Pablo Iglesias en la presentación de la Tercera Asamblea Ciudadana, el 1 de marzo de 2020.
Podemos había aplazado la tercera asamblea prevista para el mes de marzo, debido a la crisis del coronavirus, pero Pablo Iglesias imponía, de acuerdo con sus “métodos democráticos”, la fecha del 22 de mayo de 2020 para celebrarla clandestinamente de forma telemática y sin debates de ningún tipo. A la dirección estatal de Podemos le había entrado las prisas una semana antes para celebrar cuanto antes la Tercera Asamblea Ciudadana Estatal, de tal manera que durante el periodo comprendido entre los días 15 y 21 de mayo los 516.492 adscritos pudieran votar de manera telemática la secretaría general, los órganos internos y los estatutos.
Esta celeridad para anunciarlo y la escasa o nula publicidad de la decisión lograron que las primarias moradas quedaran ocultas bajo la actualidad del coronavirus y las decisiones del Gobierno de coalición. De hecho, el muy reducido sector crítico que lograba salvarse de la “purga estalinista” realizada de manera previa en todas y cada una de las comunidades llegó a manifestar públicamente que esta escasa promoción no perseguía más que su «invisibilización» a la vez que denunciaba la cancelación de los debates cuando los mismos se podían haber realizado de forma telemática.
Fernando Barredo, único candidato opositor a Pablo Iglesias en la Tercera Asamblea Ciudadana de Podemos.
En realidad, la “purga estalinista”, activada desde el apparátchik de Podemos, ya se había iniciado en los finales del año 2018 al objeto de ir laminando a todos los dirigentes territoriales díscolos. Uno de los ejemplos de estas actuaciones estalinistas es el protagonizado en la comunidad de Aragón donde dirigentes como Irene Montero, Juanma del Olmo y otros debatían sobre cómo “hacerle un boquete de los guapos” a Nacho Escartín, el exlíder de Podemos en Aragón.
Chat de Podemos para cargarse al dirigente maño Nacho Escartín, el 31 de diciembre de 2018.
Para llevarlo a cabo, la dirección nacional planteó acudir a Zaragoza para presentar un libro de Juanma Del Olmo “La política por otros medios”, no invitando a Escartín. El plan consistía en llamar a la militancia para escenificar la distancia de la dirección nacional con el dirigente local y, de paso, “darle del mismo jarabe que ha empezado a tomar el Lander Martínez, exlíder de Podemos en el País Vasco”. “Deberíamos darle un buen cimbronazo”, llegaría a comentar Irene Montero. La operación cimbronazo afectaría a todos los dirigentes autonómicos que no estaban de acuerdo con las actuaciones estalinistas de Pablo Iglesias.
Chat contra el dirigente vasco de Podemos, Lander Martínez, anunciado las actuaciones previstas en Euskadi, Asturias y Aragón (1 de diciembre de 2018)
Lander Martínez, que desconocía la existencia de una operación en marcha contra él, había asistido en enero de 2019 a un encuentro celebrado en Toledo, junto con otros secretarios regionales de Podemos que planteaban una vía alternativa para salvar el espacio del cambio, pero aquella reunión y la carta enviada al aparato pablista les condenó. El máximo dirigente, Lander Martínez, aguantó hasta las primarias del pasado mes febrero, cuando, ante la sorpresa de muchos militantes, quedó segundo en las primarias celebradas en la organización podemita, resultando elegida la candidata del apparátchik, Miren Gorrotxategi, hasta el punto de que Lander Martínez decidió apartarse, abandonando la dirección regional. Al final, Gorrotxategi sería la candidata presentada como candidata a Lehendakari en las elecciones autonómicas de julio de 2020, cosechando el peor resultado de Podemos en el País Vasco.
«Nuestra responsabilidad desde las Secretarías Generales Autonómicas de PODEMOS es ofrecer otro horizonte de país: más moderno, más justo, más igualitario, más feminista y más democrático, que frene el giro autoritario». «Precisamente por ello, hacemos esta declaración (Toledo, 25 de enero de 2019).
En la reunión de Toledo los secretarios autonómicos de Podemos habían sacado a la luz pública lo que se conoce como la Declaración de Toledo, un documento firmado por once barones en el cónclave convocado a espaldas de la dirección nacional del partido, donde se pedía unidad de cara a las próximas elecciones autonómicas y municipales frente a la posición defendida por Pablo Iglesias, que anunció unilateralmente que competirían en las urnas contra Iñigo Errejón. Los dirigentes territoriales, el único contrapeso actual del líder máximo de la formación, pedían «responsabilidad» para evitar en Madrid un choque de trenes que retumbara en todos los territorios.
El documento quedaba firmado por los líderes territoriales de Castilla-La Mancha (José García Molina), de Murcia (Oscar Urralburu), de Canarias (Noemí Santana), Aragón Nacho Escartín), Asturias (Daniel Tipa), Islas Baleares (Mae de la Concha), Euskadi (Lander Martínez), Comunidad Valenciana Antonio Estañ), La Rioja (Kiko Garrido), Extremadura (Álvaro Jaén) y Navarra (Eduardo Santos), que apoya al no poder acudir por enfermedad, pero el cimbronazo también sería el método usado entre enero y febrero de 2019, cuando fue alejado el secretario general de Podemos en Madrid, Ramón Espinar, aunque no había participado en la reunión de Toledo. En ese caso, al dirigente madrileño se le culpó de ir “contra Pablo Iglesias” y de “ser una fuente de inseguridad”, a la vez, que se le calificaba como “niño pijo” y se le amenazaba incluso con “darle una ostia”.
“Participar en un proyecto político implica compartir valores, ideas y ponerlas en marcha. Liderarlo es un ejercicio de responsabilidad que implica proponer el rumbo y dirigir el esfuerzo colectivo. En la situación actual no se dan las condiciones para llevar el proyecto de Podemos en Madrid hacia donde creo que debe dirigirse. En esas circunstancias, dejar paso es la decisión más responsable” (25 de enero de 2019)
Las presiones del aparato hacia Ramón Espinar para que apostara públicamente por la ruptura con Errejón habrían sido determinantes. La respuesta del secretario general, Pablo Iglesias, a la decisión de Errejón fue inmediata, llegando incluso a interrumpir su periodo de baja paternal para afirmar que presentarían lista propia y que no irían con Errejón a los comicios, sin dar margen a más debate interno sobre el asunto. Una línea con la que Espinar no estaba conforme, por lo que, de inmediato, Ramón Espinar convocaba a su dirección autonómica el mismo día en que Errejón lanzaba su anuncio y en ella reconoció que habían forzado al ex número dos a dar un paso al lado. «Nos hemos pasado con Errejón», llegó a manifestar en esa reunión de crisis. El acuerdo al que llegaron Errejón e Iglesias en un despacho tras los resultados de la Asamblea de Ciudadanos en Vistalegre 2 había sido que Errejón sería candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid con la condición de mantener el control sobre su lista electoral y su equipo, además de la dirección autonómica.
Las “purgas estalinistas” realizadas por el apparátchik podemita iba transformado a la organización en una especie de barco a la deriva donde cada día que pasaba iba entrando más agua por el débil armazón, y, por si no fuera suficiente, a mediados de julio de 2020, aparece publicada y firmada una carta de varios dirigentes de máxima relevancia y “miembros del equipo informático de Podemos” denunciando un “sistema de fraude” en las elecciones a primarias desde el mismo año 2018 (incluyendo el referéndum sobre el chalet de Galapagar).
En la misma, se detalla un modelo para borrar votos a personas y círculos de militantes que se consideran críticos con la dirección, calificando a la cúpula del partido de “sinvergüenzas” a la vez que exigen una “autoridad externa”:“No es un fraude de Podemos, es un fraude contra Podemos. Hemos podido comprobar con certeza que las dos últimas Secretarías de Organización estatal, las de Pablo Echenique y la de Alberto Rodríguez, han creado, mantenido y usado un sistema de fraude en estas asambleas y procesos electorales internos de Podemos”. “La ejecución de este sistema se ha mantenido en el máximo secreto, de modo que nadie pudiera descubrir lo que estaba ocurriendo”, revelando los presuntos amaños para desaparecer los votos de los inscritos y decantar las votaciones a favor de los impuestos por el apparátchik.
El supuesto fraude, argumentado en dos hojas en las que se incluyen todos los detalles, abarca varios procesos electorales, comenzando por la votación en Galicia de 2018 que perdió Carolina Bescansa, pasa por el referéndum sobre el chalet de Galapagar y abarca el pacto de gobierno con Pedro Sánchez, hasta acabar con las primarias de julio para las direcciones regionales. La carta se centra en describir la falsificación del proceso electoral, de tal manera que las primarias de Podemos se fundamentan en cruzar los votos de los inscritos en dos servidores: el interno “votachachis”, y el externo “nVotes”. La votación queda registrada en el portal interno de Podemos, y los datos luego pasan a la empresa externa, que los analiza uno a uno para ratificar el resultado.
Sin embargo, según la carta publicada, los miembros del equipo informático denuncian que el partido invalida antes de la votación a grupos de personas para que, de facto, su voto no quede registrado: “No has competido en un proceso limpio”, escriben los autores de la carta que está circulando en el partido hablando con “compañeras y compañeros”.“En realidad te han utilizado como comparsa de un proceso amañado, igual que han utilizado a las personas que han votado y a nosotros mismos como técnicos”: “El truco se ejecuta antes de todo. Y no consiste solo en sumar un puñado de votos inscritos en el último día en ese territorio, ni siquiera en restar votos para una u otra razón, sino que consiste en eliminar votantes antes del proceso y sin que ellos lo sepan”.
El sistema de votación interno de Podemos determina que cada afiliado que vota en un referéndum o primaria debe ser antes verificado. El partido morado cuenta con medio millón de simpatizantes, pero los afiliados reales son muchos menos. Y solo esos militantes verificados, por nombre, DNI y teléfono o email, son los que pueden votar. Sin embargo, según el “sistema de fraude” denunciado en la carta enviada, el partido desactiva temporalmente algunas verificaciones, lo que invalida en secreto algunos votos.
El debate interno en Podemos va cada vez a menos. Después de un año turbulento entre dimisiones y purgas, después de la Tercera Asamblea Ciudadana, convocada de manera clandestina con la participación de un tercio de los inscritos en Vistalegre II, ahora es el turno de las direcciones autonómicas, donde el aparato ha decidido aupar a los candidatos afines al aparato, enmarcando su propuesta en la lista “un Podemos contigo: la misma de Pablo Iglesias en la Tercera Asamblea Ciudadana en la clandestinidad.
Cabe señalar al respecto que, en algunas votaciones internas cuestionadas, las listas favorables a la dirección de Pablo Iglesias se han impuestos por un puñado de votos. En La Rioja, por ejemplo, la lista oficialista ganó por 17 votos (y con un ordenador del que salieron 12 votos). En la Comunidad Valenciana, lo hizo por tan solo 38 preferencias. Y en Cataluña, en la última votación para la secretaría regional, la favorita perdió contra la afín a Iglesias en un proceso con muchas sombras. La participación cayó en un millar de personas con respecto a otra votación de pocas semanas antes. En ese caso, miembros de Podemos denuncian la “desaparición” de votos. En La Rioja, los perdedores de las primarias han elevado el asunto a los tribunales.
La realidad es que, con todas las corrientes críticas ya fuera de Podemos, solo un militante prácticamente desconocido, Fernando Barredo, presentaba una alternativa que lograría el 7,8 % de los apoyos – 4.503 votos -, que no le sirvieron para obtener representación alguna en la dirección morada. Este militante llegaría a proponer un debate entre su candidatura “Nuevo Impulso” y la de Pablo Iglesias, tal y como estaba previsto realizar debates durante el periodo de campaña, aunque el apparátchik había eliminado esa fase de sus primarias, siendo el día de hoy que todavía siguen esperando por la respuesta: “Aquí nadie contesta, sometiéndote al desprecio del silencio”. Con ello, seguía manifestando el candidato Fernando Barredo, evitan rendir cuentas públicamente sobre las «irregularidades» que denuncia su candidatura alternativa, llegando a solicitar en marzo a través del juzgado de Toledo medidas cautelares urgentes para parar la Asamblea después de presentar una demanda interna ante el Comité de Garantías Democráticas contra Iglesias, Irene Montero, Noelia Vera e Ione Belarra por «acumular cargos en contra de los estatutos actuales». Nos encontramos, por lo tanto, ante una decisión arbitraria, interesada y antidemocrática, entre otras cuestiones, porque no tiene ningún sentido que un proceso estatal de Podemos que se interrumpió por razones de Sanidad porque el estado de alarma era inminente, inmersos en el propio estado de alarma se vuelva a reanudar. No tiene ningún sentido. El único sentido solo puede responder a que el aparato ha estado alterando el censo durante estos dos meses de arresto domiciliario sin saber lo que están haciendo.
El reglamento obligaba a que el censo electoral de la Asamblea se cerrase el 1 de marzo, lo han estirado sin ningún problema hasta el 2 de mayo. Y para colmo, habilitando ahora a cualquier inscrito, sin necesidad de los avales que a la candidatura opositora se les había exigido. Por lo tanto, entendemos que esto constituye un flagrante incumplimiento del reglamento que el apparátchik del partido promulgó. Y además un atentado contra la democracia interna del partido. No obstante, hay que dejar dicho que, desde Vistalegre II se lo montaron de tal manera que, para enviar una denuncia primero se lo tienes que enviar a ellos, a la secretaría de Organización. Y ésta, que son ellos, la elevan. ¿Qué es lo que han hecho ante las denuncias de la candidatura opositora? Pues, lisa y llanamente, quedársela. No pasarla a garantías.
Ante estos hechos antidemocráticos que ellos, el apparátchik estalinista, sí lo llaman democracia, aunque diste mucho la teoría de la práctica, la candidatura opositora optaría por pedir medidas cautelares, pero como los juzgados están en mitad de la cuarentena, Iglesias al reanudar la Asamblea se aseguraba que un juez no pudiera llegar a tiempo para tomar las medidas cautelares. Es decir, juegan con los tiempos con total impunidad, pidiendo que la organización hiciera llegar el proyecto opositor a todos los inscritos a través de los medios, así como sus mensajes de campaña, sin que nada de ello haya sido atendido ni siquiera respondido.
Es la estrategia de la Iglesia. Puedes meterte con ella, criticarla, pero jamás te contestan. Se quedan con el poder y aguantan. De esta manera, Podemos se está convirtiendo en una Iglesias, con un Papablo y una corte de obispodemos en la que solamente puedes entrar a hacer reverencias, hasta el extremo de que mantener la crítica en Podemos o tener posicionamientos diferentes a los de Pablo Iglesias tiene un precio muy alto, tal y como le ocurrió al “osado” opositor Fernando Barredo que, tal y como denuncia públicamente en los medios, lleva recibiendo todo tipo de insultos, presiones y coacciones desde la Asamblea de Vistalegre II cuando le espetó sin ambages a Pablo Echenique lo que estaba haciendo con la Comisión de Garantías, convirtiéndola en una inquisición interna para purgar a todos aquellos disidentes que les molestaban para sus planes.
Aunque tenía hasta febrero del 2021, Pablo Iglesias optó para convocar la Tercera Asamblea de Podemos, de una manera clandestina, que le permite revalidar su cargo en el momento más álgido de su carrera y sin oposición interna real. Según ha explicado Iglesias, la tarea que afronta Podemos desde su fundación será la de «encontrar las mejores ideas y propuestas para adaptar la organización a los nuevos tiempos que se abren». También ha anunciado que hay además «varios territorios en situación de interinidad» y otros donde los mandatos han concluido ya, con lo que Iglesias insta a las direcciones o inscritos que lo crean conveniente a «aprovechar la apertura del congreso para ponerse también al día».
Aun así, quedan de manifiesto, con el número de votos registrados, la escasa participación y el triunfo de la abstención, evidencias del tremendo desgaste de participación y de confianza de las bases y, sobre todo, el golpe de mano que se ha dado a la democracia interna en Podemos que pasa por enmascarar ante los medios de comunicación miles de votos en blanco.
Esta vez no había con qué medir el éxito de la asamblea más que con la participación de las bases, y ha votado un 11 % de los 516.492 inscritos, es decir, 59.201 personas, frente a las más de 155.000 de la Segunda Asamblea Ciudadana (Vistalegre II), o los 107.488 de la Primera Asamblea Ciudadana (Vistalegre I), celebrada el 15 de noviembre de 2014. Una cifra significativamente inferior a la de la última consulta que sometía a votación en noviembre la coalición con el PSOE, con la participación de 134.760 personas, de las que 130.150 votaron por la opción del “sí” defendida por el apparátchik.
Pablo Iglesias obtuvo en Vistalegre II un 89 % de los votos, 128.743 en total, y en esta ocasión ha logrado el respaldo de 53.167 inscritos, un 92 %, pero la votación al secretario general del partido iba ligada a la de los documentos organizativos y éticos por los que se regirá Podemos en los próximos cuatro años. Entre los cambios realizados, se encuentra la limitación de mandatos, esto es, acabar con la imposibilidad de mantener dos cargos a la vez, lo que ya hacen los ministros y secretarios de Estado de Podemos, que no renunciaron a su acta. La reforma también elimina el límite salarial actual de dos SMI y medio para sus cargos, quedando establecida una nueva normativa para sus círculos, desarrollando nuevos requisitos tanto para formarlos como para crearlos, a la vez que se implanta la figura del militante que pasa a pagar tres euros mensuales de cuota partidista que le permita participar en las votaciones.
Otro de los cambios introducidos por Iglesias es la ampliación del Consejo Ciudadano Estatal, que tendrá ahora 89 miembros – todos ellos de su lista – más cuatro representantes de los círculos y los secretarios generales de los distintos territorios. En la anterior asamblea de Vistalegre II se eligieron 62 miembros, de los que el equipo de Iglesias logró 37, Íñigo Errejón 23 y los Anticapitalista 2.
En otro apartado de la Tercera Asamblea votaron 59.201 personas a la Comisión de Garantías del partido, con 55.050 (92,9%) de papeletas válidas y 4.151 (7%) en blanco, quedando conformado el organismo en cuestión por diez personas, todas ellas del equipo de Pablo Iglesias: Inés Chinea, Silvia Fernández, Nuria Martín, Carlos Hugo Sánchez, Miren Edurne Gorrochategui, Vilma Violeta, Alicia Madrid, Cristina Cumellas, Raúl Fuentes y Francisco De La Torre.
Con estos resultados, perfectamente amañados, Pablo Iglesias arranca esta etapa con un control prácticamente total del partido, con una ejecutiva de su total confianza, de acuerdo con la siguiente lista, de la que detallamos los 25 consejeros de Podemos que han logrado más apoyos, así como sus cargos actuales y las responsabilidades en la Ejecutiva del partido (Consejo de Coordinación):
1. Irene Montero, ministra de Igualdad.
2. Ione Belarra, secretaria de Estado de Agenda 2030.
3. Alberto Rodríguez, secretario de Organización.
4. Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso.
5. Rafael Mayoral, diputado y responsable de Sociedad Civil de Podemos.
6. Noelia Vera, secretaria de Estado de Igualdad.
7. Isabel Serra, portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid.
8. Juan Manuel Del Olmo, director de Estrategia de la Vicepresidencia del Gobierno y responsable de Comunicación de Podemos.
9. Julio Rodríguez, jefe de Gabinete del vicepresidente del Gobierno.
10. Ana Marcello, secretaria de Círculos y Participación.
11. Idoia Villanueva, eurodiputada y coportavoz de Podemos.
12. Sofía Fernández, portavoz adjunta de Unidas Podemos en el Congreso y responsable de Feminismos del partido.
13. José María Guijarro, secretario general de Unidas Podemos en el Congreso.
14. Jaume Asens, presidente del grupo de Unidas Podemos y portavoz de En Comú-Podem en el Congreso.
15. Pablo Fernández Santos, secretario general de Podemos en Castilla y León y responsable de la Secretaría de Medio Rural y España Vaciada de Podemos.
16. Ignacio Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales y responsable de Economía de Podemos.
17. Pilar Garrido, diputada y secretaria de Políticas Sociales de Podemos.
18. Jéssica Albiach, presidenta de En Comú Podem en el Parlament de Catalunya.
19. Vicenç Navarro, responsable del área de Políticas Públicas de Podemos.
20. Irene De Miguel, diputada en la Asamblea de Extremadura.
21. Antón Gómez-Reino, portavoz de Galicia en Común en el Congreso.
22. Pilar Lima, diputada en Les Corts Valencianes.
23. Jesús Santos, teniente de alcalde de Alcorcón (Madrid).
24. Beatriz Gimeno, diputada en la Asamblea de Madrid.