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LLUMERES, UNA HISTORIA DE FIERRO Y MAR

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titulo-copia-1Saliendo de Luanco en dirección al Cabo Peñas, entre Bañugues y Viodo, localizamos la concha de Llumeres, una playa de grava y arena con grano grueso y oscuro, aguas de tonalidad rojiza, y con los restos de un antiguo puerto abandonado, y allí nos encontramos con los restos de lo que un día fue la mayor explotación de hierro en Asturias, hasta el punto de que su influencia fue tan decisiva en esa zona del concejo de Gozón, que supuso el medio de vida de gran parte de la parroquia bañuguera y del propio concejo.  

Por consiguiente, en absoluto exageramos a la hora de calificarlo como un conjunto emblemático de la historia de la minería del hierro en Asturias y en particular en la historia de Gozón, Bañugues y Verdicio. Pero nada mejor que empezar desde sus inicios, allá por el año 1858, desde aquella primitiva mina de montaña explotada por unos campesinos hasta la ampliación del criadero y explotación de dos pozos verticales: Llumeres y Simancas a cargo de la compañía Duro-Felguera, que fue la encargada de poner en marcha todas las instalaciones de la mina, hasta el cierre de la misma en el año 1967.

Mapa del criadero de hierro en la mina de Llumeres, perteneciente al concejo de Gozón

Mapa del criadero de hierro en la mina de Llumeres, perteneciente al concejo de Gozón

Aunque la existencia del mineral de hierro en la ensenada de Llumeres ya era conocida por los romanos, que  lo utilizaron en el poblado gijonés de la  Campa Torres, tal y como se recoge en un magistral trabajo de los reputados profesores de arqueología Alfonso Fanjul Peraza y Carlos Marín Suárez, publicado en 2006 bajo el título “LA METALURGIA DEL HIERRO EN LA ASTURIAS CASTREÑA: NUEVOS DATOS Y ESTADO DE LA CUESTIÓN”, tenemos que situarnos en el año 1858 cuando varios campesinos de la zona redescubren el yacimiento en la zona de Riba Bermeja, registrando las pertenencias de “Abundante”, “Laura” y “Joaquina”, en la parroquia de San Nicolás de Bañugues, por parte de  José M. Arce, Demetrio Ovies, Álvaro Argüelles y Tomás Eres Valdés, constituyendo en la villa de Luanco la Compañía Minera de Gozón, iniciándose la explotación del mineral de hierro en los afloramientos de las capas en el acantilado de la playa. El 29 de Abril de 1859, el ingeniero de minas Pedro Sampayo había demarcado los terrenos, dejando escrito que: “Las labores consisten en una galería horizontal de ocho metros de longitud, abierta dentro de un grueso banco de arenisca muy impregnada de óxido de hierro, cuya dirección va de Este a Oeste; buza 45 º al Sur y tiene cinco metros de potencia, hallándose en estratificación concordante con otras capas de pizarra arcillosa, correspondientes, al parecer, al terreno siluriano”.  

Bocamina de Llumeres en el concejo de Gozón

Bocamina de Llumeres en el concejo de Gozón, el año 2014.

Y ya en los principios del año 1860 era firmado un contrato de venta de mineral con la Sociedad Duro y Compañía, de la Felguera, con un precio de un real y 32 céntimos el quintal, y por una cantidad anual que podría oscilar entre 25.000 y 40.000 quintales. Sin embargo, el contrato no podría ser cumplido debido, entre otras causas, al bajo precio de entrada y a la escasez de recursos económicos pero, sobre todo, a las dificultades para transportar el material extraído hasta el puerto de Gijón en pequeñas chalanas, motivos para que las minas fueran vendidas en 1861 a la propia empresa Duro y Compañía.

Tal y como ha quedado dicho, si en una primera fase las labores mineras se realizaban en el acantilado de la ensenada de Llumeres, a partir de la segunda década del siglo XX se comienza a explotar el subsuelo de diferentes parroquias con la perforación de un pozo vertical en la propia ensenada para continuar la expansión por la rama de Monte Merín-Rucao y Simancas con la apertura del segundo y definitivo pozo, desplegando todo un conjunto de instalaciones  e infraestructuras para la extracción y transporte del mineral, que en el caso de las minas de Llumeres tienen como particularidad, un singular emplazamiento de edificios y maquinarias junto al mar y otros puntos del territorio y sobre todo el desarrollo de los sistemas de transporte.

Castillete del pozo y las instalaciones de Duro-Felguera en Llumeres, el año 1930.

Castillete del pozo y las instalaciones de Duro-Felguera en Llumeres, el año 1930.

Las instalaciones del Pozo Simancas comenzarían a construirse a partir de los años cuarenta, con la realización de un pozo vertical y el edificio que albergaba la casa de máquinas, casa de aseos, transformador, oficina, botiquín, lampistería y vivienda en el piso superior, aunque actualmente solo queda un depósito de agua de lo que en su día fue el emplazamiento del pozo Simancas.

En 1958, la Duro-Felguera compraría las minas de “El Regueral” a los Urquijo y Cía – estos se habían hecho con la titularidad de todas las concesiones de la Sociedad Minas de Hierro y Ferrocarril de Carreño para crear en 1917 la Sociedad Anónima Ferrocarril de Carreño -, manteniéndolas abiertas hasta el año 1980. Las minas de “El Regueral” habían comenzado a extraer mineral de hierro en el año 1900, y en enero de 1909 quedaba inaugurada la línea férrea Aboño-Candás, con ramales a las minas de Coyanca, Piedeloro y Regueral, dando así salida al mineral de hierro hasta Aboño, donde se enlazaba con el Ferrocarril de Langreo, para situarlo finalmente en la factoría langreana de Duro – Felguera.

Instalaciones de Duro-Felguera en la playa de Llumeres para el traslado del mineral de hierro por mar y aire, mediante el cable aéreo de 7,5 kilometros desde la mina hasta la estación del Ferrocarril de Carreño de El Regueral, el año 1930

Instalaciones de Duro-Felguera en la playa de Llumeres para el traslado del mineral de hierro por mar y aire, mediante el cable aéreo de 7,5 kilometros desde la mina hasta la estación del Ferrocarril de Carreño de El Regueral, el año 1930

En este escenario, sin olvidar las conexiones empresariales existentes entre los Urquijo y la Duro-Felguera desde el año 1906, dándose la circunstancia de que incluso la presidencia del consejo de administración de Duro-Felguera sería ostentada por Estanislao de Urquijo desde el año 1911, después de haber sustituido al último de los herederos de Pedro Duro, Antonio Velázquez Duro, la gerencia de la mina de Llumeres se había encontrado desde un principio con grandes problemas en su mina de hierro, siendo el más destacado la distancia existente entre la mina, ubicada en plena costa, y los altos hornos de La Felguera. Si a ello se añade que Gozón no disponía de ferrocarril, lo que impedía el traslado del hierro por el medio que la industria utilizaba de manera habitual, hubo que estudiar otras fórmulas alternativas para llevar el mineral de Llumeres a la localidad de la empresa gerente, y las conclusiones extraídas propiciaron que en 1906 se construyera el muelle en las inmediaciones de la mina para comenzar a transportar el material por mar hasta Gijón. Pero, tampoco aquello solucionaba definitivamente el problema, debido a las reducidas dimensiones del nuevo atraque, una instalación de madera formada por 50 pilotes, donde sólo podían entrar a cargar el mineral pequeños barcos de vapor con 30 toneladas, decidiéndose la empresa por la construcción del actual muelle de Llumeres, realizado con piedra caliza del Sobrerón, situando en su cabecera una tolva por donde se conducía el mineral a vapores de hasta 300 toneladas.

Playa de Llumeres desde el área de recreo...

Playa de Llumeres desde el área de recreo…

Si bien la construcción en 1907 del muelle permitía  la carga en barcos de mediano cabotaje con destino al Musel o San Juan de la Arena, para su posterior exportación al extranjero, principalmente a Inglaterra y Alemania, no sería hasta el año 1919 cuando, descartada por completo la idea de instalar el ferrocarril en el municipio de Gozón para transportar el mineral a La Felguera, se procedió a la instalación en 1921 de un cable aéreo de siete kilómetros y medio para dar salida al mineral extraído y su transporte hasta la estación del Ferrocarril de Carreño en El  Regueral, del concejo de  Carreño, donde se cargaba en tren para su traslado a  la estación de Aboño, y de allí a los altos hornos de Duro-Felguera en la localidad langreana de La Felguera. A su vuelta, los mismos calderos que llegaban repletos del mineral de hierro – cada caldero tenía capacidad para 350 kilos – regresaban  cargados de carbón que servía para el abono de una parte del salario de los mineros.

Unos años más tarde, en 1922, la empresa Duro-Felguera adquiría nueva maquinaria para el pozo que le iba a permitir incrementar su producción en un 40 por ciento más,  convirtiendo al pozo de Llumeres en la mina de hierro que más cantidad extraía en la década de los años veinte, llegando a superar las 100.000 toneladas anuales.

Finalizada la guerra civil en 1939 y ante la escasez de productos siderúrgicos el estado interviene de forma directa en la producción de los mismos creando el 28 de julio de 1950 la Empresa Nacional Siderúrgica (ENSIDESA), dependiente del Instituto Nacional de Industria (INI). La factoría se situó en terrenos pertenecientes a los concejos de Avilés, Corvera, Gozón y Carreño, y entró en funcionamiento en 1956, inaugurándose el primer alto horno en 1957. Es decir, siendo una empresa estatal, y siendo España una gran productora de mineral de hierro, esta comenzó a abastecerse del mineral procedente del extranjero...

Finalizada la guerra civil en 1939 y ante la escasez de productos siderúrgicos el estado interviene de forma directa en la producción de los mismos creando el 28 de julio de 1950 la Empresa Nacional Siderúrgica (ENSIDESA), dependiente del Instituto Nacional de Industria (INI).
La factoría se situó en terrenos pertenecientes a los concejos de Avilés, Corvera, Gozón y Carreño, y entró en funcionamiento en 1956, inaugurándose el primer alto horno en 1957. Es decir, siendo una empresa estatal, y siendo España una gran productora de mineral de hierro, esta comenzó a abastecerse del mineral procedente del extranjero…

No obstante, a pesar de las inversiones e innovaciones introducidas en las instalaciones mineras, así como a la apertura de nuevas explotaciones, siempre paralelas a la industrialización siderúrgica, la minería de hierro asturiana pudo suministrar y suministró la materia prima necesaria para la siderurgia de la región durante el periodo de 1860 a 1957, hasta la llegada de las modernas siderúrgicas integrales, caso concreto de la creación de ENSIDESA en la localidad asturiana de Avilés, allá por el año 1950, cuando la producción asturiana de hierro ya era incapaz de abastecer el incremento de la producción de hierro, teniendo que abastecerse, primero del mineral procedente de las “minas de Alquife” en Granada o las del “coto minero Vivaldi” de la Minero Siderúrgica de Ponferrada en la provincia de León, entre algunas de las explotaciones repartidas por la geografía española, y más tarde del extranjero. Es preciso señalar al respecto, que la escasa producción de hierro en Asturias vino determinada fundamentalmente por la dispersión de los yacimientos, de los cuales el de Llumeres fue el más importante de todos, aportando un cuarenta por ciento del mineral de hierro de la región.

"Les Cases de la Mina" construidas por Duro-Felguera en Bañugues para los mineros del Pozo Llumeres

“Les Cases de la Mina” construidas por Duro-Felguera en Bañugues para los mineros del Pozo Llumeres

Sin embargo, refiriéndose al gran problema que planteaba la vivienda en todas las zonas mineras de la cuenca central, tratándose de una empresa tan paternalista como Duro-Felguera, habría que esperar al año 1962 para la construcción de la barriada de Llumeres, con 64 viviendas para los trabajadores de la mina, muy cerca de la playa de Bañugues, conocidas por “Les Cases de la Mina”, las cuales acabarían vendiéndose a particulares, debido a los pocos trabajadores que habían optado a su ocupación debido, principalmente, al cese de actividades que se venía barruntando para la explotación minera.

Así llegamos a la fecha del 14 de Marzo de 1967 cuando, siendo director del grupo minero de Llumeres el ingeniero asturiano Aurelio Fernández Escandón, se presentaba la solicitud ante la Delegación de Trabajo para proceder al paro definitivo de las instalaciones mineras, hecho que se producía el 14 de Abril de 1967, basado en las causas aludidas en el informe elaborado por los técnicos de Duro-Felguera, entre los que se decía literalmente:   “que no es rentable continuar la explotación frente a la competencia de otros minerales de mayor calidad procedente de otras minas. Además, sus reducidas dimensiones hacen que la producción sea de 100 toneladas diarias, y para aumentarla serían necesarias reformas como el cambio de maquinaria de extracción y castillete, nuevos ensanches de embarque, ampliar instalaciones como casa de aseos, oficinas o talleres, instalar una planta de almacenamiento, clasificación y trituración del mineral, así como un nuevo sistema de comunicación entre el pozo y la estación del Regueral. Todas estas inversiones no se justificarían por la baja calidad del mineral.

Las mujeres también trabajaron en la mina de Llumeres, paleando y cargando las tolvas de mineral durante agotadoras e inacabables jornadas laborales...

Las mujeres también trabajaron en la mina de Llumeres, paleando y cargando las tolvas de mineral durante agotadoras e inacabables jornadas laborales…

El porcentaje de fósforo, sílice y alúmina presente en el minera de Llumeres y que reduce su reductibilidad, hizo además que otras empresas como ENSIDESA o Industrial Asturiana no se interesaran por éste. El único cliente era Duro-Felguera, y en el mercado extranjero otras minas de hierro situadas en Brasil o Mauritania aportaban mineral de mayor ley, más baratos y con menor contenido en fósforo…”

Con el documento en la mano, solo les faltó añadir que en esos países de Brasil y Mauritania existe una mano de obra esclava que desarrollan niños entre once y catorce años, tal y como se puede leer en los informes de la mismísima Organización Internacional del Trabajo (O.I.T), donde millones y millones de niños trabajan por esos mundos en situación absoluta de esclavitud, en una condiciones de ilegalidad, insalubridad  y degradación, por otra parte una forma de trabajo muy practicada por la mismísima empresa de Duro-Felguera con los presos republicanos en los campos de concentración franquistas de los pozos Fondón, Mosquitera y San Mamés, allá por aquellos años de la “victoria”.

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Oficinas de la Mina Llumeres, el año 2014.

Tras el cese de la actividad en 1967 la mina se desmanteló, clausurándose los pozos verticales y las salidas de ventilación aunque conservando, dentro del paisaje protegido del cabo de Peñas, los edificios de la mina en un  estado de ruina deplorable, donde sigue estando ubicado uno de los mayores yacimientos de hierro en Asturias que, tal como se recogían en los informes técnicos de la época, sus menas tenían gran valor en torno al 72 por ciento de metal. Sí, allí, en el mismo yacimiento donde realizaron labores mineras muchas  mujeres, con categorías de peones mineros, debido a la falta de aquellos hombres que habían quedado por las fosas y las tapias de los cementerios durante aquella incívica guerra española.

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Sala de máquinas del pozo Llumeres (arriba) y almacén, talleres y vetuarios de la mina (debajo), el año 2014.

Las instalaciones de Llumeres, en franco abandono y utilizadas como cuadras para el ganado, constan de almacén, aseos y vestuarios, casa de oficinas, edificio de clasificación de mineral, casa de la máquina de extracción, panadería y cargadero, y con fecha 13 de Febrero de 2008, la Consejería de Cultura y Turismo del Principado de Asturias acordó incluirlas en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias, en la categoría de Conjunto Histórico. ¡¡¡A buenas horas mangas verdes!!!

Esperemos que la presencia del mineral de tamarugita, un mineral único en la Europa continental, aparecido recientemente en los acantilados de Llumeres, nos pueda aportar alguna luz dentro de la oscuridad en las abandonadas minas de hierro de Llumeres, auténtico icono de un pasado industrial íntimamente ligado a la historia de la región asturiana.

ANTON SAAVEDRA


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