
El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, cree necesario “un cambio cultural en España” similar al de otros países europeos, donde la edad de jubilación se extiende hasta los 75 años. Así lo ha afirmado en una entrevista con el diario Ara y recogida por Efe.El Gobierno pone un tope a la edad legal de jubilación: se quedará en 67 años desde 2027El Gobierno pone un tope a la edad legal de jubilación: se quedará en 67 años desde 2027El Gobierno pone un tope a la edad legal de jubilación: se quedará en 67 años desde 2027.La pensión media de jubilación representa el 62% del salario medio en 2021. Escrivá cree necesario “un cambio cultural en España” para seguir la “tendencia clara” que se está imponiendo en el resto de Europa. Según el ministro, España es “una anomalía a nivel europeo”, pues en el resto del continente la edad media de jubilación es más avanzada: “Entre los 55 y los 70 o 75 años se trabaja cada vez más”.
Tal y como ya expusiera en tres o cuatro artículos publicados en La Nueva España sobre las pensiones de todas, todos y todes para todes, todos y todas, hoy me voy a referir a otros aspectos de las mismas refiriéndome al papel de la izquierda sindical y política al quedar convertidas las pensiones en una especie de parteaguas deestas fuerzas. De una parte, después de habernos sido vendido el Acuerdo sobre las Pensiones, firmado el pasado 1 de julio de 2021 por el gobierno y la troika formada por la patronal y los sindicatos de CC.OO. y UGT, como un rotundo éxito, hasta el punto de que el artífice del acuerdo, el ministro Escrivá, enviaba un mensaje de tranquilidad tanto a Bruselas como a los grandes sectores financieros, pero, dejando muy claro, unas horas después, la verdadera disyuntiva que manejaba para “trabajar más años o percibir una pensión más pequeña”. Una versión radicalmente contraria de lo que venían predicando el gobierno, la patronal y, sobretodo, las élites de las llamadas centrales sindicales mayoritarias de UGT y CC.OO. Es decir, unas declaraciones del ministro que destruían en un plis plas toda la propaganda construida por los sindicatos a favor de la reforma de las pensiones.
Por otra parte, el otro convidado, Unidas Podemos, quedaba completamente desairado, después de tratar de reivindicarse capitalizando el acuerdo mostrándose paladines de las mejoras sociales, entre otras cuestiones porque para la organización morada este tipo de mensajes propagandísticos suponen una cuestión para su propia supervivencia, no en vano Unidas Podemos se había erigido en la esperanza de los pensionistas a la hora de garantizar un sistema público blindado en la Constitución española como uno de sus derechos fundamentales. De hecho, en nuestra última manifestación multitudinaria de Madrid, el 16 de octubre de 2019, había sido la única organización política que se había dignado a recibirnos para defender las mismas reivindicaciones que volvemos a presentar este próximo 16 de octubre de 2021 en el mismo lugar.
El ministro Escrivá, o mejor dicho, el gobierno más progresista en la historia de esta segunda restauración monárquica, ha destrozado por completo a la “izquierda” real de este país al despejar el horizonte de los recortes que se van a llevar a cabo en las pensiones, principalmente entre los de la generación del baby boom – los nacidos entre 1957 y hasta 1977, esto es, casi ocho millones de trabajadores con edades comprendidas entre los 45 y los 59 años -, dejando cada vez más claro que el empecinamiento por su defensa del Pacto de Toledo – hijo del otro, con el que decían no estar de acuerdo en nada – desautoriza completamente a Unidas Podemos, a la vez que desmoraliza a la mayoría de sus simpatizantes, no en vano Podemos había sido la opción electoral de una gran parte de la militancia en las plataformas de pensionistas enfrentadas a las propuestas del gobierno. Dicho en román paladino, una organización que da síntomas de derribo, sin una dirección fuerte y cohesionada, sin un proyecto político y, sobre todo, sin organización, está destinada a quedar convertida en el báculo del PSOE o, lo más que probable, a su desaparición.

Iglesias renuncia en plena época de reformas: sin huella en pensiones, empleo y justicia. El líder morado sale del Gobierno en el momento en que se decidirán reformas estructurales que determinarán la política económica de España para los próximos años
Qué duda cabe, Pedro Sánchez, usará esta debilidad de Unidas Podemos para seguir profundizando en los aspectos más neoliberales de su gobierno progresista. La buena sintonía entre éste y la patronal es una buena muestra de ello, hasta el extremo de que ya ha anunciado que no va a derogar la Reforma laboral del PP, sino que la va a “modernizar”.
Evidentemente, el PSOE no piensa cumplir la mayoría de los acuerdos pactados con la organización “morada”, al sentirse en una posición de fuerza dentro del ejecutivo, aunque su gobierno exteriormente tenga que sostenerse a base del chantaje permanente por parte de las fuerzas nazionalistas, pero sabe que Unidas Podemos no hará nada que ponga en peligro la coalición, entre otras cuestiones, porque el objetivo de la “izquierda morada” pasa en este momento por mantenerse en las instituciones al precio que sea, librando batallas menores, pero sin denunciar ni cuestionar los elementos centrales del discurso neoliberal, de tal manera que el acuerdo de las pensiones cierra este círculo de derechización que no es precisamente el de excelencia.
Ocurre, lisa y llanamente, que los grupos dirigentes y sus vehículos de inversión, bancos y entidades financieras, hace tiempo que han puesto el ojo en los fondos de pensiones, apropiándose de ellos por la vía de las reformas parciales para que llegados al año 2030 los futuros pensionistas vean su pensión mermada sensiblemente: pensiones privadas o fondos privados de empresa, esa es la cuestión. Claro está, para aquellos trabajadores que, con sus salarios, siempre que tengan un trabajo decente, se lo puedan costear. Llegados a este extremo los medios propagandísticos solo proponen estas dos opciones: o cobrar menos o trabajar más, tal y como defiende públicamente el ministro Escrivá llegando a proponer la jubilación a los 75 años.
Es decir, nos encontramos inmersos en un proceso de privatización acelerado que busca, a través de los fondos de pensiones, solventar una parte de la deuda pública norteamericana que es en realidad el gran problema económico del sistema occidental, utilizando para ello dos principios intrínsecamente falsos: el de la insostenibilidad del sistema público de pensiones y el recurso a la libertad de elección que no están sirviendo sino para ocultar sus objetivos inconfesables, entre otros, el asalto a la caja de las pensiones para que, una vez conseguido éste, pasar al recorte indirecto de las prestaciones y pasar finalmente a la privatización del sistema público, donde la Unión Europea juega el doble papel de escudo y espada; escudo porque los gobiernos tratan de justificar los recortes invocando los dictados de Bruselas y espada porque las resoluciones de los organismos internacionales sobre el tema son tomados como dogmas de fe incuestionables.

Unidas Podemos, único partido que tuvo la dignidad de recibir a los pensionistas en el Congreso de los Diputados para hacer suyas las propuestas de los colectivos, el 16 de octubre de 2019