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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 28 de abril

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28 de abril

Hoy 28 de abril, Día Mundial de la Salud y Seguridad en el Trabajo, cuando inicio el 45 día de mi arresto domiciliario, quiero, antes que nada, recordar a quienes a todos y todas las y los trabajadores que, saliendo de su casa a ganarse la vida trabajando, no han regresado por haber sufrido un accidente laboral, o contraído una enfermedad en el trabajo que acabó con su vida.

Casi tres millones de trabajadores y trabajadoras mueren todos los años a causa de los accidentes y enfermedades laborales, en una gran mayoría debido a la falta de condiciones y medidas de seguridad en el trabajo. Se trata de una pandemia letal, aunque distinta a la que estamos padeciendo del CONVID-19 en todo el mundo, que ha causado durante el periodo comprendido entre los años 2010-2020 la muerte de más de 15 millones de personas, algunas de las cuales quedan marcadas en la historia por su magnitud,  como las ocurridas en el edificio Rana Plaza, en Dacca, Bangladesh, el 24 de abril de 2013, donde fallecieron más de 1.300 costureras que fabricaban ropa para empresas como Benetton, Mango, Inditex o Corte Inglés,  al derrumbarse el edificio en el que trabajaban, o  el desastre de Brumadinho en Minas Gerais de Brasil, en el que unos trecientos mineros – todavía no se sabe con certeza cuantos – fallecieron enterrados tras la ruptura de la balsa de residuos tóxicos que acompaña ese tipo de explotaciones.

Por eso, en estos tiempos de pandemia, sirvan mis palabras como homenaje a todas las víctimas laborales y a todas las víctimas del CONVID-19, a la vez que de reivindicación de un compromiso  para mejorar, no solo las condiciones laborales, desechando las prácticas esclavistas en muchas partes del mundo, sino, y sobre todo, de infraestructuras sanitarias públicas al servicio de la sociedad  empezando por la protección de todas las personas que hoy velan por nuestra salud y nuestro cuidado, o de aquellas que están trabajando en servicios esenciales, o en las actividades no sujetas a confinamiento. Un compromiso para que el trabajo sea decente, es decir un trabajo saludable con plenas garantías de seguridad y medios adecuados al desarrollo de las tareas encomendadas.

Cuando estoy escribiendo mi diario tengo a la vista el panel del ministerio de Sanidad con las cifras de 23.822 muertos y 210.773 infectados que, si bien es cierto que los datos ofrecidos apuntan a la buena dirección, no es menos cierto que los mismos no responden a la cruda realidad de los datos reales que se están ocultando al pueblo. Desde el inicio de la crisis pandémica venimos asistiendo a un permanente baile de datos desde el ministerio de Sanidad, tanto por falta de claridad, por cambios de criterio y, sobre todo, porque no se ha explicado debidamente a qué obedecen esos vaivenes.

Los datos aportados por las distintas comunidades no se contabilizan de igual forma a lo largo de la crisis. Por ejemplo, desde el 26 de marzo Madrid cambió el criterio de contabilización de casos, de tal manera que se dejaban de hacer PCR a aquellas personas con “cuadros muy típicos”, como la neumonía bilateral y pasaban a considerarlos “casos muy posibles”, pero ya no entraban en la estadística del ministerio de Sanidad al no estar confirmados por una PCR, de tal manera que hasta seis veces se cambió la forma de contabilizar por parte del ministerio. Por otra parte, tal como ha quedado dicho en muchos de mis diarios, las cifras de muertos no responden tampoco a las cifras reales al no estar incluidas los muertos en los pretanatorios, muchos de ellos llamados geriátricos, solo aquellos que mueren en los hospitales.

En este mismo escenario de mentiras y falsedades, el gobierno español había informado en boca del propio presidente Pedro Sánchez que España era el país del mundo que más test PCR – los más fiables en la detección del coronavirus – había realizado a 23 de abril con 1.035.522 PCR y otras 310.038 pruebas de anticuerpos  (test rápidos), de tal manera que, después de su publicación en el Financial Times tardaron muy poco en salir el presidente Sánchez y su ministro de Sanidad Illa para lanzar un mensaje entusiasta sobre el nivel de pruebas hechas en España. La realidad es que ni el presidente ni su ministro han visto el informe estadístico de la OCDE donde España cae de un octavo puesto al dieciocho lugar, entre Portugal y la República Checa.

Siendo esto que vengo publicando una cruda realidad, sin embargo, no puedo silenciar el carroñerismo que viene mostrando el lider de la organización criminal del PP, Pablo Casado, culpando al gobierno del alto número de muertos en España por el CONVID-19, pero este energúmeno se olvida de que es tan (i)responsable como el presidente del gobierno cuando trata de ignorar que España es un país descentralizado con todas las competencias de sanidad transferidas desde hace décadas y que Madrid, por ejemplo, está gobernada desde hace un cuarto de siglo por el PP alcanzando una cifra que casi triplica la media española con 951 fallecidos por millón de habitantes.

El energúmeno este del Casado, con su master récord por la Universidad de Harvard, debe de saber que en el ministerio de Sanidad y todos sus organismos adscritos apenas trabajan 1.200 personas, mientras que de la consejería de Sanidad de la Comunidad madrileña dependen 83.000 trabajadores. Solo la plantilla del Hospital de La Paz de Madrid tiene 6.895 trabajadores, casi seis veces más grande que todo el Ministerio de Sanidad al completo.

Resulta más que evidente, tal y como vengo demostrando desde mi primer diario del 15 de marzo, que el Gobierno de España cometió muchos, muchísimos errores, errores y negligencias en la gestión del coronavirus, tomando muchas decisiones tarde y de manera improvisada, pero ¿Qué hicieron los gobiernos autonómicos de Madrid, Andalucía o Galicia, por ejemplo, donde gobierna el PP? ¿Tampoco se quisieron enterar de lo que estaba ocurriendo desde el mes de enero en otras partes del mundo, como China o Italia? ¿Cuántas iniciativas parlamentarias presentó el PP en el Congreso de los Diputados para interpelar al gobierno de la nación aquella tranquilidad que nos estaban mostrando al pueblo? Para estos carroñeros, lo prioritario en esas fechas eran las elecciones en Galicia y en el País Vasco y, sobre todo, seguir hablando de Venezuela.

Es absolutamente verdad que el gobierno de España infravaloró la epidemia. Nos pasó a casi todos, a mí también. “Creemos que España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado”, decía el 31 de enero Fernando Simón, un epidemiólogo que antes había trabajado para el gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy, como antiguo director del Centro Nacional de Epidemiología y Coordinador de la Unidad de Alerta y Respuesta Sanitaria con la ministra pepera Ana Mato. Pero también es absolutamente cierto que, con fecha 24 de febrero, la OMS advirtió al mundo que la epidemia se iba a transformar en pandemia, aunque dos días después, esto es, el 26 de febrero, en una entrevista en Antena3, la presidenta de la Comunidad madrileña, Isabel Díaz Ayuso, llegó a declarar que “Lo más peligroso ahora es el miedo, más que el propio virus, que normalmente lo que deja como secuelas son síntomas menores incluso que los de una gripe”.  La realidad es que Madrid es la autonomía más rica de España, pero también la segunda que menos invierte por habitante en su sanidad pública. Con la pandemia se han contratado temporalmente a más médicos, pero en enero trabajaban menos sanitarios en Madrid que hace una década, a pesar de que la población ha crecido, señores de la organización criminal del PP.

¿Fue un error mantener las marchas feministas del 8 de marzo? Sin duda, como tantos otros eventos multitudinarios que se celebraron ese fin de semana en Madrid, pero resulta del todo obsceno que ustedes cuestionen ahora esa irresponsable decisión, cuando el PP no solo no se opuso, sino que envió una representación oficial a la manifestación del 8M. Al respecto conviene que recuerde señor Casado que su presidenta en la Comunidad madrileña en la fecha del 11 de marzo estaba radicalmente en contra del confinamiento: “Madrid no se va a cerrar o por lo menos el Gobierno de Madrid no la va a cerrar”, quejándose de las consecuencias económicas que ello acarreaba para Madrid, sin importarle en ningún momento los muertos que podría traer su irresponsabilidad como, desgraciadamente, está ocurriendo. Calculen ahora las cuentas, sin valorar, por supuesto, el coste de una sola vida. Pero es que, también en Andalucía, ese mismo día 11 de marzo el presidente de la organización criminal del PP en Andalucía, Juanma Moreno, no quería suspender la parafernalia anual de la semana santa y su feria de abril.

Sinceramente, señor Casado, haga lo que le salga del pito, pero si tuviera algo de talla de político, muy distinto a su talla de charlatán de mercadillo de lunes en Sama, vendiendo bolígrafos y condones, usted debería de darse una vuelta por nuestro país vecino de Portugal y copiar algo de lo que allí está haciendo la oposición al gobierno – esto también, como no, sería valido para el PSOE cuando son ellos quienes están en la oposición que, más o menos hacen lo mismo que ustedes – poniendo por encima de todo la vida de las personas y el interés general del país.

Aunque usted ostente ese máster récord por la Universidad de Harvard sin haber pisado sus aulas, quiero recordarle que Portugal tiene la cuarta parte de la población que nuestro país y tiene una tasa de mortalidad por el COVID-19 del 3%, mucho más baja que las de España (10%), el Reino Unido (12%) o Francia (15%). ¿Qué ocurrió allí, en el país vecino? Pues, lisa y llanamente, que los portugueses comprendieron de inmediato sus limitaciones y se pusieron a tomar medidas desde el primer momento que tuvieron conocimiento de lo que se presentaba. Es más, el diputado del PSD (partido de la oposición del centro derecha en Portugal), el médico especialista en enfermedades infecciosas, Ricardo Baptista Leite, habla de la solidaridad que han demostrado por ser conscientes de que Portugal tenía que hacer un esfuerzo mayor que otras naciones si quería doblegar la curva de contagios, sin actuar como francotiradores desde la oposición contra el primer ministro Antonio Costa, manifestando que era el momento de colaborar, no de confrontar, y de que públicamente se proyecte una imagen de unidad aunque en privado se hagan llegar al gobierno críticas por la adopción de algunas decisiones con las que no pueden estar de acuerdo. Casi, casi, como lo que vienen haciendo ustedes aquí, en lo que llaman su país por el mero hecho de ponerse una corbata negra y una banderita en la pulsera del reloj para decir que son más patriotas que aquel caudillo por la gracia de dios.

Por cierto, señores representantes de la organización criminal del PP. ¿ Se acuerdan ustedes de aquella historia de la identificación de los 62 cadáveres de los militares españoles que fallecieron en el accidente del avión Yak-42 en Turquía en el año 2003 que ha pasado a la historia como una prueba más de la escasa moral de unos dirigentes políticos y mandos militares que trataron de ocultar la verdad para cerrar lo antes posible un caso frente al sufrimiento de los familiares de las víctimas ? ¿Se acuerdan de la actuación de aquel nefasto ministro de Defensa, Federico Trillo, plagada de engaños, artimañas y presiones para desviar el foco sobre su responsabilidad y la actuación de su gabinete, con toda una parafernalia con honores y desfiles para pasar página, ante la insistencia de los familiares mediante recursos judiciales y la publicación en varios medios de comunicación del acta turca, firmada por los generales Vicente Navarro y José Antonio Beltrán, donde se recogía que 30 cadáveres no fueron identificados, haciendo posible la reapertura judicial y la condena de tres militares ? ¿Se acuerdan de la exhumación que dio prueba de la ignominia de los responsables de Defensa, confundiendo a un sargento de piel blanca con el cuerpo de un cabo primero de piel negra, llegando a meter restos de tres cuerpos diferentes en un solo féretro? En fin, como este asunto, como otros, donde ustedes fueron partícipes directos, como el Arena Park de Madrid, entre otros, tienen mucho de que hablar a la hora de que ustedes vengan dando de moralina, ética y no sé cuantas más, lo dejaremos para comentarlos más amplia y detalladamente, pero, vuelvo a repetir, para que se vea también las actuaciones de los unos y de los otros, según estén en el gobierno o estén en la oposición. Desde mi punto de vista, a la misma altura de impresentables.

Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.


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