociedad civil. ¡No! No se vota a diputados de los electores, del pueblo o de la sociedad, sino a puros delegados de los partidos estatales.
Todos los gobernantes y gobernados, apuntalan la colosal mentira de llamar legislativas a lo que realmente son unas burocráticas elecciones administrativas para cubrir puestos de relieve en el Estado; de llamar representantes del pueblo a simples delegados de partidos; de llamar separación de poderes a la simple separación de funciones públicas entre personas de una misma obediencia de partido; de llamar democracia representativa a esta más que degenerada y corrompida oligarquía estatal.
Fuente: Ministerio de Sanidad, Consumo y bienestar social (3 de mayo de 2020)
En fin, lectores de mi diario, tenía muchas ganas de explayarme sobre el tema y, aunque de una manera somera lo hice, debido, vuelvo a repetir, a la cantidad de estúpidos jenízaros de esas sectas llamadas partidos, la mayoría de ellos con su voto cautivo, debido a que casi todos le deben el puesto de trabajo de sus hijos, familiares y amiguetes en los distintos organismos de la administración, tales como ayuntamientos, administración autonómica, hospitales, centros de enseñanza, amén de lo chiringuitos creados “ad hoc” para meter a tanto profesional de la política, mientras expedientes brillantes de gente que opta a cualquier oposición, si no lleva “padrino”, casi siempre será relegado. Se han enterado de una puñetera vez, lo que son los jenízaros. ¿Quieren que, de nombres y apellidos, aunque lo dejaré para otra ocasión, porque si no quedaría este diario de hoy como muy extenso?
Entrando ya de lleno al tema del COVID-19, echo la vista al panel del ministerio de Sanidad y, erre que erre, vamos mejorando dicen las SSS (Sánchez, Simón y Salvador Illa), pero las cifras de muertos se siguen incrementando (25.428) e infectados (218.011). Esto me recuerda a un partido radiado por el Zucu, entre España y Portugal, de tal manera que Portugal dominaba por completo el partido, pero acabó perdiendo, me paez, por 13 a cero.
Por si no fuera suficiente, hoy nos encontramos con un informe publicado en un diario de tirada nacional donde una empresa “Hongkong Tavis Asia”, registrada en mayo de 2019 con 1.172 euros de capital, ha vendido a Sanidad material por 245 millones de euros duplicando y triplicando los precios de mercado. Una empresa que, desde el mes de setiembre está controlada a través de World Trade Entreprises Consultancy, una agencia de sociedades “offshore” cliente de Mossack Fonseca. Resulta muy difícil de comprender como se acude a este tipo de empresas teniendo gente en España que sabe hacerlo y que se dedica a esto. Son cuestiones que habrá que aclarar, tanto de esta empresa como de lo ocurrido en otras similares en Mallorca y la empresa Interpharma. De momento, ahí lo dejo, aunque nadie se extrañe cuando estamos hablando de una organización criminal domo el PP y de la CORRUPSOE.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 5 de mayo
5 de mayo
Cuando me dispongo a iniciar mi 52 día de arresto domiciliario, aunque hace tres días que salgo a pasear por el parque de Sama en las horas que han destinado para los mayores de 70 años – ayer no pude dar un paso debido a mi artrosis generalizada y mis vértigos – siento cansancio, tristeza, desprecio y hartazgo. A los amigos que me encuentro estos días por la calle les digo que estoy hasta los cojones de tanto carroñerismo utilizado a diestra y siniestra en la utilización del sufrimiento causado por el COVID-19 por parte de la burguesía catalana y vasca, amén de la postura que viene manteniendo la organización criminal del PP y sus extremos, como arma que vienen esgrimiendo contra un gobierno totalmente desbordado por los acontecimientos que se vienen sucediendo, tal como si ellos, vascos, catalanes y la derecha con sus extremos no hubieran matado una mosca en su vida.
¿Acaso el PNV, representando a la burguesía vasca, no tienen todas las competencias sanitarias transferidas? ¿No se enteraron de lo que estaba pasando desde el mes de diciembre de 2019 y primaron las elecciones en el País vasco previstas para el 5 de abril? ¿Tampoco la burguesía catalana, representada por los antiguos pujolistas de CIU, también con todas las competencias de sanidad transferidas, se enteraron de nada a pesar de la cantidad de embajadas catalanas que tienen repartidas por el mundo?
Pero, ¿por qué, después de 42 años de la restauración monárquica en nuestro país, se sigue padeciendo este mercadeo de votos: yo te apruebo esto si tú me das aquello, ¿creando desigualdades entre todas las comunidades que componen el Estado español? ¿Quién ha creado ese monstruo que parece mucho más duradero que el mismísimo coronavirus? Pues los mismos que necesitaban de sus votos para ocupar las poltronas de La Moncloa, esto es el bipartidismo turnista del PPSOE. ¿Os acordáis cuando el presidente del gobierno español, Felipe González y el todopoderoso vicepresidente Alfonso Guerra no tuvieron cojones para encarcelar al cuatrero de Jordi Pujol, cuando en 1984, los fiscales Jiménez Villarejo y José María Mena había presentado una querella por supuesto desvío de fondos contra varios directivos de Banca Catalana, entre los que se encontraba Jordi Pujol? En aquel entonces, el presidente de la Generalitat atribuyó la acción del Ministerio Fiscal a una “jugada indigna” del PSOE, que gobernaba en España, tal como clamó Pujol ante una masiva manifestación de apoyo incondicional organizada de forma no muy espontánea, pero la realidad es que Pujol y sus consiglieri se enriquecieron con el robo en Banca Catalana, el banco supuestamente creado para “hacer país” donde se empezó a forjar el multimillonario patrimonio de los Pujol-Ferrusola, y, tanto Felipe como Guerra se cagaron por los pantalones.
En 1993 y en 1996, el PSOE y el PP se enfrentaron al reto de gobernar en minoría. En ambas ocasiones los nacionalistas vascos y catalanes apoyaron la investidura de Felipe González y de José María Aznar respectivamente, y suscribieron pactos de legislatura de los que Cataluña y Euskadi salieron beneficiadas.
¿Os acordáis cuando el Partido Popular ganó las elecciones de 1996, pero sin que Aznar consiguiera la mayoría absoluta? ¿Os acordáis que durante dos meses, el PP se enfrentó a unas negociaciones peliagudas, porque tenía que hacer olvidar aquello de “Pujol enano, aprende castellano” que se gritó la noche del triunfo electoral, hasta llegar a reconocer públicamente que hablaba catalán en la intimidad? Pujol y Aznar, antes tan distanciados, entablaron una buena amistad. También Arzallus se mostró dispuesto a pactar e incluso elogió al líder del PP diciendo que era “persona decente y honesta que cumple lo que dice”. Finalmente se llegó el pacto, que se materializó en la cesión del 30% del IRPF a las comunidades autónomas, la administración única y el traspaso a los vascos de los impuestos de alcohol, tabaco y gasolina.
He dedicado muchos años de mi vida a la actividad política, aunque mucho más al sindicalismo, y todavía hoy, cuando el horizonte de mis recuerdos queda muy lejano, sigo el devenir de las actividades de los partidos con la misma pasión que cuando yo formé parte de la primera candidatura del PSOE al Congreso de los Diputados el 15 de junio de 1977.
Sin ningún género de duda la solución de todos los males que nos acechan está en el ejercicio noble y honrado de la actividad política, entendiendo por tal la manera que tienen los gobernantes de ejercer el poder cuyo fin primordial debe ser resolver los problemas de la gente. El ejercicio del poder supone la legitimidad con que unas personas utilizan los poderosísimos medios del Estado moderno para organizar nuestras vidas.
Pero resulta que ese poder, consolidado ya después de 42 años de vida democrática, tengo la impresión de que empieza a sentir la fatiga de los materiales a través de los cuales los gobernantes organizan la vida de todos los españoles. Desde el año 1977 hasta hoy se han celebrado en España 15 Elecciones Generales, hemos conocido a siete presidentes de Gobierno distintos y el electorado ha cambiado radicalmente. En España hay algo más de 34 millones de personas con derecho a voto. Pues bien, de esos 34 millones, algo más de 22 millones de votantes no pudieron participar en el referéndum constitucional de 1978. Son todas las personas que hoy tienen menos de 57 años porque a la sazón eran menores de edad (21 años).
Nuestra Constitución establece en su artículo 81 la necesidad de que las Cortes Generales aprueben con carácter de orgánica, una Ley que regule el régimen electoral general. Y así se ha hecho. Efectivamente en España hay un régimen general para todo el Estado, regulado a través de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), aprobada en el año 1985 y modificada en 2011. Esa es la ley de la que tanto se habla en los medios y que tantos detractores, entre los que me incluyo, ponen en tela de juicio.
No es nostalgia lo que siento al recordar cómo se dieron los primeros pasos de la Transición porque los viví intensamente. Recuerdo, como si fuera ayer, que la llamada “Ley para la Reforma Política” , donde la izquierda defendíamos la abstención, fue aprobada en referéndum el día 15 de diciembre de 1976. Fue una Ley muy corta. Tan solo tenía cinco artículos y una convocatoria de elecciones democráticas. Lo que dio paso a la promulgación del Real Decreto-ley 20/1977, de 18 de marzo, sobre Normas Electorales.
De esa manera hemos llegado al 6 de mayo de 2020, cuando tendrá lugar el debate parlamentario para aprobar o denegar la continuación del estado de Alarma que, tal y como aseguró el presidente del gobierno en el Senado, Pedro Sánchez, es “él único instrumento que permite luchar contra el COVID-19, salvar vidas, es precisamente la prórroga del estado de alarma”, sin tener garantías firmes de que pueda salir favorable su propuesta. Da igual que sea una catástrofe histórica pues la oposición catalana y vasca y no digamos de la derecha del PP y sus extremos siguen a lo suyo, dedicados de forma estajanovista al acoso y al ataque, cuando no al insulto, como si lo que nos jugáramos el pueblo español fuera algo normal en tiempos de total anormalidad como los que nos toca vivir en esta fatídica primavera.
Fuente: Ministerio de Sanidad (4 de mayo de 2020)
Se está usando la palabra guerra, cuando esto es una catástrofe, pero si así fuera en esta guerra contra el coronavirus hay dos frentes y no se sabe cual es peor, si la línea de combate donde luchan los médicos, enfermeras y demás tropas auxiliares con el resultado de 43.325 sanitarios fuera de combate (39,5 % del total de infectados, al margen de los 45 sanitarios muertos, o la guerra que se está librando en la retaguardia que el Estado Mayor debe librar – está librando – contra el enemigo interior que le hace por la espalda una guerra sucia con objetivos claramente electoralistas, donde todo parece indicar que, cuantos más muertos se sigan produciendo mucho mejor para esos fines.
Y, ¿por qué ocurre esto? Porque tenemos una ley electoral totalmente obsoleta que no se usa ya ni en las repúblicas bananeras. ¿Se acuerda, señor presidente, que usted llevaba en su programa electoral el compromiso de elaborar una Ley Electoral que eviten, no solo el triste espectáculo que nos dieron cuando su investidura, hasta el punto de que hubo que repetir las elecciones otra vez, sino que ahora vuelve a jugar un episodio donde tanto nos jugamos el pueblo español?
Si de verdad, fuera usted sincero y se dejara de jugar a ser el mocín de la película, por el bien de la democracia y, sobre todo, para poner fin al deterioro que está sufriendo la clase política ya tenía que tener diseñada la propuesta de esa necesaria ley, de la que yo añado debe lograr que un voto en Cataluña o en el País Vasco tenga exactamente el mismo valor que un voto en Soria o en Cuenca. No se le ocurrirá mañana darle a la burguesía vasca, representada por el PNV, la caja de las pensiones como precio del voto favorable a su propuesta para prorrogar el Estado de Alarma, porque entonces ni estado de alarma ni hosties los pensionistas de España entera nos tendrá en contra.
Mire, señor presidente, para conseguir un Gobierno estable, para que el Ejecutivo pueda elaborar unos presupuestos consensuados, para que las leyes más importantes que garanticen plenamente la libertad de los ciudadanos y la lucha contra las injusticias, para que los cambios indispensables que se reclaman en este país puedan realizarse con plenas garantías democráticas, es necesario que el Gobierno vaya a la promulgación de esa necesaria Ley electoral, y si no tiene el apoyo de la organización criminal del PP y sus extremos, asi como de la burguesía vasca y catalana, tiene que saber que cuenta con el apoyo mayoritario y suficiente de los ciudadanos y ciudadanas, sin acudir a esos pactos espurios, ésos de los que en el Derecho Romano se dice que “no teniendo padre alguno, tiene muchos”.
Todos los expertos coinciden en manifestar que existen tres grandes grupos de sistemas electorales en el mundo: los sistemas mayoritarios en los que el ganador de una circunscripción gana su representación; los sistemas proporcionales, que funcionan con una única circunscripción; y los sistemas mixtos, que mezclan elementos de ambos modelos.
En los países de nuestro entorno democrático hay modelos para escoger. Países que no han tenido ningún empacho en modificar sus leyes electorales cuantas veces ha sido necesario. Las leyes están para ser cumplidas, pero no es menos cierto que también lo están para ser cambiadas cuando no sirven.
España necesita una buena Ley Electoral, trabajada y discutida, en la que se alcance el mayor acuerdo posible y donde se evite al candidato a la presidencia del gobierno tener que comprar su investidura con un plato de lentejas.
Fuente: Ministerio de Sanidad (4 de mayo de 2020)
Aunque la pandemia que estamos viviendo que, hasta la fecha de hoy las cifras todavía son aterradoras con 25.613 muertos y 219.329 infectados, cuando ésta se desvanezca, ojalá mucho antes de lo que pensamos, será necesario ir desarrollando una estrategia de transformación económica. Es conocido que la economía neoliberal que ustedes, tanto el PSOE como el PP, ha predominado durante las tres últimas décadas estuvo basada en la reducción del Estado social y una afición desmesurada en reducir los impuestos para los ricos y las empresas, haciendo caer todo el peso de las crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Ese era un modelo engañoso que no produjo sino en fortalecimiento del capitalismo rentista – grandes réditos para los dueños de propiedades – y el debilitamiento de los bienes públicos comunes, lo que llevaba implícitos menos hogares sociales, servicios sociales reducidos, menos sanidad pública y menos asistencia social. Ahora, como ha quedado dicho, estamos pagando un alto precio con más de 25.000 muertos oficiales – los reales alcanzarán los 35.000 – en España.
Si algo hemos aprendido con los ensayos de las rentas básicas en diferentes tipos de países es que refuerzan la resistencia personal y familiar, y hace que las familias y las personas sufran menos presión y tengan má capacidad de pagar sus deudas. También mejoran su nutrición, la salud y la sanidad. Y, en contra de los prejuicios burgueses y la propia iglesia española – estos si que son zánganos de sacristía -, las personas con la seguridad de una renta básica tienden a trabajar más y a ser más productivas y, sobre todo, tienen mucho menos miedo a la hora de votar opciones del extremismo populista.
Señores del gobierno: la situación que se presenta es de extrema gravedad. La mayoría de la gente está teniendo verdaderos para comprar una botella de leche. De acuerdo que una renta básica, a la que dedicaré un capítulo de mi diario mucho más extenso, no es la panacea, pero sí esencial y urgente. Si no lo aplican, ustedes serán los responsables de las muertes y enfermedades del mañana.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 6 de mayo
6 de mayo
Imaginen llevar 53 días de arresto domiciliario – hoy sin poder salir a la calle debido a mi artrosis y vértigos, que me tienen postrado en la cama -, como consecuencia de la terrible pandemia que está azotando a un país, donde los muertos se siguen contando por miles. Tantos como 25.857, según las cifras oficiales del ministerio de Sanidad, de los cuales más de un tercio de esos fallecidos murieron, oficialmente, en esos pretanatorios, que algunos llaman residencias o geriátricos. Pues bien, esa pandemia y esas cifras corresponden a un país tan polarizado en todos los ámbitos e instituciones públicas que hasta la vida y la muerte se mercantilizan electoralmente. Los muertos se siguen arrojando a la cara del adversario político con una utilización repugnante y asquerosa como base de sus intereses electorales a través de los medios y redes sociales, incluso desde la propia tribuna del Congreso de los Diputados, tal y como pudimos ver hoy en el debate parlamentario, por llamarlo de alguna manera, celebrado en el día de hoy para prolongar otros quince días más el Estado de Alarma.
“La prudencia y la cautela es la mejor vía para cuidar a los españoles en esta transición”. Sánchez cifra en 139.000 millones el coste de las medidas tomadas hasta ahora contra la crisis. Con la tranquilidad que da subir a la tribuna del Congreso sabiendo que 178 respaldan la propuesta del Gobierno de prorrogar el estado de alarma durante otros quince días -hasta las 00.00 horas del próximo 24 de mayo-, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reconoció que en la lucha contra la pandemia no hay aciertos absolutos y admitió errores, pero lo que sí aseguró con contundencia es que “levantar el estado de alarma ahora sí sería un gran error absoluto”. (Congreso de los Diputados, 6 de mayo de 2020)
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ha obtenido una nueva mayoría en el Congreso. Por ahora, muy endeble, ya que se basa en pocas o nulas coincidencias ideológicas. Pero su acuerdo de última hora con Inés Arrimadas del C’s y Andoni Ortuzar del PNV (PNV), este martes por la noche y este miércoles a primera hora se suman a los apoyos siempre fieles de Errejón, Teruel Existe y los cántabros del Revilla. Con ella, ha logrado la cuarta prórroga del estado de alarma para luchar contra la crisis del coronavirus, sin olvidarnos de la burguesía vasca representada por el PNV que, habitualmente sacan su rédito y a cambio apoyan al ejecutivo y, en esta ocasión, los diez votos de los llamados liberales de Inés Arrimadas, han logrado ser la clase de la jornada.
Aunque Arrimadas haya negado que este paso suponga ningún compromiso, la verdad es que esa mayoría es incluso absoluta. Suma más de los 176 escaños que se precisan para, por ejemplo, las leyes orgánicas que quiere aprobar Sánchez, según el “proyecto político con el que vine a pedir la investidura y que logró el apoyo mayoritario de esta Cámara”.
Pero es que, además, la líder liberal sí ha presumido de “las tres condiciones arrancadas al Gobierno” en su pacto del martes por la noche. Y esos tres puntos no se circunscriben sólo a esta votación de la cuarta prórroga del estado de alarma – que ahora llegará como mínimo hasta el 24 de mayo -, sino que se adentran en la gestión de la crisis económica que ya ha causado que 5,2 millones de españoles en edad y con intención de trabajar estén siendo sostenidos con prestaciones del Estado. Así, no es baladí la advertencia de la líder naranja: “Este Gobierno seguirá teniendo 155 diputados tras la votación, ni uno más ni uno menos”. Pero queda claro que, si el presidente quiere y se pone a ello, puede armar mayorías sin el independentismo catalán, tan refractario a un proyecto común de España. De hecho, este miércoles es el primero en dos meses en el que la CUP, JxCat y ERC se unen en su frente separatista votando no todos a una. Como dijo Laura Borràs, “bienvenido, señor Rufián, unidos nos hacemos entender mejor, dentro y fuera”.
En su tercera intervención, tras la dúplica a su contrarréplica de las réplicas de los opositores, el presidente presumió de que “hemos logrado una victoria parcial, ya tenemos más curados que contagiados cada día”. Recuperando su discurso del día que confirmó en el Congreso que España entraba en estado de alarma, allá por mediados de marzo, advirtió de que “habrá otra victoria, el día que acabe la desescalada, pero seguirá siendo parcial”. Hasta que no haya una vacuna o un tratamiento terapéutico “no será total”.
“Nuestro proyecto político”, dijo, “es ampliar libertades no restringirlas”. Sánchez promete que quiere una España solidaria y europeísta, “creciendo de manera sostenible aplicando la transición ecológica”. Y que ése sí es su proyecto, el que lo llevó a la Moncloa, con el apoyo de quienes este miércoles lo terminaron de abandonar.
La cuestión es que, durante esta semana anterior al debate, cuando no había ninguna garantía de sacar la prórroga del estado de Alarma, estuvo de plena actualidad aquella viñeta de Ramón que apareció en la portada de Hermano Lobo el 2 de agosto de 1975: “O nosotros o el caos” ofrecía su alternativa el prócer. “el caos, el caos” reclamaba apasionadamente el populacho. “Es igual. También somos nosotros”. Apenas había terminado la reunión mantenida el reciente lunes con el lider pepero, Pablo Casado, cuando un sanchismo prepotente, engreído, tacticista, letal, conservador, que ha vuelto a creerse indestructible como en la peor de las etapas de Felipe González, y cuya dirección permanece, como siempre, alejada de las bases. El líder del PSOE y sus figuras más allegadas actúan como si tuvieran mayoría absoluta y no debieran preocuparse por pactar, hacía gala de su exquisito de la hermenéutica al advertir de que, si se niegan, a partir de ahora les apunta en el debe del rebrote de muertos y contagios, sin que atribuya a su gobierno los actuales 25.857 muertos y los 220.325 infectados que tenemos al día de hoy, 6 de mayo, todos ellos mientras la oposición colaboraba. ¿Sánchez o el caos? Son sinónimos.
Fuente: Ministerio de Sanidad (5 de mayo de 2020)
Señor presiente del gobierno, Pedro Sánchez: ¿ha calculado usted cuántos de esos muertos se hubieran evitado si las SSS (Sánchez, Simón y Salvador Illa) hubieran hecho caso de las recomendaciones recibidas de los organismos sanitarias y las evidencias que estaban a la vista, poniendo en marcha todas y cada una de las medidas previstas para lo que resultó ser la mayor pandemia que sufre el mundo, donde España sigue ocupando los lugares de cabeza en cualquiera de los parámetros que se ponga encima de la mesa?
Los dos correos electrónicos enviados por la Comunidad de Madrid a la Delegación del Gobierno el 7 de marzo alertando de las medidas tomadas ante la pandemia.
Hoy mismo, leo asombrado, dos correos electrónicos procedentes de la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad Autónoma de Madrid, que han sido remitidos al juzgado de instrucción número 51 que investiga por prevaricación al delegado del gobierno de Madrid, José Manuel Franco, por permitir las manifestaciones multitudinarias en Madrid, cuando ya era más que evidente la amenaza del COVID-19. Los documentos, tanto los correos electrónicos como el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) contradicen, muy gravemente, la versión que venía sosteniendo el delegado del Gobierno de que nunca había recibido notificaciones sanitarias en relación con el virus con anterioridad al 14 de marzo, día que el Ejecutivo central declaró el estado de Alarma.Mientras tanto van aminorando las cifras de muertos e infectados en la pandemia, aunque, ni mucho menos finiquitada, a juzgar por las cifras oficiales que recibimos todos os días, al margen de las reales que incrementan mucho más la cruda realidad, Pedro Sánchez se desvive por hacerse un hueco en los centros de decisión de la Unión Europea, con plena conciencia de que la recuperación económica de España pasa por colgarse de la teta europea, ignorando que sus graves errores cometidos desde hace más de una año pasan ya una factura excesivamente grave que la Merkel en ningún momento está dispuesta a seguir consintiendo.
Todos sabemos a estas alturas de la historia que las crisis se significan por cambios drásticos de los panoramas sociales y, en consecuencia, de las relaciones de fuerzas sociales, económicas y políticas. La crisis desencadenada por la I Guerra Mundial fue lo que permitió gracias a su correcta percepción y análisis de lo que representaba que un pequeño grupo político se pusiera al frente de una estado y estuviera a punto de cambiar el mundo de base, pero nada parece que esto esté en trance de suceder ahora, vista la nefasta actuación de las demediadas fuerzas democráticas españolas, así que, tal vez, ha llegado el momento de que todas ellas deban de sr renovadas en su totalidad.
Entrando en la sustancia, lo que aquí mantenemos es que el escenario que se avecina va a seguir teniendo muchas de las características previas: un sistema capitalista financiero predominante; unas entidades políticas que van a tratar de reforzar su poder de manera individualizada; unas sociedades que querrán volver a los “tiempos dorados” y que exigirán poderes fuertes y hechos, no publicidad a dichos poderes.
Sin embargo, sobre todo esto penderá la espada de Damocles del miedo a una nueva crisis. Miedo reforzado por el hecho de que ese nuevo escenario tendrá más pobreza para más personas y porque, quienes sigan arriba de la pirámide, habrán agotado muchos de los recursos que, hasta hoy, les permitían generar hegemonía y deberán recurrir más frecuentemente a la fuerza bruta.
Aunque el origen de la crisis económica en la que nos encontramos no tiene nada que ver con lo ocurrido en la de 2008 de la que, por cierto, todavía no hemos salido de ella, sí que va a haber ganadores y perdedores, y estos últimos parece que van camino de ser los mismos de entonces. En aquellos años, el problema radicaba en el superendeudamiento provocado por un capitalismo cuyos beneficios derivaba de la especulación financiera, más que de la explotación clásica de la fuerza del trabajo. Lo incobrable de la mayoría de esas deudas, que eran privadas, hizo que se transformaran en públicas, es decir, se trasladaron a los bolsillos de los ciudadanos contribuyentes. ¿Hemos olvidado cuando el gobierno de Zapatero con sus socios bipartidistas del PP, reformaron el artículo 135 de la Constitución para imponer el “austericidio”, esto es los recortes en anidad, educación, congelación de las pensiones por primera vez en la historia de la segunda restauración monárquica, todo ello para salvar la quiebra de la banca? ¿Saben quien actuaba de portavoz del PSOE en las negociaciones con el PP? Un señor que se llama Pedro Sánchez, en la actualidad presidente del gobierno de España.
Por eso, una vez comprobado que el sistema capitalista va a sobrevivir, por ahora, quienes manda en él han comenzado a desarrollar sus estrategias dirigidas a proteger sus propios intereses, aunque adornadas de los más nobles propósitos. Los grandes “hegde funds” se preparan, azuzando las bolsas a la baja, para apropiarse de precio de saldo de las empresas damnificadas, pero aún muy apetecibles. Los bancos centrales abren la mano para inyectar liquidez en sus economías, si bien sabiendo de que eso incrementará la deuda pública que tendrán que pagar las generaciones venideras. A ver si nos vamos enterando. Los eurócratas son perfectamente conscientes de lo que se están jugando en esta crisis y están dispuestos a hacer alguna cosa. Pero ningún gobierno se va a jugar su futuro en su propio país, defendiendo en su parlamento que sus ciudadanos electores miren por otros que no son de su propia comunidad política. La consecuencia es que tendremos parches. Y es que uno de los parches es que subirá la deuda pública aún más y esta deuda, por más que nos repitan eso de “no dejar a nadie atrás”, la deberemos pagar los de siempre. Eso sí, los relaciones públicas de guardia nos venderán otra moto: la de las nacionalizaciones. Y es que uno de lo parches de la UE, esta vez, consiste en salvar ciertas empresas importantes con la aportación de fondos públicos. En absoluto se trata de nacionalizaciones, pues será obligatoria la posterior entrega de esas empresas a los capitalistas privados que subsistan, de tal manera, como viene siendo costumbre, se trata de socializar pérdidas y, más tarde, privatizar las ganancias. ¿Os acordáis de la nacionalización de Hunosa, como paradigma de la socialización de pérdidas y privatización de las ganancias?
¿Qué va a ocurrir, a dónde y a quienes alcanzarán la ira y la frustración, cuando podamos salir a la calle y echar la cuenta real del impacto de la crisis, tanto en el aspecto sanitario como en su aspecto económico, cuándo se sepa la verdadera cifra de muertos por el Covid-19 y calculemos todo lo se seguirá perdiendo? Es verdad que ahora se habla mucho de “mando único”, pero en realidad eso significa “ordeno y mando”, no la disciplina que nos autoimponemos tras la toma de decisiones producto de un debate democrático.
Por otra parte, también se viene hablando de planes económicos, pero hay que recordar un par de cosas: planificar la economía, incluso nacionalizar – recordemos por un momento lo que significaron las siglas del I.N.I. en España -, no es sinónimo de socialismo, y una planificación realmente democrática no se puede improvisar de la noche a la mañana.
Sobra pues, esa palabrería vacía a que nos tienen acostumbrados nuestros gobernantes actuales que, solo juegan con el miedo a que viene la derecha, como si ellos no siguieran las mismas políticas del neoliberalismo. Algunos dicen que las cosas no se pueden lograr de repente, que hay que ir poco a poco. Por más poco a poco que se quiera ir, lo que no se puede hacer es errar el camino y el actual camino del Gobierno no conduce a ninguna parte buena para la mayoría, por más que sí pueda ser así para algunas personas concretas y sus familias.
Desde mi punto de vista, no vale hacer manifestaciones contra la UE, o pedir que la constitución blinde nuestras pensiones y los servicios públicos. Ningún pedazo de papel ha blindado nunca nada, pues todo lo legislado puede deslegislarse. Solo la fuerza organizada del pueblo es capaz de blindar algo y, desgraciadamente, esa fuerza no parece estar en ascenso, más bien todo lo contrario.
Naturalmente, todos aquellos que vivimos en situaciones tan o más difíciles que las actuales, sabemos cuales son los objetivos de esa fuerza, tal y como decía Carlos Marx: “Un solo paso del movimiento real vale más que una docena de programas”.
Por aquí hay que renovarse pues de no ser así nada impedirá que la llegada de los bárbaros invada el planeta entero.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 7 de mayo
7 de mayo
54 días de mi arresto domiciliario, ahora prorrogado hasta el 24 de mayo por haber sido acordado por la mayoría del PSOE, Unidas Podemos, C’S, PNV, Teruel Existe, Coalición Canaria, el PCR de Revilla y Mas País – cada vez menos – del Errejón, de la cual se puede decir que Pedro Sánchez ha demostrado ser un digno sucesor de los Graco, con su negación de la democracia y su cada vez más profundo narcisismo que no pretende sino conducir siempre el debate a un juicio sobre su persona.
«El plan que presentó el Gobierno no responde a lo que el Ejecutivo de Aragón había presentado ni lo que habían presentado otros muchos gobiernos autonómicos. No es compatible con lo que nosotros planteábamos», subrayó Lambán. Y remarcó: «Vamos a trabajar por todos los medios que estén a nuestro alcance para tratar de modificarlo y acomodarlo a la realidad aragonesa». (ABC, 30-04-2020)
Hay una paradoja recurrente que Pedro Sánchez suele resolver a su favor porque es quien con más decisión aprieta el acelerador y quien con silenciosa soltura maneja el artilugio luminotécnico que se instaló en La Moncloa para el goce propio y la supervivencia. El último demarraje del presidente fue decisivo y muy calculado: “No hay Plan B al estado de Alarma”. A la par soltó dos medias verdades, dos mentiras como la catedral de Burgos: que el gobierno dialoga con todos para adoptar decisiones de este calado – en muchas comunidades del PSOE ni siquiera están de acuerdo con las afirmaciones, caso concreto del presidente de Aragón, Javier Lambán, quien llegó a manifestar que «salvar vidas está muy por delante de salvar políticamente al presidente del Gobierno» -, y que las medidas sociales, especialmente las referidas a los ERTES, estaban vinculadas a la videncia del estado de alarma, de tal manera que con este auténtico chantaje, empantanó la votación de ayer, convirtiendo la misma en una especie de plebiscito hacia su persona.
Cada cual puede decir lo que quiera, pero yo, con mi total independencia para poder opinar, voy, una vez más, y las que haga falta, a manifestar claramente que los ERTE y otras disposiciones, en absoluto está supeditadas al estado de alarma, entre otras cuestiones, porque los plazos de validez de las medidas de suspensión de contratos y reducción de jornada de trabajo están contenidos en el propio decreto que las regula, 8/2020 de 17 de marzo. El artículo 22 se refiere a la pérdida de actividad como consecuencia del COVID-19, incluida como causa del estado de alarma. La Disposición final décima dice: “Con carácter general, las medidas previstas en el presente Real Decreto-Ley mantendrán su vigencia hasta un más después” del estado de alarma, si bien el gobierno los podrá prorrogar mediante decreto.
Guste más o guste menos – lo mismo me da que me da lo mismo -, en la política española ha surgido desde hace bastantes años un maestro del escapismo, donde sus trucos y engaños resultan asombrosos, mediante su arma secreta de que todo le da igual con tal de salir a flote. Este personaje, amoral por cualquier parte que se coja, es capaz de gobernar coaligado con un partido al que abiertamente despreciaba – le producía insomnio -, ha logrado ser el presidente de España en un gobierno que depende de los más furibundos enemigos de la nación española y, buscando el más difícil todavía, ha sacado adelante en el debate de ayer, 6 de mayo, el estado de alarma contando al mismo tiempo con la burguesía vasca representada por el PNV y de los antinacionalistas jacobinos de C’s. En medio de tanta polvareda, lo único concluyente es que seguirá gozando hasta el 24 de mayo de unos extravagantes poderes napoleónicos. Los ilusionistas no suelen ganar siempre. De verdad, ¿los objetivos del estado de Alarma han sido solo sanitarios o, más aún, partidistas, dicho esto a izquierda y derecha?
Fuente: Ministerio de Sanidad (07-05-2020)
Al respecto, se me ocurre pensar cuántos datos y estadísticas de los 26.070 muertos oficiales – la realidad es mucho mayor, superando con creces los 35.000 muertos – y los 221.447 infectados fueron responsabilidad del paréntesis que se tomó el Estado hasta ver pasadas ciertas fechas que le marcarán toda su vida, entre ellas haber dado prioridad a sus campañas electorales en el País Vasco y Galicia para las elecciones del 5 de abril. Pero, aún con el retraso conocido y con los muertos e infectados acumulados, el arresto domiciliario fue finalmente tomado a través del estado de Alarma. Era necesaria, Y debía ser también acotada al solo espacio sanitario.
¿Se hizo así? ¡Qué va! 54 días después, los guantes siguen siendo en casi todas las comunidades un tesoro oculto; las mascarillas existen desde hace apenas dos semanas y son insuficientes; los test siguen siendo selectivos, por ejemplo, para los futbolistas. Hoy mismo, cuando regresaba de mi libertad provisional de 10,00 a 12,00 horas, me encontré en la calle Dorado de Sama de Langreo con el grupo de Protección Civil en Langreo, preguntándoles yo el porque estaban allí todos juntos, siendo la contestación que estaban allí porque los habían convocado para hacerles un test. ¿Cómo es posible que un grupo de voluntarios, sin salarios de nada, que diariamente se juegan la vida por salvar vidas hayan permanecido hasta la fecha sin hacerles un test?
Sanidad publica un estudio “desfasado” del alcance del COVID-19 entre los sanitarios (07-05-2020)
Lo importante es seguir trucando después las estadísticas de curados, mucho más importante que curar, parece ser. La tasa de sanitarios infectados – y muertos, como ha quedado dicho -, por ausencia del material es tercermundista: el Estado ha sido estafado por sus proveedores y solo ha dispuesto de medios adecuados para altos cargos públicos y allegados.
Hoy mismo, 7 de mayo, el propio ministerio de Sanidad publica un estudio totalmente desfasado del alcance del COVID-19 entre los sanitarios, cifrando en 30.660 los contagiados, frente a los 44.758 que publicó ayer el ministerio, tal y como dejaba claro en mi diario de ayer. Es decir, la cifra de profesionales sanitarios contagiados no para de crecer, aunque la pandemia se estabilice. Son casi 45.000 los que se han infectado, un dato que se ha incrementado un 40% más en la última semana. Ante esta realidad, el Instituto de Salud Carlos III – dependiente del Ministerio de Sanidad – publicaba ayer un informe sobre la situación del COVID-19 en personal sanitario en España en el que solo contempla datos aportados a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, lo que hizo llevarse las manos a la cabeza de los sanitarios cuando vieron el resultado. Aunque en el documento señalan que se basa en datos del 4 de mayo, el pasado lunes, solo cifra en 30.660 los profesionales de la salud contagiados y en 35 los fallecidos, cuando la cifra publicada por el Ministerio de Sanidad es de 44.758 profesionales contagiados y 50 los profesionales que han perdido la vida tratando de salvar vidas, que nos coloca también en el número uno del mundo en cuanto a sanitarios contagiados.
Pero la crisis económica desatada por la pandemia del coronavirus será más intensa y dejará mayores secuelas de las que el gobierno presume. En términos de déficit, de crecimiento y, como no, en el mercado laboral, con 1,2 millones de trabajadores en situación de expediente temporal de regulación de empleo (ERTE) que no lograrán recuperar su trabajo en 2020. Esta dura estimación procedente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que ayer mismo publicaba el examen al que ha sometido el plan de estabilidad remitido por el ejecutivo a Bruselas y cuyo resultado es un duro correctivo al gobierno español, bastante distinta a las peroratas de la ministra de Hacienda, la médica sevillana María Jesús Montero.
Bruselas pone a España en la cola del crecimiento, déficit y empleo (07-05-2020)
Tanto la Comisión Europea como la AIReF hacen pública su previsión de ingresos y descartan totalmente que la médica Montero logre recaudar, como ella prevé, un 41,2% con respecto al Producto Interior Bruto. Ello responde a que Europa considera que se han inflado, un año más, los ingresos en torno a los 15.000 millones de euros en el mejor escenario. En otro apartado, la médica asegura que el hundimiento de este año mermaría la caja del Estado en unos 25.000 millones de euros, mientras que Bruselas proyecta unos 40.000 millones de caída, y la AIReF, más aún si se hace la media de sus distintos escenarios. Resulta demasiado bochornoso que la Comisión Europea y la AIReF coincidan y llueve demasiado sobre mojado con las previsiones de recaudación de Hacienda.
La AIReF, de la que fuera presidente el actual ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ha confirmado que se debe de comenzar una nueva era de ajustes en España para que la deuda no crezca con los actuales niveles de déficit. Por su parte, la Comisión Europea advierte que, si el gobierno de Pedro Sánchez “no cambia de política”, el déficit público general no bajará del 7% en 2021, manteniendo la deuda en niveles récord superiores al 112%. Y, lo que es peor, estima que el déficit crónico, el estructural que seguirá debilitando la economía española cuando pase el virus, supera el 5%, el peor de la UE tras el de Rumanía.
Esta situación está forzando al actual gobierno español a una nueva era de ajustes para que la deuda vuelva al nivel de 2019 al menos en 2038. Ayer mismo, el ministro Escrivá cifraba el coste del ingreso mínimo vital, tan necesario para aquellas personas que no podrán probar la carne ni una sola vez al mes, en unos 3.000 millones de euros, pero yo me pregunto ¿de dónde va a salir el dinero? ¿No debería un gobierno de izquierdas poner remedio al hecho de que entre 2007 y 2017 el 1% de los más ricos en el reino de España incrementaran su riqueza un 24% mientras que el 90% solamente lo hizo un 2%, según el relator de la ONU Philip Alston? ¿Hace falta ser republicano robespierista para atreverse a poner coto a esta situación antidemocrática o simplemente con racionalidad es suficiente? ¿Hace falta ser un robespierista para que las políticas económicas beneficien a la gran mayoría no rica? Pasan los días y el panorama social y económico se pone más negro, no nos engañemos, ni permitamos que nos sigan engañando. Nos hemos adentrado en un nuevo mundo en donde para una gran parte de la población la existencia será una vida de mierda, y creo que, o comenzamos a organizarnos o seguiremos cuesta abajo y sin frenos. Es más, vuelvo a repetir, una vez más en mis diarios, que nada me extrañaría que España fuera rescatada o intervenida por el IV Reich en apenas unos meses.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 8 de mayo
8 de mayo
Hoy, cuando se cumplen 55 días de mi arresto domiciliario, cuando tampoco pude disfrutar de mis horas de libertad provisional en la calle, debido a mi artrosis generalizada y los putos vértigos que me tienen postrado a oscuras en la cama, me dispongo a escribir mi diario cuando son las 21,00 horas, después de meterme todo un día de radio y móvil, de tal manera que al caer la noche, cuando se acaban de apagar los ruidos de los aplausos desde la ventana, hago repaso de mi vida, de los buenos momentos vividos, pero también de los fracasos y su estela de daños. Pienso en los planes pendientes, en lo que queda por hacer, en los encuentros que han sido aplazados. Ninguna filosofía es más profunda que aquella de aceptar los que somos y a partir de ahí afianzarse para lo que se presenta, pero este mes de mayo, cuando voy a cumplir mis 72 años el próximo 30, la pandemia del COVID-19 está emponzoñando de tal manera el planeta que nada de lo que creíamos ofrece seguridad alguna. Mas de media humanidad está aguantando la respiración cada vez que asoman en el telediario las dudosas cifras de 26.299 muertos y 222.857 infectados que nos ofrece el ministerio de Sanidad del gobierno español.
Fuente: Ministerio de Sanidad (07-05-2020).
Sin embargo, no puedo dejar de reconocer que todas las víctimas del coronavirus no son malas, cuando oigo la noticia de que el tal “Billy el Niño”, Juan Antonio González Pacheco, aquel policía del inmundo estercolero del franquismo, en cuyo epicentro, los tenebrosos sótanos de la Dirección General de la Seguridad, daba rienda suelta a su vesania bajo la impunidad de una placa y la benevolencia del régimen.
El infierno, sin embargo, no terminó con la muerte de Franco y tuvimos que tragarnos por prescripción democrática toda la mierda que vino después, envuelta en el sacrosanto pacto de la segunda restauración monárquica, y en mitad de la mierda, la píldora de que González Pacheco era un héroe. No sólo nunca lo juzgaron por sus crímenes, sino que además recibió cuatro medallas por servicios distinguidos con incremento de pensión incluida, los cuales consistían básicamente en arrojar a presos por una ventana, quemarles con brasas de cigarrillo, machacarles los genitales o golpear a una mujer en el abdomen mientras le decía: “Ya no parirás más, puta”. Pero González Pacheco no actuaba por iniciativa propia, sino obedeciendo directrices estatales: era sólo un mecanismo más de la maquinaria del terror franquista, no la excepción sino la regla.
Triste país éste en que la justicia ni siquiera ha tenido el detalle no ya de sentar en el banquillo a este excremento humano sino de quitarle al menos las medallas y honores que se ganó a fuerza de repartir dolor y horror a seres inocentes. Triste democracia en la que cientos de víctimas han tenido que conformarse con que la biología haga el trabajo que no han hecho los jueces. Triste consuelo el ver marchar tranquilamente por la puerta de atrás de un hospital a esta marioneta del espanto, igual que hizo en su día el titiritero mayor del reino.
Más difícil podría parecer regalar más de 60 mil millones de nuestro dinero a los bancos, y se ha hecho. Más difícil podría parecer el regalo de varios miles de millones de nuevo del dinero de todas y todos para “el rescate de las autopistas”, y se ha hecho. Más difícil podría parecer que más de cien mil asesinados y asesinadas por la dictadura sigan en fosas comunes más de 40 años después, y así siguen.
Hace tiempo, creo que fue por el año 2018, cuando fueron entregadas más de 250.000 firmas, entre las que se encontraba la mía, para que le fueran retiradas todas las condecoraciones y distinciones económicas al torturador franquista “Billy El Niño”, siendo ministro de interior el tal Marlaska que llegó a manifestar que en algún momento lo haría, pero que no era una prioridad. Evidentemente, no era prioritario quitarle las medallas de un torturador y asesino, con sus compensaciones económicas, con las que se habían premiado sus golpes, sus patadas y los tormentos que infligió a quienes más lucharon por la libertad y la democracia.
Es la basura del felipismo en nombre del PSOE que, después de coser el franquismo a los fundamentos de esta restauración monárquica, también coincidía con las prioridades del Marlaska: nunca fue prioritario restituir la dignidad de los republicanos, nunca fue prioritario exhumar a los asesinados y las asesinadas por el franquismo, nunca fue prioritario encarcelar a los torturadores como éste y otros tantos asesinos que pululan todavía por las calles de España.
Por favor, señores ministro Marlaska y presidente del gobierno, Pedro Sánchez, se trataba de retirar un puñado de medallas a una bestia vieja y corrupta, al hombre que utilizó toda la violencia que tuvo a mano para torturar a quienes luchaban para que todas y todos tuviéramos lo que ahora tenemos. Aún están a tiempo, retírenlas a título póstumo. Igual que se dan, se quitan.
Ahora que tanto se habla de estar librando una guerra contra el COVID-19, donde se anuncian que las consecuencias económicas tras el paso de esta pandemia van a ser muy similares a las que provocó la II Guerra Mundial.
Bajo el régimen nazi los laboratorios farmacéuticos Bayer, una empresa subsidiaria del consorcio químico IG Farben, utilizó a deportados en los campos de concentración nazis para realizar numerosos experimentos médicos. Lo que sigue son fragmentos de cinco cartas dirigidas por la Casa Bayer al comandante del campo de Auschwitz: “Acusamos recibo de su carta. Consideramos que el precio de 200 marcos es exorbitante, ofrecemos pagar 170 marcos por cabeza. Necesitaríamos unas 150 mujeres.” “Estamos de acuerdo con el precio convenido. Tenga a bien preparar un lote de 150 mujeres sanas, que enviaremos a buscar próximamente.”
Hoy, cuando se recuerda el 75 aniversario de la rendición incondicional de la Alemania de Hitler, toca rascar un poco en el muro del olvido y abrir una rendija para mirar y poder hacerse así una idea de lo que ocurrió entonces. Europa, por no salir muy lejos, se había convertido en un enorme paisaje devastado por el que vagaban grupos de gente que buscaban unas comunidades que habían desaparecido: ya no existía aquel mundo bello y feliz de antes de la guerra. Las instituciones no funcionaban, el dinero no tenía ningún valor, no había ni ley ni orden, las mujeres eran violadas, los niños abandonados se buscaban la vida. Se hacía cualquier cosa por un trozo de pan y, entre los años 1945 y 1947 se realizaron enormes operaciones de limpieza étnica, a través del veneno Zyklon B, fabricado por IG Farbenindustrie AG (BAYER, Basf, Hoechst) que, a su vez era quien financiaba al partido nazi de Hitler.
El consorcio IGFarben, el gigante de la industria química alemana, que después pasó a llamarse Bayer, Basf o Hoechst, usaba como conejillos de Indias a los prisioneros de los campos, y además los usaba de mano de obra. Estos obreros esclavos producían de todo, incluyendo el gas que iba a matarlos. Los prisioneros trabajaban también para otras empresas, como Krupp, Thyssen, Siemens, Varta, Bosch, Daimler Benz, Volkswagen y BMW, que eran la base económica de los delirios nazis.
Eso sí fue una guerra – no una pandemia como la que nos toca estar sufriendo, por mucho que el gobierno y su ejército se sigan empeñando en seguir llamando guerra -, una guerra contra el fascismo, donde los malos de los comunistas soviéticos, que tanto molestan a esos politicastros y tertulianos de mierda que merodean por el Congreso de los Diputados y por las distintas cadenas televisivas, se dejaron, nada más y nada menos que 47 millones de personas, para que estos impresentables puedan seguir glayando en los parlamentos y en los distintos medios de comunicación. Por si acaso, alguien piensa que me he equivocado en las cifras, vuelvo a repetir ¡¡¡ 47 MILLONES DE SOVIETICOS!!!
Con la firma del Tratado de París de 1951, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero sería decisiva para la historia de la integración europea, de tal manera que, siendo la «semilla» de la actual Unión Europea (UE), pasó sin embargo sobre conflictos y presiones de toda clase por parte de corrientes opuestas que contrastan con las que han buscado una Europa federal. Los seis países miembros iniciales actuaron al margen de los que notablemente quedaron fuera de ella, como España que estaba sumida en la plena autarquía.
Tras la Segunda Guerra Mundial, comenzó a firmarse una serie de tratados de paz, que indicaban que había una voluntad verdadera de poner fin a las muchas disensiones entre los países y hacer esa paz duradera.
Por ello, se incidió en la reconstrucción de Francia y Alemania provocando un acercamiento entre ellas para evitar las disputas entre ambas. Lo primero que se hizo fue relanzar Europa desde el plano industrial, con todo lo que ello significaba, o sea, que se volvió a dirigir la mirada hacia la zona más alta del conflicto entre los dos países: la zona del Ruhr y de El Sarre, que en estos momentos estaban bajo la dirección norteamericana y pasaron a manos de Francia, siempre y cuando los Aliados pudieran explotar la zona cuando lo necesitaran. Con este acuerdo la zona se dividió en varios sectores de explotación: uno para el carbón, otro para el acero.
Antón Saavedra, representante de España en la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (C.E.C.A.) entre los años 1986 y 1994 (Edificio Jean Monnet, año 1988)
Esto es el principal antecedente del llamado Plan Schuman, que derivaría en la creación de la CECA, que fue la primera institución europea creada conjuntamente para regular la explotación del acero y del carbón en toda Europa. Fue sin duda el laboratorio de lo que sería la Comunidad Europea y posteriormente la Unión Europea, ya que como primer aporte mejoró la producción de carbón y acero, se intensificó el comercio entre los países firmantes rebajando con ello los costes de producción y como última consecuencia se institucionalizaron las tarifas de los productos, a la vez que se produjo una inversión millonaria en los países menos industrializados, pero la CECA quedaría extinguida en el año 2002 una vez cumplido el periodo de vigencia, quedando sus funciones y competencias integradas en la Unión Europea, constituida en 1993 mediante aquello que los alemanes nos hicieron tragar sin mastricar, esto es el Tratado de Maastricht, pero ya prescindiendo del carbón como materia fundamental para la producción de energía, donde España, de la mano de la nueva ministra de la “cosa energética” del gobierno de Pedro Sánchez, Teresa Ribera, pretende ser la persona más aplicada del “electrofascismo” de donde ella misma procede, como exdirectora general del IDDRI, uno de los think tank del “electrofascismo” mundial en París.
Es decir, España, una vez más, está demostrando que somos diferentes: cerramos nuestras minas de carbón, en vez de aplicar las tecnologías existentes para la eliminación de todos los efectos que puedan ser contaminantes, pero seguimos importando electricidad de Marruecos dos veces más intensiva en carbón que la nacional. Y, lo más incoherente, que mientras la propia Comisión Europea propone un fondo de 7.500 millones de euros para ayudar a las regiones a hacer la transición hacia una economía más verde, los países de la UE continúan con sus importaciones de electricidad barata procedente del carbón, amenazando muy seriamente con socavar sus propios planes de descarbonización de la UE para 2030, así como los objetivos de emisiones previstas en el Acuerdo Verde Europeo para 2050. Junto con España, Finlandia, Grecia, Croacia y Rumania son otros países importadores de energía barata de carbón, al tener una amplia interconexión con grandes centrales de carbón externas a la UE.
De hecho, ya existen planes para construir nuevas conexiones de red eléctrica entre los países de la UE y los no comunitarios que aumentarán la capacidad de interconexión en un 31%, exponiendo aún más los mercados eléctricos de la UE a importaciones de esta electricidad barata del carbón. En concreto, se están planificando o construyendo nuevas centrales por un total de 57GW, lo que equivale a incrementar en un 53% la potencia en centrales de carbón en el conjunto de los países conectados. Turquía planifica 34GW, Egipto 11GW, Bosnia y Herzegovina 4GW, y Serbia 2GW.
De esta manera, en estos últimos años, mientras la prometida reforma del sistema eléctrico español nunca acaba de llegar por un motivo u otro, no dejan de escucharse noticias sobre cómo estamos importando energía eólica de Portugal, energía nuclear de Francia o, incluso, energía producida con carbón en plantas marroquíes, tal y como ha quedado expuesto.
En este escenario cabe preguntarse: ¿Tiene sentido el cierre de las centrales térmicas y las minas de carbón si vamos a importar la energía de las centrales marroquíes? ¿De qué sirve la moratoria nuclear que tenemos si la importamos desde más allá de la frontera francesa? ¿Tiene sentido el parón de siete años en energías renovables para comprársela a otros? ¿Existe realmente una política energética española al servicio del pueblo español?
Por si no fuera suficiente el cierre de las térmicas anunciado por Teresa Ribera, en la actualidad ministra de la “cosa energética” con rango de vicepresidenta en el gobierno del PSOE, ésta ha puesto el punto de mira en la gran industria donde Asturias se juega mucho, especialmente en aquellas industrias hiperelectrointensivas para sus producciones de zinc o acero, entre otras, que corren el serio peligro de seguir el mismo camino de Alcoa – empresa que ha dejado de producir aluminio este mismo año 2020 -, sin reparar en que las empresas asturianas son perfectamente viables formando parte de empresas líderes mundialmente en su sector, siempre y cuando que el gobierno les dispense el mismo trato que en los países vecinos, protegiéndolas de igual manera que se protege el museo del Prado o las catedrales españolas. Uno de los aspectos más novedosos y comentados del inesperado gobierno de Pedro Sánchez es el nuevo Ministerio para la Transición Ecológica, pero más allá de este llamativo nombre, ¿qué es lo que hay?, ¿hacia dónde nos ofrecen transitar?, ¿cómo es posible que un gobierno nacido con vocación provisional se atreva a hablar de tan ampulosos objetivos, y a poner metas a varios lustros vista, cuando se sabe históricamente que son necesarios cuarenta o cincuenta años para llevar a cabo una transición energética, y que ya llevamos veinte de retraso?
No estaría nada mal que esta ministra de la “cosa energética”, que cree que el CO2 son dos moléculas CO, se dedicara a hacer sus experimentos en casa y con gaseosa, especialmente en estos momentos que sufrimos el arresto domiciliario derivado del estado de alarma impuesto por el gobierno español como consecuencia de la pandemia que el pueblo español estamos librando contra el coronavirus. Una pandemia que tendrá grandísimas repercusiones a la hora de definir una auténtica política energética para nuestro país, libre de aventuras y fantasías, si de verdad no queremos calentarnos con leña y alumbrar con velas de cera. Lo que se está vendiendo como energía verde no es verde en absoluto. De hecho, en muchos casos tienen unos impactos ambientales horrorosos.
Por cierto, ¿Está tan segura esta ministra de que lo que se está vendiendo como energía verde no es verde en absoluto, dándose casos en los que tiene unos impactos ambientales horrorosos? ¿está esta ministra tan segura del potencial real de las energías renovables, en las que se está camuflando de la peor manera muchas de las limitaciones que estas fuentes tienen? ¿Está tan segura esta ministra al servicio del “electrofascismo” de que sus “amos” – la Alta Finanza Internacional – no están fomentando este modelo de transición renovable completamente falseado que, al margen de alcanzar grandes beneficios económicos para sus bolsillos, ¿lo único que van a conseguir es agravar los problemas ambientales que tenemos?
De momento ahí lo dejo, pero continuaré con este debate en otros foros, dejando muy claro que, desde mi punto de vista, lo que se está vendiendo como “transición ecológica” queda muy lejos de ser tal cosa y en realidad está dirigido por inconfesables intereses económicos y corporativos que nos van a precipitar en el abismo de nuestro colapso ecológico. Es decir, todo lo contrario de lo que deberíamos hacer. Aquéllos que tanto anuncian el apocalipsis, echando todas las culpas de la contaminación al carbón, lo que mejor harían sería promover un debate en el que todos estos temas se discutan seriamente y en el que se propongan alternativas reales delante de los graves y acuciantes problemas que tenemos.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 9 de mayo
9 de mayo
Se cumplen 56 días de mi arresto domiciliario. Me levanto temprano, ducha de agua fría, revisión médica casera: 123,4 kilos de peso; 137/79 de presión arterial; 80 pulsaciones y 120 de glucosa. Desayuno con Irma. Sin vértigos ni mis dolores de artrosis, he dado dos vueltas al parque de Sama. He hablado con bastantes amigos y, a las doce, tal como marca el estado de alarma, en casa.
Acabo de empezar a leer desde ayer “¡El Socialismo ha muerto!¡Viva el Socialismo!”, de Carlo Formenti, un ensayo que, partiendo de la derrota del socialismo, tal y como lo hemos conocido, trata de generar una estrategia capaz de crear hegemonía social en torno a una alternativa a la sociedad capitalista realmente existente, cuando me llega la noticia de que mi amigo y compañero Julio Anguita acaba de ser ingresado en estado grave en la UCI de un hospital de Córdoba, debido a sus coronarias hechas una mierda, tal y como el mismo me reconocía hace una temporada en Gijón.
Julio Anguita y Antón Saavedra en un mitin electoral celebrado en el Pabellón de los Deportes de Gijón (1996)
Sigo pendiente de su evolución, porque se trata de una persona que aprecio mucho, tanto en el plano personal y humano como en el plano político, como una persona sabia, coherente y honrada de las que necesita, ahora más que nunca, la política española.
Ayer hablaba en mi diario, aunque de forma bastante somera de la creación de la CECA como embrión de lo que hoy es la Unión Europea, y cuando se cumple el 75 aniversario de la derrota del nazismo se comenzó a usar el término “reconstrucción” porque economistas y políticos sabían que de las ruinas de Europa surgiría algo completamente nuevo.
Reconstrucción era la palabra del momento que implicaba el fin del infecto orden de entreguerras, es decir la puesta en marcha de las economías una vez retirados los cascotes. Pero esto que nos afecta no es una guerra, es una pandemia que nos lleva dos meses vagando por el desierto de nuestro encierro y ya casi no recordamos el sabor del café en la cafetería, aunque, parece ser que, al menos en Asturias, el próximo lunes podremos tomarlo, pero con mascarilla. Quien nos lo iba a decir con la risa que nos daban los japoneses y los chinos.
Fuente: Ministerio de Sanidad (09-05-2020)
Las calles piden a gritos el regreso a la vida, pero lo hacen ahora escondidas detrás de las mascarillas. Hay mascarillas que no pueden ni quieren pensar en el futuro que nos viene. Hay otras desconsoladas por el despido y hay otras un poco más resignadas por el Erte. Hay mascarillas espantadas en los hospitales por si acaso vuelve el bicho. Hay mascarillas desamparadas por la muerte de sus seres queridos, muchos de ellos abandonados a su suerte en esos pretanatorios, irónicamente llamados geriátricos. Hay mascarillas que van cambiando el terror a la enfermedad por el miedo al paro, a la exclusión y a la pobreza.
La tristeza de la muerte se ha ido rebajando, pero las cifras diarias que nos ofrece el ministerio de Sanidad son verdaderamente horrorosas: 26.478 muertos y 223.578 infectados, refiriéndome a las cifras oficiales, no a las reales que se vienen ocultando por parte del gobierno de España y las Comunidades Autónomas.
Pedro Sánchez en su comparecencia leída por teleprónter en La Moncloa (09-05-2020)
De repente, aparece el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, en su habitual homilía sabatina para decirnos, sin decir verdad como en él ya es habitual, que su reciente pacto con Arrimadas que tanto ha enfadado a ERC no tiene nada que ver con la política sino con la sanidad, pero todo el mundo sabe y Sánchez el primero que, tanto Esquerra Republicana como el Partido Popular, pretendieron el pasado miércoles infringirle una derrota política durante la votación en el Congreso de la cuarta reforma del estado de alarma. Y que, gracias a Arrimadas, convertida en su hada madrina, Sánchez consiguió salir airoso de la porfía.
Fuente: Ministerio de Sanidad (9 de mayo de 2020)
Y, además, logrando escenificar los pactos de una nueva mayoría absoluta de 178 diputados, una tercera vía a caballo entre la alianza de su investidura y la posible gran coalición del PSOE con el PP. Tercera vía que Sánchez deja abierta – “cuántas más manos mejor en un momento tan crítico para el país. Negociaremos los Presupuestos con Ciudadanos”, acaba de manifestar la ministra portavoz María Jesús Montero – de cara a sus nuevos Presupuestos de 2020 que ahora son su prioridad.
“Cualquier alianza que nos permita abrir nuestros apoyos parlamentarios -defendió este viernes la ministra de Hacienda y Portavoz, María Jesús Montero- será bien recibida”. Aún es pronto para vislumbrar si la mano tendida de Ciudadanos podría derivar en un apoyo a las cuentas del año que viene, que se presentarán en otoño y estarán obligatoriamente marcadas por la crisis sanitaria. Por ahora, la presidenta de la formación liberal, Inés Arrimadas, no ha descartado esa posibilidad (Moncloa, 09-05-2020)
Pedro Sánchez estaba contra las cuerdas, fruto de haber superado la investidura con un voto de diferencia, y con un cóctel de alianzas muy difícil de mantener y de compaginar. Un presidente de gobierno a punto de cumplir dos años en el colchón de la Moncloa y sin haber podido aprobar y ejecutar su propio presupuesto, ya que continúa con los presupuestos prestados por el Partido Popular, que en otro tiempo tanto denostaron, negándose incluso a negociarlos. El Gobierno había renunciado ya a presentar los del 2020, y se vislumbraba enormemente difícil conseguir el consenso necesario para la aprobación de los de 2021. Los catalanes querían concesiones muy claras, pero casi imposibles de aceptar.
La realidad es que, a base de tantas ocurrencias en los viernes sociales, el déficit de 2019 se les ha desmandado y a la hora de cocinar y maquillar se precisa cierta práctica que la doctora en medicina no parece poseer. De manera que Eurostat en seguida ha pillado el pufo con el consiguiente ridículo y amonestación. Es que no se puede elevar solo el gasto sin incrementar al mismo tiempo los ingresos, pero Sánchez no quiere subir los impuestos para no cabrear al personal. La prodigalidad en el gasto da votos, mientras que la subida de los tributos los resta. Aparte de que la creación de nuevos gravámenes no puede hacerse por decreto ley, que es lo único que ha venido utilizando Sánchez a lo largo de estos dos años.
El covid-19 ha dotado al presidente del gobierno a partir del estado de alarma de una especie de patente de corso sobre los que pueda perpetrar en el futuro. Prohibida la crítica. Hay que arrimar el hombro. Todo el mundo debe apoyar incondicionalmente a Pedro Sánchez. De lo contrario, se está en contra de la reconstrucción de España. Es la misma adhesión que exigía a PP y a Ciudadanos de cara a la investidura, y también a Pablo Iglesias: “Con Podemos, ha dicho, podría negociarse una fórmula como la que existe en Portugal – un acuerdo programático, un acuerdo de investidura o de legislatura – pero no una coalición de gobierno porque hay una desconfianza hacia ellos en el PSOE “, aunque eso, solo ocurrió tras las primeras elecciones del 2019, porque después de las segundas no tuvo más remedio que aceptar las condiciones de la formación morada.
Existen pocas dudas de que los efectos económicos de la epidemia van a ser devastadores, pero la pregunta es si no se van a atribuir a esta también los que provengan de la incompetencia del Gobierno, mezclando todo en un totum revolutum. De ahí el intento de anatematizar toda posible crítica y mutualizar la responsabilidad, pero, eso sí, sin compartir las decisiones.
El destrozo económico causado por el coronavirus va a generar a su vez un colosal agujero en las finanzas públicas, y en consecuencia un brutal aumento en el endeudamiento. El porcentaje cercano al cien por cien que actualmente mantiene la deuda pública sobre el PIB va a elevarse de manera muy peligrosa.
Pero, ya se sabe que, a río revuelto, ganancia de pescadores. El colosal incremento del déficit y del endeudamiento público derivado de la epidemia puede hacer pensar al Gobierno que tiene vía libre para implantar todas aquellas medidas de su programa que deseaba poner en práctica, pero que la disciplina presupuestaria y, digámoslo todo, las autoridades de Bruselas se lo impedían. El Gobierno sabe que a largo plazo la situación va a ser insostenible. Pero a largo plazo, todos muertos. Pedro Sánchez vive el momento. Balones hacia adelante.
Sánchez está aprovechando la confusión creada por su pacto con Arrimadas, se ríe hasta de su sombra, de sus aliados de la investidura, de sus adversarios del PP, tiene a Iglesias hasta los cojones y está encantado de haberse conocido. Y ahora duerme a pierna suelta y como un lirón porque todos quieren pactar con él. Y porque cree tener los Presupuestos de 2020 al alcance de su mano y con ello la mitad de la legislatura prácticamente asegurada en su zurrón. Pedro Sánchez, yo diría que, con mucha ingenuidad, confía en Europa, aunque de Europa se puede esperar muy poco, como no sea la intervención, tal y como le ocurrió a Grecia. Es verdad que la situación no es la misma que en la crisis anterior. No es la misma, pero por dos aspectos contrarios y enfrentados. El primero se encuentra en que la política de Bruselas es más laxa y no va a exigir, al menos a corto plazo, la estabilidad presupuestaria con la misma rigidez que entonces. El segundo juega en sentido contrario y es que el grado de endeudamiento actual del sector público español es incomparablemente mayor que el de 2007 y toca ya niveles límites.
Está produciendo mucho ruido la Sentencia del Tribunal Constitucional alemán (TCA) publicada este martes 5 de mayo. Hay quien opina que esta Sentencia hace peligrar los Programas de compra de deuda pública que viene ejecutando el Banco Central Europeo (BCE). Ya sabemos que estas compras son vitales para que España (y también Italia y Francia) pueda seguir obteniendo, a interés reducido, la enorme cantidad de dinero prestado que necesita para sobrevivir. Y esa necesidad es más acuciante tras la temible crisis de la pandemia. Todos tendremos que endeudarnos mucho más, y para que eso sea posible a tipos soportables el BCE ha implementado un Programa especial de compra de hasta 750.000 millones.
La amenaza en esta ocasión tal vez no venga de los hombres de negro, ni de la Comisión, ni siquiera de las supuestas condiciones del rescate, sino de la propia realidad económica y de los mercados financieros. Mercados hoy contenidos por el BCE, pero no sabemos hasta cuándo va a tener munición para frenarlos, y tampoco hasta qué momento los países del Norte van a permitir que lo haga. La última sentencia del Tribunal Constitucional alemán es ya todo un aviso. Que el Gobierno pierda toda esperanza de que vayan a llegar de la Unión Europea transferencias como para tapar, aunque sea parcialmente, un agujero por importe del treinta por ciento del PIB. En todo caso, alguna que otra migaja. Respecto a las medidas que se negocian en Bruselas, el presidente del Gobierno ha recordado las medidas que se están planteando en el Eurogrupo y que ascienden a 540.000 millones de euros, al tiempo que ha dejado claro que no se trata de ningún “rescate”. “No es ningún rescate, son líneas que se ponen en marcha porque queremos dar una respuesta común comunitaria del conjunto de la Unión Europea (UE) a una crisis que nos afecta al conjunto de la UE, con más o menos incidencia”, ha subrayado el presidente del Gobierno. Es difícil, por no decir imposible, que los males del COVID-19 puedan, al menos a medio plazo, traer algún bien, aunque sea a un personaje tan maquiavélico como Pedro Sánchez.
Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.
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