
Cartel que anunciaba la presentación del libro de Antón Saavedra: “VILLAMOCHO: LA CORRUPCION EN EL SINDICALISMO MINERO”.
INTERVENCIÓN DE ANTON SAAVEDRA EN LA PRESENTACION DEL “VILLAMOCHO: LA CORRUPCIÓN EN EL SINDICALISMO MINERO” EN LA CASA DE LA CULTURA DE SAMA DE LANGREO, EL 8 DE OCTUBRE DE 2015.
Buenas tardes a todos y muchas gracias por vuestra asistencia. Como autor de este libro que hoy presentamos, es para mí una profunda alegría y enorme satisfacción poder compartir con vosotros este momento.
Antes de comenzar mi disertación permitidme expresar mi agradecimiento a la editorial SANGAR por ofrecerme la posibilidad de publicar la obra, y dar las gracias al escritor y director de la revista ATLANTICA XXII, Xuan Cándano, por su magnífico prólogo a mi libro, al que después de haberle sometido a la lectura del mismo, buceó y buceó hasta llegar a todas y cada una de las letras de una forma tan magistral. Muches gracies, Xuan.
Efectivamente, nos encontramos ante un libro que trata de la historia de una Mafia, la mafia del SOMA-UGT-PSOE y del carbón asturiano, donde solo se ha abandonado la bandera negra con la calavera por el estuche negro del ordenador; y la maleta con la ametralladora por el maletín del ejecutivo para diferenciarla de la mafia caponesca del Chicago de los años veinte o de la actual mafia calabresa, conocida por la Ndrangheta. Aquí, en Asturias y en una gran parte de España, la Mafia del SOMA-UGT-PSOE y del carbón asturiano es conocida por el VILLAMOCHO que estamos presentando.
Hoy día, el tema de la corrupción, especialmente en nuestro país, está sometido a debate. Los casos del Rato, Bankia, Gürtel, ERES fraudulentos de Andalucía, Cursos de Formación, el caso Noos de la Infanta Cristina de Borbón y el Urdanga, los Pujoles, la trama carbonera, la Marea riopodrense, el Musel, villa Magdalena, Niemeyer, y Más y Más, son un claro ejemplo de ello.

Salón de actos de la Casa de la Cultura de Sama de Langreo, lleno a rebosar, el 8 de octubre de 2015.
En el caso que nos ocupa del VILLAMOCHO, sería el mismísimo presidente del gobierno autónomo asturiano, Javier Fernández, quien afirmaría que el caso de VILLA era mucho más grave que el de los Pujol y el de las tarjetas de Bankia, para fulminarlo sin ni siquiera darle opción a que abriera la boca. Sin embargo, detrás de formulaciones de intransigencia frente a la corrupción, se vienen observando ciertas actitudes de comprensión, especialmente cuando se trata de asuntos de corrupción política. Casos en los que ciertos medios de información toman posiciones encubridoras y entorpecedoras de la acción de la justicia, así como las máquinas propagandísticas de los partidos, anestesian la memoria de los ciudadanos para conseguir el olvido o, al menos, la condescendencia ante la promesa de que determinados hechos no volverán a producirse y que la limpieza y pureza de la gestión será en el futuro la norma pero, pasado el tiempo, el escenario se repite, y algunos “tropiezos” se disculpan ante la perspectiva de una victoria electoral que garantice que las cosas serán diferentes.

Xuan Cándano, escritor y director de la revista ATLANTICA XXII con Antón Saavedra en el acto de presentación del “villamocho”…
Sin temor a equivocarme, podría afirmar que, en lo que llevamos del siglo XXI, la corrupción se ha convertido en una especie de bacilo de la peste que viene de lejos y que conoce ahora, como cualquier sistema infeccioso, su eclosión purulenta, y publicar un libro sobre corrupción en estos momentos podría hasta tildarse de oportunista, pero yo pienso que se trata de un libro oportuno, entre otras cuestiones, porque la corrupción ha sido tan grande y grosera que ha conseguido penetrar en la conciencia ciudadana, llenando las páginas de los periódicos, ocupar los espacios de radio y televisión, a la vez que inundando los escaparates de todas las librerías, hasta colocar la corrupción y el fraude en el segundo problema de la ciudadanía española, detrás del paro, según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Y lo más grave en el caso que nos ocupa, haber servido para llevar a una región próspera y rica como Asturias a la más de las paupérrimas miserias, hasta dejarla transformada en un auténtico paraje lunar, como consecuencia de haberse cargado el sector minero sin haber generado ningún tejido industrial alternativo, y ello a pesar de las cantidades multimillonarias de euros que se destinaron en concepto de Fondos Mineros, sobre todo en hormigón para hacer carreteras, de tal manera que ese sesenta por ciento de paro juvenil en nuestras comarcas mineras tenga más facilidad para largarse del pueblo que le vio nacer, con muy escasa formación, porque las cantidades multimillonarias destinadas para su formación fueron destinadas en su mayoría a la financiación de las estructuras burocráticas de los partidos, empresas y sus correspondientes “bandas de pandilleros”.

Público asistente a la presentación del VILLAMOCHO, en el salón de actos de la Casa de la Cultura de Sama de Langreo, el 8 de octubre de 2015…
Es verdad que la crisis se ha llevado por delante una gran parte de nuestra riqueza material, pero no es menos verdad que nuestra riqueza material ni estuvo ni está siendo defendida y gestionada por personas decentes, más bien por “sicarios” al servicio de la burguesía española, perfectamente representada por el bipartidismo PPSOE, surgido de la segunda restauración borbónica de 1978, de tal manera que la falsa bonanza económica que precedió a la crisis se había llevado una buena parte de nuestros valores, y sólo desde un pensamiento sincero, crítico, limpio, claro, generoso y humilde podemos regenerar nuestra conciencia para que el futuro se asiente sobre unas bases sólidas.
Hace unos días le oí decir a un amigo mío: “Hemos tenido arranque de caballo y parada de burro”. Y no le faltaba razón. ¿Puede decirme alguien para qué corríamos tanto y de una forma tan alocada? Porque yo sí lo sé: nos pusieron delante una zanahoria de pulpa irresistible, de oro líquido, de becerro cebón, de pasta gansa, de dinero fácil, de fresa lujuriosa, de melocotón aterciopelado y prometedores almíbares… Es decir, de empalagoso zumo de felicidad. Y ya veis, todo era un vulgar castillo de arena.
Vivimos, amigas y amigos, una crisis tan dramática que a muchos ciudadanos les ha llevado a la desesperación y a la ruina, y en nada nos debe consolar el saber que el mundo ha sobrevivido a otras crisis aún mayores, algunas de las cuales terminaron en un colapso económico y cambiaron el curso de la historia. Lo que sí conviene saber es que para salir de este hoyo del presente tenemos más recursos que nunca: más ciencia, más tecnología, más infraestructuras, mucho carbón, mucha agua, mucha masa forestal, y sobre todo mucha trdición industrial … Solo necesitamos recuperar la educación y los valores. Y, por supuesto, la voluntad de asentar sobre ellos una justicia insobornable, sólida y humana.
Creíamos que el bienestar era poco menos que eterno. Pero el virus de la codicia se ha llevado por delante las certezas y ha teñido de oscuridad los horizontes. Allí donde había luz hay sombra, allí donde había calma hay desasosiego, allí donde había seguridad hay incertidumbre y angustia. Y lo que es peor aún: allí donde había despilfarro comienza a aparecer el hambre.
La situación de un parado temporal puede ser más o menos incómoda. La situación de un parado sin prestaciones es angustiosa y deprimente. La situación de un parado sin esperanza es sencillamente destructiva, y solo una sociedad enferma puede permanecer impasible ante la aniquilación humillante de algunos de sus miembros. Es algo radicalmente inhumano. Por ello tenemos que hablar con suma claridad. Es muy difícil, casi imposible, que la nueva política pueda brotar de las madrigueras en las que siguen atrincheradas las comadrejas de la vieja política. El milagro del arrepentimiento y la redención por las buenas obras siempre es posible. Pero será eso: un milagro, una excepción. La nueva política precisa de nuevos políticos y si fuera necesario de nuevos partidos.
En todo caso éste es el rasero por el debemos medir a quienes concurran a las elecciones: el que esté dispuesto a cambiar la ley electoral, a imponer la democracia interna en los partidos, a devolver la independencia al poder judicial, a renunciar a aforamientos y demás privilegios, a predicar con el ejemplo dando un paso atrás ante la menor sospecha de connivencia con la corrupción, a incluir mecanismos de participación ciudadana en el proceso legislativo, ése representará a la nueva política. Lo demás será, lisa y llanamente, más de lo mismo.
Volviendo al tema concreto del VILLAMOCHO, el libro que estamos presentamos hace un repaso a los casi cuarenta años de dominio somático en Asturias, de sus tramas de corrupción, de su control de la Caja de Ahorros, de los ayuntamientos mineros y del propio Principado de Asturias, y como no, de los mitos montados en torno a la figura de Manuel Llaneza.

Público asistente a la presentación del libro “VILLAMCHO: LA CORRUPCION EN EL SINDICALISMO MINERO”, a cargo de Xuan Cándano y Antón Saavedra…
Cuarenta años bajo las órdenes de Villa que acaban cuando el líder minero abandona la secretaría general del sindicato entre lágrimas, poco tiempo antes de que se hiciese público que había regularizado 1,4 millones de euros en la amnistía fiscal del Gobierno del PP. Para entonces Villa ya estaba solo y muchos se apuntaban al carro de unas denuncias que yo mismo venía gritando contra viento y marea desde los años 80.
Si alguien hay que para nada se ha sorprendido, uno de ellos soy yo, entre otras cuestiones, porque durante todos esos años, desde 1976, vengo denunciando todo tipo de corrupciones de este “capofamiglia” y su banda de “consiglieris”, recaudadores, pandilleros y demás gente del hampa, en la Confederación de UGT, en los medios de comunicación, en el Parlamento, en los tribunales y, como no, en la mismísima cara a cara en los comités federales de la Federación Estatal de Mineros de UGT, donde me cabe el honor de haber sido su secretario general durante diez años.
Sin embargo, durante todo este tiempo siempre se ha venido vendiendo a través de los voceros somáticos en los distintos medios de comunicación un inexistente enfrentamiento personal entre Saavedra–Villa o Villa-Saavedra, con el fin de ocultar el verdadero problema que subyacía en el fondo: prestarse al juego de la burguesía española de acabar con la minería del carbón, a través de sus títeres del bipartidismo PPSOE, primero con el gobierno de Felipe González y después con el gobierno de PP, o seguir defendiendo hasta las últimas consecuencias el sector carbonero y sus comarcas mineras. Esa era la cuestión y no otra, para lo cual habíamos elaborado, desde la Federación Estatal de Mineros de UGT, todo un exhaustivo y detallado programa para la definición de una POLITICA MINERA AL SERVICIO DE ESPAÑA, DESDE LA INVESTIGACION DE NUESTROS RECURSOS HASTA LA TRANSFORMACION DE LOS MISMOS EN ENERGIA, PASANDO POR UNA EXPLOTACION RACIONAL Y HUMANA DE LOS MISMOS…
Efectivamente, con la entrada del PSOE en el gobierno de España en 1982, se iniciaron en el Palacio de La Moncloa, las primeras conversaciones con Felipe González y su Ministro de Industria Carlos Solchaga sobre el tema, que se continuaron realizando en el propio ministerio todos los viernes finales de cada mes. Ya en agosto de 1984, el Ministro Solchaga nos puso encima de la mesa la cantidad de 600.000 millones de pesetas para dos Zonas de Urgente Reindustrialización, la mitad del dinero para la Z.U.R. del Nalón y la otra mitad para la Z.U.R. del Caudal, siempre y cuando aceptásemos una plantilla de 14.500 trabajadores en HUNOSA, y nuestra respuesta no fue otra que aceptar aquello como una muy buena base de negociación, sin olvidar en ningún momento de que nosotros siempre estábamos hablando de la definición de una política minera que abarcaba al conjunto de los mineros españoles.
Las reuniones se venían celebrando con bastante normalidad cuando, de repente, en un mitin del PSOE, del que Villa era miembro de su ejecutiva federal, lanzó la tristemente famosa frase: “antes de cerrar un solo pozo de Hunosa hay que pasar por encima de mi cadáver” y, ¿sabéis cuál fue la contestación literal del Ministro Solchaga en la siguiente reunión?: “No me toques los cojones, Antón, la mejor mina es la que está cerrada”. Ahí se perdió una oportunidad, y ahí comenzó la debacle de nuestro sector, de nuestras comarcas mineras, de nuestra región asturiana.
Es a partir de ahí cuando se dota a Villa de toda una engrasada infraestructura, cuyo núcleo central de operaciones sería la propia empresa pública de HUNOSA, donde la chequera de horas sindicales le permitía contar con un ejército de fieles y sumisos lacayos, cuya misión, entre otras labores, fue hacerse con el control en la mayoría de las agrupaciones del PSOE en las comarcas mineras, hasta alcanzar el poder absoluto en la FSA-PSOE, lo que significaba poner y quitar presidentes autonómicos, alcaldes, concejales, diputados autonómicos, nacionales, senadores y europarlamentarios, así como el control de un organismo, fundamental para el engrase de la maquinaria, como la Caja de Ahorros, al margen, claro está, como la de afiliar a los trabajadores en el empresa, donde no existe una categoría de vigilante, artillero, incluso ingenieros, capataces o administrativos que no haya pasado por el despacho somático de la Plaza de la Salve, salvo las que le corresponde en el reparto establecido con el otro sindicato de CC.OO.
Pero tampoco se trata, como explica Xuan Cándano en su prólogo, de hacer leña del árbol caído, entre otras cuestiones, porque yo me he enfrentado publica y personalmente cuando era un roble fuerte y robusto. Además, no es recomendable para nadie bailar encima de un árbol podrido, por razones obvias, como tratan de justificar ciertos voceros del villismo que todo se lo deben en su carrera “profesional” y política.
Por supuesto, me estoy refiriendo a los reportajes que vienen apareciendo estos días en cierto medio de comunicación, cuando ciertos sujetos que estuvieron durante décadas sentados a la diestra y siniestra del todopoderoso VILLA, aupados desde la nada por el “jefe” hasta los altísimos puestos y las fortunas consiguientes que ahí se forjan, aparecen rasgándose las vestiduras porque VILLA cargo, en cinco años, casi 400.000 euros de gastos personales que incluían carburante, los puros habanos, ropa de boutique, comidas, perfumes y su Mitsubishi Montero. Ni idea tenían los beneficiarios que habían crecido a las faldas del villismo.
Por eso, y por otras más cuestiones, nada mejor que leer el libro que hoy tienen, tenéis en vuestras manos, en la seguridad de que nadie se va a sentir defraudado, si de verdad se quiere saber una parte muy importante de lo ocurrido en nuestra región y quienes han sido los responsables de este múltiple latrocinio. La otra parte saldrá a la luz cuando la Fiscalía Especial contra la Corrupción y el Crimen organizado haya concluido sus investigaciones y el VILLAMOCHO sea juzgado en los Tribunales de Justicia.
Muchas gracias.
