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EXCURSION DE LOS AMIGOS DE LUISMA A BRAÑAGALLONES

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Los “Amigos de Luisma” hemos elegido el día de hoy, jueves, 23 de junio de 2022, el refugio de la Vega de Brañagallones en el concejo de Caso parar realizar nuestra comida periódica, una ruta que hicimos en el tractor-tren preparado al efecto para realizar el trayecto.

Se trata de la Ruta de Brañagallones que sale del pueblo de Bezanes y llega hasta el refugio de montaña de Brañagallones, volviendo de nuevo a Bezanes por el mismo camino, con un total de 22 kilómetros.

Ruta desde Bezanes hasta la vega de Brañagallones en el concejo de Caso.

La ruta está ubicada en el Parque Natural de Redes, Declarado Parque Natural en 1996 y reconocido por la UNESCO como Reserva de la Biosfera en 2001:

El Parque de Redes ocupa la zona centro oriental del Principado de Asturias y su riqueza ambiental se manifiesta en una multitud de paisajes y contrastes, pudiendo observarse formaciones de origen glaciar y amplios campos de pasto y montes, contando asimismo con una superficie arbolada que ocupa el 40% del territorio, que configuran uno de los lugares más impresionantes del parque que se encuentra en su zona alta, donde llegaremos al Refugio para realizar una “ligera” comida consistente en Fabada, Cabritín del monte con patatinos y arroz con leche en una altura de 1.215 metros: LA VEGA DE BRAÑAGALLONES.

Durante la ruta se puede observar cómo la acción de los ríos ha dado lugar a la aparición de valles abiertos que forman grandes vegas en sus fondos y los impresionantes desfiladeros de roca caliza como el del río Alba o el de los Arrudos, por citar alguno de los principales destinos de las familias amantes del senderismo, al margen de otras más de cuarenta rutas oficiales como la del Tabayón del Mongallu, la Vega Pociellu o la del Cantu el Oso.

Menú de los “Amigos de Luisma” en el Refugio de Brañagallones, el 23 de junio de 2022.

En el Parque de Redes se encuentran todas las especies características del norte peninsular: el oso pardo y el lobo, localizándose también las mayores poblaciones de rebecos y ciervos de Asturias, sin olvidarnos del urogallo que motivó el nombre de Brañagallones a la vega que visitamos.

Foto de archivo de un urogallo en el Parque Natural de Redes.

El urogallo, apodado “el gallo de los bosques”, es una reliquia de la era glaciar que se fue aislando en las regiones más altas y frías de Europa que poco a poco fue desapareciendo hasta quedar reducido a unos pocos de ejemplares en la Cordillera Cantábrica asturiana, alimentándose de las plantas que tiene a su disposición según la época del año y el lugar donde habite, ya que come un menú diferente en cada estación, principalmente las hojas de acebo y los tallos verdes de arándano forman parte de su dieta por el invierno. En primavera, se alimenta de comida rica en proteína y fibra que encuentra en los brotes de distintas plantas, consumiendo por el verano arándanos y moras y, en los meses de otoño, bellotas, endrinos y escaramujos.

El hayedo es la formación vegetal dominante en los montes de Redes, aunque estos albergan importantes manchas de roble albar.

Nuestra aventura al Paraíso Natural se inicia a las 11,30 horas en el pueblo de Bezanes a donde llegamos desde Gijón, La Felguera y Sama de Langreo en el autobús fletado para el traslado de todos los participantes: Raúl del Campo, Veli, Luisma y Arturo (Gijón), Barri, Antolín, Lastra, Tascón, Fermín, Javier Bárcena, Cortés, Daniel, Jamín Cordero, Manasé, Zabala, Arca, Jorge Luís, Toño Pontigo, Arturo Carreño, Fernando Araya, Varito y Pepe Bigotes, (La Felguera), Antón Saavedra, Marino, Luis, Manolo Vázquez, Noli, Servandín, Tino Sama y Marrón (Sama de Langreo), Javi Roza y Miguel Ángel Fernández, alcalde de Caso, que nos acompañó durante toda nuestra estancia en la Vega de Brañagallones teniendo la deferencia de compartir mesa y mantel con nosotros en el Refugio. 

Amigos de Luisma en la Vega de Brañagallones, el 23 de junio de 2022.

Y, desde Bezanes, rumbo al Paraíso en el tractor-tren que nos traslada a uno de los rincones más mágicos del mundo: EL PARQUE NATURAL DE REDES Y RESERVA DE LA BIOSFERA MUNDIAL, donde, a lo largo de todo el recorrido se puede ir contemplando preciosas y paradisiacas panorámicas de todo el paisaje montañoso que nos rodea a la vez que haciendo paradas en los miradores habilitados para disfrute de nuestras cámaras, especialmente las de nuestros fotógrafos oficiales, Luis Marrón y Jamín Cordero, que ese mismo día, por la noche, ya pusieron a nuestra disposición las fotos por los distintos medios digitales, no pudiendo contar en esta ocasión con las de los compañeros Fierros, Julio Manuel Jorge Emilio. El compañero Marrón, incluso nos envió un video de la visita ilustrado con una canción dedicada a los amigos.

Tractor – tren que realizó el transporte de los “Amigos de Luisma” en la ruta desde Bezanes hasta el Refugio de la Vega de Brañagallones.

La primera parada la realizamos en el Mirador del Texu o Tejo de la Oración, donde la leyenda nos dice que los pastores vivían cuidando a su ganado en las Cabañas de Brañagallones, casi medio año, en total soledad y aislamiento, orando junto al sagrado Texu, para que pudieran regresar al año siguiente, a salvo de lobos, osos, rayos y demás desgracias, con todas sus reses y sus crías en perfecto estado de salud.

En pleno parque natural de Redes, en el camino que nos lleva a la Vega de Brañagallones nos encontramos con el Mirador del Texu, un auténtico balcón natural, con una de las mejores vistas del parque, en el que sobresalen las moles de La Rapaona y la Peña del Viento.

A los 4,5 kilómetros de Bezanes nos encontramos con la Fuente de Ardovíu, esto es casi en la mitad del camino desde el inicio del recorrido, con un agua de sabor casi parecido al de la mejor sidra asturiana, donde podemos llenar cualquier recipiente que llevemos en nuestras mochilas. Aquí, la leyenda habla de sus propiedades mágicas que evitan el envejecimiento de sus afortunados usuarios, asi que ya podemos estar preparando la siguiente visita para seguir bebiendo del agua que prolonga la vida, sin que se entere de ello el ministro Escrivá, el de los pensionistas, porque entonces ya podemos suponer el futuro que le quedaría a la fuente.

De nuevo en el tractor-tren ya en la cota de 1.100 metros hasta los 1.225 del antiguo lago Glaciar, iremos viendo a nuestra derecha el valle formado por el río Monasterio, llamado también Foz o Desfiladero de Retoyu. Los líquenes que decoran las ramas de la grandiosa vegetación arbórea que bordean nuestro camino, son el signo de la pureza medio ambiental máxima. Así que aprovechamos para respirar con toda nuestra avaricia el impoluto aire que les rodea y acaricia.

Túnel del Crestón. «La entrada al paraíso» en la ruta que une Bezanes con La Vega de Brañagallones en el Parque Natural de Redes.

En nuestro recorrido, la única parte que puede impactar un poco, debido a su desnivel, es la del Túnel del Crestón, situado en los 8,7 kilómetros de Bezanes, muy cerca ya de la mítica Vega glaciar, pero tampoco es para preocuparse ya que la senda es muy ancha y no ofrece peligro alguno incluso para los que padecemos el vértigo de las alturas.

Siguiendo nuestra ruta entramos en un poco de llanura donde encontramos un pequeño mirador donde se enclavan unas colmenas de abejas, donde se puede apreciar grandiosos bosques de hayas, para seguir nuestro ascenso hacia la Majada de Grandiella y el Argayu’l Llobu, donde nos encontraremos con un tramo de visera para proteger la calzada de los argayos o en invierno de la nieve, hasta que las pista atraviesa un pequeño arco labrado en la roca, conocido como el túnel del Crestón, desde donde se puede disfrutar de una bella panorámica del magnífico hayedo de Redes.

Colmenas en la ruta de Bezanes a la Vega de Brañagallones.

Ya, en la entrada de la vega glaciar de Brañagallones, por haber sido un antiguo lago de origen glaciar, encajada entre las sierras de Pintacanales y Les Príes, se puede apreciar el picu del Cantu´l Osu y más a la derecha, a lo lejos, la Peña’l Vientu, el picu Cascayón y bajo él se puede ver lago Ubales, también de origen glaciar.

Diez mil hectáreas de hayedo convierten el Parque Natural de Redes en una de las grandes reservas forestales de Asturias, con su núcleo en el monte cuyo nombre designa al conjunto del espacio protegido.

Cuando llegamos a nuestro destino y pisamos las primeras praderías ganaderas de la Vega de Brañagallones, sentiremos bajo nuestros pies la fuerza de las morrenas del glaciar que formaron la laguna que dio origen a esta auténtica maravilla de la Naturaleza Astur.

Allí, en la Vega, veremos también otra fuente, la de Panduquemau, de aguas deliciosas, pero menos revitalizantes que las de la Fuente del Ardovíu, aunque de origen también casi divino y glaciar, donde se ve la mano restauradora y desinteresada de nuestro amigo Javier.

Refugio y cabañas en la Vega de Brañagallones, el 23 de junio de 2022.

Asimismo, podremos ver pequeñas cabañas donde los pastores de Bezanes pasaban casi incomunicados hasta el año 1.960, muchos de ellos niños que ayudaban con su esfuerzo a quitarse el hambre que rodeaba estas aisladas brañas.

Allí vivían, dormían y facien les madreñes, cuidando y protegiendo a su ganado del ataque de los lobos y los osos. Como no había luz, ni neveras, comían la carne de los rebecos, corzos, venados o jabalíes que habían cazado durante el verano anterior y que guardaban curando la carne al frío, colgada dentro de la Cueva de Valdebezón donde nace el río Monasterio.

Antón Saavedra en la Cabaña de Javier en la Vega de Brañagallones, el 23 de junio de 2022.

Nosotros, los Amigos de Luisma solo tuvimos que sentarnos en las instalaciones del confortable y remodelado hotel-refugio de cazadores, que preside rodeado de cabañas pastoriles esta glaciar Vega-Majada de Brañagallones, para dar cuenta del menú acordado y comentado en el inicio de nuestro reportaje, servido con amabilidad suprema por los regidores del refugio. Muchas gracias, porque se puede comer bien, o muy bien, como ha sido el caso, pero si se sirve con esa amabilidad y profesionalidad, entonces la cosa ye de “matricula de honor”.  

A todos y todas aquellas y aquellos que vayan a realizar la ruta les recomiendo que lleven unos prismáticos, pues al atardecer es fácil ver rebecos u otras especies animales, de las muchas que habitan entre las hayas y los acebos, los robles albares, los abedules, los fresnos y los avellanos, que pueblan este salvaje bosque de Redes.


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