Cuando me dispongo a cumplir con mi 91 día de confinamiento debido al estado de alarma decretado por el gobierno de España, lo primero que constato son las cifras oficiales del ministerio de Sanidad con los mismos muertos de toda la semana, es decir 27.136 y 243.605 infectados, donde se sigue ocultando la verdadera magnitud de la pandemia en España. Aún así, a pesar de que el doctor Simón sigue diciendo que vamos bien, aunque silenciando que seguimos ocupando un lugar de privilegio desgraciado en el mundo, tanto en contagiados por habitantes como en muertos.
En esas circunstancias desoladoras, presumir, como lo hace el gobierno, de una gran gestión y vanagloriarse de que vamos venciendo al virus, cuando lo único que está ocurriendo es que el ciclo del bicho está remitiendo – que vuelva o no es otra cosa – y todo ello tras haber confinado al pueblo desde el 14 de marzo hasta el 21 de junio me parece una falta de respeto a la capacidad de discernimiento de ciudadanos testigos de otra realidad, sobre la veracidad, fiabilidad, comprensión o posibilidades reales de cumplimiento de aquello que se dice o se hace.
Por eso irrita un tanto la farsa que se traen desde Sanidad, donde el doctor Simón hace tiempo que ha empezado a comparar nuestro país en cifras absolutas, buscando en los EE.UU., por ejemplo, uno de sus objetivos preferidos para decirnos que el país presidido por Trump nos triplica en fallecidos, lo que resulta cierto, pero es que ellos presentan una tasa de 241 fallecidos por coronavirus por cada millón de habitantes mientras nosotros estamos en 563.
Y todo ello nos lleva a que Moncloa, incapaz de reconocer su fracaso, blasona de éxito mientras su incompetencia ha costado la vida a miles y miles de españoles, una gran mayoría de ellos por abandono en esos malditos pretanatorios, que llaman geriátricos. El gobierno puede seguir haciéndose trampas en el solitario, pero la realidad se va a saber de manera fehaciente, por lo que dejaremos el amplio y detallado análisis para cuando se pongan punto y final a esta catástrofe.
Con unas cifras u otras, lo que resulta evidente es que la crisis del coronavirus se sigue llevado por delante miles de vidas, negocios, sueños y proyectos, aunque la fuerza interior de las personas que logren sobrevivir al virus les ayudará a superar todas y cada de la adversidad, aportando la resiliencia necesaria para comenzar de nuevo. Recientemente, los representantes políticos en el Congreso de los Diputados han creado una comisión de reconstrucción tras la crisis generada por el coronavirus al objeto, dicen ellos, de generar un impulso nacional que permita salir del confinamiento con nuevas fuerzas y nuevos compromisos colectivos. No sabemos si finalmente sabrán estar a la altura del reto, a juzgar por el recital de insultos, descalificaciones y olvidos que se vienen produciendo en el desarrollo de la misma que han derivado en una bronca permanente que se ha convertido en la imagen de la política española, hasta el extremo de tener que intervenir el propio presidente, Pachi López, para solicitar a sus señorías un mínimo de altura. “La gente no espera de nosotros que estemos todo el día en la crítica, el insulto y la descalificación”, lamentó. “No estamos entendiendo nada de lo que demanda la ciudadanía de esta comisión y, si no lo entendemos, es que no servimos para nada”, reiteró López, “deberíamos ser capaces de autocensurarnos un poquito para estar a la altura”.
Después de este espectáculo político, el diálogo sobre las propuestas económicas quedó ensombrecido, interviniendo la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, para exponer los planes del Gobierno para salir de la crisis económica a través de seis grandes pactos nacionales: transición ecológica, transformación digital, empleo, inversión en I+D, refuerzo del estado del bienestar y reforma del mundo rural, a la vez que nos mostraba las cifras que dejará esta crisis: una caída del PIB respecto a su escenario inercial de 90.000 millones de euros, un déficit público superior al 10% del PIB y una deuda pública en el entorno del 115%. La crisis del coronavirus tendrá un “importante coste fiscal” que será necesario pagar a lo largo de las próximas décadas: “Tendremos que recuperar la senda de consolidación fiscal”. Por ello, la vicepresidenta reclamó acelerar la subida de impuestos para elevar la recaudación y recortar “el gap de ingresos que tiene España respecto a la media de la zona euro”. Esta brecha es de unos cinco puntos del PIB, esto es, próxima a los 60.000 millones de euros.
Sin embargo, el gran olvido de la comisión ha sido el de la corrupción, desde mi punto de vista, la principal barrera para el crecimiento económico a la vez que fuente de degeneración en la toma de decisiones, poniendo siempre por delante los intereses de los corruptos sobre los de las generaciones futuras, verdaderas “paganinis” de la gran recesión que se avecina, y fuente de desigualdad y pobreza.
España nunca ha sido un país inmune al virus de la corrupción, igual que no lo ha sido al coronavirus, sino que siempre ha sido un país con gravísimos problemas de corrupción política donde el clientelismo anida en los más diversos y recónditos espacios de decisión de nuestra clase política, alcanzando, como no, al mismísimo exjefe del Estado español en la persona del rey Juan Carlos I de Borbón, al que me voy a referir como continuación de mi diario escrito el pasado 10 de junio, ya que no se trata en exclusiva de las presuntas “mordidas” millonarias derivada de una concesión realizada por Arabia Saudita a un consorcio español para la construcción de un tren de alta velocidad entre La Meca y Medina, sino de la fortuna acumulada desde que Franco lo designara como Jefe del Estado español, aunque todo hay que decirlo, de español tiene tanto como yo de chino, ya que, no solo había nacido fuera de España, sino que no tenía siquiera el derecho a la nacionalidad, puesto que su abuelo, Alfonso XIII, lo había perdido, al mismo tiempo que la corona, por decreto republicano para castigar su complicidad en el golpe de estado del general Primo de Rivera. Además, por si esto no fuera suficiente, una antigua ley que regulaba las normas de sucesión en la Corona española – el autoacordado, del 10 de mayo de 1713 – pensada en contra de los archiduques austríacos, para que los Habsburgo no regresaran a España, establecía que nacer en el extranjero era impedimento para poder acceder al trono.
Cuando en 1982 el PSOE accedió al poder, comenzaría una etapa para la monarquía de gran prosperidad, en todos los aspectos. El presidente Felipe González llegó a tener una íntima amistad con Juan Carlos, fascinado por la gracia andaluza. Con frecuencia los dos matrimonios salían a cenar juntos y después veían películas en La Zarzuela hasta la madrugada, de tal manera que, al final, se pasaba por La Zarzuela cuando le apetecía, sin avisar: “Señor, no se preocupe, nosotros nos ocupamos de todo. Diviértase Su Majestad”. Y el Borbón estaba encantado con los del PSOE, capaces de llegar hasta la frivolidad o el despilfarro para proporcionarle cualquier capricho: aviones, helicópteros, barcos, automóviles, la práctica de los deportes más caros, viajes a los lugares de moda internacional… y, sobre todo vacaciones, muchas vacaciones. Sin embargo, el idilio entre el PSOE y el rey comenzaría a entrar en zona oscura cuando los escándalos de la CORRUPSOE comenzaron a aparecer en la prensa hasta acabar salpicando a la propia Corona.
Siempre se ha dicho que la Casa Real española era pobre, y no solo en comparación con las casas reales como la británica, una de las mayores fortunas del planeta, sino con mucha de las familias de la alta burguesía española y no digamos ya de la aristocracia bancaria, por lo que necesitaron la ayuda continuada de una serie de nobles para salir adelante durante los primeros años de su exilio. Oficialmente, Juan Carlos llegó al trono de España literalmente con lo puesto.
De hecho, para viajar a Atenas a visitar a su novia Sofia tenía que pedirle prestado dinero a su padre, que a su vez vivía de lo que le daban los amigos nobles leales a la monarquía. ¿De dónde ha surgido entonces la fortuna de Juan Carlos como una de las mayores que figuran en la lista de Forbes? ¿Cuáles fueron los negocios donde estaba involucrado Juan Carlos durante sus 25 años de reinado en varios negocios dudosos, aunque siempre eran sus “amigos” los que figuraban oficialmente en los papeles, caso concreto de Manuel Prado y Colón de Carbajal? ¿Cuáles fueron las “mordidas” recibidas en la importación de petróleo para España procedente de los países árabes? ¿Cuánto dinero se ha recibido por el tráfico de armas, donde aparecen sus “amigos íntimos”? ¿Cuándo dinero procede de la especulación financiera a través de las actividades económicas de los “amigos” del rey en operaciones de bolsa, gestión de créditos, fondos de inversión especulativa, donde es necesario contar con un capital, o, dicho de otro modo, que no son aptas para pobres? ¿Cuánto dinero procede de la especulación inmobiliaria relacionada con el rey como fue, por ejemplo, el proyecto urbanístico faraónico del Casillo de los Gracianos en Jerez de la Frontera? ¿Cuánto supuso la participación en los oscuros negocios del imperio de KIO de sus “amigos” ¿Prado, de la Rosa y Mario Conde?
De eso se trata, de que el Congreso de los Diputados, donde se dice que reside la soberanía del pueblo español, abra sin dilación de ningún tipo una investigación exhaustiva sobre los latrocinios del emérito y sus “amigos” hasta hacerles devolver el último euro posible que, sin lugar a dudas, serviría para solventar una parte de los problemas sociales derivados del coronavirus y del viruscoronario.
En ese sentido, el portavoz de Unidas Podemos en la Cámara, Pablo Echenique, ha anunciado el registro de la iniciativa en rueda de prensa, en la que se ha felicitado de que su petición de comisión de investigación esté también firmada por portavoces de ERC, JxCat, la CUP, PNV, EH Bildu, Más País, Compromís y BNG.
Sobre la ausencia del grupo socialista, ha destacado que “respeta” su posición, igual que el PSOE respeta la de Unidas Podemos. A los efectos oportunos, la mesa del Congreso tendrá que evaluar la propuesta de Unidas Podemos, previsiblemente la semana que viene, y adoptar una decisión sobre si la admite a trámite o no. Hasta la fecha, todas las peticiones en la línea de investigar a Casa Real han sido rechazadas según el criterio de los servicios jurídicos, pero, en esta ocasión es la primera vez es que se refiere a hechos presuntamente ilícitos que don Juan Carlos habría cometido después de abdicar, algo que sostiene la Fiscalía del Tribunal Supremo, como ha recordado el portavoz.
La segunda es que no pretende investigar a un particular, sino una serie de hechos en los que además habrían participado empresas españolas en países extranjeros, lo que puede considerarse de “interés general”.
Según ha explicado Echenique, se pondría el foco en “las relaciones diplomáticas y comerciales que han rodeado” la operación del AVE a La Meca y de las implicaciones que en ésta habría tenido Casa Real y el exjefe del Estado.
El diputado ha dejado claro que se trata de investigar “hechos”, no a un particular ni a una institución, porque tales hechos, a la vista de las informaciones al respecto, resultan “lesivos” para la democracia española, principalmente debido a las “sospechas” de corrupción y “malas prácticas” del rey emérito.
Igual que la Fiscalía del Tribunal Supremo ha abogado por investigar a don Juan Carlos, lo que ve viable al tratarse de una operación enmarcada tras abdicar a mediados de 2014, Unidas Podemos sitúa entonces su investigación, de manera que el rey emérito no estaría protegido por el artículo de la Constitución 56.3 que consagra su inviolabilidad. Esa inviolabilidad sería para siempre si los actos a investigar se hubieran producido durante el reinado, algo que es lo que destacan los servicios jurídicos del Congreso cada vez que evalúan una petición de investigación.
Cuando la Mesa tenga que calificar la propuesta, sus nueve integrantes deberán votarla. La Mesa la integran tres representantes del PSOE (incluida la presidenta, Meritxell Batet), tres de Unidas Podemos, dos del PP y uno de Vox. ¿Queréis que os dé mi veredicto al respecto? Pues que el PSOE se va a oponer, junto con los representantes del PP y VOX, una vez más, a que se investigue al rey, aunque se trate de un rey emérito.
Es la manera del PSOE de autodefinirse republicano durmiendo en la misma cama de la monarquía.