Me levanto temprano, en plenas facultades físicas, sin dolores de ningún tipo, para afrontar el 30 día del arresto domiciliario decretado por el gobierno de España. Y lo hago cada vez más confundido por los mensajes contradictorios que cambian de matiz a la velocidad del rayo. Bastante angustiado frente a un horizonte tenebroso al que no se le prevé el fin y bastante desilusionado porque aquellas instituciones en las que confiábamos, tales como la Union Europea, no están a la altura de las circunstancias para lo que se nos decían había sido creada, tal como hemos podido comprobar ante esta situación en la que, en lugar de solidaridad solo hemos visto durísima competencia entre los Estados que la componen.
Nos han robado el dinero, el trabajo y el hogar. Hemos sido desahuciados de nuestros sueños, nuestros sacrificios y esfuerzos por vivir, trabajar y formar una familia. Desde hace décadas la naturaleza del ser humano está siendo trastocada, manipulada con el fin de cegarla mediante un hechizo que le convencería de que aquellas aguas turbias en las que habitaba eran un paraíso placentero. Pero una fuerte sacudida nos ha llevado a la incertidumbre y el miedo. No creemos en nada. La duda nos oprime. El terror nos paraliza y no nos permite pensar en el estado de serenidad que dicha acción requiere. La desconfianza acecha nuestros pasos. La crisis global, como la llaman, está destruyendo nuestro mundo por un bichito, no nacido por generación espontánea, sino creado en los laboratorios del poder económico para destinarlo como un arma masiva para matar a una parte de la población mundial, cebándose principalmente en las personas mayores, sobre todo en los pensionistas. Un bichito, conocido por el COVID-19, que no está sirviendo sino como el caparazón encubridor de la gran depresión mundial que se avecina, donde los ricos saldrán más asquerosamente ricos y los pobres cada más paupérrimamente pobres.
Hace exactamente 102 años, en 1918, millones de personas —se estima que en total fueron unos 50— morían a causa de los síntomas de la mal llamada gripe española. El virus, que pese al nombre no tuvo su embrión en España, sino en EE.UU., fue espoleado por diversos factores del momento, como la desnutrición o la falta de higiene.
En mi opinión, en lugar de remontarnos doce años para comparar esta crisis con la de 2008, cuyas consecuencias todavía se siguen pagando, deberíamos estudiar otros acontecimientos ocurridos hace 102 años, entre otras cuestiones, debido a que la crisis del COVID-19 viene dada por un suceso y, en algunos aspectos, es comparable a la pandemia de gripe de 1918-1919, conocida por “la española”, aunque su origen estuvo en EE.UU. Durante aquella pandemia, el 5% de la población murió y un tercio se infectó en un mundo que padecía todavía los efectos de una Guerra Mundial, aunque, todo hay que decirlo, nuestros sistemas actuales están mucho mejor preparados que en 1918, pero no se sabe cómo va a evolucionar el virus ni lo pronto que se contendrá.
De aquella pandemia vino la Gran Depresión, también conocida como la Crisis del 29, una gran crisis financiera mundial que se prolongó a lo largo de la década de 1930. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a mayor número de países en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma de hasta qué punto se puede producir un grave deterioro de la economía a escala mundial, con efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres, donde la inseguridad y la miseria se transmitieron como una epidemia, de modo que cayeron: la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios. El comercio internacional descendió entre un 50% y un 66%. El desempleo en los Estados Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%. Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada, y la industria de la construcción se detuvo prácticamente en muchas áreas. La agricultura y las zonas rurales sufrieron la caída de los precios de las cosechas, que alcanzó aproximadamente un 60%.
Como diría el poeta español León Felipe: “Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan solo lo que he visto. Y he visto, que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, que el miedo del hombre, ha inventado todos los cuentos. Yo sé muy pocas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos, sé todos los cuentos”.
¿Existe esa mano invisible, férreamente organizada, que haya creado una crisis artificial con un objetivo específico e interesado? ¿pretendía con esa crisis controlar el destino del mundo de la humanidad hasta límites inimaginables para la práctica totalidad de los habitantes de este planeta? ¿Era esta la crisis definitiva tan anhelada por David Rockefeller, el alma del Club Bilderberg?
China y EE.UU. pugnan por la primicia de la vacuna contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, causante de la neumonía COVID-19, pero también compite la Unión Europea (UE). El primero en conseguir una vacuna eficaz que ponga fin a este enorme desafío sanitario, social y económico logrará el reconocimiento mundial, pero también una valiosísima patente.
Recopilando frases y análisis acerca de esta oscura entidad, cada vez más clara, que, para muchas personas simplemente responde a meras conspiraciones, sin embargo, la realidad de los hechos hace tiempo que comenzaron a adquirir un significado pleno, pues conforme avanzan los acontecimientos estos se van plasmando en la realidad. En seguida me vinieron a la mente aquella frase de David Rockefeller en un encuentro con embajadores de la ONU, el 14 de setiembre de 1994: “Estamos al borde de una transformación global, todo lo que necesitamos es la correcta gran crisis y las naciones aceptarán el nuevo orden mundial.» o aquella otra publicada el 1 de enero de 1999 en Newsweek International: «Algo debe reemplazar a los gobiernos y el poder privado me parece la entidad adecuada para hacerlo», sin olvidarnos de aquella otra del banquero Mayer Amshel Rothschild: «Dadme el control de la moneda de una nación y no tendré que preocuparme de quienes hacen las leyes.»
Recuerdo de que en uno de mis libros “El Heredero de Suresnes”, publicado en noviembre de 2007, el mayor número de críticas recibidas fueron aquellas que se referían al rascacielos 666 de Nueva York donde se haya instalada la computadora de la que emanan las directrices a sus marionetas que conforman los distintos gobiernos parlamentarios repartidos a lo largo y ancho del planeta Tierra.
Sí, queridos lectores de este mi diario: es ahí, en el rascacielos 666 de Nueva York, donde reside el verdadero gobierno del mundo en la sombra, ese que controla a todos los gobiernos del mundo, el mismo que controla a todos los gobiernos del mundo occidental a su antojo y capricho, pero siempre sobre la base de sus intereses económicos y financieros. Son los Rothschild y los Rockefeller, los Morgan y los Gates… son la Alta Finanza Internacional, organizada a través de las distintas logias masónicas que conforman los Bildeberg, la Trilateral y el Council of Foreing Relations (CFR) para el debate y el diseño encaminado hacia la implantación de un Gobierno Mundial que planificará nuestro futuro a nuestras espaldas, sin nuestro conocimiento y sin nuestro permiso. Vuelvo a reiterar que, aún siendo cierto que la teoría de la conspiración ha sido sistemáticamente rechazada por una gran parte de los historiadores norteamericanos y europeos de cierta relevancia, sin embargo, no es menos cierto que en política, la improvisación no suele ser la tónica. Es decir, las casualidades son más bien causalidades encubiertas, relaciones y derivaciones de causa a efecto.
Alguien se puede seguir preguntando ingenuamente lo que pueden buscar personajes con tanto poder como los citados, siendo la respuesta muy sencilla: más poder. “Nuestro propósito nacional debería ser abolir la nacionalidad americana y, al mismo tiempo, arriesgarnos invitando a otros países a compartir su soberanía con nosotros”, publicaba un editorial de la revista oficial del CFR – Foreingn Affairs – con ocasión de la celebración de si 50 cumpleaños. Una propuesta que no viene sino a reflejar el trabajo secreto de varias agencias y comisiones en el informe “Nuestro vecindario Global, un proyecto que dibuja perfectamente el futuro papel de la O.N.U. como supergobierno Global”. Aunque mucho más explícito y claro sería el sionista y masón del grado 33, Henry Kissinger, cuando en un discurso pronunciado en la reunión anual del Club Bildeberg, celebrada en la localidad francesa de Evian, el 21 de mayo de 1992, llegó a decir: “los estadounidenses de hoy se indignarían si tropa de la ONU entraran en Los Ángeles para restaurar el orden, pero que duda cabe que al día siguiente esas mismas personas nos lo agradecerían, y más aún si se les dijese que hay una amenaza externa en algún lugar, real o inventada, que pone en peligro la existencia de todos. La gente suplicaría entonces la intervención de los líderes mundiales para librarlos de tal amenaza. Todo ser humano teme a lo desconocido. Si les presentamos ese escenario, estarán más que dispuestos a cedernos sus derechos individuales para que un Gobierno Mundial les garantice el bienestar”. Por si acaso, yo recomendaría que si un día vieras los “cascos azules” en tu pueblo y se ofrecieran para protegerte, corre. Coge un arma para defenderte, porque tú vida vale mucho menos que la suya.
El Club Bilderberg, considerado “el Gobierno del mundo en la sombra”, adelantó que Pedro Sánchez podría ser el próximo presidente del gobierno de España como en su momento hizo con los presidentes socialistas Felipe González en 1989 y Rodríguez Zapatero en 2010, si bien en aquellas reuniones ya asistieron en su condición de presidentes del Gobierno.
Por cierto, ¿Qué hacía reunido en la cumbre anual del Club Bilderberg, celebrada del 11 al 14 de junio de 2015 en la localidad austriaca de Tels-Buchen, un tal Pedro Sánchez Pérez-Castejón, como secretario general del PSOE, junto a la presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín, y el presidente del grupo Prisa, ¿Juan Luis Cebrián? ¿Por qué no comparece en el Congreso de los Diputados para explicar los motivos de su presencia, así como los asuntos que allí se tratan que pudieran ser de interés para España, de igual manera que su participación en el foro de Davos, donde se trató sobre ciertos aspectos relacionados con el bichito de marras que estamos padeciendo en España?
Hacía tiempo que los “amos del mundo” lo tenían todo maquiavélicamente planeado para que así ocurriera y ahora la violencia de los acontecimientos cotidianos amenaza con destruir nuestra esperanza. ¿Aún queda espacio en nuestra mente para ella? No para los que ya han alcanzado el punto del suicidio, sino para los que queremos seguir caminando, pero ¿hacia dónde? Las tinieblas han secuestrado a la luz. Sin ella, nuestros ojos no ven, nuestra razón no actúa. La oscuridad amordaza nuestras motivaciones. El sistema ha colapsado. Y sin luz estamos perdidos.
Esta plaga sin rostro, violenta y desoladora que amenaza con absorber todo nuestro ser, de repente tan frágil e impotente. Que no nos vengan con el cuento chino de que, una vez que pase esta pesadilla, las personas vamos a ser mejores y no sé cuantas cosas más, porque lo único que sabemos a la fecha es que un gran número de personas se infectará y otro porcentaje se morirá. En España, concretamente, llevamos 169.496 infectados y 17.489 muertos, según los datos oficiales del ministerio de Sanidad, a las 12,00 horas del 13 de abril. Es decir, que habiendo transcurrido un mes de confinamiento, me sigue golpeando la hermética constatación de una ausencia: la de los muertos, que han quedado en sólo cifras. Y han sido en esas cifras monstruosas de 17.489 oficiales, que serán el doble, en España, eludidos. Unas cifras y horrores que a todas horas son canturreadas con voz y tono idénticos a los usuales en concursos y pasatiempos.
Pero, ¿de verdad que no se sabía nada de este bichito, cuando tanto científico venía estudiándolo desde hace años? ¿Tendremos que esperar a que multinacional farmacéutica patentará el antídoto (vacuna) para erradicarlo definitivamente?
Puestos elucubrar sobre el origen del coronavirus ¿Es posible que el virus se haya “escapado” del Instituto de Virología de Wuhan, que posee un laboratorio de máxima seguridad con los patógenos más peligrosos como el Ébola y el SARS? ¿Es posible que el origen del COVID-19 haya sido en EE.UU., tal y como apuntan informes japoneses para ser extendido ampliamente después de haber sido introducido en el mercado chino de Wuham?
El periódico local Global Times, el pasado 22 de febrero aseguraba que, según un estudio realizado por investigadores chinos, “el nuevo coronavirus puede haber comenzado la transmisión de persona a personas a finales de noviembre desde un lugar que no sea el mercado de mariscos Huanan en Wuhan”.
Según las autoridades médicas chinas y las agencias de inteligencia habrían llevado a cabo una amplia búsqueda del origen del virus, recolectando cerca de 100 muestras del genoma de 12 países diferentes en 4 continentes, identificando todas las variedades y mutaciones. Durante esta investigación determinaron que el brote del virus había comenzado probablemente en noviembre, poco después de los Juegos Militares de Wuhan. Entre el 18 y el 27 de octubre, Wuhan albergó esta competición militar que congregó a soldados de todo el mundo. El propio periódico del Partido Comunista, el Diario del Pueblo, acogía esta teoría: “Quizás los delegados de Estados Unidos trajeron el coronavirus a Wuhan y sufrió alguna mutación, convirtiéndola en más contagiosa y mortal y causando una gran epidemia”, publicada el 23 de febrero.
Por su parte, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Robert O’ Brien, ha acusado la lenta reacción de China ante la aparición del coronavirus, porque, según él, probablemente le ha costado al mundo dos meses de pandemia cuando podría haberse estado más preparado para el brote.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado el estado de emergencia nacional ante el avance de la pandemia del nuevo coronavirus Covid-19 en EE.UU. para poder facilitar ayuda federal a los 46 estados afectados por la enfermedad. “Declaro oficialmente la emergencia nacional”, ha anunciado en la Casa Blanca.
La cruda realidad del bichito es que se sigue extendiendo por el mundo, mientras China y EE.UU. se siguen tirando los trastos a la cabeza, intercambiándose todo tipo de reproches y acusaciones sobre el origen del virus. Incluso, el propio presidente del gigante norteamericano, Donald Trump, ha llegado a culpar a China por el virus. De hecho, en un discurso en la televisión norteamericana Trump hizo numerosas referencias a China y se refirió al COVID-19 como el “virus extranjero”, a la vez que aseguraba que las “restricciones radicales de viajes en China”, impuestas por Washington, habían evitado la escalada de brotes que, por ejemplo, está viviendo Europa.
La realidad al día de hoy, 13 de abril, es que Estados Unidos ya se ha convertido en el principal foco mundial de coronavirus por muertos y casos con 556.549 infectados y 22.306 muertos, según el balance actualizado a este lunes de la universidad Johns Hopkins. De vez en cuando, estos fantoches norteamericanos debieran de aprender algo de esos países que tienen masacrados y bloqueados, como Cuba que, teniendo, como tienen 650 infectados y 18 muertos, sigue sobrándoles capacidad solidaria para ayudar con sus médicos en otras partes del mundo. En fin, sirvan estas pequeñas pinceladas para entrar más profundamente en asunto tan desconocido y, sin embargo, cada vez más conocido.