Susana, Irma, Raquel y Araceli con la estatua de la guisandera en el bulevar de la sidra en la calle Gascona de Oviedo. (26-09-2020)
Tal y como habíamos decidido en nuestra comida de Selores en Cantabria, después de fijar la fecha del 26 de setiembre de 2020, la familia moquinesa, en esta ocasión compuesta por Araceli, Fausto, Susana, José, Antón, Irma y Raquel, hemos decidido realizar nuestra comida en Oviedo, saliendo a las 12,00 horas de Sama de Langreo.
Una vez en Oviedo, después de recoger a Raquel en la estación del ALSA procedente de Gijón, nos dirigimos al aparcamiento del Vasco para dirigirnos hasta la Plaza de la Catedral, uno de nuestros objetivos a visitar. El edificio de la catedral de Oviedo comenzó a edificarse a finales del siglo XIII y su construcción se prolongó durante tres siglos hasta el remate de la torre a mediados del siglo XVI. Posteriormente se añadiría una girola en el siglo XVII además de diversas capillas anexas a las naves laterales.
La iglesia está emplazada en el lugar del anterior conjunto catedralicio prerrománico del siglo IX, alguno de cuyos edificios han sobrevivido. Por esta razón y lo dilatado de la construcción del edificio actual, este contiene estructuras de estilo prerrománico, románico, renacentista y barroco. Su Cámara Santa, del siglo IX, está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y alberga las joyas más preciadas de la catedral: las cruces de la Victoria y de los Ángeles, símbolos de Asturias y de la ciudad de Oviedo respectivamente, la Caja de las Ágatas y el Arca Santa.
Frente a la catedral, en la misma plaza, se puede ver la placa que anuncia el comienzo de los Caminos de Santiago Primitivo y de la Costa.
Irma y Araceli con la estatua de La Regenta ante la catedral de Oviedo (26-09-2020).
En el lado opuesto de la plaza se puede ver también una de las más de 100 estatuas que hay en Oviedo, la de la dama Ana Ozores «La Regenta», protagonista de la obra de Leopoldo Alas «Clarín». Y frente a la Regenta, el interesantísimo Museo de Bellas Artes de Asturias, donde se puede apreciar una espectacular colección de obras y autores de El Greco, Dalí, Goya, Picasso o Zurbarán. Una enorme selección de autores desde el siglo XIV hasta el siglo XXI en un edificio donde se pueden ver restos del Oviedo más antiguo.
También situado junto a la plaza de la Catedral, el Museo Arqueológico de Asturias es el otro gran museo que se puede visitar en Oviedo, ubicado en el antiguo monasterio de San Vicente. Por sus modernas instalaciones se puede hacer un viaje interactivo desde la prehistoria hasta los tiempos del Reino de Asturias.
Raquel, Irma, Susana y Araceli ante la iglesia de San Isidoro en la plaza del Ayuntamiento de Oviedo, el 26 de setiembre de 2020.
A 5 minutos a pie desde la catedral nos dirigimos a la plaza de la Constitución donde se encuentra el Ayuntamiento de Oviedo, construido sobre lo que, se piensa, era la antigua muralla de la ciudad, y la iglesia de San Isidoro, construida en el siglo XVI junto a un colegio jesuita que fue demolido en 1873 para construir el mercado de El Fontán que recorremos en nuestra visita.
El mercado de El Fontán fue construido a finales del siglo XIX sobre el ya mencionado colegio jesuita como solución techada al preexistente mercado localizado en la plaza de El Fontán. El edificio es una bonita estructura acristalada que encierra diversas tiendas y establecimientos para poder disfrutar de la gastronomía asturiana.
La plaza de El Fontán es alargada y porticada construida después de desecar una pequeña laguna existente en este lugar. Su edificación fue concebida por el arquitecto municipal Francisco Pruneda y Cañal mediante un decreto del Ayuntamiento de Oviedo de fecha 11 de junio de 1792.
La plaza de El Fontán es el núcleo del mercado original, construido en el siglo XVIII. Tras una intensa rehabilitación de sus fachadas, la plaza es ahora uno de los lugares más bonitos del casco viejo de Oviedo. En la foto Irma y Raquel, el 26 de setiembre de 2020.
Seguimos recorriendo Oviedo, cruzando por la calle del Peso desde la plaza de la Constitución para encontrarnos, a mano derecha, un fragmento de la muralla erigida por Alfonso X en el siglo XIII, y continuando por la misma calle del Peso hasta la calle Altamirano llegamos a la Universidad de Oviedo, donde visitamos su patio soportolado donde se encuentra su precursor, el arzobispo Fernando de Valdés Salas.
Es preciso destacar que, entre las leyendas macabras que siguen circulando todavía por los círculos fascistas, la Universidad de Oviedo fue incendiada por los mineros durante la insurrección del 34, cuando la realidad es que nada tuvieron que ver con los hechos, tal y como ha quedado archicomprobado en varios testimonios fiables, entre los que destaca el del propio jefe de las fuerzas gubernamentales, general López Ochoa, en su diario de notas “Campaña militar en Asturias en octubre de 1934” que exime de toda responsabilidad a los mineros insurrectos.
Patio soportolado de la Universidad de Oviedo con la estatua del arzobispo Fernando de Valdés Salas
Fuera de lo que se considera el casco antiguo nos adentramos en la plaza de la Escandalera, donde se puede encontrar la placa conmemorativa al antiguo carbayón que estuvo en ese lugar durante siglos hasta su derribo en 1879. El conjunto de edificios de este espacio y la estatua La Maternidad de Fernando Botero hacen de ella un lugar muy interesante, aún más si cabe por la presencia del Teatro Campoamor, epicentro de la actividad operística de la ciudad en el que se puede disfrutar de una extensa programación durante todo el año
Raquel e Irma en la estatua de “La Maternidad” de Fernando Botero en la Plaza de la Escandalera de Oviedo, el 26 de setiembre de 2020.
Enfrente de la plaza de La Escandalera se encuentra el Campo San Francisco y en su interior destacan los restos del antiguo convento de San Francisco y la estatua de Mafalda, muy similar a la que se encuentra en el paseo de la Historieta de Buenos Aires.
Pero no todo lo que hay que ver en Oviedo se encuentra en su casco antiguo. De hecho, lo más antiguo de la ciudad se encuentra en los alrededores: se trata de las tres iglesias prerrománicas de Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo y San Julián de los Prados, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Santa María del Naranco es la joya prerrománica del arte asturiano y una de las visitas que se puede hacer en Oviedo. Se encuentra a 4 kilómetros de la ciudad, en la subida hacia el monte Naranco y fue edificada en el siglo IX. En su origen no fue una iglesia, sino un palacio.
San Miguel de Lillo fue construida en las mismas fechas que Santa María del Naranco por el rey Ramiro I. No obstante, lo que hoy se ve de San Miguel de Lillo es una tercera parte de la iglesia completa, la cual colapsó por un movimiento de tierra en el siglo X siendo reconstruida parcialmente en el siglo XII.
Algunas décadas más antiguas que las dos anteriores, aunque no se sabe con exactitud el momento de su construcción, se puede visitar la iglesia de San Julián de los Prados, otro de los lugares fundamentales para los amantes del arte y la historia.
Antón, José, Irma, Susana, Raquel y Araceli en el restaurante “La Genuína” de Oviedo, el 26 de setiembre de 2020.
En pleno centro histórico de Oviedo, muy cerca de la catedral, se encuentra la popular y peatonal calle Gascona, bautizada como “el bulevar de la sidra”, pues está repleta de sidrerías o “chigres”, siendo uno de los sitios más visitados de la ciudad. Desde allí nos dirigirnos al restaurante “La Genuina” de Cimadevilla, justo detrás del Ayuntamiento, donde teníamos reservada la mesa para las 14,30 horas.
La arrocería “La Genuina” es un local con más de 15 años de experiencia sirviendo arroz y constituyéndose como una de las arrocerías más emblemáticas de la ciudad. Allí también se pueden degustar los mejores platos de la cocina asturiana como el cachopo, además de puerro rellenos o pollo en brocheta con salsa.
Restaurante “La Genuina” de Cimadevilla en Oviedo (26-09-2020)
Después de sopesar las distintas opciones que nos brindaba una amplia carta, ésta nos permite opciones tanto tradicionales como innovadoras destacando la variedad de arroces. Nosotros elegimos el menú a base de unas entradas para compartir consistentes en el unas croquetas de sepia en su tinta cremosas, con un buen rebozado y unas caramelos de morcilla de matachana, eligiendo como plato fuerte el arroz con bogavante que estaba para chuparse los dedos, con unos señores tropiezos de bogavante que nos encontramos en el arroz, grandes y abundantes, y otro arroz con pulpo y zamburiños, sencillamente, exquisito.
Menú de la familia moquinesa en “La Genuina”, el 26 de setiembre de 2020.
Para rematar la faena gastronómica elegimos de postre la tarta de chocolate “La Genuina, un postre que lleva en la carta desde los inicios del restaurante.
El menú lo acompañamos de un vino Rueda de la uva Verdejo“Pariente”, elección bastante acertada que encaja perfectamente con los platos degustados. En definitiva, muy buen menú, con una calidad-precio aceptable y un personal super agradable.
Irma, Fausto, Susana, Antón y Araceli en la Plaza de La Escandalera de Oviedo, el 26 de setiembre de 2020.
Después de dar otro paseo para ayudar la digestión nos dirigimos dando un paseo hasta la cafetería “La Corte de Pelayo” para unos cafés, continuando nuestro paseo por la Plaza de la Escandalera y anexos para regresar a nuestro lugar de origen dando por finalizada nuestra estancia en Oviedo para rematar el día en la cafetería “La Maestra” de Sama de Langreo.
ANTÓN SAAVEDRA