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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 20 de abril

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20 de abril

No resulta nada agradable permanecer confinado cuando se cumplen hoy, 30 de abril, 37 días de arresto domiciliario que se prolongarán, en principio, hasta el 10 de mayo, tal y como nos anunció el presidente del gobierno en su acostumbrada comparecencia de los sábados, después de 70 minutos de duración para adelantarnos eso y que poco a poco se empezará a tener con los niños de hasta 12 años la misma consideración que se tuvo con los perros desde el principio, aliviando así su cautiverio. El resto del discurso fue cháchara mazorral y vacua como viene siendo costumbre en todas sus comparecencias desde el día que anunció el Estado de Alarma, todos ellos leídos por el telepromter.

No resulta nada agradable, reitero, para nadie, permanecer en cautiverio durante tantos días, porque siendo sincero también lloro a veces, más de rabia contenida e impotencia ante algo que se pudo evitar en más de 80 por ciento de haberse tomado las medidas pertinentes que no se tomaron, sabiéndolo como se sabía, y me desvelo, y me altero con facilidad.

Comparto este cautiverio con mi compañera Irma, lo que ya es un privilegio, pero a mis hijos y mis dos nietas no los veo desde hace cuarenta días, y esa distancia física es la que más me cuesta sobrellevar. Tengo miles de fotos de cuando eran neños, de cuando íbamos a la playa y nos reíamos y abrazábamos. Se las mando por wassap y me envían mensajes cariñosos, aunque tengo la impresión de que para ellos esas fotos no significan lo mismo que para mí. Estoy coleccionando una casa victoriana para la nieta más pequeña y le envio por el wassap de la madre los distintos muebles que salen todas las semanas, y se pone muy contenta, porque le encantan: “guárdamelos todos guelito, ya iré por ellos cuando pueda salir de casa”. Sigo leyendo, escribiendo y escuchando música. Pero yo me considero una persona muy positiva y muy fuerte mentalmente, preparado para resistir todo lo que me echen y preparado para afrontar lo que tenemos y lo que nos vendrá después, no en vano ya me he visto en situaciones mucho más difíciles con la muerte cerquísima.

Después de salir a comprar el periódico, cuatro botellas de leche y dos tarros de kéfir, regreso a casa y lo primero que hago es entrar en el panel del ministerio de Sanidad para ver las últimas actualizaciones, observando que se sigue hablando de mucha desescalada, pero la cruda realidad es que las cifras se incrementan todos los días, alcanzando a las 12,00 horas del 20 de abril 200.210 infectados y 20.852 muertos. Al respecto, he vuelto a tener otro debate en torno a mi diario de ayer referido al número de pensionistas que están siendo víctimas del COVID-19, sin argumentos de ningún tipo y siempre con la misma cantinela por parte de los jenízaros del PSOE de que se mueren por viejos y por tener menos defensas, tratando incluso de ridiculizarme, pero voy a ser muy conciso en mi respuesta de hoy: ¿por qué, tanto el gobierno central y los gobiernos autonómicos, no nos explican que más de 2.200 camas de UCI en la sanidad privada permanecieron desocupadas, mientras se quitaron de en medio a 12.000 viejos pensionistas, la mayoría de ellos sin ni siquiera habérsele administrado oxígeno ? ¿Es verdad o es mentira que hay triaje en los hospitales como abandono total en la mayoría de los pretanatorios, muchos de ellos con el título de geriátrico?

Soy muy consciente que pasarán unos días para que los equipos digitales creados al efecto saldrán a calificar estas noticias, perfectamente contrastadas, como fake o noticias falsas que, como se sabe, están de moda, aunque no sean una moda, porque al igual que la mentira, estos han existido desde que tenemos uso de la palabra. Lo único que ha cambiado es que antes las mentiras quedaban reducidas a un círculo de amigos o de vecinos y, en cambio, ahora con las redes sociales su difusión es masiva, es mundial y a una velocidad sin precedentes. No obstante, conviene dejar matizado la diferencia existente entre fake o noticia falsa y propaganda. Aunque sean muy parecidas existen bastantes diferencias entre ellas, teniendo en cuenta que la propaganda es una información que se genera para intentar convencer a la gente en un entorno determinado de una idea o de un hecho y, en cambio, las fake o noticia falsa lo que buscan es alterar el relato objetivo de los hechos para crear uno alternativo.

La propaganda ha funcionado históricamente desde un país a su propio país, encerrándose en su frontera nacional. El ejemplo clásico es el de la Alemania Nazi, donde el Ministro de Propaganda del Reich, Joseph Goebbels, y el gobierno de Hitler buscaban que todos los alemanes se sintieran nazis o se sintieran desplazados por no serlo. En conclusión, la propaganda busca convencer y unificar a la sociedad en torno a un ideario. En el caso de las fake news, en cambio, la alteración del relato busca convertir la verdad en una cuestión ideológica, que deja de esta manera de ser objetiva y se convierte en lo que el creador de la noticia falsa quiere que te creas.

Pues bien, en mi diario ni la propaganda ni la mentira tendrán cabida. Solo y exclusivamente me limitaré a contar los hechos que van transcurriendo, día a día, durante este confinamiento que nos ha tocado padecer, sin que ello quiera decir con rotundidad que alguna vez pueda ser objeto de algún engaño producido por informaciones recogidas de algún periódico, revista o cualquier otro medio de comunicación.

La asociación profesional de la Guardia Civil JUCIL manifiesta su “profundo descontento y enfado” por las palabras del jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil José Manuel Santiago en el día de hoy, en las que ha indicado que las funciones de la Guardia Civil pasan por “minimizar las críticas a la gestión del Gobierno”. Se tratan de “Unas desafortunadas declaraciones las cuales están completamente en contra del espíritu y los valores de la Benemérita dejando en entredicho la labor que miles de mujeres y hombres que forman la Guardia Civil, con escrupuloso respeto al orden constitucional, saliendo a diario a realizar su trabajo, que no es otro que velar por el Estado de Derecho”.  “Los Guardias Civiles nos debemos en todo momento a la protección del estado de derecho, pero no a la protección de los intereses partidistas de los GRUPOS políticos del Gobierno”.

En este mismo escenario me refiero a las declaraciones realizadas ayer, 19 de abril, en boca del jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, general José Manuel Santiago, en la rueda de prensa que cada día se celebra en el Palacio de la Moncloa tras la reunión del Comité Técnico del Gobierno contra el coronavirus, siendo, precisamente, uno de los asuntos sobre la mesa la proliferación de bulos por internet, contestando el general de manera literal que, en el terreno de la lucha contra las “fake news” se trabajaba en dos direcciones: “por un lado, evitar el estrés social que producen estos bulos, y por otro, minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno”. “Todos estos bulos los tratamos de desmentir por nuestras redes sociales”, dijo.

De las palabras literales del general cabría deducir que el Gobierno está utilizando a la Guardia Civil para su beneficio político, y que la Benemérita haya accedido a cumplir esa orden ilegal, pero no tardaría en salir a la palestra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para tratar de aclarar las cosas, después de asegurar que no había escuchado  la intervención del jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil, pero añadió que si era cierto lo que le había llegado se trataba de un error: «Desconozco lo que se haya podido manifestar porque estaba en la reunión de la Conferencia de Presidentes. Si esas son las expresiones que ha proferido, ha debido de ser un lapsus del general al contestar», dijo. «El estado de alarma –añadió– no cambia ni modifica nada y los bulos son aquellos que tienen un contenido absolutamente falso y su voluntad no es otra que causar de una forma engañosa, torticera e indebida una gran alarma social con riesgo objetivo para el orden público. Y ahí no entra para nada la crítica». Desde mi sincero entender, la antesala de lo que dentro de un tiempo pasará a ser otro bulo desmentido por esas empresas dedicados a ello por el precio de “a tanto la palabra desmentida”.

Apuesto un euro contra mil a que solo una minoría responderá que Galileo no fue quemado en la hoguera por la Iglesia por decir que la Tierra fuera redonda – que era la tesis convencional desde, al menos, Eratóstenes, que se molestó en medirla en el siglo III antes de Cristo – sino que Galileo no murió en la hoguera, sino en la cama y de viejo, concretamente en su casa de San Giorgio, junto al mar.

Cuando pase esta pesadilla, que pasará, porque la tierra continuará girando sobre su eje – y no es un bulo que le costó a Galileo ser quemado en la hoguera por mandato de la iglesia – iremos tomando conciencia de que nos ha tocado sufrir un cataclismo histórico inimaginable al que, en un principio el gobierno de España no le dio la importancia que tenía, pero que acabó marcando nuestras vidas. Lo contaremos a nuestros nietos como si se tratara de un cuento fantástico. Ellos querrán saber como fue posible que un bichito de tan pequeñas dimensiones confinó en sus casas a media humanidad y dislocó la vida económica y social, y yo les contestaré que, en gran parte, fue debido a un gobierno y una oposición que pusieron en juego la vida de miles y miles de personas por estar dedicados prioritariamente a sus intereses electoralistas.

Hoy, 20 de abril, después de haber asistido durante todo el tiempo que dura el Estado de Alarma a todo tipo de insultos y demás entre los partidos del gobierno y la oposición, esto es el bipartidismo turnista PPSOE que gobierna España desde la segunda restauración monárquica lograron llegar a un acuerdo para el diálogo. Recuerdo la intervención del pasado jueves santo cuando el presidente Sánchez apelaba una y otra vez a los pactos para la reconstrucción que quería impulsar incluyendo al PP, y la vicesecretaria del PSOE y portavoz en el Congreso de los Diputados, Adriana Lastra, acusaba a Casado de deslealtad: “Todos los españoles recordarán que la sociedad venció al virus mientras usted solo pensaba en vencer al Gobierno. Señor Casado, este error le perseguirá toda su vida”, a la vez que añadía: “España no merece una oposición que alimente bulos, mentiras y odio. Es desleal e indigno pagar en las redes sociales noticias falsas como hacen ustedes”.

“La Brunete mediática lleva días atacando al gobierno de coalición y especialmente al presidente. descalifican, manipulan y propagan bulos. Desde el último debate en el Congreso, donde al PP se le vieron las vergüenzas, lo hacen mucho más. Seguiremos desmontando vuestras mentiras”. Sorprende encontrar las expresiones “derechita cobarde” o “brunete mediático” en el timeline de Lastra en los días en los que el Gobierno hace llamamientos a la unidad no solo de los partidos políticos, sino también de todos los agentes sociales. (Adriana Lastra, 11 de abril de 2020)

Al final, como ha quedado dicho, se reunieron a través de videoconferencia el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Pablo Casado, llegando a un acuerdo de principio para establecer el formato de los “pactos” para la “reconstrucción económica”  ideados por el jefe del Ejecutivo para hacer frente a las consecuencias del coronavirus que se negociarán en una comisión creada expresamente para ello en el Congreso de los Diputados, según han confirmado fuentes de la Moncloa.

En realidad, no podía ser de otra forma, el sistema de mesas paralelas extraparlamentarias, como ha ocurrido con las negociaciones del problema político existente en Cataluña, ha resultado disfuncional y extravagante. La soberanía nacional está en el Parlamento y por averiado que esté, por culpa de los que allí se sientan, es en la Cámara donde debe sustanciarse el debate político y, sobre todo las decisiones. De manera que el acuerdo inicial, de procedimiento, al que llegaron Sánchez y Casado es de sentido común, de mínimos que a nada comprometen, se trata del cauce institucional y constitucional.

La exigencia de Casado de “luz y taquígrafos” es de oficio, añade poco o nada. ¿De qué otra forma puede llegar las propuestas y las votaciones? Otra cuestión es cómo se llega a las propuestas, lo cual tiene que ver con los procedimientos y los contenidos. Para empezar, habría que partir de algún documento de referencia que requiere una elaboración y algunas consultas para poder empezar el debate parlamentario con unos acuerdos de principios.

Esa elaboración, que podemos llamar cocina del acuerdo, necesita discreción y rigor. También en los Pactos de la Moncloa y la Constitución, que tanto se jalean ahora, tuvieron cocina previa y acuerdos de confidencialidad hasta tejer el manto de base del acuerdo.

De todos modos, el pacto que ahora se busca en absoluto necesita de meses, se puede elaborar un documento base en cuestión de días. Qué duda cabe, el laboratorio será imprescindible para evitar patinazos, por ejemplo, con el tema de la “renta mínima”, con el que en principio todos están de acuerdo mientras no llegan los detalles, sería bueno ponerse de acuerdo en el laboratorio sobre si va a recaer sobre la caja de la Seguridad Social o sobre los Presupuestos. Y como éste hay algunos otros puntos esenciales que habría que aclarar antes de empezar a debatir y acordar con “luz y taquígrafos”. No vaya a ser que entremos en la dinámica de las fallidas reformas educativas que descarrilan siempre por aspectos accesorios, ideológicos, que deben despejarse antes de empezar. “Luz y taquígrafos”, pero antes un poco de laboratorio para evitar materiales inflamables que impidan llegar a acuerdos.

Vamos a esperar cuando tengamos el documento publicado, aunque yo me sigo preguntando de donde va a salir el dinero, salvo que vayamos a una revolución fiscal, tan necesaria como urgente, que yo veo a mucha distancia todavía.

Buenas noches y hasta mañana.


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