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DIARIO DE UN CONFINAMIENTO: 2 de junio

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2 de junio

Ayer, 1 de junio, me felicitaba muy sinceramente de escuchar al director del CAES, Fernando Simón, diciendo que era el primer día cuando no se había producido ningún fallecimiento en España, pero hoy, 2 de junio, cuando se cumplen 80 días de mi arresto domiciliario, tendría que estar doblemente satisfecho cuando me asomo al panel del Ministerio de Sanidad y observo que hay un muerto menos (34) que el día de ayer (35), pero, tal y como vengo manteniendo desde el inicio de mi diario todo lo que no sea verdad, lisa y llanamente, es mentira, sin entrar en ninguna otra disquisición filosófica, a la que me tienen acostumbrados alguno de los jenízaros que me atacan por las redes porque no le bailo el agua al gobierno. Ni al gobierno, ni a la oposición, ni a ningún titiritero, les añado yo.

Fuente: Ministerio de Sanidad y Johns Hopkins CSSE (2 de junio de 2020)

La cuestión es que, tal y como indicaba ayer, esperaba que los cinco muertos en residencias de Asturias, tres el sábado y dos el domingo (Diario La Nueva España de 2 de junio de 2020) aparecerían sumadas en las estadísticas de hoy, pero no, sino que aparecen menos muertos. Alguien me podrá decir que, a lo mejor, la comunidad asturiana aún no los ha enviado, pero tampoco, porque tal y como dice el asterisco del panel del ministerio, “están recogidos todos los muertos con fecha de defunción en los últimos siete días”. Es más, en la estadística por Comunidades Autónomas Asturias aparece con 310 muertos, cuando al día de hoy son 321 los muertos (Diario El Comercio, 2 de junio de 2020).

Desde luego, no voy a preguntar al matemático asturiano de Lada, Alberto Coto – uno de los más grandes calculistas de la historia -, para que me aprenda a comprender estos desajustes con los números, ni mucho menos pretendo seguir polemizando con los muertos. Simplemente me limitaré a seguir usando, como he hecho hasta la fecha, las cifras oficiales que nos facilita el gobierno, entre otras cuestiones, porque ya me parecen unas cifras colosales, tal y como se publican al día de hoy, 2 de junio, con 27.127 muertos y 239.932 infectados. Un amigo mio, con el que comentaba esta mañana las cifras de Asturias me decía: a lo mejor, Antón, el director del CAES, Fernando Simón, quiere llegar a su previsión del inicio de la pandemia cuando llegó a afirmar que “España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado” y que esperan que “no haya transmisión local y en ese caso sería muy limitada y muy controlada” (Agencia Atlas, 31 de enero de 2020).

Ayer, si recordáis, me refería a una información del periódico digital “La Ultima Hora” sobre una supuesta manipulación sobre unas declaraciones a una cadena televisiva de la ministra de Igualdad, Irene Montero, las cuales habían sido filtradas, añadiendo yo que, por supuesto, no iba a entrar o salir en una cuestión en la que ya me he pronunciado en mis diarios sobre lo ocurrido en esos días anteriores y posteriores al 8 de marzo, pero que, si me hubiera ocurrido a mí, sin ser verdad, ya estaría en los juzgados. Así que ya saben cada cual lo que tendrían que hacer. La televisión vasca presentar una querella contra el ABC sin recurrir a esa cantinela de “reservarse el ejercicio de acciones judiciales”, y la ministra más de lo mismo con el periódico monárquico.

Según las fuentes consultadas, la filtración del vídeo de Irene Montero al diario ABC “viene de la televisión pública de Galicia”, concretamente, de periodistas afines al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. (La Última Hora, de Podemos, el 2 de junio de 2020)

Hoy, 2 de junio, me encuentro con la información del mismo diario digital “La Última Hora” donde dicen que, “según las fuentes consultadas, la filtración del vídeo de Irene Montero al diario ABC “viene de la televisión pública de Galicia”, concretamente, de periodistas afines al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, buscando el desprestigio de la ministra de Igualdad intentando atribuirle algo que no dice realmente, a lo que contestó la también gallega del PP, Ana Pastor, que ese vídeo sea aportado al procedimiento abierto para investigar el 8M. Un procedimiento polémico que se ha apoyado en un informe de la unidad de Diego Pérez de los Cobos hecho con recortes de Okdiario.

Sigue diciendo el diario digital que “varios periodistas gallegos, que prefieren mantener el anonimato, señalan a Feijóo como la persona que habría dado la orden de filtrar”.

Hasta aquí, la información literal que nos facilita “La Última Hora” de Podemos, donde tal parece que el único problema que tienen es el de encontrar al filtrador del vídeo que acabo de ver en su integridad, cuando el problema es saber realmente que fue lo que pasó en esos días pandémicos que llevan miles y miles de muertos e infectados en España: si el gobierno tenía o no tenía conocimiento del nivel de riesgo que se estaba corriendo, todo ello a pesar de las declaraciones de la vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, que llegó a afirmar que “les iba la vida a las mujeres en aquella manifestación del 8M” o las del propio director del CAES, Fernando Simón, respondiendo en una rueda de prensa televisada a la pregunta sobre si Sanidad recomendaba ir o no a la manifestación del 8M: “Si mi hijo me pregunta si puede ir, le voy a decir que haga lo que quiera”  (El País, 7 de marzo de 2020).

Irene Montero atribuye al coronavirus la menor afluencia de gente a las marchas, porque en la calle ya había temor a la enfermedad preveniente de China (2 de junio de 2020)

Hoy, con la información que tenemos podemos asegurar que el gobierno lo sabía, sabía que el 8-M era un peligro, pero no, como he dicho en varios de mis diarios, porque hubiera una manifestación de mujeres, sino por la cantidad de concentraciones masivas y espectáculos que se celebraron por aquellas fechas en Madrid. El vídeo de la ministra produce estupor por la inconsciencia absoluta con que quita importancia a una amenaza que ya había forzado a otros países de nuestro entorno a tomar medidas superdrásticas, caso concreto de nuestro vecino peninsular de Portugal. Porque no se trata de una muchacha que comenta la manifestación con una colega de la oficina o una compañera de la universidad sino de una ministra del Gobierno de España, el mismo que autorizó aquellas manifestaciones y concentraciones masivas habiendo recibido de las autoridades sanitarias datos y advertencias más que suficientes para no poder alegar ignorancia alguna. Jo, Irene, al día siguiente del 8-M, vas y le largas a una periodista de la ETB que “en la manifa había menos mogollón que el año pasado porque la peña tenía canguis con el coronavirus”. Y, además, le confiesas que eso lo vas a ocultar a la gente “porque no lo voy a decir”.

Es decir que, además de reconocer que eras plenamente consciente de que existía un riesgo para las asistentes a las que llamabas entusiasmada a acudir a unas marchas bajo el lema de “Sola y borracha quiero llegar a casa”, todavía cuentas muchas más cosas en esa grabación, explicando que “había países europeos que están tomando medidas superdrásticas” contra el coronavirus cuya “capacidad real de control es muy limitada”. O sea, que el 9 de marzo le dices a la periodista que las medidas europeas superdrásticas no sirven. Pero solo cinco días después, el gobierno de España decreta el estado de alarma que nos arresta en nuestros domicilios, mientras vemos cómo van cayendo las personas como moscas en los hospitales y pretanatorios (muchos de esto conocidos con el nombre de geriátricos o residencias de ancianos) como consecuencia de la gran catástrofe que todavía seguimos viviendo, por mucho que el gobierno se haya atrevido a calificarla como una guerra.

Todo esto que parece de tebeo, sin embargo, presenta un grave problema: que es verdad. El vídeo donde aparece la ministra prueba de manera indiscutible que se ha mentido al pueblo sobre la gravedad de la covid-19, pero, además, en la grabación la ministra manifiesta su intención expresa de seguir manteniendo el engaño cuando afirma: “o sea, no lo voy a decir, porque no lo voy a decir”.

Desde luego, no seré yo quien use “el todo vale para criminalizar al feminismo e intentar tapar el ingreso mínimo vital” como afirma hoy en la prensa el dirigente de Podemos, Pablo Echenique, entre otras cuestiones, porque ni fui ni soy machista, además de estar desde hace muchos años a favor de lo que llamáis ingreso mínimo vital, y tan mínimo, Echenique, pero mañana te lo explicare más amplio y detalladamente lo que de verdad habéis representa eso que presentáis como un hecho histórico. Solo busco la verdad de los negligentes e irresponsables que contribuyeron a la gran catástrofe que estamos viviendo. ¿Me has entendido Echenique? Pues mañana o pasado, seguro que me vas a entender mucho mejor.

Y, menos seré yo el que haga responsables a las mujeres participantes de los males producidos, sino a la irresponsabilidad de los y las dirigentes, a diestra y siniestra. A mi me ha parido una mujer, mi madre – como se suele decir, la mejor del mundo -, tengo una compañera con la que llevo conviviendo felizmente más de cincuenta años, tengo una hermana, dos hijas y dos nietas, como para que alguien o alguna me venga hablando de machismo a alguien que, como yo, no solo sigo luchando por la igualdad de la mujer y el hombre, en lo que sigo pensando tiene que ser una lucha conjunta contra nuestro enemigo común, porque sigo pensando y defendiendo que la lucha de la mujer no puede ser contra el hombre, sino contra el sistema de dominación económica, política y cultural de los pueblos. Para ello, el cambio debe darse mediante la igualdad de derechos de hombres y mujeres, acceso igualitario a la educación y al trabajo, para emprender una lucha en pareja contra la opresión y la dominación del capitalismo. Por supuesto, no voy a caer en el error de uno de esos periodistas de “a tantos euros la palabra” – tampoco voy a dar su nombre por innecesario – que tiene la desfachatez de afirmar hoy en un digital que “para la crisis de la covid-19 ciertas personas han encontrado a las feministas por encima de todo”, añadiendo que “el vídeo en el que Irene Montero reconoce en una entrevista que la afluencia al 8-M fue menor por el miedo al coronavirus y que la comunicación del Gobierno se basa únicamente en criterios de salud pública ha sido utilizado para incidir en la campaña de culpabilización de la peste a las feministas “ (…) Irene Montero – escribe el periodista en el diario digital de Podemos “La Última Hora”-, “representa todo lo que la construcción del poder de clase odia. Su condición de ministra de Igualdad, la mayor representante institucional del pensamiento feminista, la hace ser un objetivo fundamental en la que concretar su odio visceral a la manifestación del 8M. Yo solo sigo defendiendo mi verdad, la de los hechos constados, la verdad contra los negligentes y los irresponsables que, pudiendo evitar una gran cantidad de muertos e infectados siguen tratando de justificarse con algo que es totalmente injustificable.

Buenas noches y hasta mañana. Salud y Republica

 


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