Son las 7,00 horas cuando me pongo ante el ordenador para iniciar mi diario en el 17 día de mi cautiverio. En esta ocasión comenzaré comentando acerca de uno de los cientos de wassap que recibo diariamente, el cual transcribo de forma literal: “A partir de mañana, nuevas reglas para la comunicación. Todas las llamadas serán grabadas. Todos los registros de llamadas telefónicas se registran. Todos los mensajes y llamadas de Whatsapp se graban. Monitoreo de Twitter. Monitoreo de Facebook. Monitoreo de todas las redes sociales y foros. Deja que los que no lo sepan. Todos los dispositivos están conectados a sistemas departamentales de servicio de escuchas telefónicas y CDMX gubernamentales y gubernamentales. Tenga cuidado de no enviar mensajes innecesarios o información contraria a las leyes y la moralidad. Evite compartir información confidencial con sus amigos y familiares. ¡Cuéntales a tus hijos y ten mucho cuidado! Muy importante transmitir este mensaje solo hoy. Porque a partir de mañana en el país ya existe otra forma de observación. Increíble, pero cierto. Simplemente envíelo hoy a todos sus seres queridos y amigos. “¡Todo lo que escribes o dices se puede usar en tu contra, incluso cualquier broma!”.
Ni que decir tiene que, de ser cierto el contenido de este mensaje, en absoluto pienso hacerles ni puto caso.
Solo me faltaba esto. Permanecer confinado en mi domicilio como respuesta al incendio del coronavirus, resguardado por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, incluido el Ejército, con unas atribuciones sin precedentes en la historia de esta “modélica transición”, para que ahora me quiten la voz para seguir hablando y opinando como un ciudadano y no como un vasallo de nadie.
Pienso, y así me sigo expresando con toda claridad, sin importarme un ápice si se van a grabar o no grabar mis escritos, mensajes o llamadas realizadas desde mi teléfono, que estamos asistiendo a un grave deterioro de nuestra democracia pensando que solo se trata de un fenómeno transitorio y, sobre todo, del precio que tenemos que pagar razonablemente en el contexto de una catástrofe sin parangón – seguramente algunas medidas pueden ser inevitables, no lo sé -, pero sí sé que la fortaleza de un Estado de derecho se demuestra, precisamente, en los momentos más difíciles, y pensar, como parece ser que piensan nuestros gobernantes, que los derechos civiles solo son para cuando nos los podemos permitir es, lisa y llanamente, no creer en los derechos civiles. Así que, lo dicho: ni miedo, ni nada que se le pueda parecer. No me callaré, y seguiré escribiendo, hablando y enviando mensajes por mi teléfono como lo vine haciendo hasta la fecha antes del incendio de la pandemia ésta de los cojones.
Que duda cabe, esta crisis del coronavirus tiene su espejo sociológico en la explosión del coronamóvil, hasta el punto de que el ser humano necesita – necesitamos – comunicarse sin parar, en un frenético y melancólico non stop de tacto, visión y sonido. Los mensajes que nos llegan y que enviamos desde que empezó todo esto son absolutamente disjuntos, y eso tiene que ver con el estado de angustia en el que nos encontramos. Por un lado, chistes. Nunca en mi vida me habían enviado llegado tantos a través de mi wassap. Y por el otro lado, consejos de que no hagas esto o aquello … haz esto… Vigila … eso que compartes es un bulo que ha sido ya desmentido por el digital Maldita.es o por Newtral. Hay amigos que me llaman muy angustiados, y uno de los motivos de su angustia es que no sabe que mensajes sobre el coronavirus creerse y cuáles no, llegando casi siempre en nuestras conversaciones a la conclusión de que nunca tuvimos tanta información y, sin embargo, nunca estuvimos tan desinformados.
Me acaba de llegar un wassap de mi amigo Frani, en el grupo de los amigos de Luisma, para preguntarme como llevo el confinamiento, contestándole que estoy mentalizado para resistir hasta el final. “La verdad – me dice -, es que no se está tan aburrido en casa, pero me parece increíble que un paquete de arroz haya 8.976 granitos y en otro 8.982”. Otro mensaje que acabo de ver ahora en el grupo del wassap del pozo Santiago se trata de un vídeo sobre un cura siciliano de nombre don Leonardo Ricotra que para luchar contra el demonio de la pandemia pasea al Santísimo por las calles de Palermo, y asi todos los días a todas las horas.
Hasta aquí todo muy bien, pero no tan bien cuando tienes que soportar todo tipo de “lindezas” por parte de los conocidos jenízaros partidistas y sectarios que, sin argumentar absolutamente nada, se dedican a seguir metiendo el miedo con eso de que “estoy dando alas a la derecha y sus extremos con mis comentarios y artículos diarios publicados desde el confinamiento en mi blog “EL BLOG DE ANTON SAAVEDRA” y en mi página del Facebook”
Se está compartiendo en redes sociales una imagen que le atribuye la frase “los ancianos viven demasiado y es un riesgo para la economía mundial. Tenemos que hacer algo y ya” a la ex directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. Pero no hay pruebas de que sean declaraciones textuales suyas. La imagen también la han publicado webs como LeyDominical o El matinal. Ahora además se usa para relacionarla con el coronavirus. (Maldita.es, el 2 de marzo de 2020)
Ayer, concretamente, referido a un vídeo que compartí, sobre unas declaraciones realizadas por la directora gerente del Fondo Monetario Internacional que hablaba sobre envejecimiento de nuestros pensionistas haciendo peligrar el mantenimiento de las mismas, salieron todos estos jenízaros y jenízaras en tromba a las redes sociales para atacarme, profiriendo todo tipo de improperios. No, no lo hacían contra quien lo había publicado, sino que lo hacían contra mí, que no había hecho más que compartirlo porque me parecía tan interesante como detestable. Pues bien, los únicos argumentos exhibidos para desmentirme no fueron otros que publicar el mismo vídeo con las letras BULO, porque así lo habían verificado desde un digital, creo que Maldita.es o Newtral: “Se trata de un fake Antón, parece mentira que te venza el odio que sientes hacia el PSOE, con ello estas dando alas a la extrema derecha”, teniendo que contestarles, como en tantas otras ocasiones que, “En mi ADN no figuran esas palabras de odio, rencor u ojeriza, me conocéis muy bien. Mirad, jenízaros de la CORRUPSOE: la extrema derecha no vuelve, ya estaba aquí, incrustada en las filas del PP, incluso en el PSOE, con hombres como el Bono, Vázquez, Ibarra, Corcuera, Leguina, Vara, Barrionuevo, Vera, García-Page, Guerra o el mismísimo Felipe González. De hecho, ya tuvo representación en el Congreso de los Diputado en la persona de Blas Piñar como jefe de Fuerza Nueva. Por otra parte, no sé de qué os extrañáis, cuando aquí, en Asturias, fuisteis vosotros, los del PSOE, quien le disteis voz y financiación a VOX facilitándole grupo parlamentario con un solo diputado en la Junta General del Principado. Hoy mismo, os habéis unido a los de VOX y PP para que el corrupto Juan Carlos de Borbón no sea investigado por sus fechorías en el Congreso de los Diputados. Poneros como queráis, pero en este asunto del coronavirus tenéis la mayor parte de la (i)responsabilidad de lo que está ocurriendo en España, aunque habrá que esperar a que acabe esta pesadilla para exigiros responsabilidades, no solo políticas, sino penales. Lo mejor que hacéis es callaros desde vuestro forzado confinamiento”.
En efecto, ya que salió el nombre de NEWTRAL, creo necesario hacer una explicación detallada, sobre quien o quienes están detrás de esta marca y como es su manera de actuación, con el único objetivo de que la gente que lea este, mi diario, sepa realmente quienes son los manipuladores y creadores de noticias falsas en las redes sociales, diciendo que, en muchas ocasiones, aquellos que crean los bulos son los mismos que los desmienten para que sigamos desinformados a través de la confusión. Es algo así como lo que ocurre con las multinacionales de la mafia farmacéutica que, primero crean el virus en sus laboratorios para enfermar a la gente, pero en los mismos laboratorios ya tienen creado el antídoto para su curación, resultando de ello el gran negocio, aunque sea a costa de las vidas humanas.
Ana Pastor, de 42 años, ha estallado en las redes sociales y se ha convertido en Trending Topic por la reacción que ha tenido tras leer el siguiente titular: “Ana Pastor: de becaria en chanclas de Ferreras a un emporio con las ‘fake news’”.
Comenzaré diciendo que este digital fue creado por la periodista Ana Pastor, como verificador de las noticias falsas. Se trata de aquella periodista de Televisión Española, aquella periodista de raza que arrasaba en audiencias, la misma que dejó caer el velo de su cara cuando entrevistó a Mahmud Ahmadineyad y la que le dijo a Rafael Correa que no la llamara Anita.
Con la llegada del Partido Popular a la dirección de RTVE, tras las elecciones de 2011, quedaría relegada al ostracismo hasta fichar en 2013 por Atresmedia con su programa El Objetivo, donde volvió a coger cierta audiencia, y desde entonces se fue construyendo un nuevo perfil ganándose la etiqueta de “garante de la verdad”.
Con ese título alcanzado, la red social Facebook fichaba a Newtral, Maldita.es – la web de verificación de datos – y a la agencia AFP para combatir las noticias falsas que se difunden en la plataforma de Mark Elliot Zuckrberg intentando combatir los “fake news” o noticias falsas que, en la actualidad suponen el mayor virus contra el que tienen que combatir las llamadas democracias y las tecnologías de la comunicación. Se difunden rápido por cualquier medio que tengan a su alcance, adoptan diversas formas y, lo más peligroso, que golpean en lo visceral de las personas, quienes lo comparten obviando su parte racional. Y, como buen virus, aunque se puede hacer algo para prevenirlo, casi siempre la única forma de luchar contra ello es cuando ya han aparecido.
Estos bulos que circulan por la red son un dolor de cabeza para la empresa estadounidense, que hasta ahora no filtraba los contenidos e incluso premiaba su viralidad, y que ha servido de plataforma idónea para su difusión. Ha pasado en la campaña electoral que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y ha pasado con la crisis de los refugiados, entre otros, influyendo directamente en la opinión de la sociedad y, por supuesto, en su voto.
Es por eso que Mark Elliot Zuckerberg ha fichado a la empresa de Ana Pastor, quedando convertida en la actualidad en la cara visible de la lucha contra las noticias falsas en España, constantemente promocionada en la televisión de La Sexta, muy especialmente en el programa de su marido, Antonio Ferreras. Por cierto, ¿Alguien se acuerda todavía de aquel reportaje que hizo la Pastor con aroma a montaje prefabricado acerca de un “yihadista libanés”, que se ajustaba como un guante de seda a la narrativa oficial?
En el mismo escenario, todos los que sois asiduos a las redes sociales como Twitter o Facebook oís o leéis algo sobre una plataforma llamada Maldito Bulo, centralizada en la web Maldita.es, cuyo eje de actuación es también intentar desmontar presuntos bulos que se producen a diario en las redes sociales o según qué medios, utilizando el recurso adicional de Whatsapp para que personas anónimas envíen los supuestos “engaños” y luego ellos los verifiquen y emitan el certificado de “bulo” correspondiente.
CLARA JIMÉNEZ CRUZ, COFUNDADORA DE MALDITA.ES Y MALDITO BULO, NOS DA LA “PÓCIMA MÁGICA” PARA COMBATIR LOS BULOS: LAS CUENTAS TUITERAS DE LA POLICÍA Y LA GUARDIA CIVIL. TRABAJANDO DURO PARA EL SISTEMA BAJO UNA FALSA CUBIERTA DE INDEPENDENCIA INFORMATIVA.
Aparentemente la iniciativa de Maldito bulo parece loable, aunque una mínima investigación, tan solo hecha de una manera superficial, nos dice que eso que sus creadores titulan “proyecto periodístico independiente” dista mucho de ser real, cuando sus integrantes son apadrinados por la Comisión Europa como Grupo de Alto Nivel para combatir la “desinformación”. Es decir, los de Maldito Bulo gozan del respaldo del brazo político de la OTAN, el máximo órgano legislativo de Europa, el defensor de las oligarquías económicas, políticas y mediáticas, además de ser un puntal en las mentiras sobre Siria y las agresiones de la OTAN.
Desde mi punto de vista, Maldito Bulo no es más que otro caparazón para desviar la atención de la gente al objeto de conducirla hacia los objetivos “informativos” de los mass-media, donde las verdades de las corporaciones mediáticas manejadas por los grandes capitales son las que “resplandecen” al calor del Nuevo Orden euroamericano. Los bulos que suelen ser refutados, mayoritariamente, por Maldito Bulo o Maldita.es suelen ser noticias no relevantes, un poco del tipo Pepito Grillo que tenía en la mano una Coca-Cola y no una Fanta naranja, alguna que otra de algo más impacto mediático como cuestiones relativas a la inmigración, garabatos politiqueros o de algunas páginas de extrema derecha, según lo que se está viendo si hacemos un breve recorrido por las redes. A mí, me gustaría saber, claro que me gustaría, si estos o estas del Maldito Bulo tendrían la valentía para publicar otros bulos bien reconocibles y contrastados, por ejemplo, de índole política internacional, y que harían removerse de sus asientos a la plebe política de esa Unión Europea a la que sirven como “desfalsificadores”. Por ejemplo, los shows cinematográficos del gas sarín escenificados por los Cascos Blancos en Siria, con actores como el niño de la ambulancia Omran o la niña Bana Alabed, entre otros, los montajes-pufos del Reino Unido contra Rusia en el asunto de los espías o las campañas de propaganda de EEUU y Europa en contra de gobiernos como el cubano, venezolano, boliviano o el norcoreano.
¿A quién pretenden engañar la Clara Jiménez Cruz y sus socios en Maldito Bulo, como el conocido tertuliano Antonio Maestre, el progre “oenejetero” Stephane Grueso o Carlos Hernández Echevarría, glosista ditirámbico del fascista recién fallecido John McCain a la vez que becario Fulbright (el programa de adoctrinamiento de la CIA para que los periodistas hablen bien de EE.UU.)? No nos dejemos engañar ni manipular. La tarea de este grupo no es otra que actuar sobre la desinformación para hablar bien de la Europa de los capitales y que sus mentiras encajen en las mentes de una opinión pública sin criterio. En fin, otro día hablaré más largo y tendido sobre esta clase de periodismo al servicio de la Alta Fianza Internacional. Son las 11,00 horas y me voy para la cama con el balance de 94.417 infectados y 8.198 muertos como consecuencia del coronavirus. Buenas noches y hasta mañana.