Como viene siendo norma en el habitual victimismo previo a cada clásico Barsa-Madrid, el vicepresidente del Barcelona Jorge Cardoner, aprovechaba la semana del último partido de la copa del Rey, el 5 de marzo de 2023, después del baile, con baño incluido, a que se vio sometido el equipo de los culers a manos del equipo merengue, privándole de jugar la final en La Cartuja sevillana, para volver a caer en el manido y podrido discurso llorón escudado en las supuestas ayudas que Franco hizo durante su dictadura al Real Madrid.
Resultando más que cansinos, y más allá de que atribuir al caudillo las Copas de Europa del Real Madrid es concederle una influencia en política internacional que cualquier historiador desmontaría en 10 segundos, el mensaje victimista de los culers, por mucho que quieran repetirlo desde la Ciudad Condal, no tiene ningún argumento consistente, aunque sirva para tratar de oculta muchas de las verdades en las que Franco ayudó al Barcelona.
Remontándonos a los tiempos de la Segunda República de España, el Barsa era un equipo en total bancarrota, tanto económica como deportivamente, hasta el punto de que entre los años de 1931 a 1936 el equipo de lo culers no fue capaz de conseguir ningún título de Liga, mientras que el Real Madrid se alzaba en ese mismo periodo con dos campeonatos y dos Copas de España.
Sería la llegada de Franco al poder quien pondría fin a los males internos que se estaban produciendo en el club azulgrana, además de desmantelar a un Real Madrid cuya gran mayoría de jugadores acabó en el exilio al ser perseguidos por el franquismo que nunca perdonó al equipo merengue haber sido el equipo de la II República española.
Durante la guerra, el estadio del Chamartín había sido escenario de diversos espectáculos deportivos, entre ellos, algún partido del llamado Batallón Deportivo, compuesto en su mayoría por jugadores madridistas, que enrolados en las milicias jugaban partidos para recaudar fondos con destino a las familias que tenían a sus padres, maridos o hermanos en el frente de batalla.
“Viva la URSS” durante una concentración deportiva-militar en el campo de Chamartín en 1937, con la bandera republicana presidiendo el acontecimiento.
Pero, también sería usado para la celebración de festivales deportivo-militares, promovidos por el Frente Popular, hasta mediados de 1938 cuando el estadio de Chamartín dejaría de tener este tipo de usos.
Habiendo llegado al mes de abril de 1939, los dirigentes madridistas de la última directiva, junto a expresidentes o socios históricos de la entidad, se reunieron para hacer un balance del estado en que había quedado el club, siendo lo peor el estado en que se encontraba el terreno de juego que prácticamente era tierra — el terreno había sido usado como huertos para el cultivo de patatas y otras especies hortícolas – y las gradas, donde los asientos habían desaparecido, pues al estar compuestas de sillas de madera, estas habían sido sustraídas para alimentar las hogueras y cocinas de las viviendas.
Nota oficial de la incautación del Madrid F.C. (Diario SOL)
La verdad es que, volviendo al victimismo de los culers, las actuaciones de la dictadura franquista ayudarían de tal manera al Barcelona, que a partir del 1939 ganaría cinco Ligas y cuatro Copas hasta que Di Stéfano llegó a Madrid para cambiar la historia del club merengue.
La historia y las estadísticas demuestran que el FC Barcelona tuvo mayores éxitos que el Real Madrid durante buena parte de la vigencia del franquismo en España. El Real Madrid venía de dominar durante la Segunda República, ya que entre 1931 y 1936 el conjunto azulgrana no logró ningún título, alcanzando el equipo merengue dos entorchados ligueros entre otros reconocimientos como las Copas de la República.
No obstante, el FC Barcelona ha pasado a la historia como el club que más Copas del Generalísimo ganó junto al Athletic de Bilbao, al terminar la existencia de esta competición con nueve títulos cada uno, siendo 1942 el año en el que los azulgranas estrenaron esta sección de su sala de trofeos.
Una de las finales de la Copa del Generalísimo entre el Barcelona FC y el Athletic de Bilbao.
Sin embargo, lo más alucinante de ese habitual victimismo fue la comparecencia del todavía presidente de los culers, Juan Laporta, quien en su rueda de prensa sobre el “caso Negreira” el pasado 17 de abril de 2023, acusaba al Real Madrid de ser el equipo del «régimen». Unas palabras que han vuelto a revivir la polémica sobre si merengues o culers fueron ayudados por Franco.
De esta manera, el FC Barcelona rompía su silencio este lunes por boca de su presidente para hablar sobre el “caso Negreira” en relación a los más de siete millones y medio de euros que el equipo catalán pagó al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira, reflexiones que, desde mi punto de vista, no han valido sino para dejar mucho más debilitada la ya más que deteriorada imagen de la entidad azulgrana ante el mundo futbolístico, pero, como en otros temas de mi serie, el “BARCAGATE” y el “VILLARATO” serán motivos para ocupar algunos capítulos de la serie de un manera monográfica. Un ataque claro y directo que ha provocado que salga de nuevo a la luz el viejo debate que siempre genera demasiado ruido.
Después de 15 años desde la llegada de Franco, el RM gana su primera Liga desde la Segunda República. El palmarés liguero después de 15 años de dictadura es el siguiente: El FC Barcelona 5 títulos, el Atlético de Madrid 4 y el Real Madrid 1.
La experiencia nos hace ver que desde la Ciudad Condal siempre se ha señalado al equipo merengue como el equipo favorito del dictador Franco. Pero, la historia y recopilaciones de todo tipo de fuentes primarias, secundarias y mixtas nos demuestran muy claramente que el club favorecido por el franquismo fue el FC Barcelona. Una respuesta contundente del Real Madrid respondiendo a la rueda de prensa del presidente Laporta, acusa a los culers de ser un club ayudado por el Generalísimo, recordándole las tres recalificaciones, sobre todo la del viejo estadio de Les Corts, que cancelaron la deuda del club, además de las condecoraciones otorgadas a Franco. Algo que los azulgranas niegan, indicando que fueron concedidas por presión, así como recuerdan la diferencia de títulos de ambos equipos en la dictadura. Lo que está claro es que “dato mata relato”, y en ello nos seguiremos moviendo para la elaboración de esta serie de mi blog “El Blog de Antón Saavedra”.
Es decir, mientras el Barça ha venido utilizando históricamente la figura del dictador Franco para atacar al Real Madrid, el conjunto azulgrana ha pretendido que pasajes como los protagonizados por Francisco Miró-Sans o Enrique Llaudet pasaran desapercibidos. Dos expresidentes del Barcelona CF que, perteneciendo a Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, como se ha demostrado documentalmente en el capítulo uno de la serie y ahora con Llaudet, jugaron un papel fundamental con su jefe, Francisco FRANCO Bahamonde, en la salvación del club catalán, donde, y por si no fuera suficiente, hasta el lema que luce el Camp Nou, el famoso “Més que un club”, tiene su origen en un discurso del franquista Narciso de Carreras durante su toma de posesión como presidente. «Mes que un club» (en castellano «Mas que un club») es el lema principal y más representativo del Fútbol Club Barcelona a lo largo de su historia, que expresa la pretensión de trascender su condición de club de fútbol para ser la institución deportiva más representativa de Cataluña y uno de sus mejores embajadores. Asimismo, se postula como un firme defensor de los derechos y las libertades democráticas.
La actual no es la primera vez que el Barça se encuentra perseguido por una grave crisis económica. De hecho, seguramente su momento más crítico lo vivió en el año 1965, cuando estuvo a punto de caer en bancarrota, pero es ahí cuando apareció la mano del “salvador de la Patria”, Francisco FRANCO, para dar forma a un rescate que permitió al club resurgir de sus cenizas, autorizando, para ello, una serie de recalificaciones que permitieron al equipo de los culers sostenerse económicamente.
El presidente del Barsa y falangista Enrique Llaudet, sonríe con el talón bancario en sus manos que sirvió para saldar la deuda millonaria del Fútbol Club Barcelona.
Tras este movimiento, el Barsa obtuvo en el plazo de tres años unos 450 millones de pesetas. Solo un tiempo después, ya en la década de los 70, el Consejo Nacional de Deportes volvió a conceder otro enorme favor al Barça: 45 millones de pesetas a fondo perdido para que el club catalán pudiera construir el Palau Blaugrana y el Palacio de Hielo.
No obstante, es obligatorio dejar muy clara constancia sobre la historia de las recalificaciones, la cual consta de varios capítulos. La primera sería en 1951 que fue la que permitió el inicio de la construcción del Camp Nou. Una segunda recalificación para dar un gran empujón a las tareas de la faraónica obra, que se estancaban en el tiempo sin atisbo alguno de poder pagarla, salvo con el recurso nuevamente del “salvador FRANCO”, de la que resultaría nombrado el dictador como presidente de honor del comité de inauguración del nuevo estadio, acto que se celebró en 1957.
Pese a la respuesta favorable del Gobierno Civil de Cataluña, como quiera que surgieron determinados recursos interpuestos por entidades de diversa índole, hecho que motivó que el tema pasara a más altas instancias, a pesar de que el 25 de febrero de 1965 la Dirección General de Urbanismo diese por válido el cambio de la calificación de los terrenos.
Fue entonces cuando el directivo del Barsa, Juan Gich, más tarde Delegado Nacional de Deportes, recurrió a su entrañable amistad con Torcuato Fernández Miranda, de tal manera que con fecha 13 de agosto de 1965 se consiguiera el visto bueno de todo este asunto en el Consejo de Ministros que, bajo la presidencia de FRANCO, tuvo lugar en el Palacio de Meirás, tal y como figura en el Boletín Oficial del Estado número 228, fechado el 23 de setiembre de 1965, de 14 de agosto, por el que se aprueba el cambio de uso de una zona verde del Plan Parcial de Ordenación de la Zona Norte de la Avenida del Generalísimo Franco, entre las plazas de Calvo Sotelo y del Papa Pío XII, de Barcelona, figurando al pie del mismo las firmas de Sánchez Arjona, ministro de la Vivienda, y de Francisco FRANCO.
Tras el “pelotazo”, nunca mejor dicho, el asturiano Torcuato Fernández Miranda y Hevia, ministro-secretario general del Movimiento, presidente de las Cortes Españolas (1975-77) y presidente del Gobierno de España en funciones (1973), sería nombrado socio de honor del club azulgrana, y pasados treinta y tres días se acordaba la venta del campo de Las Corts con José Sabata Anfruns por un total de 205 millones de pesetas, pero lo sucedido después pertenece a otra historia.
La Iglesia, la Falange y el Municipio encabezando los actos inaugurativos del Nou Camp, el 24 de setiembre de 1957.
Así las cosas, el club F.C. Barcelona, que un día de 1899 fundara Juan Gamber, adoptando los colores azul y grana de su camiseta del cantón suizo de donde él era originario, se procedía a la inauguración del Nou Camp, el 24 de septiembre de 1957, en presencia de autoridades como el arzobispo de Barcelona, Gregorio Modrego, el ministro-secretario general del Movimiento, José Solís, el gobernador civil de Barcelona, Felipe Acedo Colunga, y el alcalde de la ciudad, José María de Porcioles, entre otros jerifaltes del “régimen”, organizándose una serie de actos conmemorativos y un partido de fútbol amistoso entre el Barcelona y Legia de Varsovia, que concluyó con victoria del conjunto local por 4-2, siendo el autor del primer gol del partido y, por tanto, el primer gol en la historia del Camp Nou, el barcelonista de Paraguay, Eulogio Martínez.
El primer partido oficial que acogió el estadio tuvo lugar el 6 de octubre de 1957 y enfrentó al Barcelona y al Jaén, en partido correspondiente a la cuarta jornada del Campeonato Nacional de Liga 1957/58. El resultado fue de 6–1 a favor de los locales, con goles de Villaverde (que en el minuto 3 marcó el primer gol en la historia del Camp Nou en partido oficial), Tejada, Ladislao Kubala y tres de Eulogio Martínez.
Como se puede observar, el Generalísimo no pudo estar en la inauguración oficial del Nou Camp, debido a sus muchas ocupaciones, seguro que todavía pensando en seguir ordenando el fusilamiento de personas, pero habría que esperar a la fecha del 10 de octubre de 1957, cuando Franco visitó el nuevo Camp Nou, donde fue ovacionado por el estadio puesto en pie, con ocasión del partido jugado entre el Barsa y el Sevilla que ganaron los culers por tres a uno.
Parece que en el Museo del Barça estas fotos de la portada de La Vanguardia han desaparecido. Seguro que lo achacaran a alguno de los bombardeos realizados por Cid Campeador, porque estos historiadores de “a tanto la línea” son capaces de eso y de más…
Fechas atrás de su visita al Nou Camp, la directiva de los culers le había entregada a Franco la medalla de oro del Palau Blaugrana en agradecimiento por la construcción de los dos edificios. El pabellón fue inaugurado en un acto que se desarrolló bajo la presidencia del vicesecretario del Movimiento Nacional, exdelegado nacional de los Sindicatos Verticales, vicesecretario general de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, y procurador en las Cortes franquistas, el falangista de la Guardia de Franco, Manuel Valdés Larrañaga.
Pero, hablando de las condecoraciones otorgadas por el F.C. BARCELONA al dictador FRANCO, empezaremos el relato refiriéndonos a la asamblea de compromisarios en el año 2019, con José María Bertomeu como presidente del club blaugrana, donde los socios compromisarios decidieron por amplísima mayoría de 671 votos a favor, dos en contra y siete en blanco retirarle las condecoraciones que habían entregado a Francisco Franco años atrás.
Es decir, tuvieron que pasar exactamente 16.392 días después de la muerte de Francisco Franco Bahamonde, o sea 2.342 semanas, 539 meses, 45 años después de la muerte del dictador, para que la asamblea de los culers decidiera retirarle al generalísimo las distinciones otorgadas en su día: en 1951, una insignia de oro en el transcurso de la final de Copa del Generalísimo contra la Real Sociedad; en 1971, la insignia de oro por la inauguración del Palau Blaugrana; y, en 1974, otra insignia de oro y brillantes por las bodas de platino del club catalán.
Decía Alfonso de Ercilla y Zúñiga que «el miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente», de modo que el Barcelona ha tardado cerca de medio siglo en derrotar sus miedos y, al fin, ha sido valiente 539 meses después, que se dice pronto. El Fútbol Club Barcelona hizo algo que, sin embargo, no ha hecho todavía el Real Madrid, aunque en el caso del club merengue va a ser muy difícil, por la simple y sencilla razón de que nunca, mal que le pese a nadie, el Real Madrid CONDECORÓ al dictador. ¡¡¡ Hay que ser muy valientes y echarle muchos cojones a la cosa esperar 45 años para quitarle las condecoraciones mientras la momia del dictador permanecía bajo una losa de muchas toneladas de piedra en el Valle de Cuelgamuros!!!
Su excelencia el jefe del Estado, Generalísimo Franco, recibió ayer en audiencia civil al Consejo directivo del Club de Fútbol Barcelona, presidido por don Enrique Llaudet y acompañado del delegado nacional de Educación Física y Deportes, don José Antonio Elola Olaso, y el representante de dicho organismo en Cataluña, don Juan Antonio Samaranch. En esta ocasión fue para ofrecer al Caudillo un esmalte de la Santa Cena, obra del artista Fort. Los directivos del Barcelona, una vez más, presentaron sus respetos al jefe del Estado a la vez que le reiteraron su adhesión (LA VANGUARDIA, 12 de abril de 1962)
La historia del Barça y el dictador tuvo su primer capítulo en el año 1951. El presidente de los blaugranas por entonces, Agustí Montal Galobart, le entregó al Caudillo una insignia de oro el 27 de mayo de 1951. El mandamás del club se quitó su propia insignia para colocársela a Franco después de ganar la Copa del Generalísimo ese mismo día, imponiéndose por 3-0 a la Real Sociedad en la final.
La segunda ocasión se produjo en 1971, concretamente el 13 de octubre, en una visita de la junta directiva del Barcelona al palacio del Pardo junto al jugador José Samitier. Con Agustí Montal Costa a la cabeza, el club le entregó una medalla de oro a Franco como agradecimiento al dictador por su colaboración en la construcción del nuevo pabellón polideportivo del equipo, el Palau Blaugrana.
Agustin Montal Costa entre la medalla de oro y platino del Fútbol Club Barcelona al Generalísimo Franco en sus aposentos de la madriguera del Palacio del Pardo, el 27 de febrero de 1974.
La tercera y última fue en el año 1974, siendo aún Agustí Montal Costa el presidente del Barça. Esta se entregó debido a que la asamblea votó a favor de que se le fuera otorgara la medalla de oro a la Peña Blaugrana de Manresa, pero el propio presidente afirmó que esta debía ser para el Caudillo debido a «la norma no escrita que implicaba que las distinciones de nueva creación siempre se tenían que otorgar por primera vez a Francisco Franco». Por este motivo, el 27 de febrero de 1974 la junta directiva blaugrana regresó al palacio del Pardo para condecorar a general.
Ha quedado muy claro que, en aquella época, tal y como queda “matado el relato culers por medio del dato” en este segundo capítulo de mi serie, las relaciones entre la entidad blaugrana y el Generalísimo eran más que cordiales, hasta tal punto que el Real Madrid era el que más discrepancias mantenía con el dictador por su afinidad republicana tal y como llegó a manifestar el expresidente del Congreso de los Diputados, el jurista y catedrático, Gregorio Peces-Barba, en un documental: «El Madrid estuvo a punto de ser disuelto por Franco porque había quitado el Real durante la República y había tenido conexiones con partidos progresistas durante aquella época. Tuvieron que nombrar al general Meléndez presidente para salvarles de la disolución. Una vez más, el Barcelona tiene una buena política de imagen y se inventa las historias muy bien inventadas».
Y es que, durante aquellos años, el NODO y la televisión del dictador, presumía de los éxitos del Barça en la Copa del Generalísimo.
ANTON SAAVEDRA