Hoy, 22 de abril, cuando se cumplen 39 días de mi arresto domiciliario, me he levantado a las 3,00 horas con mis dolores insoportables en la espalda y cervicales. La verdad, no sé ni para que me levantaba, porque los dolores no desaparecían ni de pie, ni sentado ni echado en el suelo literalmente.
Después de tomar un paracetamol y acabar el libro de Vladimir Bukovsky “Ese dolor lacerante de la libertad” me dispuse a escribir mi diario de hoy donde, como viene siendo habitual, el día anterior había tenido otra refriega con los típicos jenízaros del PSOE – muchos de ellos actuando con cuentas falsas en el Facebook – que, con sus típicas y ridículas contestaciones a las evidencias, pretenden hacer blanco lo que es negro, esta vez llamando iluminados, incluso recomendándonos que nos comiéramos toda nuestra mierda vertida, a todos aquellos y aquellas que habíamos criticado los acuerdos del Consejo de Ministros referidos a la salida de los niños que permanecían en cautiverio desde hacía 38 días, tal y como dijo públicamente la ministra portavoz del Gobierno María Jesús Montero: “los niños de hasta 14 años podrían acompañar a los padres a hacer recados que habitualmente podían hacer los mayores y acotó, en semi lectura, que podrían ir a comprar al supermercado, a la farmacia o a las entidades financieras”.
La portavoz del gobierno, María Jesús Montero, aseguró que los niños de hasta 14 años podrían acompañar a los padres a hacer recados que habitualmente podían hacer los mayores y acotó, en semi lectura, que podrían “ir a comprar al supermercado, a la farmacia o a las entidades financieras “Pero también es sensato pensar que algo así no se anuncia sin el previo conocimiento del presidente del Gobierno. Por eso, Pedro Sánchez ha entonado algo parecido a un ‘mea culpa’ en el Congreso este miércoles cuando ha reconocido que “es verdad, pecamos de prudencia” en este asunto porque “nuestras hijas e hijos lo son todo”.
Lógicamente, aquello fue clamor en contra de aquella chapuza que había alumbrado el Consejo de Ministros, celebrado por la mañana, dejando el permiso de salida de los menores de 14 años en poco más que en ir a hacer recados con papá o mamá. Desde mi punto de vista una auténtica estafa gubernamental a la ciudadanía al abrasar las ilusiones que el propio presidente del gobierno había generado en su última homilía del sábado, tras la cual el que más y el que menos intuíamos que se relajaba algo el confinamiento de los chiquillos para que pudieran dar un paseo corto por el campo, que nada tenía que ver con ir a comprar unos cartones de leche con su padre o madre a la multinacional de ALCAMPO. ¡Hasta los perros tendrían mayor libertad de movimientos!
La crítica era generalizada, a la que se sumaba todos los partidos del arco parlamentario, y, claro, lo que no podía permitirse el Gobierno, de ninguna de las maneras, era poner en riesgo la votación en el Congreso de este miércoles de la tercera prórroga del estado de alarma. La reunión técnica celebrada había sido tensa, pero terminó con la decisión de que fuera el ministro de Sanidad quien saliera públicamente para dar cuenta de las decisiones, contradiciendo así a Montero, y rectificando por la tarde aquella chapuza, convencido de que la lluvia de críticas era generalizada y no se limitaba al ámbito político, admitiendo el ministro la rectificación sin dar más justificación que la capacidad de escuchar del gobierno, pero lo cierto es que el vicepresidente Pablo Iglesias se había adelantado unos minutos antes a su comparecencia para desvelar su mensaje en las redes sociales y apropiarse el mérito del giro: “Acabo de hablar con el ministro Illa tras la reunión de los equipos de la vicepresidencia segunda, Sanidad y el equipo de desescalada que coordina la vicepresidencia cuarta (Teresa Ribera, la ministra de la “cosa energética”). Niños y niñas deben poder salir a la calle para respirar al aire libre, con paseos cortos y controlados. Es de sentido común”.
El jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil, general José Manuel Santiago afirmando que en la lucha contra los bulos se trabajaba en dos direcciones: “Por un lado, evitar el estrés social que producen estos bulos, y por otro, minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno” (20 de abril de 2020).
Otro de los motivos de mis refriegas con ese ejército de perfiles falsos supuestamente pagados por el PSOE en Facebook fue el referido a las desafortunadas declaraciones públicas del jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil, José Manuel Santiago, al que me había referido en mis dos anteriores diarios. Desde mi punto de vista, no hay peor forma para salir de una ciénaga que nadando, y con su intento de controlar las críticas, el Gobierno se ha metido en un pantano y cada brazada que da lo hunde más en el fango. El general no solo había dicho la verdad cuando afirmó que había que perseguir la desafección cuando esa misma orden la habían recibido por escrito todas las fuerzas de seguridad del Estado. Por tanto, ni lapsus, ni error, como decía el ministro Marlaska y remachaba el médico portavoz sanitario del gobierno, Fernando Simón, pisando con indignación impostada otro charco, como si no tuviese suficiente con haber minimizado la epidemia en su día, cuando todo estaba bajo control, que, al día de hoy, cuando son las 12,00 horas del día 22 de abril las cifras oficiales, que no reales, nos dicen que hay 208.389 infectados y 21.717 muertos. En el pandemónium en que estamos metidos pueden llegar a comprenderse fallos y errores de los encargados de la sanidad pública. También que los responsables de conducir el proceso a buen término no se ocupen como debieran de evitar que el país quede asolado y el virus dé paso al hambre. Se pueden comprender, sí, pero todo tiene un límite. España es el segundo país del mundo por número de contagiados, el primero en relación con la población.
No, no fue ningún lapsus, ni ningún error. Es mucho más grave porque el episodio conlleva una alarmante merma de la calidad democrática. El general, después de cuarenta y ocho de haber realizado sus desafortunadas declaraciones, se limitó a leer una instrucción dictada y transcrita por interior, y así constaba desde el 15 de abril en un correo electrónico interno de la Benemérita. En la misma se instaba a la Guardia Civil a “identificar noticias falsas y bulos susceptibles de provocar estrés social y desafección a instituciones del Gobierno” (sic). Por tanto, vuelvo a repetir, ni lapsus, ni error, ni mucho menos improvisación por parte del general, sino un mandato expreso del Ejecutivo para imponer una suerte de estado parapolicial en el que cualquier crítica a su gestión debe de ser perseguida. Lógicamente, tal y como ha quedado dicho al inicio de mi diario, el Gobierno usa una doble vara para medir la verdad, y mienten como bellacos. Tanto como para inventar la creación de miles de perfiles falsos en redes sociales, supuestamente pagados con dinero público, para ensalzar la labor de Pedro Sánchez, creando un ejército de jenízaros, unos reales y otros fantasmas, para combatir las críticas si es un bulo propio de un gobierno prevaricador.
En estos momentos, siendo las 5,30 horas, me vuelvo para la cama con mis dolores un poquitín aliviados para volver a levantarme a las 9,00 horas para tragarme el debate televisado en el Congreso de los Diputados, aprovechando un momento, después de escuchar las intervenciones del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y del lider del PP, Pablo Casado, para ir a comprar la prensa y comprar calabacinos, puerros, ajos y zanahorias y chicharrinos para la comida de hoy: puré de calabacín y chicharrinos fritos.
El Pleno ha aprobado la tercera prórroga del estado de alarma decretado por el Gobierno y que llevará las restricciones actuales hasta el próximo 10 de mayo. Eso sí, es la votación en la que se han computado más votos en contra, los 62 que suman Vox y los independentistas catalanes de Junts y la CUP.
La rectificación del Gobierno para permitir que los niños puedan salir a dar paseos junto a un adulto ha marcado el debate para la autorización de una nueva prórroga, la tercera, del estado de alarma, ya que la mayoría de los grupos de la oposición son muy críticos con la forma en que se ha gestionado. Tanto es así, que el sí del PP no estaba garantizado al inicio del debate.
Su líder, Pablo Casado, ha esperado a intervenir desde la tribuna de oradores para anunciar su apoyo. El presidente del Gobierno, por su parte, ha aprovechado para pedir que los pactos de reconstrucción que está impulsando en el ámbito nacional se trasladen también a comunidades y ayuntamientos “gobierne quien gobierne”. Una baza, que ha “descolocado” a Casado incapaz de dar una respuesta, y con la que Pedro Sánchez busca jugar con el previsible apoyo de Cs, con quien los populares comparten varios gobiernos autonómicos y municipales. Pese al bronco debate, el Gobierno ha logrado la autorización del Congreso para decretar la tercera prórroga del estado de alarma y que durará hasta el 10 de mayo.
Sánchez ha explicado las dos modificaciones que contempla este decreto ley: nuevas competencias para el Ministerio de Sanidad y el alivio del confinamiento de los menores que “podrán dar paseos controlados”. Podrán acompañar a adultos cuando realicen actividades permitidas (ir al supermercado o al banco) pero, además, tal y como avanzó el ministro Salvador Illa en la noche del martes, podrán dar esos paseos independientes de la compra que hagan sus mayores conforma a una orden que este próximo fin de semana emitirá su departamento.
“Es verdad, pecamos de prudencia, nuestros hijos lo son todo”, ha remarcado Sánchez en la única alusión que ha hecho ante el pleno del Congreso a la polémica generada. En este sentido, ha apuntado que el comité de científicos y expertos que asesoran al Gobierno ha pedido sobre este levantamiento de las restricciones para los niños “que lo hagamos con la máxima cautela”, y ha añadido que “tras las deliberaciones” posteriores se ha acordado que puedan dar “paseos controlados” desde el próximo domingo, 26 de abril, que es cuando arrancará la tercera prórroga del estado de alarma.
Esta es la tercera vez que Sánchez pidió una prórroga del estado de alarma desde un escenario “prudentemente optimista”. En función de cómo vayan evolucionando los datos se irán tomando decisiones sobre la ‘desescalada’, decisiones que corresponderán al Ministerio de Sanidad que es el que asume todas las competencias al respecto. Illa podrá dictar órdenes e instrucciones que podrán ser diferentes en función de los territorios con respecto a las limitaciones actualmente vigentes sobre los únicos desplazamientos permitidos a las personas, pero también sobre la actividad comercial y la apertura de negocios, bares y restaurantes, y lugares de ocio y cultura como museos, bibliotecas o espacios de espectáculos.
Pese a esa luz al final del túnel que empieza a vislumbrarse, el jefe del Ejecutivo ha advertido de que los sacrificios personales, sociales y económicos por la pandemia del Covid-19 y sus efectos “apenas han comenzado” porque la crisis no se acabará “mientras la ciencia no encuentre una vacuna”. Además, ha remarcado que, igual que miles de familias, la sociedad española no olvidará a los fallecidos. “Todos ellos merecen nuestro homenaje y lo tendrán con la amplitud y solemnidad que merecen”.
En otro apartado de su larga intervención Sánchez se ha referido a la comisión parlamentaria para la reconstrucción que pactó el lunes con el líder del PP, Pablo Casado, y ha asegurado que si acaba imponiéndose el diálogo y se llega a algún pacto “será un éxito colectivo”, no de ninguna de las fuerzas políticas que van a participar. El presidente ha rechazado que tenga intención de capitalizar los pactos que está impulsando y ha defendido la posibilidad de que se suscriban no sólo en el ámbito nacional, sino además en los “diferentes escalones” de la geografía española, como las autonomías y “gobierne quien gobierne” en ellas.
El caso es que hasta el momento el Gobierno ha ido a menos en lo que a apoyos de refiere. El estado de alarma inicial no cosechó ni un solo voto en contra, la primera prórroga se aprobó con la abstención de los 28 diputados de ERC, Bildu, JxCat y la CUP que defendían paralizar toda la actividad económica no esencial, la segunda prórroga tuvo 54 votos en contra (Vox y CUP) y 25 abstenciones (ERC, Bildu) y esta tercera se topó con el rechazo de 62 diputados, lo que ya representa más del 17 por ciento de la Cámara.
Pedro Sánchez también ha explicado la propuesta que hará este jueves ante los demás líderes de la UE para afrontar la crisis: un fondo de hasta 1,5 billones de euros en un periodo de tres años dentro del presupuesto de la UE y financiado con deuda perpetua comunitaria.
A juicio del presidente, su propuesta tiene “cuatro ventajas indiscutibles”, empezando por que dará a los Estados “transferencias a fondo perdido en vez de préstamos que solo servirían para agravar el endeudamiento masivo”. Las transferencias se destinarían a financiar programas de recuperación y reconstrucción para “relanzar rápidamente” las economías invirtiendo en áreas clave como la transición ecológica y digital, la autonomía industrial y tecnológica y el transporte y el turismo. Además, lo que plantea es que estos fondos se distribuyan entre países atendiendo al impacto social y económico. El documento que el Gobierno ha enviado a sus socios menciona indicadores como porcentaje de la población afectada, caída del PIB o aumento del paro.
Por todo ello, Sánchez se ha mostrado convencido de que su propuesta es “asumible por los socios más reticentes”, teniendo en cuenta, sobre todo, que no requeriría modificaciones legislativas ni trámites parlamentarios nacionales. “Lo que antes era justo y conveniente ahora es sencillamente indispensable para que la UE merezca ese nombre y no un agrupamiento circunstancial de intereses mercantiles”, ha dicho. Y es que, a su juicio, las medidas que se acuerden en el ámbito nacional para reconstruir la economía española dependerán de que haya un gran plan de reconstrucción europeo.
“La UE tiene que demostrar voluntad de actuar con verdadero alcance, no podemos contentarnos con apagar el incendio, sino que hay que reconstruir la casa y acoger en ella a todos”, ha asegurado. En esa línea, ha avanzado que asiste al Consejo Europeo virtual de este jueves con la intención buscar un acuerdo sobre el presupuesto europeo para 2021-2027.
Hasta aquí todo palabras, palabras y más palabras. Desde mi entender, en muy buena medida los fracasos de los gobiernos de Zapatero se debieron a las ocurrencias que, ante su incapacidad absoluta para hacer una política seria, nos obsequió con un cúmulo de genialidades, especialmente cuando tuvo que enfrentarse a una crisis económica que le sobrepasaba. Mucho me temo – ojalá me equivoque – que Pedro Sánchez esté cayendo en la misma tentación, y pretenda ocultar con ocurrencias su ineptitud demostrada para gestionar la crisis. Su última boutade del Gobierno consiste en revivir los Pactos de la Moncloa que, en realidad, en este caso la ocurrencia no es original de Sánchez, sino de la Arrimadas, pero el Gobierno y sus expertos mediáticos se han apresurado a apropiarse de ella. Les puede ser, sin duda, de mucha utilidad para eludir responsabilidades. Una sola pregunta: quien va a pagar la fiesta y con qué. ¿De verdad se va a atrever un gobierno al servicio de neoliberalismo a realizar la necesaria revolución fiscal para afrontar toda esa serie de ocurrencias que nos viene anunciando día tras día?