Ni siquiera habían transcurrido veinte días desde que la Magistrada Simonet Quelle Coto decretara la apertura de juicio oral contra José Ángel Fernández Villa y Pedro Castillejo Partido en la querella presentada por el SOMA-FITAG-UGT, previo exigimiento de las correspondientes fianzas de 579.000 y 159.000 euros, bajo apercibimiento del embargo de sus bienes cuando, de repente, siendo las 9,00 horas del día 30 de mayo de 2017, la Justicia desplegaba una macrooperación por corrupción contra el “capofamiglia” Villa, su ”consiglieri” Postigo, y una serie de cómplices en la denominada “Operación HULLA”, tal y como decía el comunicado público de la propia Fiscalía: “El Juzgado de Instrucción nº 3 de Oviedo, la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada y la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, están llevando a cabo hoy una operación contra la corrupción, en la que resultan investigados el exsecretario General del Sindicato Obrero de la Minería Asturiana SOMA-FITAG-UGT, J.A.F.V., su más directo colaborador, exsecretario de Acción Sindical del SOMA-UGT y expresidente del MONTEPÍO Y MUTUALIDAD DE LA MINERÍA ASTURIANA, J.A.P.P., así como los familiares más directos de ambos y otras personas. Se investiga el indiciario desvío, apropiación y ocultación de fondos, tanto públicos, obtenidos por medio de una subvención concedida en el año 2009 por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, a través del INSTITUTO PARA LA REESTRUCTURACIÓN DE LA MINERÍA DEL CARBÓN Y DESARROLLO ALTERNATIVO DE LAS COMARCAS MINERAS – IRMC – al MONTEPÍO DE LA MINERÍA ASTURIANA, como privados, pertenecientes a dicha mutualidad minera entre los años 2005 y 2014”.
En efecto, aquella mañana los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) habían detenido a José Antonio Postigo, el “Frank Nitti” de Villa “Al Capone”, en uno de sus lujosos chalés, en Murcia, para ser trasladado al cuartel de la Guardia Civil en Oviedo, donde permaneció hasta que fue llevado al juzgado para responder de sus “fechorías”. Allí, en el cuartel, aunque en celdas separadas, se juntaría con su amigo Juan Antonio Fernández, el constructor del geriátrico de Felechosa; con el arquitecto de la obra Manuel Sastre; y con el asesor fiscal del Montepío Minero, José Manuel Fernández, cuyos domicilios y despachos serían peinados por los servicios especiales de la Guardia Civil, incautándose de un importante volumen de documentación, de igual manera que se hacía en el domicilio de José Ángel Fernández Villa, donde éste permaneció detenido hasta que fue trasladado a los juzgados, no sin antes protagonizar otra escena de su tragicomedia villamochesca que de manera tan burda como grosera ha diseñado su letrada, Ana García Boto, que, en esta ocasión, acabaría ladrando a los periodistas como una vulgar perra “pitbull”.
Como ha quedado dicho y requetedicho en anteriores capítulos del asunto villamochesco, el exvirrey de Asturias es parte muy relevante de la historia de la FSA-PSOE a la que gobernó con mano de hierro durante más de tres decenios, y como tal será recordada por la sociedad asturiana por mucho que sus actuales dirigentes del PSOE-UGT lo intenten ocultar o disimular, tanto en las facciones susanistas, caso concreto del actual presidente del gobierno autonómico de Asturias, Javier Fernández, como en las más relevantes sanchistas, como el caso de la María Luisa Carcedo, dos personas que se pueden considerar hijos políticos y “consiglieris” del “capofamiglia” Villa, por no entrar en la actual cúpula del SOMA, cuyos máximos responsables se volcaron con Pedro Sánchez en las recientes elecciones primarias que ganaron a las de Susana Díaz y Pachi López. Al respecto, resultan más que sospechosas las palabras pronunciadas por el Presidente del Principado en el pleno de la Junta: “Eramos amigos. ¿Y qué?” “Busquen que nada van a encontrar”, proclamó el presidente del Principado, el mismo sujeto que aquella mañana de octubre de 2014, con cara de funeral y acompañado de “La Carcedo”, “El Guti” y “El Lastra”, entre otros “consiglieris”, suspendía de manera fulminante a Villa como militante del PSOE, intentando desembarazarse del abrazo de aquel otro sujeto que lo apretaba contra su pecho aquel 4 de noviembre de 2000 cuando accedió en nombre del “villismo” y por una exigua mayoría a la secretaria general de la FSA-PSOE, para coser la fractura creada entre la “famiglia” somática y los llamados renovadores de la “famiglia” Areccina.
No nos engañemos: una operación multimillonaria de estas características resulta muy difícil, por no decir imposible, que pueda ser realizada por una sola persona, y mucho menos sin la connivencia de los organismos oficiales, tal y como yo mismo recordaba en mi comparecencia ante los componentes partidistas de la comisión parlamentaria del “caso Villa” en la Junta General del Principado de Asturias, el 29 de enero de 2015: “¿Cómo se puede alcanzar cátedra de hipocresía cuando ustedes se nominan como investigadores de algo de lo que tienen que ser los investigados por ser los responsables de tal despilfarro en la gestión y administración de los Fondos Mineros? ¿Cómo se puede tener la cara de platino iridiado para juzgar, a quien fue vuestro padre político, refiriéndome a la mayoría de los actuales dirigentes de la FSA-PSOE? ¿Cómo se puede intentar cargar toda la responsabilidad sobre un sujeto como José Ángel Fernández Villa por parte de quienes fueron sus compinches políticos en todas las salsas de los Fondos Mineros, cuando me refiero a ciertos dirigentes del PP con mando en plaza? (…) hoy nos encontramos aquí para saber a dónde han ido a parar los miles y miles de millones de los Fondos Mineros que se destinaron para la creación del nuevo tejido industrial al cierre de las explotaciones mineras de los que ustedes, los representantes del bipartidismo PPSOE, son los únicos responsables en la gestión y administración de los mismos y, consecuentemente, los que tienen que ser investigados, juzgados y condenados”.
La verdad es que, la “operación HULLA” está aportando mucho más carbón que los mismísimos pozos mineros, y empieza a despuntar cierta sintonía de Villa y su “famiglia” con las administraciones públicas, donde el exconsejero de Industria del Principado, Graciano García “El Chano”, tuvo que pasar por el juzgado para explicar el método de trabajo que se aplicaba en la explotación de los Fondos Mineros, hasta el extremo de obligar a sus antiguos compañeros en el gobierno, Guillermo Martínez e Isaac Pola, a remarcar que la obra de Felechosa siempre estuvo bajo el control de la Administración Central, aunque serán los jueces quienes, a través de los exhaustivos informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, quienes tengan la última palabra, a la hora de juzgar y condenar a los responsables de la construcción con fondos mineros del macrogeriátrico del Montepío de la Minería en la localidad asturiana de Felechosa, resultando ser el geriátrico más caro de Europa con un coste sobrecosteado (de coger sobres) de 32,5 millones de euros.
Pero, por si ello no fuera suficiente, una vez finalizada la “chapuza”, quedaba por ir colocando a la “famiglia” de los señores del carbón. Así, el hijo putativo de José Ángel Fernández Villa, Rolando, sería nombrado dedocráticamente como gerente, con un contrato blindado de 80.000 euros, y la hija del Postigo, sería colocada por el mismo método en la administración del negocio, pudiendo afirmarse que nadie ha entrado a trabajar en el geriátrico de Felechosa sin haber pasado por la somática plaza de La Salve, en Langreo, lo que representa otra forma de corrupción que se conoce por nepotismo.
Sin embargo, nadie sabía nada, y ahora se echan las manos a la cabeza, escandalizados ante las informaciones que van saliendo de las investigaciones que vienen realizando la UCO y la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada en la “operación HULLA”. Es decir, aquella Asturias donde el SOMA-UGT mandaba todo sobre la política, donde se elegían a los políticos que iban en las urnas para utilizarlos posteriormente como correas de trasmisión del propio sindicato, donde se ponían y quitaban diputados, presidentes del Gobierno y de la Caja de Ahorros, Consejeros Autonómicos, Alcaldes y Concejales, en el mejor estilo del pandillerismo caponesco del Chicago de los años veinte, nada sabía de lo que estaba ocurriendo en Asturias, tal como si nuestro paraíso natural, en vez de lobos, osos y urogallos, estuviese poblado de esa clase de monos chino-japoneses, que ni ven, ni oyen, ni hablan, donde, según la leyenda, el llamado Kikazaru, el mono sordo, era el encargado de utilizar el sentido de la vista para observar a quienes realizaban malas acciones y comunicárselo a Mizaru, mediante la voz; Mizaru, era el mono ciego, y no necesitaba su sentido de la vista, puesto que tan sólo se encargaba de transmitir al tercer mono, Iwazaru, los mensajes que le pasaba Kikazaru; y éste, el tercero de los tres monos, era el mono mudo que escuchaba los mensajes transmitidos por Mizaru para decidir la pena de los dioses que le caería al desafortunado humano que lo mereciese y observar que se cumpliese.…
Ni siquiera el propio Montepío de la Minería, una auténtica cueva de Alí Babá con sus correspondientes ladrones, de donde tuvieron que salir por la “vuelta el vacio” todos sus presidentes – veremos cómo sale al final el actual, Juan José González Pulgar, antiguo lugarteniente del Villa, jefe de economatos de Hunosa y miembro del Consejo de Administración de Hunosa en representación del SOMA – muy preocupado y apresurado ahora en poner denuncias y en colaborar con la Fiscalía, como si la CORRUPCIÓN en el Montepío de la Minería hubiera comenzado con la construcción del macrogeriátrico de Felechosa.
Y aquí, quedaba establecida otra de las grandes diferencias que existieron entre el “Saavedrismo” y el “Villismo”, esta vez en la manera de concebir el mutualismo como servicio de y para los trabajadores mineros. Mientras el “Saavedrismo”, desde un principio se oponía a la desaparición del organismo en tanto y cuanto no se solucionare el problema de los mineros nacidos antes del año 1907, reconociéndoles su derecho al Régimen Especial de la Minería del Carbón, el “Villismo” optaba por desaparecerlo, ordenando darse de baja en el mismo a los afiliados somáticos, logrando una desafiliación en torno a los 5.000 mineros, hasta que se dio cuenta del “gran negocio” que suponía el control de la institución. Posteriormente, con fecha 11 de enero de 1989, el “Saavedrismo” denunciaba la CORRUPCIÓN que se venían dando en la entidad, tal y como se puede demostrar en la carta pública donde pedía la baja como tal en el organismo. Es decir, también aquí el “Saavedrismo” era baja voluntaria, al igual que lo había sido como militante del PSOE y UGT, mientras el “Villismo” era expulsado fulminantemente de los tres organismos por “ladrón”.
La cruda realidad es que, a la fecha de hoy, 7 de junio de 2017, con lo que vamos conociendo del extenso y demoledor informe realizado por la UCO sobre los dineros de José Ángel Fernández Villa y José Antonio Postigo, estos se hicieron con 2,3 millones de euros (382 millones de las antiguas pesetas) por el método de las “mordidas”, guardadas en una de las cajas de seguridad del Banco Santander de la ovetense calle de Uría, abierta a nombre del asesor fiscal del Montepío Minero José Manuel Fernández. Sería éste precisamente el encargado de “realizar personalmente” todos los ingresos. En el caso de Villa, para regularizarlo se realizaron ingresos en cuatro cuentas bancarias: 500.000 euros en una cuenta en la que figura como titular José Ángel Fernández Villa; 400.000 en la cuenta de su compañera, María Jesús Iglesias García; y dos ingresos de 150.000 cada uno en cuentas propias de su hijo putativo, Rolando, y su hija Angela, amén de otros 149.630 euros que Villa ingresó en efectivo en productos bancarios, hasta completar la suma de 1,34 millones de euros.
En el caso de José Antonio Postigo las cosas se hicieron de forma distinta. Así, una cantidad de 436.100 euros se declararon ante la Agencia Tributaria y el propio Postigo aseguró que esa cantidad la tenía “en casa” y provenía de rentas; en compra de bienes muebles sostiene que gastó 142.898 euros; en ingresos en productos bancarios la cantidad asciende a los 248.124 euros, y cerca de 100.000 euros en compras, sin detallar su origen. Por otra parte, una de las hijas de Postigo, Patricia, “lavaría” otros 60.000 euros que la UCO cree que puede ser también de su padre.
No obstante, a juzgar por el mismo informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, todo parece indicar que solo nos encontramos en la “calderilla” de la gran estafa, cuando la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada ha calculado, nada más y nada menos, que los implicados de la trama hullera distrajeron ¡¡¡15 MILLONES DE EUROS!!!, lo que supone casi la mitad del coste total de la construcción de la residencia geriátrica de Felechosa, cuyo montante se elevó a 32,5 millones de euros, llegando las mordidas que tenían que abonar las empresas subcontratadas hasta al 8 por ciento.
El sistema consistía en realizar una obra por un valor de un millón de euros, por ejemplo, donde la subcontrata que ejecutaba el trabajo facturaba por esa cantidad, y por lo tanto tenía que declarar el IVA correspondiente y también los beneficios y pagar los impuestos, pero en realidad cobraba 920.000 euros, correspondiendo los 80.000 euros restantes a la “mordida” que se repartía entre los principales implicados de la trama: José Ángel Fernández Villa “Al Capone”, José Antonio Postigo “Frank Nitti” y el constructor lenense Juan Antonio Fernández. El reparto del “botín” se realizaba en el mesón restaurante “La Cava” de Pola de Lena, propiedad del constructor, donde se presentaba el día y hora señalados previamente Frank Nitti “El Postigo” para coger el porcentaje de su mordida, quien posteriormente le llevaba el acordado a su “capofamiglia” Al Capone “El Villa”, que lo iba acumulando en billetes de 500 euros en un arcón de madera que todavía conserva, para ser trasladado posteriormente por su chófer Filippo Sacco “El Gervasius” a la localidad helvética de Ginebra en el AudiA4 somático. Pero no toda empieza y acaba en el geriátrico del Montepío Minero en Felechosa porque además, la empresa del amigo de Frank Nitti “El Postigo”, Alcedo de los Caballeros, fue la encargada de realizar trabajos millonarios en el complejo residencial del Montepío en Los Alcázares de Murcia, en los apartamentos de Roquetas de Mar en Almería y en el Balneario de Ledesma en Salamanca por seis millones de euros, con las correspondientes “mordidas”.
Al final, la magistrada Begoña Fernández, titular del Juzgado número 3 de Oviedo, que instruye la “operación HULLA” ordenaría el bloqueo de un total de 56 propiedades y 15 vehículos a los 20 imputados judicialmente en el caso, siendo el más perjudicado el constructor Juan Antonio Fernández, dueño de la empresa “Alcedo de los Caballeros”, con 23 fincas de su propiedad, repartidas por Asturias, Valladolid y Málaga, al que le sigue el exsecretario del SOMA, José Ángel Fernández Villa, con el bloqueo de once propiedades, dos de las que es titular único, otras seis que comparte con sus hermanos en Langreo, e inscritas en el Registro de la Propiedad de Pola de Laviana, y otras tres, en Oviedo, que posee conjuntamente con su mujer, María Jesús Iglesias. Ésta posee una cuarta propiedad en las Cuencas. También se han bloqueado otras tres propiedades a nombre del hijo de Villa, Rolando Fernández Iglesias, todas situadas en Oviedo. Al arquitecto lenense, Manuel Sastre Fernández, se le han bloqueado dos propiedades en Lena, ambas compartidas; al asesor fiscal del Montepío, José Manuel Fernández, se le inmovilizan once propiedades en Pravia; y al Postigo se le bloquea el piso que posee junto a su exmujer, María Elena Pérez, el chalé de Torre Pacheco en Murcia, que comparte con su compañera sentimental, la rumana Dorina Bicher, así como el chalé que posee en la localidad vallisoletana de Mayorga, alcanzando el bloqueo también a una propiedad que la hija del Postigo, Patricia, posee en la localidad asturiana de Mieres. Asimismo, la jueza ha ordenado el bloqueo de un total de quince vehículos, de los cuales los investigados no pueden ni disponer ni enajenar, destacando el Mitsubishi somático de Villa que le reclama el SOMA y que él se ofreció a entregar al sindicato para minorar la fianza exigida por la jueza Simonet Quelle Coto. La magistrada Begoña Fernández también ha dejado sin coche a los hijos de Villa. A José Antonio Postigo le han embargado dos vehículos, uno en Asturias y otro en Murcia, y un tercero a Dorina Bicher. Como en el capítulo de propiedades, el más perjudicado es el constructor, al que se le han embargado un total de ocho vehículos, cuatro a su nombre y el resto a nombre de sus empresas. Se queda también sin coche el asesor José Manuel Fernández y el arquitecto Manuel Sastre Fernández. A todos ellos se les han embargado también las cuentas, y solo pueden disponer de 6.000 euros.
¡¡¡ Hete aquí la gran diferencia entre el “Saavedrismo” y el “Villismo” que, mientras el primero sigue denunciando las corrupciones y los “recortes” del sistema bipartidista PPSOE, tanto en su blog “EL BLOG DE ANTON SAAVEDRA” como en los distintos foros a donde es llamado para intervenir, el segundo está a punto de quedar alojado en las celdas de Villabona, y no precisamente por seguir poniendo su cadáver como escudo protector de los pozos mineros que el mismo colaboró para cerrarlos, dejando las comarcas mineras transformadas en parajes lunares, sino por LADRÓN !!!
ANTON SAAVEDRA