“…sin moralidad, toda riqueza es escasa, todo poder es débil: donde las leyes autorizan la desigualdad de las fortunas; cuando la mala distribución de las riquezas pone la opulencia en pocos y la indigencia en el mayor número, entonces no hay crecimiento sostenible, y por ese camino la sociedad entrará en quiebra y las instituciones perderán toda legitimación”.
(Gaspar Melchor de JOVELLANOS, desde su reclusión en Bellver, el año 1802)
¿Qué ha pasado con nuestra región que de ser uno de los motores de la industria española, contribuyendo decisivamente a que España ocupara un lugar destacado entre los países más industrializados del mundo, haya pasado a convertirse en una región que de ser importadora de mano de obra procedente de otros lugares esté perdiendo lo más importante para el futuro como son los jóvenes, cuyo destino es el exilio “a no se sabe dónde” por falta de expectativas? ¿Qué ha ocurrido con aquella región de la vieja industrialización europea del carbón y del acero que tan solidariamente contribuyó a eliminar la terrible hambruna que había en España como consecuencia de aquel golpe del fascismo contra el gobierno legítimo de la II República que trajo la incívica guerra? ¿Qué está ocurriendo en Asturias para que sea la región española con menor crecimiento económico desde la llegada de la segunda restauración monárquica, camino de consolidarse como una región periférica en Europa, entre otras cuestiones, porque ha desaprovechado todas las posibilidades de una reindustrialización efectiva, por carecer de una clase empresarial pujante, y por tener una clase política clientelista y corrupta?
La industria en España había llegado de la mano de las instituciones públicas y del capital extranjero de los países industrializados, pero la burguesía española, salvo la excepción que marca toda regla, jamás apostó por la industrialización y por el cambio de los medios de producción, quedando, lógicamente, atrasada con respecto a las economías europeas más pujantes. La burguesía siempre prefirió invertir su dinero fuera de Asturias, primero en la adquisición de tierras, y después en la especulación inmobiliaria, y, a la larga, la artesanía autóctona no pudo competir con los productos industriales.

El 17 de septiembre de 1844 es fundada en Londres la Asturian Mining Company, que establece en la vega de Sueros, entre Mieres del Camino y Ablaña, en el concejo asturiano de Mieres, una fundición de hierro. Su único alto horno se puso en funcionamiento en 1848, proporcionando el primer hierro de calidad en España utilizando coque (conocido entonces como «el método inglés»). El establecimiento fue conocido, entonces y posteriormente, como la fábrica de Mieres.