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PABLO IGLESIAS EN NUEVA YORK.

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Pablo Iglesias en la portada del International New York Times, el 15 de febrero de 2015.

Nos encontramos en la fecha del 15 de febrero de 2015 cuando Pablo Iglesias Turrión, después del éxito alcanzado en las elecciones al Parlamento Europeo celebradas el 25 de mayo de 2014 (1.245.948 votos y 5 escaños), iniciaba su periplo norteamericano en Nueva York con su conferencia titulada “La esperanza está cambiando de bando: comprendiendo el cambio político de España”, aunque el verdadero objetivo del viaje neoyorkino de Iglesias, preparado concienzudamente por Pablo Bustinduy Amador, hijo de la exministra de Sanidad del PSOE Ángeles Amador, y responsable de relaciones internacionales de Podemos, fue, muy probablemente, buscar puntos de conexión o afinidad con el Tío Sam. Pablo Iglesias aterrizaba en Gringolandia, se supone que habiendo rellenado el típico cuestionario donde a todo bicho viviente que llega al paraíso de la brutalidad policial se le obliga a responder si es, o no es comunista.

Pablo Iglesias y sus muchachos en Nueva York, camino de su reunión con el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, el 16 de febrero de 2015.

En su apretada agenda, Iglesias mantendría un encuentro con Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, un personaje que va de “keynesiano” postmoderno, aunque defendiendo la estafa capitalista de Wall Street como el primero. Es decir, una reunión entre dos personajes engañabobos reformistas del capitalismo intentando dar gato por liebre y, aún así, los enemigos jurados del gran líder Pablo Iglesias siguen pensando, en sus delirios ultras, que este tipo es primo cercano de José Stalin. Comunismo que el líder de Podemos, en su viaje turístico a New York, puso en práctica elogiando a la Reserva Federal norteamericana. Sí, como lo oyen, esa misma Reserva que ha rescatado al corrompido capitalismo financiero internacional.

Según Pablo Iglesias, la Reserva Federal ha comprado deuda para resucitar la economía y el Banco Central Europeo sólo ha respondido a las exigencias de los grupos de presión financieros. El BCE debería parecerse más a la Reserva Federal. De esta manera, el genio económico podemita quedaba contagiado repentinamente del “regusto” neoliberal capitalista. De lo contrario, no está demostrando sino un desconocimiento sobre el Sistema de Reserva Federal norteamericano que fue quien orquestó un rescate secreto a la banca mundial inyectando 7,7 billones de dólares, esto es más de la mitad del PIB de EEUU, realizado a espaldas del Congreso de EEUU, obteniendo a través de ese rescate un beneficio neto de más de 13.000 millones de dólares. Un salvavidas financiero encubierto que se organizó mediante préstamos secretos a intereses prácticamente inexistentes.

Pablo Bustinduy y Pablo Iglesias con Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, en Nueva York, el 17 de febrero de 2015

Ya de vuelta a España, Iglesias se reunía con el jefe de la diplomacia de las pistolas y las bombas en Madrid, reuniéndose en la embajadaCIA estadounidense, a iniciativa, dicen, del jefe de la legación gringa, un poco como continuación pactada de la visita a EEUU.

En la misma, Pablo Iglesias se dejaría seducir de inmediato por las barras y las estrellas. Un antiimperialista como él, no podía dejar pasar la ocasión de oro para rendir pleitesía a los amos del Mundo. En cierto modo, se trataba de formalizar, oficialmente, el tránsito de la disidencia controlada podemita a ser un socio más de la “casta” española y, por supuesto, del establishment imperial. Sé que esto es de ser muy malpensado, pero a mí me suena ese encuentro a algo así como el bautizo oficial de Iglesias como nuevo hombre de Washington en Madrid, más que nada por si no llegare a desinflarse el “fenómeno” Podemos.

No está de más señalar el papel que desempeñan las embajadas de EEUU en el mundo, cuál es su común denominador injerencista. Lógicamente, están encabezadas por un personaje que responde al ceremonial nombre de embajador, que es el que habitualmente sirve de enlace con “opositores” políticos afines al imperio y coordina los movimientos o golpes de Estado involucionistas en países que sean moderada o radicalmente hostiles a EEUU, o bien en los que los intereses de Gringolandia, en esos países, se encuentren en apuros.

Por otro lado, está el personal del cuerpo diplomático, compuesto fundamentalmente por agentes de la CIA cuya finalidad es la de sobornar a los mencionados “opositores”, realizar actuaciones ejecutivas para movilizar y financiar a través de sus “ong’s” NED o USAID a grupos terroristas para que realicen asesinatos o efectúen sabotajes, o bien sacar a las calles a alborotadores violentos para que, provocativamente, incrementen la tensión política en contra del gobierno de turno.

Esto no es una elucubración teórica o una conspiración como clamarán algunos sino hechos contumaces y persistentes confirmados absolutamente a lo largo de la historia. Y es que hoy se conoce que casi todas las embajadas de Estados Unidos en el mundo no son más que centros de espionaje que realizan operaciones de inteligencia, violando todas las normas y reglas internacionales sin importar las consecuencias.

Pablo Iglesias en el púlpito del Círculo Español en el barrio neoyorkino de Astoria, el 22 de febrero de 2015.

En realidad, hace tiempo que se olía ese entendimiento, pero por si alguien pudiera tener alguna duda al respecto, sería la prensa del felipismo quien sacaba a la luz un documento redactado por el propio Pablo Iglesias, para dejar las cosas suficientemente claras. El destinatario de la misiva era el Financial Times, los gendarmes financieros y toda esa chusma que controla la rapiña económica de Europa. Pablo Iglesias, el Mesías del neocapitalismo “light”, explicaba en su panfleto en qué consistía su tan publicitado cambio por el cambio, recambio o “cambiazo”, aquel eslogan que cocinaron los adictos del hispano colombiano, Felipe Gladio-GALzález, en 1982. Por cierto, el mismo personaje que ahora anda de tournée por Venezuela bajo tutelaje de la CIA, para asistir a delincuentes y terroristas, como Leopoldo López, líder de la oposición venezolana, y Antonio Lezama, exalcalde de Caracas, aunque acabaría siendo declarado como persona “non grata” por la Asamblea Nacional de Venezuela al ser acusado de injerencias en los asuntos internos del país.  

Understanding Podemos es la plegaria hortera que Pablo Iglesias Turrión lanzaba a los jefes del capitalismo financiero internacional, con sede, esta vez, en Londres: entiéndanos, somos Podemos, no somos comunistoides ni enarbolamos banderas revolucionarias. Queremos capitalismo con rostro humano, del mismo tenor, pero algo más maquilladito que el que suele poner en práctica Zara en Bangladesh.

Felipe González a su llegada a Caracas con la madre de Leopoldo López. El exsecretario general del PSOE y expresidente del gobierno español, implicado en la defensa de los líderes opositores venezolanos, ha declarado que la condena dictada en las últimas horas contra Leopoldo López, le convierte en “un preso político” del chavismo. De hecho, en un escrito que ha dado a conocer, ha advertido que “ha sido condenado por Nicolás Maduro, como todos los demás presos políticos de Venezuela” (11 de setiembre de 2015).

Así es, Pablo Iglesias afirma que “no son un partido revolucionario”. Ni siquiera – sigue diciendo -, somos asamblearios, traicionando de esa manera el supuesto organizativo parido del 15-M, sino que se han autoinventado un término un tanto viejuno y encima oliendo a nacionalismo casposo franciscofranquista. La nueva milonga política de la fritura podemita es ser “nacional-soberanista” y “limitar” el capitalismo de amiguetes, pero ojo, sin tocar a los amiguetes de los amiguetes, para que ellos se conviertan en los nuevos coleguitas del capitalismo financiero “amiguete”.

Pablo Iglesias en los pasillos de la Misión Permanente de España ante las Naciones Unidas, el 17 de febrero de 2015.

Tal y como hizo en su visita a Nueva York, bendiciendo entre otras cosas a la sionista, corrupta y podrida Reserva Federal norteamericana, Iglesias deja muy claro, en el otro reino del gangsterismo económico – el londinense -, que eso de las luchas sociales no son más que un cuento, que la verdadera motivación ciudadana es “defender el continuo desgaste de la soberanía nacional”. Este tosco y clarificador discurso filibustero de Iglesias desmonta cualquier componente ideológico “marxista” asociado a la formación morada que algunos tolilis izquierdosos siguen cantando, tanto que el propio Iglesias sentencia que su proyecto no tiene nada que ver con un modelo de “transición al socialismo” o al “marxismo revolucionario”.

Ni siquiera tiene nada que ver con la división política entre derecha e izquierda, tal y como llega a manifestar literalmente en el libro “Conversación con Pablo Iglesias”, publicado en julio de 2014: “Ahora de lo que se trata es de actuar con sentido común y que, para Podemos, las categorías políticas que se atribuyen algunos partidos con representación parlamentaria no son más que una pantalla tras la que se ocultan intereses ajenos a la política (…) Podemos es ciudadanía haciendo política. La política es demasiado importante como para dejarla en manos de la casta, en manos de los que en última instancia se han convertido en mayordomos de los bancos y no en carteros de los ciudadanos. Cuando dejas que la política la hagan otros, te pueden robar la democracia, los derechos, y si me apuras, la cartera. Podemos es una manera de demostrar que la política no tiene porque estar en manos de los partidos políticos, ni en manos de eso que, genéricamente, se llaman los políticos, para referirse a la casta. Es la demostración de que con la gente haciendo política se pueden cambiar las cosas (…) Es obvio que yo soy de izquierdas, es obvio que buena parte de la gente de Podemos es de izquierdas, pero entendemos, como muy bien dice Iñigo Errejón, que izquierda y derecha son metáforas que expresan cosas, y cuando dejan de expresar lo fundamental, que es esa dicotomía entre las mayorías sociales y las oligarquías, dejan de ser útiles en términos políticos”.

Ellos, y el clon griego, no son más que herramientas de disidencia controlada creados desde el mismo sistema para dividir y vencer. A Izquierda Unida, lo estamos viendo, la han dejado fundida, pero vamos que no la conoce ni la madre que parió al programa-programa-programa del maestro Julio Anguita, tanto que el pobre Alberto Garzón sigue mendigando árnica y agua al muñeco podemita. Lo importante, en la jugada maestra del sistema que ha dado lugar al actual estado de cosas, era desactivar la rebelión social con un hábil charlatán con capacidad para encapsular el descontento en las calles.

Alexis Tsipras y Pablo Iglesias en un mitin de Syriza en la campaña electoral del 25 de enero de 2015 en Grecia.

Y, en Grecia, los de Syriza aglutinaron las protestas, mucho más combativas y ruidosas que aquí, en España. Desde 2010, Grecia venía sufriendo un durísimo austericidio impuesto por los acreedores y por los partidos que se turnaban en el poder: el socialdemócrata y corrupto PASOK y el corrupto conservador Nueva Democracia, pero el 25 de enero de 2015 se produjo un cambio radical en el panorama político. El partido Syriza de Tsipras y Varoufakis ganaba las elecciones legislativas, obteniendo 149 escaños de un total de 300, viéndose abocado a formar gobierno de coalición con ANEL, una pequeña organización de derecha soberanista que anunciaba, como Syriza, acabar con las políticas del austericidio impuesto.

Con un programa radical, donde el primer punto hacía referencia a la deuda, exigiendo una auditoría pública de la misma y la suspensión de la misma hasta consolidar el crecimiento económico y la creación de empleo, con una serie de medidas de urgencia para hacer frente a la crisis humanitaria, con el aumento de impuestos sobre la renta hasta el 75% sobre las superiores a 500.000 euros anuales; el aumento del impuesto a las grandes empresas; la abolición de los privilegios financieros de la iglesia; una drástica reducción de los gastos militares; el incremento del salario mínimo; la utilización de los edificios del Gobierno, de los bancos y de la Iglesia para los sin techo; la nacionalización de los bancos, de las empresas públicas que fueron privatizadas en sectores estratégicos para el crecimiento del país; medidas para restaurar los derechos de los trabajadores y trabajadoras y mejorarlas; la adopción de reformas constitucionales para garantizar la separación de la Iglesia del Estado; la realización de referéndum sobre los tratados y otros acuerdos con Europa; la abolición de los privilegios de los diputados; la supresión de la inmunidad de los ministros y la autorización de los tribunales para iniciar procesos contra los miembros del Gobierno; incremento de la financiación de la salud pública para alcanzar la media europea; nacionalización de los hospitales privados; abolición de la cooperación militar con Israel…En fin, un amplio programa al que se agregaba como lema “Ningún sacrificio por el euro” veía como sus votos se multiplicaban hasta alcanzar la victoria  en las elecciones con el 26,5 % del censo. El final del gobierno de Alexis Tsipras y de su partido Syriza ya es conocido tristemente, después de toda una serie de giros y traiciones realizadas en petit comité por parte de su lider, en lugar de poner en práctica la línea política decidida de manera colectiva en el seno de Syriza, y aprobada democráticamente por la población griega.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY). Allí, Iglesias ha querido ganarse al auditorio desde el primer minuto antes de que empezara a desgranar sus propuestas para cambiar España. El secretario general de Podemos ha hecho un guiño a los ciudadanos estadounidenses. “Y ahora me dicen: “¿Por qué vas a Estados Unidos si ni siquiera te gustan los Estado Unidos?” Así que quiero empezar mi discurso, mostrando mi admiración por la gente de este país”, el 17 de febrero de 2015.

Pablo Iglesias, el charlatán de la CIA en Madrid, creado en un primer momento como disidencia controlada neoprogre para oxigenar el sistema, desactivando y neutralizando las luchas políticas en las calles, suele ser mitificado por la caverna más extremista y reaccionaria de este país como un “estalinista bolivariano” que amenaza con llevar a España al túnel más sórdido del “chavismo” y la Revolución de Octubre. Sin embargo, el propio Iglesias reconoce en el citado libro que lo que había en la Unión Soviética no era, precisamente, muy bonito, para rematar afirmando que no valen argumentos de ningún tipo para su defensa: “Había niveles mayores de igualdad social, todo el mundo iba a las escuelas… Sí, muy bien, y eso no es despreciable, pero aquello fue un fracaso a muchísimos niveles. Un fracaso que no se explica por la relación desigual en la carrera armamentística, ni por las relaciones económicas de subordinación que generaban los países capitalistas. Es que aquello era muy feo, y lo reconocieron muchos de sus dirigentes. La prueba de que era horrible es que los artífices de los procesos de restauración del capitalismo más abyectos en los nuevos países del Este, con bancos centrales independientes, con empobrecimiento de la mayor parte de las capas de la población, con la desaparición de los sistemas de protección social eran los jefes de los partidos comunistas. Es decir, de la noche a la mañana los jefes de los partidos comunistas se convierten en los mejores amigos del Bildeberger, incluso en los mejores amigos de la OTAN…”

Aunque los más despistados, crédulos y neohippies perroflautas de la Puerta del Sol madrileña sigan creyendo que su telepredicador favorito va a dar algo más que un brochazo político-social al sistema “bribónico”, la agenda del sistema se está cumpliendo a rajatabla. Y muchos debieran callar para siempre porque, mira por dónde, están en el mismo barco ideológico-otánico que el “camarada” Iglesias.

La entrevista con el actual vicepresidente ha tenido lugar en un despacho «decorado con una foto de Felipe VI”. Añade que Pablo Iglesias se describe como «parte de un nuevo consenso internacional, donde la economía de mercado está mejor protegida y se garantiza unos niveles mínimos de demanda y bienestar». Añade que el líder de Podemos considera que las «ideas de Thatcher o Blair han sido enterradas por la historia y ya no las defiende nadie». El FT resalta asimismo las «emolientes palabras» de Iglesias sobre Pedro Sánchez, del que dice «estar muy orgulloso», sugiriendo que la coalición se mantendrá toda la legislatura.

En efecto, Pablo Iglesias ha dado la cara, y vaya cara, por la banda terrorista OTAN, una organización sobradamente conocida por haber sido la que más actos terroristas ha ejecutado en el mundo en los últimos cincuenta años, solamente superada por la CIA. Que se trate de organización militar, un ejército o ejércitos regulares de varios países, no le da ningún marchamo especial, sino el de ser una colección de asesinos NATOs. Las pruebas son irrefutables en su contra, desde su fundación. Sin duda, que la reunión mantenida en la sede de esta última organización (la CIA) en Madrid, entre el embajador James Costos y el propio Iglesias, ha dado fructíferos acuerdos entre bambalinas. Entre ellos, lógicamente, estaba que Iglesias Turrión mostrase lealtad absoluta a la OTAN y en su proyecto político, de cara a una hipotética jefatura de gobierno, se hiciera con un militar de cierto prestigio. Dicho y hecho. Pablo Iglesias no tardaría mucho en fichar para Podemos al exjefe del Estado Mayor, José Julio Rodríguez Fernández, militar de confianza del gobierno zapateril y actual jefe del gabinete de Pablo Iglesias en la vicepresidencia segunda del gobierno de España, después de haberlo presentado a las elecciones generales por distintas circunscripciones para el Congreso de los Diputados sin haber logrado escaño en ninguna de ellas.

Iglesias al ser preguntado por su posición respecto a la OTAN no ha dejado lugar a la duda para dejar claro que lo suyo sería, de auparse al poder, hacer de mayordomo de EEUU y la Alianza Atlántica al afirmar que cree en “un sistema integral de defensa europeo”, un lenguaje tan vacuo y elusivo como trapacero, al tiempo que, ya más explícitamente, señalaba que “España tiene que cumplir con sus compromisos internacionales y legales”.

La iniquidad y rastrerismo de Pablo Iglesias hacia EEUU y la OTAN es equiparable al peor y más corrupto pelele del imperialismo neocolonial otánico cuando afirma que la OTAN tuvo un importante papel en la modernización de las Fuerzas Armadas, lo que supone un respaldo, sin fisuras, indudable, a las políticas de asesinato y crimen masivo del atlantismo. El líder de Podemos dice que es un hombre “responsable y pragmático” y “las cosas hay que hacerlas bien”.

Aunque pudiera parecerlo, sus declaraciones no se tratan de ninguna broma. Recordemos a Javier Solana, el más furibundo y visceral antiOTAN del PSOE, antiguo manifestante anti guerra de Vietnam, pero con beca norteamericana Fullbright para estudiar en los USA que acabó siendo, además de asiduo de Bildeberger, el jefe de la banda otánica y con múltiples crímenes en su haber durante la artificial guerra de Yugoslavia.

Mientras que otro progre de postal, el laborista noruego Jens Stoltenberg llegó a manifestar, cuando era Primer ministro de su país y líder del Partido de los Trabajadores que “La solución a los problemas en Libia son políticos, no pueden ser resueltos sólo por medios militares”, de tal modo que Noruega se iba a salir, en agosto de 2011, de la coalición otánica anti-libia. Desde la CÍA-OTAN se tomaba nota, dejándole un recado en forma de falsa bandera terrorista en la isla noruega de Utoya, el 22 de julio de 2011, cuando se produjo la matanza de 80 jóvenes, usando a un fantoche extremista llamado Breivik. Luego, Stoltenberg, quedaba convertido en otro super-fan de la OTAN, hasta el extremo de ser nombrado jefe de la organización atlántico-imperialista. ¿Qué tiene qué decir a todo esto el alfeñique podemita tan respetuoso y deferente con poderes fácticos que cometen crímenes masivos bajo bandera “democrática”?

De esto, Pablo Iglesias ni papa, él a lo suyo con el mariquita Costos a cerrar el círculo de la operación Isidoro II con la satisfacción de haber neutralizado un posible movimiento antiamericano y, sobre todo, verdaderamente anticapitalista en España. El 15-M de los neohippies, que parió al “podemismo”, pasó a mejor vida como un experimento fraudulento manejado por George Soros y el CNI.

Este magnate sionista nacido en Hungría con el nombre de  György Schwartz viene operando junto a los intereses políticos, económicos y financieros anglo-americanos y pro-occidentales en una estrategia de beneficio mutuo cuyo ejemplo más conocido fue la financiación de la campaña de Barack Obama, dibujando siempre un escenario dicotómico de buenos y malos, donde los primeros serían los ciudadanos progresistas, favorables a una “sociedad abierta”, presuntamente libre y democrática y susceptible de asumir una nueva moral que acabe con el viejo orden mundial, financiando para ello, con cientos de millones de dólares al año, la inmigración ilegal, la ideología de género, el feminismo radical y los movimientos pro-LGTB, entre otras actuaciones.

Los malos son los líderes políticos, partidos o medios de comunicación conservadores, descritos habitualmente como autoritarios, dictatoriales o directamente fascistas, siendo objeto habitual de todo tipo de críticas por parte de la telaraña global de Soros, estimándose que habría invertido, a través de su Open Society Foundation – en su organigrama se puede ver perfectamente a Podemos formar parte del mismo -, 32.000 millones de dólares para financiar proyectos de subversión de Estados y sociedades.

Organigrama de la Open Society Foundation, donde aparece el movimiento morado de Podemos.

Este “Nuevo Orden Mundial” de Soros tiene como objetivo impedir que las naciones obstaculicen el modelo capitalista que alimenta a sus empresas y a oligarquías financieras transnacionales tales como Rockefeller, Rothschild, y Goldman Sachs. De esa manera, Soros habría cogido el relevo de David Rockefeller para seguir cumpliendo el programa diseñado por estos círculos económicos con sede en la City, Wall Street y Suiza.

Lo cierto es que, detrás de una fachada progresista, sus ONGs no son más que organizaciones liberales y ultracapitalistas orientadas a generar agendas políticas perfectamente diseñadas, instalando regímenes títeres para servir fielmente a los designios de la oligarquía anglo-americana. Resulta paradójico observar cómo regímenes llamados de izquierda y socialdemócratas, caso concreto de España con su presidente Pedro Sánchez en la cabeza, se alinean y someten a dicha oligarquía, o cómo movimientos como el 15-M u “Occupy Wall Street” son protegidos, amparados y financiados por el magnate sionista George Soros.

Para lograr sus objetivos, Soros nunca dudó en fragmentar naciones, arrebatándoles su discurso, haciéndoles perder fuerza recurriendo a la división: divide y vencerás, decía el romano Julio Cesar. De hecho, la Open Society Foundation ha inyectado fuertes cantidades de dinero al Observatori DESC, próximo al independentismo catalán, del que era coordinadora la actual alcaldesa de Barcelona, la podemita Ana Colau. ¿Y, por qué Cataluña, se preguntarán? Pues, por diversas razones, siendo la principal la fragmentación de España, porque fragmentando España se fragmenta Europa, obteniendo como resultado una nueva Europa de multitud de pequeñas unidades independientes, desligadas de las soberanías estatales actuales y por lo tanto más fáciles de controlar y poner a las órdenes de sus intereses especulativos.  De ahí la necesidad de trocear España, separando a Cataluña del resto de los territorios bajo soberanía española, de fragmentar Europa, apoyando los movimientos independientes allá donde se produzcan.

Es preciso resaltar al respecto las destacables relaciones de Roures y su MEDIAPRO con entidades implicadas en el proceso independentista catalán, como es el caso de Ómnium Cultural, agrupación que tiene como fundadores, entre otros, al empresario secesionista catalán Joan Baptista Cendrós y a Lluís Carulla, quien representa los intereses de Rockefeller en España. Baptista era el abuelo de David Madi, que fue asesor y mano derecha de Artur Más, en su día lo fue de Jordi Pujol, exvicepresidente de la Banca Rothschild España y expresidente de la Generalitat. El tal Madí, considerado como el cerebro en la sombra del proceso independentista catalán fue el promotor del lema “Derecho a decidir”, tan usado por Pablo Iglesias y sus podemitas catalanes en sus mítines de campaña.

Entre las principales misiones del CNI que marca la ley está la de “prevenir y evitar cualquier riesgo o amenaza que afecte a la independencia e integridad de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y sus instituciones”.

En fin, que Iglesias salió casi conmovido de la sede de la CIA en Madrid ya que, entre otras cosas, el embajador Costos y Pablo hablaron de pintura, cine y “Juego de Tronos”. Pudiera resultar hasta entendible que los “hobbies” del diplomático gay y Pablo sean cuestiones capitales que interesan a ciudadanos a los que lobotomizan a diario, pero al resto nos provoca una sensación de que nos están tomando, crudamente, el pelo. Se echa en falta saber qué es lo que negociaron ambos personajes en los subterráneos de la legación diplomática estadounidense. Aunque hay un apunte singular que no escapa a nadie: Iglesias señaló que las relaciones de EEUU con España “tienen carácter estratégico”. Más claro, que Podemos blindaría totalmente la impunidad norteamericana en España, si alcanzara algún día el poder.

Pablo Iglesias, junto el jefe de la CIA en Madrid, James Costos, delante de la bandera que más ha matado en el mundo junto a la rojigualda de ayer y de hoy. Como debe hacerse por un anticapitalista, republicano y anti-imperialista. 

En fin, no hace falta insistir en ello, pero ya muchos están viendo en el nuevo charlatán de oro de la socialdemocraCIA española la misma factura que aquella que aupó al poder a Felipe González en el 1982. Calcada, pero al milímetro.

Recordemos que González fue el protegido político de la dictadura franquista en Suresnes, mantuvo contactos con la embajada norteamericana en Madrid – la CIA tuteló el proceso de transición y al propio González -, y su partido – el PSOE – fue financiado por la socialdemocraCIA alemana. Es decir, el discurso “felipista” estaba trufado con las mismas consignas podemitas de renovación y cambio, además de los propios elementos desmovilizadores de las luchas sociales, con las que aglutinó a sus adeptos en torno al reformismo que, de este modo, evitaban cualquier ruptura con el orden establecido por el franquismo.

Pablo Iglesias y Barack Obama, el 13 de julio de 2016.

Pablo Iglesias sigue prometiendo el oro y el moro para al día siguiente decir digo donde había dicho diego.  Una vez utilizados los necesarios medios para lograr proyectarse mediáticamente, acude a la búsqueda de otras personas o instituciones situadas en un ranking superior a las anteriores, hasta lograr relacionarse con el Papa y el mismísimo presidente de EEUU, Barak Obama.

Al final, aunque el tiempo es un juez inexorable que dará y quitará las razones, los datos constatan la decadencia electoral de aquel invento de las plazas de los ayuntamientos españoles, su pérdida de peso en los territorios y localidades y su progresiva conversión en una fuerza minoritaria que trata de hacer política en el área hegemonizada por el PSOE, a modo de muleta. Si a ello añadimos la progresiva desaparición de Podemos como actor político enraizado en un territorio, agravado por la desaparición de sus círculos, su principal activo organizativo, debido, principalmente, al agotamiento de su escasa militancia y, sobre todo, a la construcción de un partido cártel, esto es un partido institucional basado en cargos públicos y en auténticos políticos profesionales, financiados por el erario público y conectados fundamentalmente con los medios y redes sociales, se puede afirmar que un proyecto inexistente bajo las siglas de Podemos está sentenciado a su desaparición.

Desde mi punto de vista, sigo con mis convicciones de que el núcleo dirigente de Podemos era muy consciente de la falta de un proyecto real, intentando eludir con un golpe táctico demasiado audaz, como fue aceptar formar gobierno con la CORRUPSOE, dejando en el fondo del no análisis colectivo la necesidad de una estrategia para llevar a efecto el cambio prometido a la gente. Dicho de otra manera, más cruda: la situación exigía pasar de una guerra de capillitas y posiciones para lograr fuerza y densidad organizativa, implantándose sólidamente en los territorios y localidades a la vez que protagonizando el conflicto social para construir un verdadero partido forjado en la organización social, pero se optó por lo más fácil, en una huida suicida para gobernar con el partido más corrupto de la segunda restauración monárquica.

Asociar el agotamiento del 15-M con una estabilización de la crisis del Régimen ha sido, desde mi punto de vista, uno de los más graves errores a la hora de analizar todo el proceso, pero lo peor de todo ha sido dejar el campo de la contestación social y de la revuelta a la extrema derecha, olvidándose de que, antes y después de la pandemia, el mundo llega preñado de conflictos sociales y, lógicamente, desde el punto de vista de la izquierda real, mal que le pese a Pablo Iglesias y sus muchachos, de una acentuación de la lucha de clases. Y, en esa labor seguimos estando muchos y muchas, los que estuvimos y se marcharon de unas siglas, que no de la lucha,  miles de hombres y mujeres, viejos y jóvenes que seguimos estando dispuestos a protagonizar el conflicto social que se avecina, sin falta de recurrir a ningún mesías salvador de vidas.

 

 

 


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