Cuadro entregado a Luisma por sus amigos en La Barraca de Langreo, el 12 de abril de 2019
Querido amigo Luisma:
Ha llegado el momento de dirigirte unas palabras, tal y como nos ha exigido el compañero Joaquín Manasé que, como sabéis, no puede estar presente físicamente entre nosotros debido a unas dolencias que le obligaron a ingresar en el HUCA. Llega el momento de decirte unas palabras; a tí, compañero, que tanto las aprecias, por saber cúal es su valor. Y las pronunciaré en nombre de todos los aquí reunidos, conociendo desde la niñez a quien van dirigidas.
A tí, compañero y amigo Luisma, te conocemos y reconocemos como quién eres, desde el núcleo de tí mismo, para todos nosotros. Y nuestras miradas encuentran la imagen de una persona entregada a su familia, a sus amigos, a todas aquellas personas que le necesitan; de una persona serena a conciencia, inteligente y afectuosa; de alguien que es, en el buen sentido de la palabra, dicho machadianamente, bueno: un paisano de una sola pieza, criado en aquella barriada tan cercana de aquellos altos hornos del acero y de aquellas minas del carbón que tanto contribuyeron al progreso de España y sus habitantes. Así te reconocemos. Los defectos que tengas, ésos los pones en tu cuenta privada; pues no son relevantes en el espejo donde tu imagen se refleja para todos nosotros.
Amigos de Luisma en La Barraca, el 12 de abril de 2019
Los avatares de la vida son los que cincelan la persona que somos, los que van puliendo nuestra personalidad más allá de los personajes que en algún momento toca representar en este gran teatro del mundo. El que sería un relato pormenorarizado de tus trabajos y tus días nos ofrecería una semblanza completa del Luisma que conocemos, del Luisma que queremos. Pero no existe en la vida un relato completo, ni siquiera el que pueda hacer uno de si mismo; ninguna biografía está cerrada, en nuestro caso, en el caso de nuestro amigo todavía queda mucha, muchísima tela que cortar. Podemos destacar, eso sí, las pinceladas con qué dibujar el cuadro de nuestras vidas. Y en ellas reconocer los trazos de los principales acontecimientos que las troquelan.
Escribimos y reescribimos nuestras historias desde el momento en que estamos, volviendo la vida atrás, reordenando las piezas del puzzle biográfico de cada cual. Tú, amigo Luisma, has pasado por uno de esos momentos cruciales en los que el vivir se convierte en un caminar por la arista de la existencia cobrando plena conciencia de lo que está en juego – hablo por mi propia experiencia por haberlo sufrido en mis propias carnes – y estoy seguro que todo los has visto bajo una nueva luz, desde ángulos que nos eran desconocidos. También nosotros te vemos con otro enfoque y éste nos lleva a conocerte mejor y a quererte mucho más de lo que te queremos.
Desde tu niñez en la barriada de Lada hasta el mismo día de hoy has mantenido tus compromisos fielmente, allí donde la vida te ha ido llevando; vida futbolística, trabajo en los barrios, militancia socialista y, como no, estas reuniones que nos preparas para que la amistad ocupe siempre un lugar de preferencia en nuestros objetivos.
Luisma revisando los nombres de todos los compañeros que firmamos en el reverso del cuadro que le regalamos, el 12 de abril de 2019
Tú mejor compañía bien sabemos cual ha sido y es: la de la mujer de tus sueños y desvelos, tu mar, tu patria, tu territorio decisivo. Y es esa compañía, a la vez nutrida con la de vuestras hijas y vuestras nietas, la que ha sido tu más fuerte soporte en el ir y venir por el laberinto de una vida militante. En ella tú corazón ha estado abierto a todo y a todos, con sensibilidad desbordada, con sentir sin límites. Has sentido como propio todo sufrimiento humano del que tuvieras y tienes noticia, te sigues indignando con cuantas situaciones de violencia y humillación que llegan a tus oídos.
Gracias, muchas gracias, compañero y amigo Luisma, por darnos razón de tu esperanza. Gracias, muchas gracias, por tu hacer y por tu decir. Yo, cuando sea mayor, también quiero ser como tú.