“Asturias es un Principado de Asturias, pero sin embargo nosotros somos un Reino y usted sabe perfectamente que Reino y Principado son dos formas de gobierno distintas” (Adriana LASTRA, vicesecretaria general del PSOE en TVE, el 20 de junio de 2017)
“Ante la configuración del Estado español, integrado por diversas nacionalidades y regiones marcadamente diferenciadas, el PSOE manifiesta:
1.- La definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el Estado español parte indefectiblemente del derecho de autodeterminación de las mismas que comporta la facultad de que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que va a mantener con el resto de los pueblos que integran el Estado español.
2.- Al analizar el problema de las diversas nacionalidades el PSOE no lo hace desde una perspectiva interclasista del conjunto de la población de cada nacionalidad sino desde una formulación de estrategia de clase, que implica que el ejercicio específico del derecho de autodeterminación para el PSOE se enmarca dentro del contexto de lucha de clases y del proceso histórico de la clase trabajadora en lucha por su completa emancipación.
3.- El PSOE se pronuncia por la constitución de una REPÚBLICA FEDERAL de las nacionalidades que integran el Estado español por considerar que esta estructura estatal permite el pleno reconocimiento de las peculiaridades de cada nacionalidad y su autogobierno a la vez que salvaguarda la unidad de la clase trabajadora de los diversos pueblos que integran el Estado español… (RESOLUCIÓN del PSOE en el Congreso de Suresnes, el mes de Octubre de 1974)
Hubo un tiempo en el que el Partido Socialista Obrero Español señalaba con el dedo la AUTODETERMINACIÓN de los pueblos y levantaba el pulgar. ¿Derecho a decidir? No, qué va, hablábamos muy en serio, de manera muy clara, precisa y contundente: ¡¡¡DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN DE LAS NACIONALIDADES DE ESPAÑA!!! Ese era uno de los puntos centrales del programa del PSOE. En efecto, estábamos en el mes octubre de 1974, cuando en el barrio judío de Suresnes, en el teatro Jean Vilar de la periferia parisina, nuestro XIII Congreso socialista elegía al abogado sevillano Felipe González como nuevo secretario general, tras una laboriosa alianza entre diversos sectores de la militancia en el interior de España, dejando segregado el PSOE en dos mitades: PSOE renovado, liderado por el andaluz Felipe González, y PSOE histórico (PASOC) liderado por el alicantino Rodolfo Llopis.
Pues bien, han tenido que pasar 43 años para que un congreso del PSOE, después de marear la perdiz durante todo este periodo de tiempo transcurrido, volviera a asumir en su ponencia política el “carácter plurinacional del Estado”, incorporando en la misma la necesidad de una “reforma constitucional federal, aunque manteniendo que la soberanía reside en el conjunto del pueblo español”, la cual resultaría aprobada después de ser rechazada una enmienda que pedía su supresión presentada por la delegación de Asturias en la persona de su portavoz Fernando Lastra, sin ni siquiera ser discutida en el plenario del congreso al contar tan sólo con 41 votos a favor y 165 en contra.
El debate sobre la plurinacionalidad del Estado era una de las principales discusiones del cónclave, al igual que lo había sido la resolución sobre la autodeterminación de los pueblos de España en el congreso de Suresnes, y sería presentada y defendida, entre otros, por la actual presidenta del PSOE, Cristina Narbona, y su compañero sentimental, el catalán José Borrell: “Las tensiones relacionadas con la organización territorial han sido una constante en la historia de la España moderna. Y la falta de soluciones comúnmente aceptadas han ocasionado tensiones competenciales, y en los últimos años también identitarias, basadas en supuestos agravios comparativos. Por ello, «los socialistas entendemos que el federalismo, con sus premisas de cooperación, colaboración, solidaridad y lealtad institucional e interterritorial, como se defiende en nuestra Declaración de Granada, puede y debe ser la solución de una España orgullosa de su diversidad y comprometida con el autogobierno de las comunidades que la integran». Además de la plurinacionalidad, el PSOE resucitaba también el debate entre monarquía y república para «avanzar e implantar la República como modelo de Estado», decía la enmienda aprobada en la Comisión Política por 98 votos a favor y 69 en contra, lo que supuso su debate en el plenario, donde sería rechazada.
Es decir, la nueva ocurrencia de Pedro Sánchez, como era natural, después del éxito alcanzado en las primarias del 21 de mayo, arrastraba al resto de sus compinches vencedores en el Congreso, que se ven obligados a la defensa de tales postulados, aunque sin saber realmente lo que significa, una vez más, tanta ambigüedad en un asunto tan peliagudo. Lo que hace Sánchez no es más que dar otro salto en el vacío, tratando de no negar a España el carácter de nación hasta llegar al absurdo de afirmar que España es una nación de naciones. Desde mi punto de vista, no puede existir ningún todo compuesto por varias partes en el que cada una de estas sea igual al propio todo, de igual manera que una nación no puede contener en su seno otra nación. Es verdad que existen estructuras políticas que contienen naciones en su seno, habrá estructuras estatales o imperiales que alberguen naciones; pero nunca esas estructuras serán naciones. Es decir que, dígalo Iceta, Borrel o el mismísimo expresidente Zapatero, si Cataluña, Aragón, Galicia o la República Independiente del Bierzo son algún día naciones, entonces España no podrá serlo, y mucho menos podrá serlo cuando el propio Pedro Sánchez responde a la pregunta de qué es una nación diciendo que se trata de “un sentimiento”, que es lo que una nación no es.
Menos mal que la vicesecretaria general elegida en el congreso de la plurinacionalidad, una tal Adriana LASTRA, nos aclaraba el dilema cuando manifestaba públicamente que “como asturiana no tengo anhelo nacional, pero entiendo que otros sí lo tengan”. ¿Debo entender que si no tiene anhelo nacional no se siente española, o es que no considera nación a España? Pero, el remate de la tesis lastrana sería cuando seguidamente afirma que “Asturias es un principado, pero somos un reino, dos formas de gobierno distintas”. A la vista de este embrollo jeroglífico resulta más que evidente que esta señora no tiene ni pajolera idea de lo que ha dicho, porque el principado y el reino en absoluto son dos formas de Gobierno distintas, sino ámbitos diferentes, y sin ánimo de darle lecciones de historia, ni mucho menos, solo le diré que fue en el siglo XIV cuando el rey de Castilla dejó establecido que el de príncipe de Asturias, precisamente, fuese el título conferido al heredero de la corona de Castilla primero y, después, de la de España, y que fue el reino de Castilla, en la persona de su monarca Juan I, quien fundase el propio principado como tal en 1388. Que en 1444, Juan II ratificaba para su hijo Enrique IV el título de Príncipe de Asturias, recayendo en lo sucesivo sobre el heredero de la corona de Castilla: “Yo el Rey, bien informado y bien certificado mando que todas las ciudades, villas y lugares de Asturias y Oviedo fueren mayorazgo para los Príncipes de Castilla y León, así como era y es el delfinazgo en Francia, para que sean vuestras en toda vuestra vida, y después de vuestro hijo mayor legítimo y que no las puedan enajenar y siempre sean del Principado”. Por lo tanto, el Principado de Asturias es una creación del reino de Castilla. Asturias, primero reino y más tarde englobado en la corona de León, pasó a ser parte de Castilla cuando Fernando III reunió, en 1230, las coronas de Castilla y de León para siempre, o hasta que el PSOE decida cambiar su apoyo a la monarquía por el de una REPÚBLICA en España. Lo demás son cosas de la mano derecha de Pedro Sánchez.
Pero, ¿quién es ésta tal Adriana Lastra? ¿Cuáles han sido sus aportaciones al debate socialista a lo largo de su militancia para ocupar tan altísimo escalafón en el PSOE? Nacida en la localidad asturiana de Ribadesella el 30 de marzo de 1979, su biografía es tan cortita que no ocupa más de una servilleta, tal y como aparece en su propia ficha personal en la web del Congreso de los Diputados: “diputada de la XI y XII legislaturas, casada, diputada en la Junta General del Principado de Asturias (2007-2015) y secretaria de Política Municipal del PSOE (julio 2014-octubre 2016)”. Es decir, esta señora no es más que otra de las NiNis que, con tal de seguir comiendo en los establos del PSOE “firma todo lo que le echen”, llámense Pedro Sánchez, Javier Fernández o Susana Díaz. A la edad de 18 años se afiliaría al PSOE en Ribadesella, para iniciar una gran amistad con Ramón Canal, hijo del secretario general de la agrupación socialista riosellana a la vez que alcalde en la localidad (2007-2011), que le sirvió para ir trepando y trepando en el escalafón socialista, de tal manera que a los tres años ya estaba sentada en la ejecutiva de la FSA-PSOE, y con 28 años ya era una de sus diputadas. Sin antecedentes políticos de ningún tipo, esta “criatura” de 38 años que solo ha ejercido la carrera política – aunque trate de presentarse como antropóloga, solo curso año y medio de carrera, más que suficiente para no extrañar las artes en la trepe de la política – asume una responsabilidad abrumadora en un PSOE en plena guerra civil, camino de la pasokización.
De hecho, la presidenta de la Junta de Andalucía y secretaria general del PSOE en la región andaluza, Susana Díaz, no ha hecho suyo el concepto de plurinacionalidad con el que Pedro Sánchez redefine España, y que ha sido votado mayoritariamente en el 39 Congreso federal del PSOE. La propuesta que salió adelante, tal y como ha quedado dicho, aboga por una reforma de la Constitución que avance hacia un Estado federal, tesis compartida por la Susana, porque es la fórmula de consenso que se dieron los socialistas en julio de 2013, y que quedó recogida en la Declaración de Granada. Pero esa fórmula ha quedado superada o matizada por el apéndice que le ha añadido la ponencia política de Sánchez, y que plantea “el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado”. La andaluza “acatará” las nuevas líneas programáticas del PSOE de Sánchez, pero sigue pensando que “el Estado plurinacional es una idea confusa”, que comporta “ciertos riesgos” porque no todos interpretan lo mismo de ella, y eso puede “violentar el principio de igualdad de oportunidades para todos los españoles vivan donde vivan y esa tesis no es nuestra, sino de PODEMOS”.
El propio secretario de Organización del PSOE de Andalucía y mano derecha de Susana Díaz, Juan Cornejo, no ha ocultado esa inquietud a la hora de mostrar los recelos respecto a la plurinacionalidad. “No sabemos cuántas naciones puede haber en España, cómo se llamarán las que no sean naciones, qué territorios tienen derecho a llamarse nación y qué significado jurídico va a tener eso. ¿Significa que habrá españoles de primera y de segunda? Queremos saber si se nos está hablando de que pueda haber un tratamiento fiscal, económico, jurídico o de relación; o si se está hablando de que reconocemos las singularidades, la cultura o el idioma”, para rematar también diciendo que incluso en la nueva cúpula del PSOE no hay unanimidad al respecto, porque “algunos creen que la definición de España como nación de naciones otorga el derecho a iniciar un proceso de autodeterminación”.
Que la guerra sigue abierta en el seno del PSOE los deja muy claro la propia Susana Díaz cuando sostiene que “los congresos tienen dos tiempos”, y que “lo que se ha aprobado por ahora no basta: hay que desarrollarlo, porque no se entiende”. Díaz, por su parte, no tiene en mente verbalizar el término plurinacionalidad, no formará parte de su diccionario político ni buscará complicidad con PODEMOS: “Yo me siento cómoda con el artículo 2 de la Constitución y de ahí no me voy a mover”.
Que la guerra sigue abierta en el seno del PSOE los deja muy claro la propia Susana Díaz cuando sostiene que “los congresos tienen dos tiempos”, y que “lo que se ha aprobado por ahora no basta: hay que desarrollarlo, porque no se entiende”. Díaz, por su parte, no tiene en mente verbalizar el término plurinacionalidad, no formará parte de su diccionario político ni buscará complicidad con PODEMOS: “Yo me siento cómoda con el artículo 2 de la Constitución y de ahí no me voy a mover”. En esa perspectiva ha presentado su precandidatura a la reelección como secretaria general del PSOE de Andalucía, donde los sanchistas no van a impulsar a ningún candidato alternativo que le plante cara en las primarias a la andaluza, al menos propiciado por el “apparatichk ferraziano”, todo lo contrario que ocurre con las comunidades del País Valencia, Aragón, Extremadura, Castilla – La Mancha o Asturias, donde ya se ha desatado la guerra entre los javieristas-susanistas y sanchistas, en las personas de “Josechu”, portavoz del PSOE en el ayuntamiento de Gijón, y Adrián Barbón, actual alcalde de Laviana.
¿Por qué Ferraz zarandea a los barones valencianos y aragonés y no a la andaluza? Entre otras cuestiones, pienso yo, porque Andalucía es la única nacionalidad del Estado español, junto con la nacionalidad asturiana, donde el PSOE aún conserva la mayoría, aunque con el apoyo de los falangistas liderados por Albert Rivera de Ciudadanos, pero el dato clave es que Susana Díaz ganó las primarias a Pedro Sánchez en Andalucía por una abrumadora mayoría, y no está, ni por asomo, tan contestada por su propia militancia como lo está Puig en la Comunidad Valenciana, Lambán en Aragón o Javier Fernández en Asturias, quien ha anunciado públicamente su retirada de la primera línea de fuego. Con la seguridad que le otorga verse inmune a posibles adversarios en unas primarias, el entorno de Susana Díaz se ha tirado a la yugular de Pedro Sánchez para reprocharle que, desde Madrid se haya propiciado el pulso interno a los barones socialistas que están gobernando. “¿No han pensado en qué posición quedará Ximo Puig o Javier Lambán, que son presidentes autonómicos, si pierden el apoyo de su propia militancia?”, se preguntan en el PSOE de Andalucía, que no viene sino a mostrar todo el malestar que subyace en el equipo de Susana Díaz tras verse arrinconados en el Congreso federal por la nueva directiva de Sánchez. La sevillana ve “una contradicción” que el madrileño abandere la noción de Estado plurinacional, pero a la vez cargue contra los presidentes autonómicos de su partido, “que en teoría son quienes debieran poner voz y representar esa diversidad plural de España”.
Como viene siendo normal en esta guerra permanente del PSOE, no podía faltar la valoración del exaliancista popular de Fraga Iribarne y presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, quien ha asegurado públicamente tener una «muy importante línea de discrepancia» con Pedro Sánchez, no solo en lo que significa el proyecto de partido, sino también el de país, mientras apoyaba y se mostraba convencido de que la presidenta andaluza Susana Díaz ganaría las primarias del PSOE, que «España no es un Estado plurinacional compuesto por 17 trozos», aunque luego aceptara formar parte de la Ejecutiva Federal del PSOE con Pedro Sánchez como secretario general.
ANTON SAAVEDRA