Cuando me dispongo a cumplir con mi 44 día de arresto domiciliario, pudiendo decir que he perdido el sentido del tiempo sin saber, a veces, el día de la semana que es, hasta el punto de que cuando alguien me preguntó ayer en la cola del pan por el día en que estábamos le contesté: “yo que sé, ni me preocupa el día en que vivo”.
Hoy me levanto otra vez con mi artrosis que no me deja prácticamente ponerme en pie. Una ducha de agua ferviendo, aseo, desayuno y a duras penas salir a comprar la prensa después de tomar un paracetamol y echar el spray milagros de Radio Salil, con un día lluvioso tan desagradable como la tragedia que seguimos viviendo, por más que nos sigan incitando a la amnesia selectiva para que nos olvidemos de la España reflejada en el mapa de la muerte. Vuelvo a repetir, una vez más en mis diarios, que me tendrán que explicar por qué faltaron y siguen faltando equipos de protección y test, a lo que hay que añadir el caos en la adquisición de materiales. Tendrán que explicarme, por más que hayan tratado de convencerme ciertos jenízaros de esos que trabajan bajo consigna del PSOE en las redes sociales de hoy, por qué nos siguen dando unas cifras de infectados y muertes falsas que hoy, 27 de abril, nos indican que hemos incrementando el número de muertos hasta 23.521 – es más que posible que tengamos más de 35.000 muertos -, y 209.465 infectados, según la nueva serie estadística implantada por el gobierno.
Tal y como ha dicho el ministro de Sanidad, el filósofo Salvador Illa, la contabilidad de Sanidad ya no va a informar del bruto total. De hecho, ayer declaraba que el “neto de los nuevos casos eran 1.729”. En conjunto, los positivos por PCR ascienden a 207.634, cuando ayer fueron 205.905. No obstante, este pasado sábado el total de infectados por coronavirus ascendía a un total de 223.759, ya que no solo se tenían en cuenta a los confirmados por PCR, sino a los positivos con test de anticuerpos. En cualquier caso, siempre podremos conocer la realidad de los datos brutos, ya que el total parece ser que se seguirá enviando a los organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud o al Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades. Lo que resulta de risa, si no estuviéramos hablando de una catástrofe de tales magnitudes como la que nos toca vivir son las palabras del ministro filósofo cuando afirma que el gobierno pretende ser “máximamente riguroso y transparente” y, de esa manera, se dispone de “series homogéneas” para valorar la tendencia de la pandemia en España. Parece inaudito que se hayan dejado de publicar los datos de la serie total de infectados, que ha sido la serie oficial de España, y que diga el opusdeísta Fernando Simón que “no son de interés” o “son de difícil interpretación”. Como ha afirmado el exministro del PSOE con el gobierno de Zapatero, Miguel Sebastián, esto roza el abuso de autoridad y un desprecio a los investigadores.
Este mismo lunes, 27 de abril, el ministro de Sanidad acaba de anunciar la puesta en marcha de un estudio de seroprevalencia en un total de 36.000 hogares españoles en pequeños y medianos municipios de 50 provincias con el objetivo de conocer “la dimensión real de la pandemia”. Es decir, después de dos meses de espera de test rápidos, el Gobierno no los quiere hacer de manera masiva, para no asustarse ellos y a la población, ya que en este momento podrían estar en España por encima de los 400.000 infectados. ¿Por ello dice el Gobierno, mientras presume de resultados y nos anuncia una desescalada del confinamiento nacional, que los hospitales tienen que tener preparadas más UCIS por si se detectara un ‘rebrote’ de la epidemia, lo que nadie debe descartar?
En fin, el tiempo es el juez inexorable que pondrá a cada cual en su sitio al final de esta pandemia que invade a nuestro país, eso sí, con muchas vidas perdidas por el largo camino de esta catástrofe, demasiadas.
La crisis del coronavirus también ha dejado tocado a uno de los sindicatos mayoritarios a Catalunya, UGT, que ha presentado un ERTE por causas productivas a todos los centros de Catalunya, El expediente se basaría en suspender la actividad de una parte de la plantilla y reducir la jornada de otra parte, argumentando causas productivas como a consecuencia de la pandemia de coronavirus, que ha hecho bajar fuertemente su actividad (27-04-2020)
Pero resulta que, paralelamente a la crisis sanitaria, tenemos la crisis de la economía donde las “muertes” de empresas y empleos no cesan de crecer y están llevando la economía a una recesión “de caballo”. Y, a corto plazo, al Estado a una situación de “pre quiebra” o de gigantesco endeudamiento si es que nos llegan los fondos de la UE, porque nuestra dependencia del euro no nos deja otra puerta de salida.
Estas son las dos verdades que este caparazón del COVID-19 oculta en su cuerpo y que forma parte de nuestra penosa realidad: desastre sanitario, económico y social.
Fuente: CC.AA., Ministerio de Trabajo y Economía Social y Seguridad Social (27 de abril de 2020)
¡¡¡ Más de nueve millones de trabajadores en situación económica de paro!!! Cerca de cuatro millones de trabajadores ya se han acogido a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), según el ministerio de Trabajo y Economía Social. El dato supone que los paros temporales afectan ya al 25,6% de los afiliados a la Seguridad Social. Además, 1,12 millones de autónomos, un tercio del total, han solicitado ya la ayuda por cese de actividad. Si tenemos en cuenta los 3,7 millones de parados registrados hasta el 20 de abril según el Servicio Público de Empleo Estatal, cerca de nueve millones de personas estarían situación económica de paro: un 40% de la población activa de diciembre que ascendía a 23 millones. No obstante, esta estimación resulta conservadora, ya que la cifra se incrementa a diario y fuentes sindicales advierten que ya se ha superado la barrera de los cuatro millones de afectados por un ERTE que cifra el Gobierno. Lo que no dicen estos pandilleros del sindicalismo es que ellos mismos están enviando a sus trabajadores a los ERTES, cuando más necesarios serían ahora para el asesoramiento y el papeleo de los trabajadores afectados.
Según el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, el Ingreso Mínimo Vital tendrá carácter “estructural y permanente” y se complementaría con las Rentas Mínimas de Inserción que ya funcionan en las Comunidades Autónomas. Sin embargo, junto con la llamada “Mochila Austriaca”, que también está en la agenda del gobierno, el resultado puede ser un caramelo envenenado para las clases trabajadoras.
Efectivamente, la crisis social y económica que ha desatado la pandemia (COVID-19), y de forma particular el modo en que ello ha afectado a la situación de la clase trabajadora en España y a nivel mundial, ha vuelto a dar realce a dos cuestiones que hasta hace unas semanas gozaban de gran relevancia mediática, hasta que la pandemia se apropió del protagonismo informativo absoluto, y que han sido propuestas por el amplio espectro político que va desde el más puro liberalismo hasta el mundo progre. Me refiero a la Renta Básica, en sus diferentes acepciones y denominaciones, y a la llamada “Mochila Austriaca”.
El gobierno español ha anunciado la pronta puesta en marcha de un Ingreso Mínimo Vital que, en palabras del Ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, tendrá un carácter “estructural y permanente”, es lo que finalmente va a quedar de la Renta Básica, un nombre con muchas acepciones, según la posición de aquél que la proponga dentro del arco que va de los liberales a los social-liberales.
El Ingreso Mínimo Vital, aunque no tiene un carácter universal, sino pensado para determinados colectivos especialmente vulnerables, ya sea por la crisis del coronavirus o por cuestiones previas a la misma, es una especie de Renta Básica.
En cuanto a la “Mochila Austriaca”, que el PSOE llevaba en su programa, incluso presentándola en su ley presupuestaria 2020 en Bruselas, es una apuesta decidida de la ultra neoliberal vicepresidenta Nadia Calviño que no tiene nada de novedosa, aunque la prensa económica lleva al menos desde marzo vinculando la cuestión de la misma con el previsible efecto de los gastos sociales del coronavirus (despidos en el medio/largo plazo) sin olvidar la intención inicial más ligada a la reforma de las pensiones.
Es muy probable que una interpretación bienintencionada de ambas medidas crea que tienen por objetivo paliar la situación del ingente número de parados derivados de los efectos de la pandemia y de las medidas necesarias para frenarla, pero esa benevolente lectura de dichas medidas, una en marcha (renta básica), la otra de muy posible implementación (Mochila Austriaca) a medio plazo, oculta otras motivaciones que conviene analizar detalladamente para comprender cuál es su objetivo real.
Sin una contextualización en el marco de las transformaciones del empleo, del Estado Social, de los conceptos de salario directo (lo que comúnmente se conoce como salario), del salario indirecto (por lo que respecta al presente documento, las coberturas de desempleo) y el diferido (principalmente las pensiones), sería enormemente difícil comprender el encaje del Ingreso Mínimo Vital y de la Mochila Austriaca en la política del actual gobierno.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, firmaron este lunes, 30 de diciembre, el acuerdo de coalición progresista entre socialistas y UP para la formación del próximo Ejecutivo en nuestro país. El acto tuvo lugar en el Congreso de los Diputados en presencia de dirigentes de ambas formaciones y de cargos del Gobierno en funciones.
Así y todo, ayer mismo, 26 de abril, el propio vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, confirmaba, no obstante, que «el Ingreso Mínimo Vital va a estar en mayo», medida que ha defendido como «fundamental» porque «hay mucha gente que está en una situación desesperada» y con «muchas dificultades para llenar la nevera».
En declaraciones a la Sexta, Pablo Iglesias, después de asumir que se habían cometido «errores de comunicación» en la gestión de la crisis del coronavirus, ha reconocido que «en el Gobierno se discute y después se llega a acuerdos» y que, en el caso del Ingreso Mínimo Vital, se discutió sobre «el momento» para su implantación: “El Ingreso Mínimo Vital va a estar en mayo», ha reiterado Iglesias, que ha asegurado que la medida se materializará, aunque para ello los ministros se tengan que «quitar horas de sueño».«Hay muchas familias españolas que están en una situación desesperada», ha recordado. Que duda cabe, compañero Pablo, cuentas con todo mi apoyo en esa tarea, en la misma medida que criticaré todas y cada una de las cuestiones acordadas en el documento para un “GOBIERNO PROGRESISTA ENTRE PSOE Y UNIDAS PODEMOS: “UN NUEVO ACUERDO PARA ESPAÑA” que no cumplan lo pactado.