Ayer, 2 de mayo, cuando se cumplen hoy cincuenta días de mi arresto domiciliario, pudimos salir a pasear por primera vez. La semana que viene, si todo sigue bien, quizás pueda tomar una botellina de sidra en una terraza, siempre que tenga sitio, pues, tal y como queda decretado por el gobierno tan solo tendrán cabida un cincuenta por ciento de su capacidad. Tras este duro confinamiento, ya se atisba el final de la peor crisis colectiva de nuestras vidas. ¿o no? Porque, aunque todo saliera como se piensa, puede que el COVID-19 sea un ensayo general de lo que queda por llegar.
Ayer, otra vez fue un día muy polémico con los jenízaros del PSOE a través de las redes sociales, unos con nombre y apellidos, y otros escondidos tras esas más de 300 cuentas falsas de que dispone el PSOE para contrarrestar cualquier cuestión que no sea bailarle el agua al gobierno. En realidad, estos jenízaros son de estos que, autocalificándose como socialistas, están formados en las sacristías de las iglesias y en los centros del Frente de Juventudes (Falange). Es decir, que lo mismo que defendieron en su día las doctrinas de José Antonio Primo de Rivera y de Franco ahora defienden a capa y espada, en muchos casos recurriendo al insulto, al PSOE en la persona de Pedro Sánchez. Son los mismos que se rompían las manos con Felipe González y Alfonso Guerra cuando visitaban Asturias, pero, lo que nunca hacen es entrar al debate para argumentar sobre las políticas que se están desarrollando, con la única cantinela de que viene la derecha y sus extremos, como si alguna vez se hubieran marchado.
Felipe González lo tiene claro: «Uno tiene que reconocer que comete errores, y no pasa nada. El error en política es perdonable. Lo que no es perdonable es la estupidez». «algunos no han reconocido la crisis, otros no le han dado importancia y siguen sin dársela, algunos se han portado con la soberbia de pensar que sabían más que los científicos, que estaban advirtiendo de esto». «Estamos ante una situación nueva, cuyas consecuencias no podemos evaluar. Hace falta que los líderes políticos sean humildes, que crean en los proyectos, que tengan una gran empatía con el sufrimiento y el sacrificio de los ciudadanos y que sean capaces de trabajar en equipo y dialogar».
¿Tanta inseguridad tienen a la hora de depositar su voto en las urnas? ¿hasta ahí puede llegar tanta hipocresía? ¿Cuántos escaños obtiene la derecha y sus extremos en el País Vasco o Cataluña, por ejemplo? Claro que, tal como ocurrió en Asturias, donde el PSOE dio voz y financiación a VOX en la Junta General del Principado de Asturias, otorgándole grupo propio cuando solo tienen un diputado, entonces, apaga y vamos.
Que no se preocupen estos jenízaros al uso, porque nadie me va a tapar la boca. Hasta ahí podíamos llegar. Me han arrestado en mi domicilio, pero de ahí a cerrarme la boca, de eso nada de nada. Lo siento. Voy a seguir con mi diario, cueste lo que cueste, reflejando en el mismo todo aquello que vaya ocurriendo durante el confinamiento al que nos tiene sometidos el gobierno a través del Estado de Alarma. Estos jenízaros pretenden que yo escriba las “maravillas” de gestión que ha hecho y sigue haciendo el gobierno.
Fuente: Ministerio de Sanidad (2 de mayo de 2020)
Pretenden que silencie el número real de los muertos, especialmente entre los pensionistas, muchos de ellos muriendo totalmente desatendidos en esos pretanatorios, que algunos llaman geriátricos. Entro, como todos los días, en el portal del Ministerio de Sanidad y, aunque, según nos cuentan en las ruedas de prensa diarias la cosa va bien, pero la realidad es que todos los días se incrementa el número de muertos (25.264) e infectados (217.466). Pretenden esos jenízaros que se diga que el gobierno está haciendo una gestión del COVID-19 insuperable, un esfuerzo titánico de la SSS (Sánchez, Simón y Salvador Illa), pero la realidad es otra muy distinta.
¿Cuál es la nación del mundo donde está mejor protegido el COVID-19? La valoración de la gestión de la crisis sanitaria por parte de muchos expertos no gubernamentales resulta muy negativa, abundando aquellos que siguen afirmando que la Moncloa ha ido por detrás de los acontecimientos, a pesar de las múltiples advertencias recibidas desde instituciones acreditadas en la materia que tratamos. El inexcusable retraso para tomar decisiones, las improvisaciones, las rectificaciones, la descoordinación, el más que sospechoso derroche de fondos públicos y la torpeza para aprovisionarse de material de protección y detección – los test – resultan evidentes. Consciente el filósofo y ministro de Sanidad del deterioro de imagen del ejecutivo por tratarse España de uno de los países con mayor porcentaje de muertos en el mundo, las SSS llegaron a cambiar en distintas ocasiones la metodología del cómputo de infectados y muertos, a fin de reducirlos, de tal manera que ahora Sanidad no incluye los positivos por test rápidos y contabiliza solo los casos detectados mediante pruebas PCR. Sin embargo, existe un dato objetivo, procedente de los registros civiles, que delata el engaño, el exceso en un 69% de la mortalidad que ha habido en España entre el 17 de marzo y el 20 de abril de 2020 respecto a la cifra estimada para ese periodo a partir de la serie histórica.
Pero, eso no lo dice Antón Saavedra, lo dicen las estadísticas elaboradas con las cifras reales, por lo tanto, si estos jenízaros tienen que salir a glayar en las redes que lo hagan con quien realmente elabora los estudios e informes sobre la materia. Hoy me voy a referir al elaborado por la organización Deep Knowledge Group (DKG) que ha evaluado la gestión de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 en 150 países. Los resultados se muestran en el gráfico adjunto, donde España ocupa el último lugar en seguridad sanitaria y el segundo por millón de habitantes.
¿Quiere esto decir, como ya he explicado hasta la saciedad en mis diarios, que la oposición lo está haciendo mejor que el gobierno? En absoluto, son tan (i)responsables como ellos, no en vano las competencias de sanidad están transferidas al cien por cien a las Comunidades Autónomas, caso concreto del PP que gobierna en Andalucía, Madrid, Galicia, Castilla – León y Murcia. Y usted, señor Casado, ¿Qué alternativa ofrece, mientras sujeta con la mano izquierda al presidente al frente del Estado de Alarma para seguir sacudiéndole con la mano derecha? Hay semanas, señor Casado, en que todo su proyecto político cabe en un tuit. La cuestión, desde mi punto de vista, está muy clara desde el principio. El licenciado por la Universidad de Harvard sin pisar las aulas está en una carrera de fondo donde solo le interesa la rentabilidad electoral a cuenta de los muertos, de tal manera que, cuantos más haya mucho mejor para los intereses electorales de su organización criminal del PP.
Volviendo a la comparecencia del presidente de ayer, no me he olvidado de que Pedro Sánchez exigió a la oposición que apoye una nueva prórroga del Estado de Alarma, asegurando que este instrumento está resultando eficaz contra la pandemia a la vez que advertía de que no existía “ningún Plan B”. Desde mi entender este planteamiento del presidente no trata sino de extender las atribuciones especiales que le confiere la alarma, no para combatir la COVID-19, sino como palanca para reforzar una acumulación de poder inédita desde la restauración monárquica. Esta deriva cesarista del presidente, por mucha humildad y unidad que pregone en sus homilías de los sábados, a modo de trágala tanto a la oposición como a sus socios de investidura, se une a su habitual estilo trumpista de hacer política.
Sánchez está mintiendo, no solo cuando presenta como una graciosa concesión a sus adversarios políticos sus comparecencias parlamentarias para prolongar el estado de alarma, porque la ley orgánica que regula esta figura señala que todas las prórrogas, sea cual sea su duración, deben de ser autorizadas por el Congreso de los Diputados, sino que sigue mintiendo cuando sostiene que se han hecho má de 1,3 millones de test PCR. Sigue mintiendo o no dice la verdad cuando balbucea subterfugios para justificar por qué hasta ahora no se ha exigido con carácter obligatorio el uso de mascarillas en el transporte, cuando la realidad es porque, hasta la fecha, este gobierno de la imprevisión y la negligencia no podía garantizar el abastecimiento de estos suministros.
Emprender una desescalada gradual y asimétrica del confinamiento de ciudadanos y sectores económicos dirigida por un “mando único” con manos libres para imponer decisiones, requiere, inevitablemente, de la aprobación de sucesivas prórrogas del estado de alarma. Prolongaciones que, sin embargo, deben de incluir condiciones muy distintas a las que hoy en día están en vigor y que han suscitado el recelo de las fuerzas políticas, incluso de algunos gobiernos autonómicos regidos por el PSOE.
En cualquier caso, el próximo miércoles, 6 de mayo, se someterá a la autorización del Congreso y allí podremos ver realmente lo que puede ocurrir. En el caso de que decayera el estado de alarma, el gobierno podría seguir controlando la pandemia con la leyes de salud pública. Esperamos al miércoles.
Hasta hace poco más de dos meses, cuando pensábamos en los héroes de nuestras vidas, los bomberos y los forestales que luchaban contra los incendios que asolaban nuestro país, poniendo en su vida en juego – muchos fueron los que cayeron -, con el fin de evitar la otra emergencia, la climática, el mayor problema de la humanidad. Las imágenes que vemos por la televisión nos muestran a unos trabajadores exhaustos, casi siempre mal pagados, que combatían el fuego de nuestros bosques.
Ahora nos encontramos con el COVID-19 que ha cambiado la historia poniendo de relieve la frágil vulnerabilidad de la ciudadanía. Tras cincuenta días priorizando sus mortíferas consecuencias sanitarias, a partir de ahora se presenta la segunda parte de la pandemia, tal y como informaba en mi diario de ayer: la supervivencia económica real, que se concreta en otra Gran Depresión, equivalente o incluso superior en profundidad a la de los años treinta del siglo pasado, con tasas de desempleo lacerantes, y para combatir la depresión y reactivación se recurre al endeudamiento, que tendrán que pagar toda una generación. Según el Instituto de Finanzas Internacionales, la deuda global – pública y privada – puede llegar al final del año 2020 al 342% del PIB global, y eso quiere decir, lisa y llanamente, que los gobiernos tendrán que elegir entre el endeudamiento masivo o no poder sostener el bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas. En España tenemos la experiencia de 2008, cuando, según Zapatero, jugábamos en la Champions League, y no podemos caer en lo que fue el mayor gato por liebre de la historia.
Una de las refriegas con los jenízaros y jenízaras del PSOE, como viene siendo norma, se refería a la alta mortalidad de nuestros pensionistas, en su mayoría hacinados en esos establecimientos que yo llamo pretanatorios, aunque muchos se empeñen en seguir llamando geriátricos o residencias de ancianos, cuando no son más que un gran negocio en manos de auténticos fondos buitres que facturan en torno a los 5.000 millones de euros. En España, aunque los gobiernos central y autonómicos todavía no se han dignado a ofrecer el recuento que prometieron desde un principio, se calcula que hasta el día de ayer son 15.300 muertos en esos pretanatorios, tanto públicos como privados, la gran mayoría de ellos pensionistas totalmente desasistidos sanitariamente, de acuerdo con la máxima de los centros privados: “Nosotros no curamos, solo cuidamos”.
El gran negocio está liderado por el grupo francés Domusvi, presente es seis países – Francia, España, Portugal, Chile, Uruguay y Colombia -, con una facturación global de 1.374 millones de euros y un margen de explotación del 14%, donde el 40% de sus ventas en 2018 – no se han hecho públicas las de 2019, y nadie les pide cuentas – procedieron de España, donde tienen 158 residencias y tres líneas de negocio: hogares de ancianos, atención domiciliaria y atención mental y discapacitados, siendo pagadas el 56% de sus camas por el dinero público a través de conciertos o concesiones que, por cierto, dejan “mordidas” millonarias, de las que hablaremos en otro diario. Ante esta tétrica situación, algún que otro jenízaro trata de afrontar la refriega con palabras de oportunismo por mi parte.
¿Cómo se puede ser tan miserables, cuando ya en los años 1977 ya reivindicaba yo desde la Federación Estatal de Mineros de UGT y desde el PSOE ante el Rey de España el incremento en la miseria que suponían las pensiones por aquella época, cuando la mayoría de estos neosocialistas no salían de las sacristías de las iglesias y los centros del Frente de Juventudes (Falange), en la misma medida que me tocó hacer las campañas del PSOE 1977, 1979 y 1982 vendiendo por todos los rincones mineros de España que “en nuestro país no tendríamos democracia mientras no se cerrara la llaga que suponía la miseria de nuestros pensionistas” (Del programa del PSOE)?. Sepan estos jenízaros y jenízaras del PSOE que esta catástrofe ha convertido a nuestros viejos en la hez de la sociedad.