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MINAS DE TEXEU, UNAS MINAS PREHISTÓRICAS EN ASTURIAS.

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Boca romana de las minas de cobre de Texeu, pertenecientes al concejo de Riosa.

¡¡¡ Y vaya si vamos a hablar de la historia de Asturias, aunque nunca haya estado considerada como una de las comunidades autonómicas históricas de España!!!

En efecto, estas minas situadas en la vertiente  suroriental de la Sierra del Aramo, en un paraje conocido como “Texeu”, perteneciente al concejo de Riosa, vienen explotándose desde tiempos prehistóricos, tal como atestiguan los hallazgos de restos humanos y utensilios allí realizados, después de ser descubiertas en 1888 por el ingeniero belga Alejandro Van Straalen y Urlinos (1835-1920), que trabajaba en las minas de mercurio de Soterraña al servicio de Fábrica de Mieres,  cuando recorría ese sector de la sierra encontrándose labores prehistóricas para la extracción de cobre en las que las últimas investigaciones realizadas en 2010 por los arqueólogos, Blas Cortina y Suárez Fernández, cifran una edad de los restos de unos 1500 años A.C.

Interior de la mina de Texeu en los montes del Aramo, perteneciente al concejo de Riosa.

La actividad minera tras la fecha citada tiene dos periodos perfectamente delimitados y explotados por dos empresas distintas: uno que abarca desde 1897 hasta finales de la Primera Guerra Mundial, explotado por la empresa inglesa “The Aramo Copper Mines Ltd.” y otro desde 1947 hasta 1960 por la “Sociedad Minero Metalúrgica Asturiana S.L.” , haciendo de esta mina de cobre  la más importante en volumen e instalaciones de la región asturiana dejando tras de sí, 2000 metros de galerías, una planta de tratamiento del mineral y un poblado minero ubicados a pie de mina.

Tal y como se puede leer en un artículo de la Revista Minera Metalúrgica y de Ingeniería (número 1463) firmado por el ingeniero belga Alphonse Dory y de Villers, publicado el 1 de noviembre de 1893: “andaba el Sr. Van Straalen buscando con varios amigos una oquedad de la caliza que había sospechado fuese producida por la mano del hombre, y desesperaba ya de encontrarla, cuando se fijó de pronto en que las hojas de un árbol corpulento se agitaban extraordinariamente a pesar de la calma absoluta que reinaba en la atmósfera, y acercándose para descubrir la causa de tal rareza, vio que al pie del árbol existía una chimenea por donde salía violentamente una columna de aire fresco. Reconocida la chimenea se encontraron las primeras labores antiguas, y tras varias prospecciones se encontraron restos de antiguas culturas que se dedicaron a la explotación de estas minas. Dieciséis esqueletos humanos, piezas pertenecientes a otros 14 esqueletos y también instrumentos de trabajo elaborados con piedras y huesos de animales fueron los hallazgos más importantes. Estos antiguos mineros, pertenecientes a los pobladores autóctonos de Asturias, explotaban las minas con tres fines fundamentales: el adorno personal, el culto y también la metalurgia. Con este fin excavaron galerías de 150 metros de longitud de las que extrajeron 15.000 metros cúbicos de material.”

Poblado minero de Rioseco, perteneciente al concejo de Riosa.

Tras el descubrimiento, sería el mismo ingeniero Van Straalen quien crearía, junto con Ernesto Guilhou como presidente, Aquilino Cárcaba como secretario, y el ingeniero Jerónimo Ibrán con el cura párroco de Pola de Lena, Casimiro González de Lena como consejeros, la sociedad “Minas del Aramo”, hasta que en el año 1897 fue creada la compañía inglesa “The Aramo Cooper Mines Ltd.”, que sería quien comenzaría  a construir el poblado minero.

Así se llega al año 1919 cuando quedaría interrumpida la actividad de la empresa debido, no solo por la fluctuación del precio del cobre sino por razones ideológicas ya que, al finalizar la Primera Guerra Mundial quedaría establecida una lista negra con los proveedores de Alemania, figurando entre ellos el principal accionista de las Minas del Aramo que, además, era primo del Kaiser, de tal manera que la explotación fue clausurada. No obstante, la situación se mantuvo hasta 1924, pero con la entrada del gobierno de la dictadura primorriverista, se produce el resurgimiento de las explotaciones de cobre, como consecuencia de la política proteccionista que dio lugar a la reanudación de la actividad  en las Minas de Texeu, y sobre todo del cobalto, que era  exportado  en su inmensa mayoría al país vecino de Francia a través de la Empresa del Sur.

Antón y Manuel en el Socavón de la mina “Texeu” en los montes del Aramo.

Con la instauración de la República la explotación quedaría nuevamente paralizada, aunque realizándose el mantenimiento imprescindible durante el periodo comprendido entre los año 1931 y 1936 y ya, en la última etapa desde 1947 y 1960, siendo la empresa Minero Metalúrgica Asturiana S.L. la titular del yacimiento, éste volvería a resurgir alcanzando máximos históricos de producción hasta el año 1960, en el que serían cerradas y abandonadas definitivamente sus   instalaciones debido, entre otras cuestiones, a la bajada de precios en el mercado mundial de los minerales y a la apertura de minas en otros países, como Chile o Perú, donde la explotación en sus grandes minas resultaban mucho más rentable. 

Ruta desde el pueblo riosano de Llamo hasta las minas prehistóricas de Texeu

Refiriéndome al poblado minero de Rioseco, situado a setecientos metros de altitud sobre el pueblo riosano de Llamo, en la vertiente oriental de la Sierra del Aramo, el mismo ocupa una superficie de unos mil metros cuadrados y conforma un conjunto arqueológico industrial formado por cinco edificios: Uno destinado a servicios de oficinas, economato y cantina para los obreros; tres  edificios más destinados a viviendas de los mineros; un edificio auxiliar destinado, primero  a las cuadras y más tarde a viviendas obreras, destacando sobre todos ellos la casa del ingeniero o de Dirección  – “La Casona” -, residencia también de los técnicos, con unas dimensiones mucho mayores al resto de edificios, siendo una de las características en su construcción el ladrillo macizo de color rojo, utilizado en puertas, ventanas y esquinales, que sería fabricado en las inmediaciones del poblado. 

Desde un principio, el sistema de transporte se hacía mediante planos inclinados y más tarde a través de un cable aéreo, pero resultaba bastante costoso y de muy difícil mantenimiento, por lo que la empresa METASTUR,  iniciaría la construcción de un transversal de casi un kilómetro en las inmediaciones del  lavadero y las plantas de tratamiento del mineral, en la zona conocida por “El Socavón de Rioseco”, en Texeu, para, de esta forma, mediante pozos verticales bajar el mineral por el principio de gravedad hasta el lugar donde estaban las instalaciones para el tratamiento del mineral. 

Plano de labores de las minas de Texeu señalando los lugares donde aparecieron los 16 esqueletos humanos (Revista Minera Metalúrgica, 1893).

Pero, volviendo a los tiempos prehistóricos de la mina, cabe destacar en estas minas de Texeu lo que parece ser fue el primer accidente minero en España y posiblemente del mundo, debido a un desprendimiento de arcillas mineralizadas  que dejó incomunicados a 16 de aquellos mineros, localizados en las labores del siglo XIX por el ingeniero belga, Van Straalen, en un lugar que él mismo llegó a denominar como “galería de los esqueletos”. 

Aunque las evidencias a favor de que haya sido un accidente minero, el importante hallazgo no es considerado como tal, según interpretaciones académicas de la arqueología y, desde luego, en absoluto seré yo quien pretenda polemizar estas interpretaciones, por el contrario admito y respeto las teorías sobre los enterramientos rituales de cualquiera de las civilizaciones, pero en ningún momento debemos de ignorar que no estamos hablando de unas cuevas, sino de minas en la máxima expresión de la palabra y, por lo tanto, siempre de acuerdo con las explicaciones del propio ingeniero Alphonse Dory, todo parece indicar de que, efectivamente se tratase de un accidente minero: “Los cuatro primeros esqueletos fueron hallados en una galería (…) dos de ellos estaban cogidos por un hundimiento en el que encontraron la muerte, pues uno conservaba el martillo junto a su mano; los otros dos estaban sentados con las piernas juntas y las rodillas a la altura de la barba, teniendo también uno de ellos su martillo cerca de la mano (…) Los demás esqueletos, más o menos completos, se han descubierto abandonados en las diferentes galerías de la mina”. 

Chimenea de mina Texeu en el poblado riosano de Rioseco (Wikipedia)

Más recientemente, durante la celebración del Congreso Internacional sobre Patrimonio Geológico y Minero, celebrado en la localidad portuguesa de Beja en el mes de octubre de 2001, el geólogo e historiador minero asturiano, Pedro Fandós Rodríguez, desarrolló su ponencia bajo el título de “Un pueblo muerto y los primeros mineros muertos en España”, refiriéndose a las Minas de Texeu para afirmar de que todos los testimonios de quienes descubrieron restos humanos en las minas del Aramo “no dudaban en considerar que aquellos hombres habían muerto trabajando”. En efecto, son muchos los argumentos que se pueden aducir a favor de la teoría sobre la catástrofe minera ocurrida en Texeu, desde el propio reconocimiento de los descubridores de que aquellos hombres murieron trabajando, hasta las del mismísimo facultativo de la última explotación que hubo en las minas, Ángel Vázquez Díaz, quien conservaba en su casa un cráneo recuperado de la mina donde se puede evidenciar un fuerte golpe con fractura en el temporal, pasando por las opiniones del antropólogo Federico Olóriz, en el sentido de que todos ellos eran jóvenes y varones, de entre veinte y treinta y cinco años, altura de 1,65 metros y complexión delgada, lo que facilitaba  su paso por las estrechas galerías, sin olvidar, claro está, la evidencia de que los restos encontrados junto con sus herramientas y sin ningún tipo de ajuar funerario, salvo que las llevaran para las labores del más allá.  

Entrada al Poblado Minero de Rioseco, perteneciente al concejo de Riosa.

El mero hecho de haber encontrado restos humanos agarrados a sus útiles de trabajo, nos lleva a cuestionar qué tipo de enterramientos eran aquellos donde se abandonaban las herramientas que tanto trabajo costaba conseguir, teniendo en cuenta que las astas de ciervo endurecidas mediante un temple desconocido y los bolos de cuarcita entallados eran herramientas que llevaba mucho tiempo el fabricarlas como para dejarlas enterradas en la mina. Además, tal y como nos narra el propio Pedro Fandós en su entrevista mantenida con el facultativo Ángel  Vázquez en su domicilio de Pola de Lena, allá por el año 2003, cuando a la pregunta de “¿Qué le parecía que aquellos restos correspondieran a enterramientos rituales?” éste le contestó que “¿Quién iba a subir allá arriba a los muertos?”. 

Todo ello, nos hace pensar que aquellos 16 mineros prehistóricos se pueden considerar como víctimas del primer accidente minero datado en la Península Ibérica, quizá en el mundo, y por lo tanto, las minas de Texeu en los montes del Aramo la tumba de la primera catástrofe minera datada en el mundo, pero sin descartar en absoluto el uso funerario intencionado que aparece en algunas zonas de la explotación minera, cuando dos de los esqueletos completos recuperados se encontraron sentados con las rodillas flexionadas y las herramientas que les habían acompañado, posiblemente , durante la mayor parte de su vida, en sus manos, lo que también nos pudiera evidenciar un nuevo tipo de enterramiento dentro del neolítico dedicado en exclusividad a los mineros.   

En cualquiera de los casos, haya sido por accidente o por enterramientos rituales, la aparición de restos humanos y las bóvedas abiertas por los mineros para buscar cobre en los montes del Aramo, siempre según las investigaciones realizadas por los expertos en arqueología e ingenieros de minas, parecen evidenciar que podamos estar hablando de unas minas de 4.000 años, lo que unido a las investigaciones que se siguen realizando no sólo permita ahondar en nuestras raíces sino seguir  enriqueciendo y precisando lo ya establecido, a la vez  que abriendo amplias y variadas perspectivas al proceso minero, a su amplitud física y extensión cronológica, a las técnicas laborales y medios instrumentales, y como no a la posibilidad de vislumbrar algunas creencias de los mineros basadas en la presencia de esqueletos humanos en las galerías prehistóricas. 

El poblado minero de Rioseco abandonado durante décadas…

En la actualidad, el poblado de las prehistóricas minas de Texeu, después de haber sido sometido a un total abandono durante décadas, donde sus construcciones estaban todas ellas cubiertas por la maleza, descuidadas y sin techo, tal y como pudimos ver en nuestra primera visita, allá por el año 1978, el mismo va cogiendo forma hasta el punto de cambiar de una manera bastante apreciable, aunque todavía en la mitad del camino restaurador debido, fundamentalmente, a la falta de los tan manoseados como despilfarrados fondos mineros – ¡¡¡ cuánto dinero de los  fondos mineros habría para finaliar estos y otros proyectos si no se hubieran perdido en los bolsillos de cuatro sinvergüenzas chorizos durante su trayecto desde Madrid hasta Asturias !!! 

Mirador en el poblado minero de Rioseco, perteneciente al concejo de Riosa, inaugurado el 14 de setiembre de 2015 (La Nueva España)

Desde un principio, la idea era crear un complejo turístico como revulsivo para la economía del municipio riosano, agravada desde el cierre del pozo Monsacro, con la instalación de apartamentos rurales y un albergue en uno de los inmuebles restaurados con capacidad para unas treinta personas, todo ello con el objetivo de convertir el terreno en un reclamo a escala regional y nacional con visitas guiadas, centro de interpretación y museo al tratarse de las minas más antiguas de Europa.  

Más recientemente, con fecha 14 de setiembre de 2015, se procedía a la inauguración del mirador de las minas de Texeu,  el nuevo espacio visitable desde el que se podrá observar el antiguo poblado minero y el valle de Llamo, así como la bocamina que ha sido restaurada, pudiendo ser visitadas sin necesidad de solicitar la visita. Es decir, una vez en el pueblo riosano de Llamo, los visitantes podrán acceder al poblado minero de Rioseco y minas prehistóricas de Texeu, después de un recorrido de media hora aproximadamente, caminando mientras se disfruta de unas preciosas vistas. Ya, en un futuro, parece ser que se pretende explotar otra ruta a pie, unificando el Angliru con este entorno.

ANTON SAAVEDRA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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