“No hay profesión más bonita y en la que más se pueda hacer que la de ser cura y, con mis 82 años, tener la libertad que yo he tenido siempre de poder hablar de dios y de Jesús de Nazaret, que estaba con las prostitutas, que daba de comer, que acariciaba”. Cosas que, dice, como político no se pueden hacer: “Prefiero seguir siendo cura que ser político que no sé cómo podría acabar” (La Sexta, 3 de setiembre de 2019)
Con una pandemia vírica arrojando contagios, y muertes masivas de ancianos desde los primeros días de la pandemia no podía faltar el tal “padre Ángel” para favorecer la muerte de ancianos y ancianas en estas residencias de los horrores, no en vano la ONG “Mensajeros de la Paz” está gobernada, a modo de sultanato, por este auténtico “ángel de la muerte”. Una fábrica de dinero fácil para el mediático y bien remunerado sacerdote que dirige más de cien residencias o pretanatorios de ancianos por toda España, muchas concertadas con Comunidades Autónomas, que son subvencionadas por las Administraciones y en las cuales los internos pagan religiosamente su cuota mensual.
La Asociación del Defensor del Paciente ha trasladado la denuncia contra Mensajeros de la Paz y la Fiscalía ha iniciado una investigación, por “abandono con resultado de muerte” en esta residencia de La Bañeza, donde según esta información han fallecido más de 70 ancianos según datos confirmados por la Junta de Castilla y León con fecha 21 de abril. Una denuncia que recoge, según este medio digital, un “delito contra la salud de trabajadores y residentes con resultado de muerte y daños; que sumado a la falta de información del estado de salud de los ancianos a sus familiares desembocaría en “una negación del deber de socorro”, para que los familiares pudieran decidir si sacar a los ancianos de las residencias o permitir que permanezcan en ellas, tal como recoge el Defensor del Paciente.
Uno de estos pretanatorios del “ángel de la muerte”, la conocida por “La Bañeza”, situada en León, con 100 muertos y decenas de trabajadores contagiados por coronavirus, sería denunciada por la Asociación de defensa del paciente y por personal sanitario, atribuyéndole delitos consistentes en resultado de muerte, lesiones, atentado contra los derechos de los trabajadores y omisión del deber de socorro. Tal como afirma el letrado de la defensa de los sanitarios, Ricardo Alonso Fernández, las muertes de ancianos “podían haberse evitado de no haberse realizado dejación de funciones, abandono de los empleados y negación del material sanitario cuando se tenía”.
Una empleada del citado establecimiento llegaría a desvelar públicamente que el tal Ángel y su ONG jamás compraron material sanitario, pese a poseer toda la información sobre la gravedad y realidad de la pandemia sobre los ancianos, teniendo que trabajar sin mascarillas y sin EPI, hasta el extremo de que cuando acudieron a la dirección del centro a exigir protección, la directora les dijo que “no fueran de víctimas”, de tal manera que, mientras los contagios y las muerte se iban incrementando en la residencia de “La Bañeza”, las ordenes recibidas fueron las de mantener un escrupuloso silencio, hasta el punto de que, cuando los trabajadores del centro pensaban recibir el material sanitario requerido desde Madrid, lo que recibieron fue un caja de tabletas de chocolate con el recado, dado por la dirección del centro, de que “agradecieran al padre Ángel” el detalle.
A partir del 25 de marzo, ante el escándalo de las numerosas muertes en la residencia leonesa, que se evidenciaba por parte de lugareños y medios locales, el “ángel de la muerte” iniciaba toda una campaña en Madrid para intervenir en los medios de comunicación y presionarlos para no sacar a la palestra la información, y así acallarla, mientras los ancianos y ancianas seguían cayendo como chinches en aquel pretanatorio, hasta afectar casi al 50% del total de 200 plazas.
Los profesionales sanitarios que denuncian al “ángel de la muerte”, esperando verle sentado en el banquillo han anunciado que la situación de los ancianos viene de atrás, y que la ONG “Mensajeros de la paz” no es más que un lucrativo negocio donde se succionan las pensiones de los mayores y las ayudas públicas para montar centros donde hay carencias hasta de pañales para los más necesitados.
Pero, ¿Quién coño era aquel cura que tuvo que salir de su pueblo natal de la Rebollá de Mieres por la puerta de atrás como consecuencia de unos muy oscuros asuntos relacionados con la corrupción de menores, mientras explotaba en régimen de exclavitud a los niños “acogidos” para vender bolsas de arena por las casas, extraída de los areneros de Cubadielles en La Mortera de Olloniego, para fregar las cocinas de carbón, así como botellas de la lejía “El Conejo”, montando posteriormente un circo conocido como “La ciudad de los muchachos” que le reportaba pingües beneficios?
Ángel García Rodríguez, el “ángel de la muerte”, había nacido, como ha quedado dicho, el 11 de marzo de 1937 en el barrio mierense de La Rebollá, estudiando en el seminario de Oviedo, donde se ordenaría sacerdote en 1961, fundando, un año después, junto al también sacerdote Ángel Silva, la Asociación Cruz de los Ángeles, donde acogían en hogares a niños abandonados, pero, en 1972, se trasladaría a Madrid para crear una Asociación de ámbito nacional, Mensajeros de la Paz, que con el paso del tiempo se extendería por muchos países de todo el mundo.
Recién acabada la carrera sacerdotal recibió como uno de sus primeros destinos la capellanía del hospicio de Oviedo, hoy Hotel de la Reconquista, un lugar que entre otras cosas acoge cada año la celebración de los Premios Príncipe de Asturias, galardón que le han otorgado a él en 1994. “Se trataba de un edificio frío y húmedo, donde los niños que allí vivián estaban tristes, sin ninguna esperanza porque en aquella época los huérfanos eran seres estigmatizados, que se reconocían por la calle por su vestido, por su corte de pelo y por sus ojos sin brillo y muchas veces eran señalados con el dedo”, rememora el “ángel de la muerte”.
En opinión del Padre Ángel, “cualquier persona con corazón y razón hubiera pensado que ese no era el mejor lugar para que los niños se hicieran hombres y mujeres de bien”. Este fue el motivo que les impulsó a sacarlos de allí, “para que vivieran en casas como los otros niños, fueran al colegio como los otros niños y que, como los demás, supieran que tenían un hogar al que pertenecían”, pero lo que no dice es que los niños y las niñas eran medio esclavizados en el trabajo de la extracción y venta de la arena, la fabricación y la venta de la lejía, o haciendo el payaso en el circo montado.
Al “angel de la muerte”, como buen páter de la organización de la Falange, también le gustaba organizar los típicos campamentos del nacionalcatolicismo.
El “ángel de la muerte” siempre fue muy permisivo a la hora de engordar las leyendas, gozando casi siempre de un enmascaramiento verdaderamente notable, poniendo mucho énfasis en presentar su infancia y juventud rodeado de mineros y comunistas y de la tremenda amistad que le unía con su paisano “Lito, el de La Rebollá”, histórico dirigente del comunismo asturiano.
El padre del “ángel de la muerte” no había sido minero de la cuenca del Caudal, sino trabajador siderúrgico en la Fábrica de Mieres, de ideología derechista, muy próximo a la Falange, lo cierto es que ninguna persecución política sufrió su familia y mal que bien tampoco pasaron mucha hambre en aquellos años de posguerra. Como familia de orden que era llevaron a Gelín al seminario con 12 años, y, curiosamente quien favoreció su ordenación sacerdotal fue el entonces obispo coadjutor de Oviedo, don Segundo García de la Sierra, un prelado tan conservador que, con el paso del tiempo y ya como arzobispo de Burgos, preconizó el No a la Constitución. Y fue ese prelado tan conservador, no su sucesor Tarancón, quien aceptó que dos jóvenes curas, él y Ángel Silva, hoy casado, después de cambiar su estado clerical por el estado laical, fundasen la Cruz de los Ángeles en Pola de Laviana, dedicada al auxilio de niños huérfanos.
El activista Lagarder Danciu irrumpió ayer en el acto de presentación de la novela ‘El camino de los refugiados’, de Irene López Alonso, que tuvo lugar en la librería La Pantera Rossa de Zaragoza, en el que participaban el padre Ángel -fundador y presidente de la ONG Mensajeros de la Paz-, Juan Carlos Monedero -politólogo, profesor universitario y fundador de Podemos- Eva Cortés y Eva Serós – las fundadoras de Al Cuadrado Solidario -, llamando «falangista» al conocido sacerdote.
Pero esa inclinación a lo social de aquel intrépido sacerdote tenía una clara inclinación falangista, no en vano el “ángel de la muerte” era el páter de la Organización Juvenil de la Falange española, una capellanía que nunca negó, pero, eso sí, siempre enmascarándola en sus hagiografías con su actividad en la Juventud Obrera Católica (JOC), aunque, por muchas investigaciones realizadas, la realidad es que no existe rastro alguno del personaje en aquellos años de ebullición, donde se formó en Asturias, al albur de la JOC, un clero contestatario, que tenía entre otras figuras señeras a José Manuel Fueyo, Pepe el comunista o el padre Pipo de El Entrego.
Llegó el 20 de noviembre de 1975 y el padre Ángel ni estaba con los curas contestatarios, ni tan siquiera había evolucionado como el padre Llanos, que de cura de Falange pasó a cura rojo y a vivir en el barrio de chabolas del Pozo del Tío Raimundo. Pero aquel cura de la Rebollá ya vivía en Madrid y empezaba a saber codearse con el poder.
Ana Botella no es Hillary -resulta evidente- y, aunque tampoco sea Evita, ni tenga descamisados en sentido estricto, sí plantea su pretendido papel personal y su presencia, cada vez más intensa, a través de las causas sociales, a cuyos protagonistas ha incorporado con armas y bagajes a la campaña electoral, aunque a algunos de ellos se entregue también fuera de ella. Por ejemplo, los ancianos de las residencias del padre Ángel, mentor de los Mensajeros de la Paz, organización en la que Botella ostenta la presidencia de honor, con la que colabora como voluntaria desde mucho antes de llegar a La Moncloa y de la que acaba de inaugurar nada menos que tres centros en una semana. ¿Un apretón de sensibilidad en plena época de elecciones? Contesta: “La verdad es que es el padre Ángel el que me pide inaugurar las residencias. Coincide con esta campaña, pero podría decir que al 85% o 90% de esas cosas habré ido siempre sin prensa”.
De esa manera, La Cruz de los Ángeles quedaría convertida en lo que es hoy la ONG de Mensajeros de la Paz, y como era tiempo de Suárez, el lugar que ocupaba Carmen Polo, lo pasó a ocupar Amparo Illana, miembro destacado del Opus Dei. Su proyecto se hacía cada vez más grande y necesitaba financiación. No le faltó el apoyo de UCD ni tampoco el del PSOE, coincidiendo sus grandes días con los grandes días de Felipe González, con el que mantuvo una gran amistad.
Ya con Aznar en La Moncloa, el “ángel de la muerte” siguió el mismo procedimiento que con las anteriores primeras damas y Ana Botella fue la presidenta del Consejo Rector de la Fundación Mensajeros de la Paz. Un Consejo Rector en el que se hallaban también como miembros José María Álvarez del Manzano, Fernández Tapias, Lalo Azcona o Aurelio Menéndez.
El sacerdote señala que sigue “confinado en casa” y que ha querido “encontrar un hueco” para escribir personalmente al vicepresidente segundo del Gobierno para contarle el trabajo que han realizado desde Mensajeros de la Paz durante el Estado de Alarma: “he pasado mucho tiempo de rodillas rezando y de pie ante muchos frentes abiertos en residencias, casas de mujeres maltratadas, en hogares de niños de Mensajeros de la Paz y repartiendo alimentos a familias con hijos sin recursos, arropando en lo posible a las personas sin hogar, llamándoles por teléfono o cargándoles el saldo de sus móviles”. El padre Ángel se muestra convencido de que, si ahora se está “empezando a ver la luz, tras este terremoto” es gracias al trabajo conjunto, finalizando la carta deseando la bendición de Pablo Iglesias: “Déjame decirte ¡que Dios te bendiga! y pedirte también que tú me bendigas a mí”.
Tras criticar la intervención española en la guerra de Irak rompería con Aznar para acercarse a Zapatero, y de ahí a Podemos de Pablo Iglesias, al que le enviaría una carta personal, en su calidad de vicepresidente segundo del gobierno, en la que el cura de la iglesia católica agradece con palabras de elogio la labor del Gobierno, pero sobre todo elogia la figura del líder de la organización morada: “Déjame decirte ¡que Dios te bendiga! y pedirte también que tú me bendigas a mí”. En la misma carta le dice estar “convencido de que, si ahora estamos empezando a ver la luz, es gracias a que hemos trabajado juntos”, para añadir a continuación que quiere “dar gracias a Dios” y “a personas como tú, que, con tu trabajo y esfuerzo, y el de tu equipo, ayudáis a conseguir que un mundo mejor sea posible”. Unas palabras que serían correspondidas por Pablo Iglesias confesando su “admiración” por el sacerdote: “Yo tengo muchas diferencias con el Papa, aunque ahora tenemos la suerte de tener uno distinto, pero el padre Ángel es un ejemplo de católicos que trabajan en una dirección que para nosotros es un ejemplo”.
Las palabras escritas en aquella carta enviada por el cura al entonces vicepresidente del gobierno para asuntos sociales, entre otras cuestiones, conmovieron de tal manera al político podemita que, ipso facto anunció un paquete de medidas para “dar cobijo a los sin techo”, prometiendo la entrega de cientos de millones de euros a las CCAA para “dar de comer a los niños y niñas en situación de vulnerabilidad”, pero, lo cierto es que, pasado el tiempo, aún no ha hecho públicos los datos de cuáles han sido sus logros, y que las fuentes oficiales de su Ministerio se escudan que los gobiernos regionales no los entregan. Así y todo, el “cura de la muerte” filopodemita seguirá “rezando las 24 horas con oraciones y responsos por muchas personas, por todos los que trabajáis y por los muchos que se han ido”.
Ángel García Rodríguez, el Padre Ángel, nació el 11 de marzo de 1937 en el barrio mierense de La Rebollá. Estudió en el seminario de Oviedo, donde se ordenó sacerdote en 1961. Un año después fundó, junto al también sacerdote Ángel Silva (ambos en la foto), la Asociación Cruz de los Ángeles, donde acogían en hogares a niños abandonados. En 1972 se trasladó a Madrid para crear una Asociación de ámbito nacional, Mensajeros de la Paz, que con el paso del tiempo se ha extendido por muchos países de todo el mundo.
Aunque los estatutos de la ONG declaren su aconfesionalidad y ausencia de ánimo de lucro; sin embargo, Mensajeros de la Paz supera todos los años la cifra de 5.000 millones de euros. De acuerdo con la memoria del año 2020 a la vista, en la misma figuran unos ingresos de 5.476.712 euros, de los cuales el 43% figuran como donaciones, el 30% de subvenciones de las administraciones públicas, 4% de donaciones especiales, y el 23% como ingresos por prestaciones, siendo los gastos de 5.173.905 euros, de los cuales el 94% se producen en España y el 6% en otros países. La ONG Mensajeros de la Paz gestiona en España 105 residencias de ancianos, con una plantilla de 1.000 trabajadores y 300 voluntarios en España, para atender a 24.000 beneficiarios directos en España, 9.200 en campañas especiales y 18.000 beneficiarios en distintas partes del mundo, siendo el “ángel de la muerte” quien lleva el timón del barco multimillonario, cuyos negocios penetran en la Cooperación Internacional, en programas públicos para la infancia, jóvenes, mujeres y pensionistas, Teléfono Dorado, atención residencial, programas educativos – privados y concertados -, programas preventivos, socio-sanitarios y una gran nómina de beneficiosas firmas,
Este entramado del excura de La Rebollá de Mieres, cuenta para sus labores con el apoyo económico y político de los gobiernos, especialmente del PP, como pago en “especias” de sus apoyos electorales, no en vano, durante las campañas electorales, el “ángel de la muerte” remite cartas a sus afiliados y personas acogidas en las residencias de ancianos que él regenta con dinero procedente de los Presupuestos Generales del Estado, diciéndoles en una de las cartas enviadas que elija lo que usted considere mejor, pero hágalo pensando en Dios Nuestro Señor y en quien vele por nuestra fe cristiana como el Partido Popular del Señor Don José María Aznar López.
Pero al cerrarle la puerta a la verdad, la realidad se cuela por la ventana, enseñándonos algunos detalles sin importancia: El beneficio medio anual que obtiene esta ONG “sin ánimo de lucro”, supera todos los años la cantidad de 500 millones de euros, una cantidad libre de impuestos, y entre sus afiliados hay toda una pléyade de falangistas, exmilitantes de Fuerza Nueva, viejos activos de la Guardia de Franco, exmilitantes cachorros fascistas que fueron procesados por sus hazañas heroicas, guerrilleros de Cristo Rey, policías de la Brigada Político-Social (BPS), somatenes, nostálgicos franquistas y, sobre todo, un gran número de miembros pertenecientes a la organización criminal del Opus Dei, hasta celebrar cada año los aniversarios de la muerte de Franco; de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange; de Luis Carrero Blanco, su admirado protector; y por supuesto, del beato José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei y santo devoto del “ángel de la muerte”.
Pero esa inclinación a lo social de aquel intrépido sacerdote tenía una clara inclinación falangista, no en vano era el propio padre el páter de la Organización Juvenil Asturiana de la Falange. Nunca negó aquella capellanía, pero la enmascara con su actividad en la Juventud Obrera Católica. Uno de los grandes amigos del padre Ángel fue monseñor Guerra Campos, obispo auxiliar de Madrid, procurador en Cortes y uno de los prelados más cercanos a Franco. Fue precisamente gracias a esta amistad que el padre Ángel contactó con doña Ramona, esposa del ministro Alonso Vega y desde ahí se le abrieron las puertas de El Pardo, acercándose primeramente a doña Carmen Polo, con su asociación de huérfanos y sus vínculos astures. Y de ahí a una audiencia con Franco, de la que relata el padre Ángel que el Caudillo se puso a llorar. Pero como aquello quedaba muy franquista y humanizaba al Generalísimo, el sacerdote se empeñó en contar la historia consistente en que Franco solo les hizo un donativo de 3.000 pesetas, que al clérigo le pareció cifra tan miserable, que desde entonces las expone en su despacho.
Las millonarias cuentas corrientes de Mensajeros de la Paz, la ONG sin ánimo de lucro, no aguantan las más clementes auditorías; el negocio de Dios, como le llama el “ángel de la muerte”, tiene tantas ramificaciones que, para Hacienda y sus inspectores, la gestión resulta muy opaca, hasta el extremo de que, cuando trataron de incoar expediente a Mensajeros de la Paz siempre lo impiden o lo “tapan” desde arriba.
Los ingresos ilegales de esta ONG son mil veces superiores a las cantidades declaradas; y sus recursos legales, uno de los más altos. Mensajeros de la Paz recibe de la Agencia de Cooperación mucho más dinero que el que declaran oficialmente; sumando a las subvenciones legales y partidas de ayuntamientos, comunidades autónomas, grandes bancos, cajas de ahorro, ministerios, multinacionales y grandes empresa, la cantidad administrada por el “ángel de la muerte” resulta casi imposible de calcular, al margen de que una de las entradas, en partidas millonarias sin declarar, proceden de los Fondos Reservados del Estado.
El patrimonio inmobiliario de esos Mensajeros de la Paz supera hoy los cuatrocientos edificios, cedidos por ayuntamientos, instituciones públicas; como también de algunos albaceatos que apodera el Padre Ángel, legados testamentarios, donaciones pías y hasta de préstamos a fondo perdido.
Entre sus bienhechores nunca podría faltar la Casa Real, con los apoyos del rey, la reina, príncipe, infantas-princesas y respectivos consortes. Tampoco Felipe González, Manuel Chaves y José Bono; por exótico, reseñaremos el apoyo recibido de Mijail Gorbachov, logrando también engatusar a la mismísima UNESCO. Entre las firmas más destacadas que apoyan el negocio de Ana Botella y del Padre Ángel, están las cuestionadas multinacionales McDonald’s y Disneyland; como Telefónica, que regala íntegramente el Teléfono Dorado para consultas permanentes; Iberia, que resuelve los viajes píos a Roma, Lourdes y Fátima; Airtel y, cómo no, Radio Televisión Española (RTVE), que retrasmite en directo actos públicos organizados por Ana Botella y el “ángel de la muerte”, como la lectura ininterrumpida de la Biblia, del lunes al jueves durante la Semana Santa, que se puede seguir por teléfono, televisión en directo, videoconferencia e internet.
Entre las actividades educativas organizadas por el Padre Ángel, destaca el Día de los Abuelos, celebrado en los jardines de su complejo residencial, los belenes fantásticos de cada Navidad, las citas programadas con famosos, concurso de disfraces y bailes, comidas fraternales con paellas gigantes y un extenso repertorio educacional que patrocinan sociedades multinacionales, grandes bancos, entidades financieras e instituciones públicas, hasta el extremo de que se puede concluir que el patrimonio personal de “este ángel de la muerte” resulta incalculable; tan creíble como su nepotismo; familiares suyos trabajan con él y aunque es él quien rige todos sus negocios, con Mensajeros de la Paz a la cabeza, sus allegados gestionan los trabajos, la contabilidad y labores invisibles, como hace Nieves Tírez Jiménez, bracito derecho le dicen, que es, además, la secretaria personal del avispado cura sin ánimo de lucro.
La labor del Padre Ángel ha sido galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, y otras muchas condecoraciones nacionales y extranjeras. También es director de la Revista “Claro Oscuro”, Capellán Mozárabe de Toledo y Capellán Magistral de la Orden de Malta, Caballero de la Orden Constantiniana de Jerusalén, Miembro de Mérito de la Fundación Carlos III e Hijo Predilecto de Oviedo Y Medalla al Mérito del Trabajo.
En la nómina de colaboradores de Mensajeros de la Paz, está Rodrigo Rato, vicepresidente del Gobierno; Eduardo Zaplana, presidente de la Comunidad de Valencia y ministro del PP, Camilo Lorenzo, obispo de Astorga; para rizar el rizo, figura el cardenal Pio Laghi, nuncio papal en Argentina durante la dictadura militar de Videla, al que calificó de cruzado de Dios, haciendo que fuese bajo palio en varias misas celebradas por él; asimismo, bendijo su acción política, pues lo hace para gloria del Señor Jesucristo, como denunciaron Madres de Plaza de Mayo. La lista es tan extensa que es difícil pormenorizarla. Con el botón de muestra parece suficiente.
Este “ángel de la muerte” también tiene muy buenas relaciones con la nobleza y los dirigentes políticos. Él mismo declaraba que no puedo decir que sea aconfesional o apolítico; nosotros no le preguntamos a la gente de qué religión es, pero tampoco le decimos que no sea católica. Nosotros somos del Gobierno español, esté quien esté. En Méjico o allá donde tengamos un proyecto, lo mismo de los mismo.
El negocio de Mensajeros de la Paz es un saco sin fondo, cuyas cuentas millonarias benefician a unos y otras. Pero aquel vivero del PP también tiene los pies de barro. Las vinculaciones de Mensajeros de la Paz con la Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA) que fundara en su día la Carmen Alvear, con la Iglesia católica, sobre todo con su cúpula, son verdades axiomáticas; es decir, que no es necesario demostrarse.
Como la estrategia de la araña, el Gobierno Partido Popular (PP) que preside José María Aznar, utiliza cualquier resquicio que puede para introducirse en sectores susceptibles de captar votos cara a las convocatorias electorales, aprovechándose de grupos franquistas desechados, Organizaciones No Gubernamentales (ONG), asociaciones o plataformas ultraderechistas, recicladas en demócratas de toda la vida; también, al mismo tiempo, el PP usa estas organizaciones sin ánimo de lucro de negocios y pagar en ‘especias’ todos los imprescindibles apoyos electorales y políticos.