CASA DE LA CULTURA DE VILLABLINO, EL 23 DE ABRIL DE 2016.
Buenos días y muchas gracias por vuestra asistencia.
Antes de comenzar mi exposición quiero que mis primeras palabras sirvan para mostrar mi agradecimiento a la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Villablino por invitarme a participar desde esta magnífica tribuna de la Casa de la Cultura en su Feria del Libro, así como a todos vosotros y vosotras por la paciencia que presumo tendréis conmigo, y muy especialmente a la editorial SANGAR por ofrecerme la posibilidad de publicar la obra que hoy presentamos.
Efectivamente, tal como se dice en la sipnosis del libro, nos encontramos ante la historia de una mafia, la mafia del SOMA-UGT-PSOE y del carbón, donde solo se ha abandonado la bandera negra con la calavera por el estuche negro del ordenador; y la maleta con la ametralladora por el maletín del ejecutivo para diferenciarla de la mafia caponesca del Chicago de los años veinte o de las actuales mafias calabresa y siciliana. En Asturias, en León y en otros lugares de España, la Mafia del SOMA-UGT-PSOE y del carbón ha pasado a conocerse por el VILLAMOCHO que estamos presentando.
Hoy día, el tema de la corrupción, especialmente en nuestro país, está sometido a un debate permanente. Los casos del Rato, Bankia, Gürtel, ERES de Andalucía, Cursos de Formación, Púnica, Taula, Viajes Marsans, el Noos de la Infanta Cristina de Borbón y el Urdanga, los Pujoles y los Ferrusola, las Tramas Carboneras, la Marea Riopodrense, el Muselón, Cajastur y Caja España, Niemeyer, AQUAQUEST, y Más y Más catalanes, son un claro ejemplo de ello.
En el caso que nos ocupa del VILLAMOCHO, sería el mismísimo presidente del gobierno autónomo asturiano, Javier Fernández, quien afirmaría que el caso de VILLA era mucho más grave que el de los Pujol y el de las tarjetas de Bankia, para fulminarlo sin ni siquiera darle opción a que abriera la boca. Y recalco las afirmaciones literales del presidente asturiano, porque pienso que sus declaraciones encierran un conocimiento exhaustivo sobre la procedencia del dinero, por lo que tendría que ser un testigo de lujo ante los Tribunales de la Justicia, el día que VILLA sea juzgado públicamente.
Sin embargo, detrás de formulaciones de intransigencia frente a la corrupción, se vienen observando ciertas actitudes de comprensión, especialmente cuando se trata de asuntos de corrupción política. Casos en los que ciertos medios de información toman posiciones encubridoras y entorpecedoras de la acción de la justicia, así como las máquinas propagandísticas de los partidos, que tratan de anestesiar la memoria de los ciudadanos para conseguir el olvido o, al menos, la condescendencia ante la promesa de que determinados hechos no volverán a producirse y que la limpieza y pureza de la gestión será en el futuro la norma pero, pasado el tiempo, el escenario se repite, tal y como pudimos ver en las recientes elecciones generales celebradas en España el 20D, y todo ello porque la corrupción en nuestro país es inseparable del Estado de Partidos y porque la naturaleza del Régimen es la propia de una oligarquía.
Sin temor a equivocarme, podría afirmar que, en lo que llevamos del actual siglo, la corrupción se ha convertido en una especie de bacilo de la peste que viene de lejos y que conoce ahora, como cualquier sistema infeccioso, su eclosión purulenta, y publicar un libro sobre corrupción en estos momentos podría hasta tildarse de oportunista, pero yo pienso que se trata de un libro oportuno, entre otras cuestiones, porque la corrupción ha sido, es tan grande y grotesca que ha conseguido penetrar en la conciencia ciudadana, aunque no lo suficiente, llenando las páginas de los periódicos, ocupar los espacios de radio y televisión, a la vez que inundar los escaparates de todas las librerías, hasta colocar la corrupción y el fraude en el segundo problema de la ciudadanía española, detrás del paro, según el más reciente barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Fijaros en la última encuesta del mes de febrero donde la preocupación por la corrupción se ha disparado ocho puntos entre los españoles, alcanzando el 47,5 % respecto a la realizada en el mes de enero, mientras la ausencia de Gobierno solo preocupa al 1,4% de los españoles, un porcentaje similar a la inquietud que provoca el problema territorial de Cataluña.
Sin embargo, lo más grave en el caso que nos ocupa, es que ha servido para llevar a las comarcas mineras de Asturias y León a la más de las paupérrimas miserias, hasta dejarlas transformadas en auténticos parajes lunares, como consecuencia de haberse cargado el sector minero sin haber generado ningún tejido industrial alternativo, y ello a pesar de las cantidades multimillonarias de euros que se destinaron en concepto de Fondos Mineros, sobre todo en hormigón para hacer carreteras, de tal manera que ese sesenta y dos por ciento de paro juvenil en nuestras comarcas mineras tenga más facilidad para largarse de los pueblos que les vio nacer, por cierto, con muy escasa formación, porque las cantidades multimillonarias destinadas para su formación fueron destinadas en su mayoría a la financiación de las estructuras burocráticas de los partidos, empresas y sus correspondientes “élites del pandillerismo sindical”.
Ese es el resultado de aquella brutal RECONVERSION INDUSTRIAL protagonizada por el PSOE que, disfrazada bajo el pomposo nombre de MODERNIZACIÓN DEL APARATO INDUSTRIAL, supuso el cierre masivo de nuestra minería, de nuestras industrias, sin un desarrollo paralelo de un nuevo tejido industrial, en el que sectores enteros fueron desmantelados y miles de trabajadores pasaron a engrosar las cifras del paro, una operación que continúan ejecutando hasta el final sus socios bipartidistas del PP.
Sí, amigas y amigos, esa es la cruda realidad de nuestra minería, de nuestra industria, y todo ello para dejarnos entrar en el elitista club de la Comunidad Económica Europea, donde nuestros futuros socios europeos exigían al gobierno felipista que iniciara un suicida desmantelamiento de sectores enteros de nuestra economía ya que, si no lo llevaban a cabo, jamás autorizarían el ingreso de España, entre otras cuestiones, porque los fundadores de Europa – como si nosotros viniéramos de otra galaxia – no querían ningún tipo de competencia para sus productos y no podían permitir la entrada de un país que figuraba entre las diez potencias industriales del mundo.
Es verdad que la crisis se ha llevado por delante una gran parte de nuestra riqueza material, pero no es menos verdad que nuestra riqueza material ni estuvo ni está siendo defendida y gestionada por personas decentes, sino por auténticos “sicarios” al servicio de la burguesía española, perfectamente representada por el bipartidismo PPSOE, surgido de la segunda restauración borbónica de 1978, de tal manera que la falsa bonanza económica que precedió a la crisis se había llevado una buena parte de nuestros valores, y sólo desde un pensamiento sincero, crítico, limpio, claro, generoso y humilde podemos regenerar nuestra conciencia para que el futuro se asiente sobre unas bases sólidas.
Quizá sea demasiado tarde para hacer algo por un mundo demasiado viejo, y demasiado pronto para saber algo de un mundo demasiado nuevo. A veces, amigas y amigos, es necesario estar al borde del precipicio para comenzar a caminar en otra dirección. Puede que ahora estemos en una encrucijada, pero estar en la encrucijada es justamente lo contrario de encontrarse en un callejón sin salida. Todo es dar con el camino, y “se hace camino al andar”. Y para andar ese camino tenemos que reflexionar antes de vociferar, tenemos que unir antes que disgregar, porque esa es una tarea de nadie en particular y de todos en general que requiere sumar y no dividir voluntades y esfuerzos, estimular iniciativas, sembrar solidaridades, y remontar adversidades como siempre supo hacer el pueblo asturiano y leonés, que tiene en su tradición, en su gerencia, en su atractivo y en sus gentes, sobre todo en sus gentes, los mejores instrumentos para superarse.
¡¡¡ Hemos tenido efectivamente un arranque de caballo y una parada de burro !!!, me decía hace poco un amigo mío. Y no le faltaba razón. Pero, ¿para qué corríamos tanto y de aquella forma tan alocada? Yo sí lo sé, como lo sabéis muchos de vosotros y vosotras: nos pusieron delante una zanahoria de pulpa irresistible, de oro líquido, de becerro cebón, de pasta gansa, de dinero fácil, de fresa lujuriosa y prometedores almíbares… Es decir, de un empalagoso zumo de felicidad. Y ya veis, todo era un vulgar castillo de arena, de esos que levantábamos de guajes en la playa, y luego venía la marea y nos lo derrumbaba.
Vivimos, amigas y amigos, una crisis tan dramática que a muchos ciudadanos les ha llevado a la desesperación y a la ruina, y en nada nos debe consolar el saber que el mundo ha sobrevivido a otras crisis aún mayores, algunas de las cuales terminaron en un colapso económico y cambiaron el curso de la historia. Lo que sí conviene saber es que para salir de este pozo del presente tenemos más recursos que nunca: más ciencia, más tecnología, más infraestructuras, mucho carbón, mucha agua, mucha masa forestal, y sobre todo mucha tradición industrial… Solo necesitamos recuperar la educación y los valores. Y, por supuesto, la voluntad de asentar sobre ellos una justicia insobornable, sólida y humana. Y no demos vueltas a la pirindola para llegar al mismo sitio de partida, porque mientras la justicia no sea justicia, nunca habrá justicia.
Creíamos que el bienestar era poco menos que eterno. Pero el virus de la codicia se ha llevado por delante las certezas y ha teñido de oscuridad los horizontes. Allí donde había luz hay sombra, allí donde había calma hay desasosiego, allí donde había seguridad hay incertidumbre y angustia. Y lo que es peor aún: allí donde había despilfarro comienza a aparecer el drama del hambre.
La situación de un parado temporal puede ser más o menos incómoda. La situación de un parado sin prestaciones es angustiosa y deprimente. La situación de un parado sin esperanza es sencillamente destructiva, y solo una sociedad enferma puede permanecer impasible ante la aniquilación humillante de algunos de sus miembros. Es algo radicalmente inhumano. Por ello tenemos que hablar con suma claridad. Es muy difícil, casi imposible, que la nueva política pueda brotar de las madrigueras en las que siguen atrincheradas las comadrejas de la vieja política. El milagro del arrepentimiento y la redención por las buenas obras siempre es posible. Pero será eso: un milagro, una excepción.
En todo caso éste es el rasero por el que debemos de apostar en cada momento a la hora de elegir a los hombres y mujeres que tienen que regir los destinos de nuestro país: el que esté dispuesto a cambiar la ley electoral, a imponer la democracia interna en los partidos, a devolver la independencia al poder judicial, a renunciar a aforamientos y demás privilegios, a predicar con el ejemplo dando un paso atrás ante la menor sospecha de connivencia con la corrupción, a incluir mecanismos de participación ciudadana en el proceso legislativo, ése representará a la nueva política. Lo demás será, lisa y llanamente, más de lo mismo: Paro y Corrupción y más Corrupción y Paro, y lo más grave para una sociedad, que los votantes que sigan votando a los corruptos, sabiéndolo como lo saben, serán, por lo menos, sus cómplices. Así de claro, tal y como ha ocurrido en las recientes elecciones del 20 de diciembre, y volverá a ocurrir en la segunda vuelta de las mismas, probablemente a celebrar el próximo 26 de junio.
No nos engañemos, ni nadie trate de engañarnos. La ciudadanía acude gozosa a las urnas, una vez cada cuatro años, integrándose en la máquina administrativa del Estado, olvidándose de sí misma y de la sociedad, para elegir las pirámides de burócratas de partido, con un jefe absoluto en la cúspide, que aspiran a estar detrás de la ventanilla en todas las manifestaciones externas del Estado. Mientras que los resortes del poder interno del Estado, los que otorgan privilegios y concesiones al gran capital, ni se rozan en las elecciones ni en los programas de los partidos gobernantes.
No hubo ni izquierda ni derecha que haya osado oponerse, desde el Gobierno y en defensa de la libertad, a las grandes concentraciones de poder financiero y mediático, suficiente para deducir que la corrupción es inseparable del Estado de Partidos y que la naturaleza del Régimen que vivimos es la propia de una oligarquía. Sin embargo, la democracia institucional es posible. Basta con cambiar el sistema electoral y separar los poderes del Estado. Basta con dar a la ciudadanía el derecho de elegir a sus representantes. Basta con prohibir el escandaloso cinismo de que hombres y mujeres de un mismo partido, y de una misma elección, sean a la vez legisladores, gobernantes, jueces, administradores, consejeros jurídicos y auditores del Estado. A esto yo lo llamo dictadura plural.
Efectivamente, los electores votan pero no eligen, porque refrendar una de las listas de partido no es elegir. Los integrantes de las listas no son elegidos por los votantes, sino por los jefes de partido y, por lo tanto, no representan a los electores ni a la sociedad civil. Esa distribución de cuotas electorales entre partidos sólo puede representar a la sociedad política costeada con fondos públicos, es decir a la sociedad estatal. No se vota a diputados de los electores, del pueblo o de la sociedad, sino a puros delegados de los partidos estatales. Todos los gobernantes y gobernados, apuntalan la colosal mentira de llamar legislativas a estas burocráticas elecciones administrativas para cubrir puestos de relieve en el Estado; de llamar representantes del pueblo a simples delegados de partidos; de llamar separación de poderes a la simple separación de funciones públicas entre personas de una misma obediencia de partido; de llamar democracia representativa a esta más que degenerada oligarquía estatal.
Pero, volviendo al tema concreto del VILLAMOCHO, el libro que estamos presentamos hace un repaso a los casi cuarenta años de dominio somático en Asturias, de sus tramas de corrupción, de su control de la Caja de Ahorros, de los ayuntamientos mineros y del propio Principado de Asturias, del Montepío de la Minería Asturiana y como no, de los mitos montados en torno al SOMA y a la figura de Manuel Llaneza.
Casi cuarenta años bajo las órdenes de Villa que acaban cuando el “capofamiglia” minero abandona la secretaría general del sindicato entre lágrimas, poco tiempo antes de que se hiciese público que había regularizado la “calderilla” de 1,4 millones de euros en la amnistía fiscal del Gobierno del PP. Para entonces Villa ya estaba solo y muchos se apuntaban al carro de unas denuncias que yo mismo venía gritando contra viento y marea desde los años setenta.
Si alguien hay que para nada se ha sorprendido, uno de ellos soy yo, entre otras cuestiones, porque durante todos esos años, desde 1976, vengo denunciando todo tipo de corrupciones y nepotismos de este “capofamiglia” y su banda de “consiglieris”, recaudadores, pandilleros y demás gente del hampa, tanto en la Confederación de UGT, como en los medios de comunicación, en el Parlamento, en los tribunales y, como no, en la mismísima cara a cara en los comités federales de la Federación Estatal de Mineros de UGT, donde me cabe el honor de haber sido su secretario general durante diez años.
Sin embargo, durante todo este tiempo siempre se ha venido vendiendo a través de los voceros somáticos en los distintos medios de comunicación un inexistente enfrentamiento personal entre Saavedra–Villa o Villa-Saavedra, con el fin de ocultar el verdadero problema que subyacía en el fondo: prestarse al juego de la burguesía española de acabar con la minería del carbón, a través de sus títeres del bipartidismo PPSOE, primero con el gobierno de Felipe González y después con el gobierno de PP, o seguir defendiendo hasta las últimas consecuencias el sector carbonero y sus comarcas mineras. Esa era la cuestión y no otra, para lo cual habíamos elaborado, desde la Federación Estatal de Mineros de UGT, todo un exhaustivo y detallado programa para la definición de una POLITICA MINERA AL SERVICIO DE ESPAÑA, DESDE LA INVESTIGACION DE NUESTROS RECURSOS HASTA LA TRANSFORMACION DE LOS MISMOS EN ENERGIA, PASANDO POR UNA EXPLOTACION RACIONAL Y HUMANA DE LOS MISMOS…
Efectivamente, con la entrada del PSOE en el gobierno de España en 1982, se iniciaron en el Palacio de La Moncloa, las primeras conversaciones con Felipe González y su Ministro de Industria Carlos Solchaga sobre el tema, que se continuaron realizando en el propio ministerio todos los viernes finales de cada mes. Ya en agosto de 1984, el Ministro Solchaga nos puso encima de la mesa la cantidad de 600.000 millones de pesetas para dos Zonas de Urgente Reindustrialización, la mitad del dinero para la Z.U.R. del Nalón y la otra mitad para la Z.U.R. del Caudal, siempre y cuando aceptásemos una plantilla en torno a los 15.000 trabajadores en HUNOSA, y nuestra respuesta no fue otra que aceptar aquello como una muy buena base de negociación, sin olvidar en ningún momento de que nosotros siempre estábamos hablando de la definición de una política minera que abarcaba al conjunto de los mineros españoles, entre otras cuestiones, porque sabíamos que primero irían a cargarse lo que en su día fueron auténticas fortalezas del movimiento obrero contra el franquismos, caso concreto de HUNOSA o esta comarca lacianega de Villablino, porque el resto iba a tener un efecto dominó, tal y como ha ocurrido.
Las reuniones se venían celebrando con bastante normalidad , sin la participación directa del SOMA en la mesa ministerial cuando, de repente, en un mitin del PSOE, del que Villa era miembro de su ejecutiva federal, lanzó la tristemente famosa frase: “antes de cerrar un solo pozo de Hunosa había que pasar por encima de su cadáver” y, ¿sabéis cuál fue la contestación literal del Ministro Solchaga en la siguiente reunión?: “No me toques los cojones, Antón, la mejor mina es la que está cerrada”. Ahí se perdió una oportunidad, y ahí comenzó la debacle de nuestro sector, de nuestras comarcas mineras, de una parte muy importante de Asturias y León, donde ciertos “lidercillos” mineros de las comarcas mineras de Laciana y el Bierzo, con nombre y apellidos, se sumaron al coro villista para facilitar la tarea destructora del PSOE contra el sector minero.
Es a partir de ahí cuando se dota a Villa de toda una engrasada infraestructura, cuyo núcleo central de operaciones sería la propia empresa pública de HUNOSA, donde la chequera de horas sindicales le permitía contar con un ejército de fieles y sumisos lacayos, cuya misión, entre otras labores, fue hacerse con el control en la mayoría de las agrupaciones del PSOE en las comarcas mineras, hasta alcanzar el poder absoluto en la FSA-PSOE, lo que significaba poner y quitar presidentes autonómicos, alcaldes, concejales, diputados autonómicos, nacionales, senadores y europarlamentarios, así como el control de un organismo, fundamental para el engrase de la maquinaria, como la Caja de Ahorros, al margen, claro está, como la de afiliar a los trabajadores en el empresa, donde no existe una categoría de vigilante, artillero, incluso ingenieros, capataces o administrativos que no haya pasado por el despacho somático de la Plaza de la Salve.
Pero tampoco se trata de hacer leña del árbol caído, entre otras cuestiones, porque yo me he enfrentado pública y personalmente cuando era un árbol fuerte y robusto. Además, no es recomendable para nadie bailar encima de un árbol podrido, por razones obvias, como tratan de justificar ciertos voceros del villismo que todo se lo deben en su carrera “profesional” y política.
Por supuesto, me estoy refiriendo a los reportajes que vienen apareciendo estos días en los medios de comunicación, cuando ciertos sujetos que estuvieron durante décadas sentados a la diestra y siniestra del todopoderoso VILLA, aupados desde la nada por el “jefe” hasta los altísimos puestos y las fortunas consiguientes que ahí se forjan, aparecen rasgándose las vestiduras porque VILLA cargó, en cinco años, casi 500.000 euros de gastos personales que incluían carburante, puros habanos de la marca Cohiba, ropa de la boutique Kopa, comidas, flores, perfumes y sus coches de alta cilindrada, como el Mitsubishi Montero que ahora trata de entregar al sindicato. Ni idea tenían los beneficiarios que habían crecido a las faldas del villismo. Ni idea tenían sus tesoreros y “consiglieris” somáticos, algunos de ellos eternizados en el cargo, caso concreto del Pedro Castillejo que sale recientemente disculpándose en los medios de comunicación por sus “actuaciones ejemplares” que trata de justificar ante los tribunales penales de la justicia en el juicio que se ha iniciado el reciente 11 de enero, junto con su “capofamiglia” VILLA y otros dirigentes de la cúpula somática.
En estos días podemos observar en los mismos medios de comunicación como empiezan a salir a la luz otras actuaciones somáticas, en esta ocasión avaladas por los informes de la UCO que lleva a cabo las investigaciones de la Fiscalía Especial contra la Corrupción y el Crimen Organizado aunque, vuelvo a reiterar, todavía estamos en los aperitivos, en la calderilla de un colosal latrocinio.
Por eso, y por otras más cuestiones, nada mejor que leer el libro que tenéis a vuestra disposición, en la seguridad de que nadie se va a sentir defraudado, si de verdad se quiere saber una parte muy importante de lo ocurrido en nuestra región. La otra parte saldrá a la luz cuando la Fiscalía Especial contra la Corrupción y el Crimen Organizado haya concluido sus investigaciones y el VILLAMOCHO sea juzgado en los Tribunales de Justicia. De momento, nos tendremos que conformar con la querella criminal presentada por el mismísimo SOMAFITAGUGT contra dos de sus máximos dirigentes, VILLA y CASTILLEJO, que tendrán que responder sobre cerca de 500.000 euros sustraídos de las arcas del sindicato.
Esperemos que a Villa no le siga confundiendo la oscuridad de los fondos mineros y se vaya acordando de todos y cada uno de los personajes que le acompañaron en el multimillonario latrocinio cometido contra el pueblo asturiano, aunque parece que solo se recupera para otorgar poderes notariales y hacer llamadas continuas a sus excompañeros del sindicato somático para seguir amenazando con tirar de la manta.
Muchas gracias.