Desde la Presidencia de HUNOSA, se me ha invitado a la elaboración de un artículo para el libro “HUNOSA: Cincuenta años. Cincuenta protagonistas”, el cual acabo de realizar y enviar antes del día 30 del presente mes de mayo, tal como se me pidió, tanto en la fecha como el espacio. Este es el texto.
“Puedo decir que algunos propietarios de minas integrados en HUNOSA me han dicho, más o menos confidencialmente, que si hubiesen sabido el precio que el Estado les iba a pagar, hubiesen comprado antes muchas otras minas”. Con esta frase del entonces presidente de la patronal CEOE, Carlos Ferrer Salat, publicada en la revista “Actualidad Económica” de 16 de mayo de 1970, se podría poner punto y final al doloroso parto de una empresa que ya desde su nacimiento se cargó sobre las espaldas del pueblo español en beneficio de unas cuantas familias, unidas por lazos endogámicos e íntimamente imbricados con la Administración del Estado.
El proceso de la operación que originó el traspaso de las responsabilidades contraídas por el sector privado al sector público tiene su base en el cambio radical operado en la política económica que adopta el gobierno franquista a partir de 1959 con el Plan de Estabilización que condujo a una liberalización de la economía española, abandonando las directrices autárquicas que habían venido imperando durante los años de la dictadura, y lógicamente la repercusión en el sector de la minería del carbón fue grande, ya que la política energética autárquica fue abandonada y comenzó a aplicarse una política de importación de carbón extranjero a la vez que se iniciaba todo un proceso de unidades de refino de petróleo con la consiguiente fuelización del país.
Aquello trajo como consecuencia una huelga permanente en las necesarias inversiones para el desarrollo de nuestra minería y a partir del año 1968, la oligarquía financiera del país optó por devolverle los yacimientos mineros esquilmados a sus dueños – el Estado – percibiendo por ellos cantidades multimillonarias perpetrando un colosal desfalco contra el pueblo español, o si se prefiere una acción de terrorismo institucionalizado auspiciado por el gobierno de turno en connivencia con el gran capital. A modo de ejemplo, resulta sorprendente que la principal sociedad hullera de España – Duro Felguera – sólo haya efectuado durante 20 años inversiones por valor de 241 millones de pesetas, cifra más que ridícula, que arroja una inversión por tonelada de 8 pesetas, cuando en las mismas fechas, Inglaterra, Francia y Bélgica efectuaban inversiones de 1,10 dólares por tonelada, mientras Alemania y Polonia superaban con creces estas cifras.
Dicho de otra manera. El Estado cargó con las desinversiones de las empresas privadas, a lo que hay que añadir el “poco cuidado” del INI en el momento de la compra de las empresas, en demasiados casos pagando la maquinaria y los equipos e instalaciones en general dos veces, la primera en el momento de la integración y la segunda al comprobar que el material comprado eran auténticos montones de chatarra, amén de los yacimientos agotados que se le entregaron a HUNOSA, pagando el Estado cantidades, tal y como si hubiesen adquirido los yacimientos mineros del Cerrejón colombiano. El resto del tiempo transcurrido hasta la fecha, ha sido un cúmulo de despropósitos y corrupciones, hasta lograr el objetivo de cerrar la empresa socializada, en una vergonzosa connivencia del pandillerismo sindical somático con el gobierno de turno y la práctica totalidad de los presidentes adecuados para llevar a cabo la grotesca operación.
ANTON SAAVEDRA