Dentro del programa de viajes que venimos realizando con nuestros amigos Manolo, Charo, Noli y Mary por los distintos lugares Asturias y otras regiones, el 16 de agosto decidimos hacer la ruta desde Sama, Puerto San Isidro, Isoba, Puebla de Lillo, Puerto de Tarna, Bezanes y Langreo, de tal manera que saliendo del punto de origen a las 11,30 horas hicimos parada en Isoba, donde tuvimos ocasión de saludar y compartir muy agradables momentos con los viejos amigos y amigas de nuestras largas estancias en el pueblo leonés, aprovechando una parada en el lago Isoba, para sacar unas fotos y contemplar sus maravillosos paisajes, dirigiéndonos a continuación al “Restaurante Madrid” de Puebla de Lillo donde habíamos reservado mesa para degustar la comida matriarcal de Matilde Llanos – histórica cocinera del restaurante, fallecida muy recientemente -, asentada en la experiencia, con la correspondiente dosis de gusto, tiempo y el chu chu del fuego lento que hoy heredaron sus hijas Matilde, Gema y Luisa, gestoras actuales del establecimiento. Y es que los excelsos guisos no admiten prisa, ni en su elaboración ni en su consumo, la hora en la cocina no la marca el reloj, sino el fuego.
Antón, Albina e Irma en Isoba recordando nuestras agradables y largas estancias en el pueblo, así como los tristes recuerdos de aquellos y aquellas personas tan queridas que hoy no están (16-08-2020).
El lago Isoba es un pequeño lago glaciar situado a 1120 metros de altitud, en la conocida como Vega Fonda, en las inmediaciones del pueblo Isoba, y cerca de la carretera LE-332. Está rodeado por los picos de San Justo (1954 m) y Los Niales (1754 m). En sus alrededores se encuentran un refugio y una antigua palloza o chozo, restaurado. Es un lago de unos cuatrocientos metros de perímetro y hasta cinco metros de profundidad. Una vez abajo, en la orilla, y tras cruzar un pequeño puente de madera, nos podemos dirigir cómodamente hacia una vega del conocido valle Langreo donde se encuentran depositadas las cenizas de mis padres.
Antón, Charo, Mary, Irma y Noli en el lago Isoba, el 16 de agosto de 2020.
En este valle destacan las limpias praderas, algunos muretes de piedra bastante bien conservados donde mi padre pasó los últimos años de su vida luchando contra la cabrona silicosis que le impedía la respiración, siempre acompañado de su fiel perro bóxer “Sultán”.
Mary en el Lago de Isoba (16-08-2020).
Desde allí nos dirigimos al municipio de Puebla de Lillo, erigido en plena montaña como un destino de naturaleza. En él se puede disfrutar de bosques mágicos como hayedos, robledales o de avellanos, lagos glaciares, riberas de ríos o pueblos de montaña con encanto propio. La naturaleza es un buen reclamo, y este municipio dispone de siete rutas de senderismo, con dificultad baja o media, que transcurren por caminos, veredas y senderos, concretamente las rutas la Cervatina, Entrevados, Picos de Mampodre, Las Biescas, lago de Isoba, lago Ausente, y la ruta del embalse del Porma.
Torreón medieval del siglo XIV en Lillo (16-08-2020)
En Puebla de Lillo hay dos Casas del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre, “El Torreón” y “El Valle del Porma”, donde se pueden visitar exposiciones permanentes sobre el espacio natural – fauna, flora, geología y etnografía -, así como conseguir información sobre las rutas señalizadas, qué sendas se adaptan más al perfil del visitante y o situar los puntos de interés del entorno. El torreón era un baluarte defensivo del camino que unía las tierras leonesas con las asturianas.
Puebla de Lillo es también, en invierno, territorio de nieve. La estación invernal de San Isidro, a escasos 15 kilómetros del municipio, es uno de los destinos ideales para los amantes del deporte blanco.
El “Restaurante Madrid”, sito en el centro de la localidad, en la calle Félix Rodríguez de la Fuente, a la que se accede cruzando el río Porma que vertebra y alimenta con sus aguas el municipio, y a la vera del Torreón medieval levantado en el siglo XIV bajo el reinado de los Trastámara, ha conseguido en sus más de cinco décadas de vida, que su contundente y sabrosa cocina, complementada con la necesaria dosis de cariño y cercanía, sea referencia en la comarca leonesa como lo es su río y su histórico torreón, que le da el punto de referencia de ubicación para los foráneos.
Ganado vacuno pastando en el valle del Esla (16-08-2020).
En la casa se elaboran sus afamados derivados de la matanza del cerdo, como los embutidos, la lengua, el lomo, las sabrosas y alegres morcillas o el contundente picadillo, que, junto con las manos, morros, rabo, orejas y el guiso de patatas con costillas, componen su oferta de las Jornadas anuales de la matanza, que celebra el municipio la tercera semana de cada mes de noviembre, sin olvidarnos, claro está, de las carnes vacunas procedentes de los ricos pastos de la zona. Ahí, en la Montaña Oriental Leonesa, pastan algunos de los bovinos que, más tarde, llevados al paladar, quedan convertidas en una de las mejores y tiernas carnes del mundo: la de la marca Valles del Esla, que recuerda a un antiguo sabor, en muchos casos olvidado, que marida con cualquier trago.
Manolo en el Restaurante Madrid (16-08-2020).
Todos los años, a mediados del mes de setiembre, Puebla de Lillo celebra su Concurso y Exposición de Ganado de Montaña que, este año 2020, tiene prevista su celebración para el 13 de setiembre, donde se suele reunir lo mejor de las razas relacionadas con la ganadería de la montaña. Este acontecimiento es uno de los más destacados del panorama ferial de toda la provincia de León, congregando a más de un centenar de reses procedentes de la comarca de Puebla de Lillo de las variedades de vacuno, equino, ovino y caprino, además de un concurso de perros mastines, sin perder la tradición en la degustación gratuita del churrasco que todos los asistentes podrán disfrutar a la finalización del concurso.
Rabo de toro en el Restaurante Madrid (16-08-2020).
Nuestro menú consistió en verdines con marisco y menestra de verduras como primer plato con rabo de toro y filetes de carne como segundo, endulzado con una tarta casera de bizcocho con chocolate que estaba sensacional, y todo ello regado con vino rosado de la uva Prieto Picudo, una variedad de uva autóctona leonesa, única en el mundo que se cultiva en la zona sur de la provincia, en las zonas de la Ribera del Cea, los Oteros y Valdevimbre. Esta uva se llama así porque su racimo es prieto y picudo, aunque también hay quien hace referencia a la oscuridad del mismo relacionando “preto” con negro, ya que la baya tiene un color negro-azulado y el término picudo, parece aceptado, que se debe al perfil acuminado de la uva y a la forma cónica del racimo.
Lago Isoba y parte de las montañas que lo resguardan(16-08-2020).
Después de la comida y tomar unos cafés en la plaza principal de Lillo, decidimos nuestro regreso por el Puerto de Tarna, no en vano Puebla de Lillo ocupa un lugar geográfico estratégico en el paso natural de la Meseta hacia el Cantábrico. Los puertos de San Isidro, Las Señales y Tarna fueron caminos obligados para personas y mercancías entre la Meseta y el mar. Recurriendo a lo que nos dice la historia, el propio emperador Augusto, recién apaciguado el Mediterráneo oriental tras la batalla de Actium en el siglo I (a.c), volvió sus ojos hacia el noroeste de Hispania con el fin de conquistar unas tierras que se resistían aún al Imperio Romano, con el claro objetivo de controlar las rutas del oro, del estaño, del plomo y del mercurio que tanto abundaban en las montañas de lo que siglos más tarde sería la provincia leonesa.
Existen restos de castros y de fortificaciones romanas, que más tarde serían reutilizadas por visigodos, árabes y por los primeros cristianos que en estas montañas abrieron el frente de la Reconquista. En el prado del Torrejón se encontraron hace ya años algunas tégulas, tejas y ladrillos de origen romano. Sin embargo, habría que esperar a 1212 para que Puebla de Lillo adquiriese carta de naturaleza como población vinculada al rey Alfonso IX, aunque hay constancia histórica de que un siglo antes los habitantes de estos valles habían pleitado ante el rey Fernando II por la defensa de sus fueros frente a los merinos de la Corona.
Durante toda la Edad Media, el castillo de Redipollos ejerció el derecho de portazgo en el valle. El ganado que quisiera pasar para aprovechar los pastos de los puertos debería pagar el impuesto establecido o de portazgo, quedado abolido dicho impuesto en el siglo XIX.
Irma en el Puerto de Tarna (16-08-2020).
Esa misma ruta fue la que nosotros cogimos para hacer una parada técnica en el Puerto de Tarna y coger aire fresco y puro para continuar nuestro viaje hasta Bezanes, donde tuvimos la ocasión de compartir una agradable velada con nuestro amigo común, Abelardo Canga y familia, así como con mi gran amigo Fernando Vega y familia. El puerto de Tarna es un paso de montaña que alcanza una cota máxima de 1492 metros y une las regiones de León y Asturias, tomando su nombre del pueblo de Tarna junto al cual se sitúa.