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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 2 de mayo

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2 de mayo

Después de 49 días de arresto domiciliario, hoy comienza el desescalamiento, es decir, comienza una serie de medidas donde a unas horas puedes hacer deporte, a otras sacar a los niños, los perros seguirán saliendo con varios amos de coyuntura, y los mayores de 70 años tendremos también nuestro horario de salida y entrada. Tengo la impresión de que tanto bailar la yenka por parte del gobierno y la oposición, la ciudadanía vamos a acabar mandándoles a todos a la mierda.  Solo falta la sirena de la fábrica, el turullu del pozo minero y un cartel en la puerta de nuestras casas que ponga “Arbeit macht Frei” (el trabajo os hará libres, o trabaja gratis) más o menos como en los Stalag de la Alemania Nazi, que diría mi amigo el “Oso”.

Así que yo, como tengo 71 años, después de desayunar, salí a comprar la prensa, dí tres vueltas al parque de Sama y me senté en un banco a leer el periódico y tomar el sol que lucía en este día primaveral, para regresar a las 11,30 horas a casa, pegarme una ducha de agua fría y poner el traje de faena, esto es el pijama. Aunque pueda salir otra vez por la tarde, no haré uso de ese tiempo que me han asignado.

Apenas estaba sentado en el sofá cuando, de repente se produce la comparecencia del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, para leernos por el teleprónter la repetida homilía de todos los sábados, y anunciarnos que esta semana pedirá una nueva prórroga del estado de alarma durante 15 días más, porque el estado de Alarma ha funcionado, y sería una “irresponsabilidad absoluta” bajar ahora la guardia. Asimismo, ha anunciado que a partir del lunes será “obligatorio” usar mascarillas en el transporte público.

A este respecto, ha explicado que se están “recogiendo por fin los frutos del sacrificio colectivo y todo esfuerzo tiene su recompensa”, con las salidas de niñas y niños desde el pasado fin de semana, y las de adultos y mayores desde este sábado. “Son alivios pequeños y aunque pueden parecer insuficientes son importantes porque marcan el cambio de rumbo de nuestras vidas, restringimos la movilidad y la vamos a recuperar poco a poco”, ha añadido. Para ello, se repartirán 6 millones de mascarillas en todo el país, además se entregarán otros 7 millones a la Federación de Municipios y Provincias, y 1,5 millones a Cáritas y al CERMI.

Pedro Sánchez anunció nuevas medidas de impulso económico para paliar la crisis generada por el impacto de la epidemia. Reforzó las líneas de créditos del ICO a Pymes y autónomos con la liberación de otros 24.000 millones de euros (se suma a dos líneas anteriores de 20.000 cada una). Y anunció un fondo especial de 16.000 millones para las Comunidades Autónomas, no reembolsables. Eso sí, el presidente del Gobierno condicionó la viabilidad de esas medidas a la renovación del estado de alarma, un mecanismo “similar al de todos los demás países, y que garantiza todas estas medidas”. Sánchez aseguró que tanto el apoyo del SEPE en los ERTE como los diversos apoyos financieros aprobados correrán peligro sin ese estado de alarma.

En su comparecencia, el presidente ha anunciado un fondo especial para la reconstrucción económica dotado con 16.000 millones de euros para las Comunidades Autónomas, que concretará este domingo tras la reunión con los presidentes autonómicos.

La fase cero que se iniciará el lunes en la mayor parte del territorio incluye algunas medidas de “alivio” como las salidas y paseos, y también otras de apertura muy limitada de algunos establecimientos públicos. Así, ha recordado que en la fase cero los restaurantes y cafeterías podrán abrir para recoger los pedidos en el propio local, que se tendrán que hacer por teléfono o internet. Y también se establecerá un sistema preferente de reparto para los mayores y colectivos vulnerables.

En esta fase también retomarán la actividad los locales y comercios de servicio como peluquerías, talleres, arreglo de ropa, que podrán atender al público con un servicio de cita previa para que solo haya un único cliente por trabajador. También tendrán un horario de atención preferente para mayores de 65 años que deberán coincidir con las de los paseos. El Gobierno permitirá reunirse a grupos de hasta 10 personas en casas particulares, terrazas o al aire libre a los ciudadanos de las provincias que entren en la fase 1 de desescalada. Las islas canarias de La Gomera, El Hierro y La Graciosa y la balear Formentera entrarán el día 4 de mayo, y el resto de provincias que estén listas lo harán el día 11. Esta medida estará reflejada en el Boletín Oficial del Estado de este domingo, para entrar en vigor el lunes en los territorios correspondientes.

En este baile de la yenka que viene practicando el gobierno – izquierda izquierda derecha derecha adelante detrás un dos tres – el presidente Pedro Sánchez dijo que las reuniones de grupos reducidos tendrían que ser en las terrazas de bares que abrieran, pero finalmente fuentes de La Moncloa han confirmado que podrán ser en domicilios hasta ese número y manteniendo las debidas distancias físicas de seguridad y medidas de higiene. No tendrán que ser convivientes, sino que pueden ser familiares, vecinos, o amigos, aunque quedan excluidas las personas que pertenezcan a grupos vulnerables y personas contagiadas o en cuarentena.

Fuente: Ministerio de Sanidad y Organización Mundial de la Salud (OMS).

Hasta aquí, todo lo que dio la comparecencia sabatina del presidente, pero la realidad de la desescalada es que las cifras oficiales – no las reales -, nos indican que seguimos jugándonosla a cara o cruz, tal y como indicaba en mi diario de ayer. Me asomo, como todas las mañanas, al panel del ministerio de Sanidad y veo que las cifras de muertos (25.100) e infectados (216.582) se incrementan en el día a día.

Sin haber hecho los test necesarios, ¿se puede hablar de una desescalada segura? Pero, si esto es preocupante, más preocupante me parece el tratamiento de nuestros viejos en las residencias – los verdaderos luchadores de que tengamos un sistema de sanidad y unas pensiones públicas – para los que no habrá medidas de alivio hasta la fase tres, seguramente cuando otra mayoría de ellos estén muertos, lo que suponen muchas pensiones ahorradas para el sistema. Lo más cojonudo es que, desde el gobierno apuntan a que “de momento” no van a iniciarse medidas de desescalada. “Estamos lejos de ese escenario”, añaden, y con el cinismo que les caracteriza, después de tenerlos en el más absoluto de los abandonos por parte de todas y cada una de las Comunidades Autónomas, añaden que “es una de las cuestiones más sensibles”.

Un prestigioso doctor de Euskadi, amigo mío de los años 80, en pleno ejercicio profesional, me enviaba hace unos días un amplio informe por correo electrónico, de lo que extraigo alguna cuestión que me pone los pelos de punta. Por ejemplo, me dice: ¿has pensando, querido Antón, que muchos, sino todos/as los “muertos/as” pueden haber sido víctimas de las vacunas inyectadas años atrás indebidamente (…) compradas con nuestro dinero por Trinidad Jiménez cuando era la ministra de Sanidad con el gobierno de Zapatero (…) porque esas “vacunas” eran sintéticas y con metales pesados conocidos…? SOROS y la OMS están detrás de ésta “pandemia” y Sánchez lo sabe (…). Que nadie trate de engañarnos, la COVID-19 es solo el principio de una serie de crisis con las que tendremos que ir aprendiendo a convivir y. por tanto, va a permanecer entre nosotros hasta que se encuentra el modo más sostenible de hacer negocios.

En fin, ahí lo dejo, todo se sabrá, pero sigo manteniéndome en mi teoría de que en política nada ocurre por casualidad y son muchos – demasiados – los pensionistas que están cayendo en esta pandemia.

Desde mi punto de vista, los hechos no demuestran, sino que nos encontramos ante un Presidente de Gobierno inconcreto y perdido en circunloquios que ha presentado un plan para la transición hacia una nueva normalidad, cuyo horrible nombre solo refleja con seguridad que hemos cumplido 49 días en la excepcionalidad democrática y que nos esperan otros 15 días más, a partir del 9 de mayo, siempre que le aprueben la propuesta en el Congreso de los Diputados. Un plan, al frente del cual está la SSS – Sánchez, Simón y Salvador Illa – es decir los tres (i)responsables de que la pandemia haya causado en España el mayor número de fallecidos, el mayor número de infectados y el mayor número de sanitarios fallecidos teniendo en porcentaje a nuestra población. Incluso, siendo preguntado el presidente Sánchez en la rueda de prensa por el número de sanitarios fallecidos, ni siquiera supo responder dando su número.

Denominar a esta situación desescalada es un agravio a los alpinistas que bajan felices la montaña tras alcanzar la cima. Los españoles bajaremos en estos 50 días de cautiverio apesadumbrados por los fallecidos, hartos de las mentiras y simulaciones que hemos soportado y con una gran preocupación por el futuro de nuestro país dirigido por un Gobierno, incapaz, desconcertado y sin valores constitucionales. ¿Qué podíamos esperar del plan si al grupo de combate gubernamental les han engañado en la compra de mascarillas y de test y vienen retrasando semana tras semana el estudio epidemiológico que no empieza nunca y que se presenta como el arca perdida que nos alumbrará en el plan de desescalada?

No sé si será el sistema de primarias por el que fue elegido o la propia idiosincrasia de Pedro Sánchez la que le conduce a la grandilocuencia, a la farfolla y al postureo. Caudillismo e ideas imperiales. En seguida hizo gala de ello, desde sus primeras andanzas, allá por 2016, en ese pacto que con gran boato firmó con el Rivera de Ciudadanos, en la sala constitucional, la más solemne de las Cortes, bajo el retrato de los siete padres de la Constitución. El pacto, desde luego, no tenía ningún recorrido, un disparo al aire, mera traca, aunque insistieron una y otra vez que había llegado para quedarse, que tenía vocación de permanencia; sería tan sola la vocación. Lo llamaron también “para un gobierno de progreso”. En Sánchez todo se denomina “de progreso”, quizás por aquello de dime de qué presumes y te diré de qué careces.

Como no podía ser menos, en su enfoque de la epidemia ha seguido los mismos criterios. La incompetencia, los muchos errores e incluso determinados intereses bastardos se esconden en la prosopopeya, en los comités, en ruedas de prensa que son más bien homilías, en liturgia puramente ritual carente de contenido y de efectividad. De cara al futuro actúa de idéntica manera. Se propone repetir unos Pactos de la Moncloa sin saber muy bien en qué consistieron los originales, y mucho menos qué es lo que se pretende con los nuevos. Se habla de un pacto para la reconstrucción de España, pero pienso yo sino será mejor un pacto para evitar la destrucción.

Tras los pactos de la Moncloa ahora nos viene con lo del Plan Marshall. Solo que ahora el terreno de juego es la Unión Europea y ahí el partido es más difícil, porque Europa no es más un cascarón sin contenido, y si Sánchez es el de las grandes ideas, la Unión Europea es la de las grandes esperas. Nadie como la alemana Merkel y sus satélites para lanzar balones fuera. Total, que las egregias ideas y los excelsos planes de Sánchez quedan siempre para la próxima reunión. Hoy no se fía, mañana sí.

Fuente: Ministerio de Hacienda (2 de mayo de 2020)

Los problemas económicos y financieros que van a tener tanto Italia como España, como la misma Francia y, dado sus altos niveles de endeudamiento, no se van a arreglar con préstamos tal como quieren Holanda, Alemania y los otros países del Norte. Los eurobonos ya se han caído del programa y el tan cacareado Plan Marshall de Sánchez se ha diluido entre las manos. No habrá deuda perpetua, ni transferencias a fondo perdido, como no sea en todo caso en una proporción muy pequeña. Tampoco la cantidad de 1,5 billones de euros es cierta. Tiene trampa. Las instituciones de la Unión Europea son auténticos artistas en manipular cantidades.

Es sabido que el truco de la deuda está en pagar los intereses. Si un país paga los intereses, los mercados le permiten que se endeude, porque sobra dinero en el mundo. Si algo sobra en el planeta, es dinero. España está pagando religiosamente los intereses de la deuda, España es una inversión segura. Cuando el Estado hace una emisión de deuda hay más demanda que oferta, lo que quiere decir que hay confianza. Lo que pasa es que España, para afrontar los derivados del virus, se va a ir un pago de intereses que va a acercarse a los 40.000 millones de euros. Y esto es muy peligroso.

” España se va a recuperar de este golpe, y la diferencia es que esta vez no se va a quedar nadie atrás, calificando de shoch temporal el batacazo” (María Jesús Montero, el 1 de mayo de 2020)

La realidad que tenemos encima de la mesa es que España para contener el virus, que no ha logrado contener, ha provocado el cierre de 120.000 empresas, la suspensión o reducción de jornada de cuatro millones de contratos de trabajo, el cese de actividad de más de un millón de autónomos y la destrucción de casi un millón de empleos en el mes de marzo, pero dice la ministra de Hacienda del  gobierno español, la médica sevillana, María Jesús Montero, y su compañera de gobierno, la vicepresidenta tercera  del gobierno para asuntos económicos, la economista gallega, Nadia Calviño, que España sólo tardará dos años en superar la peor crisis en un siglo, esperando, aseguran ambas, que el gobierno espera que en 2020 la economía caiga un 9,2% y el paro suba hasta el 19%, tal y como se recoge en el Plan Presupuestario del Gobierno, donde el parte médico de la economía arroja un déficit público que acabará este año en el 10,3% y una deuda pública subirá hasta el 115% del PIB.

La Delegación del Gobierno en Madrid ha abierto una investigación por la aglomeración de personas que se pudo ver este viernes en el acto de cierre en el hospital de Ifema por una posible vulneración del Real Decreto sobre el estado de alarma por no respetar las normas de distanciamiento social, según han confirmado a Público fuentes de la Delegación del Gobierno. La oposición en bloque criticó duramente el acto y acusaron al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso de convertir el acto de cierre en un “espectáculo” con bailes, aglomeraciones y con la presidenta de la Comunidad y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, subidos a bordo de un “food truck”, una furgoneta con comida, para repartir bocadillos. (1 de mayo de 2020) 

Quisiera equivocarme con toda rotundidad, pero España se encuentra en una situación dantesca. Sin recursos ni liquidez para asumir los compromisos que tenemos en el ámbito público y de gestión, el contexto económico es desolador.

Sigo pensando que Europa acabará, más pronto que tarde, interviniendo a nuestro país. Ahora nos dan fondos sin condiciones, pero después del verano, los 140 mil millones de rescate vendrán condicionados a que Europa tome las riendas. Lleva advirtiendo a España que es insostenible el gasto público y la incapacidad del gobierno para alinearse con las exigencias de Europa. Recordemos que nuestro país es el único país de la UE que no ha modificado su Presupuesto y en 20 días Europa aprobará o no el plan presupuestario que esta semana el gobierno le enviará. Veremos qué pasa.

Ahora lo único que hacen con las medidas es ganar tiempo. El gobierno no quería desescalada, pero Europa y la presión de países vecinos que ya la tienen, les han forzado a ello.  Vamos a tener problemas muy gordos con el sistema público de pensiones, porque la Seguridad Social se colapsará y la tasa del paro alcanzará las mayores cifras de la historia.

Muchas comunidades entrarán en quiebra, caso concreto de Canarias que se quedará sin turismo y solo podrá vivir del plátano, y lo mismo con las Baleares, donde ya los alemanes han recomendado no acudir allí de vacaciones.

Las viviendas está previsto que bajarán entre el 30 y 40% en sus precios, de tal manera que los que tengan patrimonio van a tener que monetizarlo para asegurar la liquidez de sus pensiones. Los hábitos de consumo han cambiado. Compraremos poco y lo necesario. El comercio se acabará imponiendo y los gastos superfluos se irán acabando.

Pero lo importante: ¿de verdad que estamos todos juntos en esto? ¿de verdad que hemos empezado juntos y juntos vamos a salir de esto? Cada vez entiendo menos como se puede amar tanto a España a la vez que se odia a la mitad de los españoles. Eso es lo que estoy viendo desde hace mucho tiempo, pero sobre todo desde que comenzó esta tragedia del COVID-19, que está sacando lo mejor, pero también lo peor, de nosotros, especialmente cuando me refiero a la clase política. Desde que comenzó esta pandemia que ya nos asola y que se ha llevado ya a miles de compatriotas, de izquierdas, de derechas y del centro, aparte de arruinar económicamente a muchos más, una oposición carroñera por parte de la organización criminal del PP y sus extremos viene lanzando toda una serie de ataques e insultos contra el gobierno, como si ellos no tuvieran que ver, y mucho en el origen de la pandemia, casi tanto como el propio gobierno. Y, de paso, a insultar y a vilipendiar a todos aquellos que no compartimos ni sus políticas ni su opinión ni su actitud antipatriótica, porque solo ellos se consideran los únicos patriotas, por el mero hecho de colocar una corbata negra y su banderita de España en la pulsera de su reloj o como perfil de su móvil. Su furia es tal que ni siquiera se privan de descalificar a los millones de españoles que no comparten sus ideas, como reiteradamente le demuestran a la hora de votar. El déficit democrático de esta derecha montaraz está quedando en evidencia ante las circunstancias de excepcionalidad que vivimos, donde todos y todas tendríamos que poner en práctica, ahora más que nunca, la obra del dramaturgo español, Lope de Vega: “¿Quién mató al Comendador? Fuenteovejuna, Señor. ¿Quién es Fuenteovejuna? Todo el pueblo, a una.” Pues, eso, todos y todas a una.

Buenas noches y hasta mañana. Salud y República.


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