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MESA REDONDA SOBRE LA MINERÍA DEL CARBÓN EN EL CENTRO DE LA XUSTICIA DE LA FELGUERA

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Cartel sobre la mesa redonda sobre la minería del carbón en Centro de La Xusticia de La Felguera (CNT), el 28 de abril de 2018

Buenas tardes y gracias por vuestra asistencia. Al hilo de la intervención del profesor HOLM debo matizar que, HUNOSA ha sido el ejemplo de lo que son la socialización de las pérdidas y la privatización de las ganazancias. Ha sido una empresa que, al igual que un toro de lidia criado en la dehesa para ser acribillado en la plaza, en nuestro caso la empresa HUNOSA ha sido creada para morir en la plaza pública, tal y como todos hemos tenido la ocasión de ver. Además, abundando en su exposición, muy dificil puede ser una empresa pública cuando el Estado no ha sido público. Y, sin más preámbulos, teniendo en cuenta los participantes que estamos en la mesa, comenzaré mi intervención con unas reflexiones a modo de sinopsis, para dejar el tiempo que sea necesario para el debate en todos nosotros.

LA PRIMERA, para dejar muy claro que nuestro país tiene acceso en la actualidad a reservas de carbón que garantizan el suministro durante más de ciento cincuenta años. Por lo tanto, no existe absolutamente ninguna justificación para prescindir de una fuente energética autóctona de la que aún nos quedan unas reservas recuperables de carbón en torno a 1.500 millones de toneladas, siempre según los datos del Consejo Mundial de la Energía.

Unas reservas a las que hay que añadir la de las llamadas “reservas adicionales estimadas in situ”, que incluye los cálculos de las cantidades de mineral que pueden existir tanto en extensiones aún no exploradas de yacimientos conocidos, como en yacimientos aún no descubiertos en áreas que se sabe, desde el punto de vista geológico, que contienen combustible, cifradas por el mismo Consejo Mundial de la Energía en torno a los 7.100 millones de toneladas, lo que nos garantizan el abastecimiento durante esos más de 150 años, tiempo más que suficiente para escribir en “tinta roja” el futuro real de nuestras comarcas mineras a lo largo y ancho de la geografía española, muy especialmente en nuestra región asturiana.

LA SEGUNDA, para dejar más claro aún que, el grado de autoabastecimiento de energía primaria en España – la decimotercera economía del mundo – es de sólo el 20 por ciento, lo que supone que el 80 por ciento de la energía primaria consumida se importe del exterior – por un 58 por ciento para la Unión Europea -, dependiendo casi al 100 por ciento de las importaciones de petróleo, gas y uranio, y del orden del 80 por ciento de las importaciones de carbón, con un coste de la factura energética del orden de los 40.000 millones de euros anuales.

Profesor HOLM y Antón Saavedra en la mesa redonda sobre la minería del carbón en el Centro la Xusticia de La Felguera (CNT), el 28 de abril de 2018.

LA TERCERA, para afirmar qué, el carbón sin CEODÓS ya sólo depende de una decisión política, existiendo en la actualidad centrales térmicas en las que el carbón consumido no produce emisiones nocivas, y menos de CEODÓS, pero se sigue insistiendo y manipulando en el error de seguir diciendo que todavía se investiga sobre ello, cuando, en este momento sólo falta la decisión política para EL CAMBIO mediante tecnologías ya muy maduradas. El único problema que se presenta es encontrar compradores para ese CEODÓS que se separa, y que en este momento puede alcanzar la cifra de 50 millones de toneladas en todo el mundo, pero esos compradores también existen: se trata de las compañías petroleras que lo necesitan para inyectarlo en los pozos y así extraer el de 30 por ciento de petróleo del fondo, que de otro modo se perdería.

Además, partiendo de la base qué, en la combustión del carbón, tanto los de importación como los nacionales, emiten la misma cantidad de CEODÓS, si contabilizamos las emisiones del transporte en barco y los camiones desde los puertos marítimos, llegamos a la conclusión de que el carbón de importación emite un 6 por ciento más de CEODÓS que nuestros carbones autóctonos.

LA CUARTA, para constatar qué, las ayudas al funcionamiento que recibe el sector para su viabilidad, muy lejos de resultar onerosas para el Estado, son devueltas con creces a las propias arcas públicas a través de las cargas fiscales y coberturas sociales que soporta la propia actividad minera y, a la propia sociedad, mediante las rentas salariales y compras de bienes y servicios, amén de su enorme capacidad de arrastre de otros sectores económicos que, de manera indirecta o inducida, son potenciados gracias al entorno económico que propicia la minería del carbón y su fuerte capacidad de creación de valor añadido en sí misma y en otras actividades dependientes de ella. Todos sabemos que el yacimiento minero lo pone la naturaleza donde ella dispone, y es en torno al yacimiento donde se va creando el poblado, la villa, el comercio, las industrias auxiliares, de tal manera que cuando se clausura la explotación minera, si no se han generado otras industrias alternativas, las comarcas mineras quedan transformadas en auténticos eriales, como ya viene ocurriendo en las distintas comarcas mineras de España.

Solamente en los pagos impositivos de las empresas mineras en concepto de cotizaciones sociales, impuestos ligados a la producción e impuestos sobre el IVA, el balance resulta altamente positivo para el erario público: Por cada euro que da el Estado en concepto de ayudas al funcionamiento al sector minero, este reporta 3,4 euros por los conceptos fiscales mencionados.

 LA QUINTA, para confirmar qué, estudios muy recientes de varias Cátedras Universitarias sobre “EVALUACIÓN DEL IMPACTO ECONÓMICO DE LA MINERÍA DEL CARBÓN” no vienen sino a corroborar el crucial aporte económico del sector primario del carbón por su fuerte capacidad en la generación de valor añadido en tres frentes: como actividad en sí (impacto directo), como consecuencia de las interrelaciones productivas que arrastra (impacto indirecto) y como efecto renta-demanda (impacto inducido). De hecho, constatan que un empleo directo en minería posibilita la creación de casi dos empleos de manera indirecta y hasta tres empleos si sumamos los efectos inducidos. Ciñéndonos al ámbito de los municipios mineros, los efectos multiplicadores que cada empleo minero tienen sobre el empleo total del municipio se sitúan entre cuatro y cinco empleos.

LA SEXTA, para denunciar públicamente, una vez más qué, desde hace mucho tiempo, de una manera permanente y machacona se nos viene echando en cara a los mineros de que somos un sector subvencionado, y es verdad, pero se silencia que, efectivamente, por cada euro de subvención que recibe el carbón, el Estado español recibe más del triple. ¿Por qué ese afán a la hora de señalar a nuestros carbones como receptores de ayudas estatales a su tan necesaria como imprescindible explotación?

El profesor HOLM en su exposición, el 28 de abril de 2018.

¿Por qué no los gastos del ejército y la policía, o la Iglesia, o las carreteras, o las subvenciones multimillonarias a fondo perdido para la banca y las empresas privadas, por no hablar del impuesto de patrimonio de las grandes fortunas? Por cierto, ¿Dónde se equilibran los presupuestos del Ministerio del Interior o los de Defensa, Educación o Justicia, subvencionados al cien por cien por las arcas del Estado? ¿Cerramos la Universidad? ¿Y las cárceles? ¿Desaparecemos la casa real española?

No es un problema de fondos, sino principalmente de cómo se distribuye lo que la sociedad generamos; y el carbón, pese a quien pese, genera riqueza, empleo y bienestar para el conjunto de la sociedad.

Es en ese contexto donde queda enmarcada mi exposición en esta mesa sobre la minería del carbón, la cual, a la vista de las reflexiones perfectamente contrastadas y documentadas por los distintos organismos especialistas en la materia, en absoluto necesitaría el carbón ayuda de nadie, porque éste se defiende sólo. Quiero decir que, a la hora de hablar del carbón, es necesario enfocar su defensa desde una cuádruple vertiente social, económica, energética y estratégica, pero también desde la vertiente medioambiental. Sin embargo, al carbón se le ha cargado con el “sambenito” de ser el principal causante de todos los males que atentan contra la vida del planeta tierra por su gran contaminación.

En efecto, hace veinticinco años el concepto medioambiental que estaba de moda era el de la “lluvia ácida”, después, unos años más tarde, el concepto de moda era el “efecto invernadero” provocado, según los “sabios pronucleares”, por las emisiones de CEODÓS, y en la actualidad se sigue hablando del “efecto invernadero”, cuando el último concepto de moda es el “recalentamiento del planeta”. Hace muy poco tiempo se echaba la culpa del “efecto invernadero” al anhídrido carbónico emitido por las centrales térmicas. Ahora se admite que hay otros gases, tales como el metano, los óxidos de nitrógeno, los compuestos clorofluocarbonados y otros, que pueden tener un efecto perjudicial sobre el medio ambiente, sin que científicamente se haya demostrado su contribución al “efecto invernadero”, ni siquiera su efecto perjudicial.

En todo caso, la contribución del carbón a los efectos mencionados no tiene la importancia que en un principio se creía, sino que es bastante más reducida, tal y como nos demuestran estudios científicos realizados al efecto. De cualquiera de las maneras, el problema “nunca será de frío, sino de abrigo”. Quiero decir que es necesario exigir la puesta en práctica de toda la legislación existente, así como todos los medios tecnológicos, que son muchos y efectivos, hasta reducir al máximo su incidencia en el medio ambiente. Por cierto, ¿cuánto vienen invirtiendo los gobiernos del bipartidismo PPSOE en nuestro país para investigar esas tecnologías? ¡¡¡ Para qué van a investigar, si ya han apostado hace tiempo por el lucrativo y mafioso negocio de la importación de carbón, petróleo, gas y nuclear!!!

Además, que nuestro país importe carbón de Colombia o Sudáfrica, en lugar de producirlo en nuestro subsuelo, en absoluto soluciona esos problemas, sino que los traslada. La experiencia ha demostrado que incluso los aumenta, tal y como ha quedado dicho con anterioridad. Quien importa carbón obtenido de las minas a cielo abierto de estos países citados y otros, está explotando a estos países económica y ecológicamente. Muerte, represión y saqueo son palabras sin las cuales no podría existir este tipo de explotaciones. Van unidas al igual que van unidos los gobiernos nacionales y las multinacionales, encargadas de llevarse los minerales y las divisas, dejando contaminación, destrucción, millones de seres humanos muertos, y alguna que otra migaja, al margen de llenar los bolsillos de aquellos que se declaran tan “patriotas” ellos, envolviéndose en sus banderas nacionales.

Compañero minero de la empresa CLM (mina de Cerredo) en su exposición, el 28 de abril de 2018

Las explotaciones a cielo abierto, mejor el expolio consentido a Vitorino Alonso, para explotar en una Reserva de la de Biosfera Mundial como el valle de Laciana en León, por no hablar de Cerredo y Tormaleo en Asturias, al margen de producir un delito ecológico de máxima gravedad, sólo son rentables cuando los yacimientos afloran en la superficie, se encuentran cerca de la superficie, con un recubrimiento pequeño.

Desde un principio, las empresas y los gobiernos, apoyados en muchos casos por sus pandilleros sindicales de turno, levantan grandes expectativas y los habitantes de las zonas ven un futuro esperanzador, como ha ocurrido con las minas de Laciana, Tormaleo, Cerredo, explotadas por este gánster carbonero conocido por VICTORINO ALONSO “DON VITO”,

Una vez comenzada la explotación, se produce cierta mejoría económica entre sus habitantes, pero en cuanto el mineral a extraer profundiza, las empresas deciden cerrar o irse a otras partes para continuar con su expolio consentido por el gobierno de turno. La mejoría económica se acaba bruscamente, entrando en un periodo de depresión para sus habitantes a lo que hay que sumar el entorno que dejan gravemente dañado y su tierra y aguas contaminadas para siempre por productos químicos y otros materiales tóxicos.

Mirad, compañeras y compañeros: Hace 56 millones de años, un misterioso aumento de carbono en la atmósfera hizo subir la temperatura en todo el mundo, hasta el punto que se fundieron los polos. La causa, según los científicos especializados en el tema, fue una emisión de carbono masivo y, en términos geológicos, repentino.

Aquello duró 150.000 años, hasta que el exceso de carbono fue reabsorbido, produciendo todo tipo de sequías, inundaciones, plagas de insectos y algunas extinciones. Sin embargo, una cuestión ha quedado muy clara, clarísima: el carbón no fue responsable de nada, por la sencilla razón de que le faltaban muchos millones de años para formarse. ¡Ya está bien de escuchar eso de que “si es verde, vale”! ¡¡¡ Y si es negro, como el carbón de nuestras minas, y rojo como el minero que defiende el carbón, el empleo y el futuro de sus pueblos, también, no te jode!!!

No, compañeras y compañeros, no estamos defendiendo nuestro carbón por una especie de nostalgia, como una “seña de identidad” de cada comarca o región, entre otras cuestiones, porque tenemos que ser muy conscientes de que los recursos carboníferos son finitos, y que, dentro de cien o más años, las minas se agotarán, y no vamos a ser tan pesimistas como para creer que las comarcas mineras no van a sobrevivir al carbón. De lo que se trata es de no cambiar de la identidad actual por otra más vil y canalla, de no convertir Asturias, León, Palencia o Aragón en un bosque de eucaliptos para fabricar pasta de papel. Por cierto, en estas regiones citadas existe una grandísima masa forestal que puede y tiene que ser una de las alternativas generadoras de riqueza y empleo, como lo tiene que ser el agua de nuestras explotaciones mineras clausuradas, entre otros muchos recursos que tenemos.

El compañero RAÚL de la CSI en el Pozo Carrio durante su exposición en la mesa redonda sobre la minería del carbón, el 28 de abril de 2018

Desde mi punto de vista, pienso que la única solución para nuestros carbones es la NACIONALIZACION DEL SECTOR MINERO ESPAÑOL, desde la investigación de nuestros recursos hasta su transformación en energía, pasando por una explotación racional y humana de los mismos, dentro de una POLITICA ENERGÉTICA AL SERVICIO DEL PUEBLO. Y aquí, tengo que levantar la voz para manifestar que una de las características radical de nuestra minería, es que los yacimientos mineros españoles son bienes demaniales según la Constitución española, y ello significa que son bienes públicos y que la administración tiene la obligación inexcusable de preocuparse y velar su gestión por parte de los concesionarios, sujetos siempre a los requisitos de interés común.

Entretanto, compañeras y compañeros, es tan necesario como urgente poner freno a esta brutal manera de agredir a un sector como el de la minería del carbón, propiciada desde febrero de 1983, cuando el presidente del gobierno español FELIPE GONZALEZ, afirmó ante catorce directores de periódicos que Asturias necesitaba “adaptarse a una nueva civilización, y que había que ser conscientes de que a la minería solo le quedaban 17 años de vida”, agresión que continuaron sus socios del bipartidismo PPSOE, manteniendo nuestra firmeza en que “NO PODEMOS ESTAR DISPUESTOS A ACEPTAR EL CIERRE DE MAS EXPLOTACIONES MINERAS SIN ANTES COMPROBAR DE MANERA FEHACIENTE SU SITUACIÓN ECONOMICA, ESTRATEGICA, SOCIAL Y ENERGÉTICA; SOSTENER EL NIVEL DE EMPLEO EXISTENTE, ES DECIR, NO PROVOCAR MAS PARO MINERO MIENTRAS NO SE VAYA A LA CREACIÓN EFECTIVA Y REAL DE NUEVAS INDUSTRIAS CAPACES DE ABSORVERLO”.

Seamos serios y sensatos: las fuentes energéticas son escasas, y bajo ningún concepto se pueden ni deben de menospreciar, por razones de la dificultad de sus explotaciones, donde quiera que se encuentren. Y esto debieran de saberlo en la UNION EUROPEA, si es que se habla en nombre de Europa y no de quienes tienen el carbón más fácil, aunque tampoco nadie se debe escudar, como ha venido ocurriendo hasta la fecha, en los mandatos de la UNION EUROPEA, porque, entre otras cuestiones, el TRATADO DE LISBOA otorga a los países total libertad en lo referente al aprovechamiento de sus recursos energéticos. Es decir, son competencia de cada país, y por tanto esa exigencia de la UNION EUROPEA de cerrar las explotaciones mineras en el año 2018 en absoluto tiene porqué cumplirse. ¡Ya está bien de manipulaciones y engaños a los ciudadanos!

Asistentes al debate en la mesa redonda sobre la minería del carbón en el Centro La Xusticia de La Felguera (CNT), el 28 de abril de 2018.

Para terminar, una pregunta que siempre me hacen en los debates, referida a si el carbón tiene futuro, la cual voy a contestar con un ¡¡¡Sí, rotundo!!!

Durante muchos años hemos repetido los mineros que el carbón no debería ser marginado dentro de las políticas energéticas de los diferentes partidos que gobernaron en el Reino de España. Todavía se están pagando las consecuencias de este abandono, pero en cualquier reunión de expertos, mínimamente sensatos, ya no cabe la menor duda en la afirmación de que el carbón puede y debe ser el puente que hará salir a la Humanidad de la crisis energética, cada vez más agravada por los acontecimientos que se vienen dando en otros países petroleros y gasísticos.

Cuando las potentes locomotoras de vapor empezaron a cruzar las inmensas llanuras del Oeste americano, algún tremendista se atrevió a predecir que “como esta fiebre de velocidad se contagie al mundo entero, el carbón desaparecerá antes de veinte años”. Vino la Primera Guerra Mundial y volvió a repetirse la profecía. No digamos nada cuando estalló el conflicto del año 1939. Era la segunda explosión de preocupaciones para el sector energético. Y todavía, no hace muchas fechas, el agorero de turno señalaba la desaparición del carbón para dentro de veinte años. Es decir, siempre faltan veinte años para que se acabe el carbón. Pero el carbón sigue ahí, en cantidades abundantes para otros muchos veinte años. Y siempre que en el mundo se ha producido un momento crítico grave, se le ha pedido al carbón un esfuerzo sobrehumano y el carbón ha respondido satisfactoriamente, como, sin duda alguna, responderá en esta ocasión que estamos viviendo.

Muchas gracias.


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